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EL INEVITABLE HOMBRE BLANCO

Segundo relato de los mares del sur. En esta ocasión se trata de una conversación entre dos marinos en una taberna de Apia. Uno de ellos contará la historia de un hombre que solo tenía una buena cualidad: era buen tirador con el rifle.

¡Tiene un título estupendo! A ver qué tal.

La narración tiene la forma de esas conversaciones de taberna en la que se cuentan historias tan extraordinarias como poco creíbles . Uno tiene que aceptar estos relatos de marinero como si fuera cierto todo lo que se cuenta, si no quiere correr el riesgo de que la charla acabe en una buena discusión o peor todavía, en una pelea. El episodio que cuenta el capitán Woodward en la taberna de Charley Roberts sobre aquel hombrecillo que conoció en una de las Islas Solomon tiene toda la pinta de ser una invención suya para mantener la atención del tabernero. O mejor todavía, se trata de una "historia basada en hechos reales" pero repleta de licencias y exageraciones para ilustrar el tema sobre el que están hablando. (La parte en la que e capitán cuenta como Saxtorp acaba con decenas de enemigos, subido en lo alto, sin fallar un solo tiro y el panorama que deja tras la refriega, con un montón de muertos y quejumbrosos malheridos, me ha recordado la escena de Kill Bill en la que Uma Thurman se carga ella solita a los 88 maniacos). La conversación entre los dos hombres gira sobre los indígenas y los occidentales. El tabernero adopta una posición comprensiva y respetuosa hacia los indígenas. El capitán, por su parte, defiende una especie de fatalidad por la que todo se resume en matar o morir. Para mí esa es la principal idea del relato y lo que me parece que el autor quiere transmitir. No hay nada que pueda impedir que los occidentales lleguen hasta los puntos más remotos de la tierra para obtener lo que se proponen, y a los indígenas no les queda más remedio que colaborar, por las buenas o por las malas. Una idea parecida se expresa en el anterior relato que hemos leído, el de Koolau, cuando el protagonista piensa:

Era imposible resistirse a la terrible voluntad de los haoles. Aunque matara a mil de ellos, se levantarían tantos como las arenas del mar y se lanzarían sobre él cada vez en mayor número.

De ahí "la inevitabilidad del hombre blanco". A mi me gusta más cambiar el término "inevitable" (traducción casi obligada de la palabra que se escribe igual en inglés) por el de "implacable", en alguna de las frases queda mejor y suena mucho más contundente a la hora de expresar esa defensa baldía de su estilo de vida por parte de los indígenas. Para el capitán Woodward "La misión del hombre blanco es colonizar el mundo". A los indígenas solo les queda aceptar las baratijas de los blancos o emprender una guerra que van a perder sin remisión.

Una vez leído el cuento, el título me parece MARAVILLOSO. Esa inevitabilidad del hombre blanco para el resto de razas es uno de los miedos más grandes que ha sufrido la humanidad. Imaginaos, el hombre blanco avanza, cada vez es más numeroso, está mejor preparado, no ceja en sus intento... y a tu tribu no le queda más que sufrir hasta el final. Muchos indígenas americanos se suicidaban, o mataban a sus hijos para evitarles el sufrimiento de ser invadidos bajo esa presión de no tener escapatoria alguna, o, como mínimo, se veían invadidos por la llamada "desgana vital". Chinua Achebe describe muy bien esa sensación de cataclismo producido por el hombre blanco, en esa novela tan magníficamente titulada Todo se desmorona.

El estilo de London es, como siempre, directo y crudo, sin artificios.