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MUERTE DE UN SEMIDIÓS
Fernando Quiñones

Inauguramos este mes de junio con mi gran apuesta personal para el Miniclub: que conozcamos una muestra selecta de la narrativa breve de Fernando Quiñones (Chiclana de la Frontera, 1930 - Cádiz, 1988). He preferido ordenarlos cronológicamente, para que podamos ir observando la evolución del estilo, temas, personajes, etc, que es notable y muy personal.

Este primer relato data del año 1958 y forma parte de una recopilación titulada Cinco historias del vino, que fue galardonada con el primer premio de prosa en las Fiestas de la Vendimia de Jerez de 1960. Efectivamente la prosa utilizada por Quiñones en este relato es bellísima, ya lo veréis. Y para aquellos que geográfica o culturalmente os puedan resultar un poquito lejanos el ambiente, el vocabulario o los tipos que aparecen en este relato, incluyo unas pequeñas aclaraciones:

"Botas": En el marco de Jerez, se llama "bota" al barril o tonel de 500 litros fabricado en roble americano, que se usa para madurar el vino. Como explica la periodista Fátima Ruiz de Lassaletta, "Nuestras botas, de unos 500 litros de buen vino de capacidad —cuántos cientos de botellas de alegría a compartir…— son un precioso elemento, tanto estético como funcional, que nuestros bodegueros idearon y nuestros toneleros ejecutaron para la perfecta crianza y envejecimiento de nuestros caldos. Se almacenan fácilmente unas sobre otras hasta en hasta cuatro alturas, y a las calles de las naves bodegueras, donde reposan por años y décadas, se les da la medida monumental para que ubiquen montadas dos filas enfrentadas, con un pasillo entre ambas con la distancia suficiente para que quepa a su vez una bota de pie, en espera de ser colocada y una bota al ruedo o al paso. El roble del que se labran las duelas que la forman permite la porosidad adecuada para la oxigenación de su contenido y la conveniente ósmosis.

A la bota los ingleses la llaman muy parecido: butt. Mientras que los americanos les llaman: barrel —por ello el título de El barril de Amontillado, de Edgar Alan Poe— y los franceses y belgas, suizos y canadienses francófonos: fût, sin pronunciar la t. En todo caso, lo que aprecian más es su contenido, que en su buena costumbre de tomar el aperitivo y la copa de sobremesa les viene al dedillo la extensa gama de nuestros generosos secos y de nuestros ricos dulces, respectivamente."

Los ratones:Efectivamente los ratones que frecuentan las bodegas de Jerez acaban por aficionarse al sabor del vino dulce, y no sólo porque les ofrezcan, como hace Matías, pedazos de pan empapados en vino, sino por su propia iniciativa. En la bodega de González Byass siempre hay un catavino (copa pequeña) preparado para ellos, con una pequeña escalera para que puedan acceder. Y aunque hay que tener mucha suerte para ver en directo a alguno bebiendo, allí hay expuestas fotografías que inmortalizan el momento:


Bienteveo: Para luchar contra los robos de la uva de la vendimia, se instalaban en las viñas del Marco de Jerez unos puestos de vigilancia que se denominaban "bienteveo”. Eran pequeñas chozas construidas en alto, las cuales tenían un “viñaero” que era el encargado de vigilar la viña. Se colocaban en agosto y septiembre, cuando la uva empezaba a madurar, y se mantenían hasta que terminaba la vendimia. Estaban realizadas con esparto y cañas:


¡Espero que os guste! Como siempre, los comentarios a partir de hoy, viernes 2 de junio, aquí, en este hilo

Pensé que tocaba la rosa y el viento y era el que me disponía a leer ahora. ¡Menos mal que he entrado al foro!

Muy interesantes los datos, Sue.

Gracias por la detallada información, Sue

Espero poder empezar hoy con este autor.

Muy buen, y curioso, relato, donde como en las antiguas mitologías un hombre acaba transformado, en este caso en la materia con la que había trabajado sesenta y cinco años, y que formaba ya parte de su cuerpo.

Me ha gustado cómo el autor cuenta la transformación. El desapego del resto de cosas materiales y espirituales, la mujer desaparece, al igual que el hijo y el nieto, hacer el trayecto de casa a ka bodega cada vez es más arduo y solo en la bodega está bien, sentado en su trono casi es como una bota más, apenas habla ni se relaciona con nadie, le cuentan sobre los toros pero él ya no presta atención, hasta que un suceso fortuito confirma la transformación.

El título del cuento confirma la similitud con los antiguos mitos de transformación y de ahí esa consideración de semidiós.

Muy interesante, espero que continúe así.

Sí, yo también pienso como jilguero que la idea es tan interesante que le podía haber sacado muchísimo jugo.

Lo mejor de todo el relato es eso, la idea, es muy, muy original.

Me alegro de que os esté gustando

No recuerdo ahora mismo si he leído con anterioridad a Fernando Quiñones, pero por la forma de escribir diría que sí, aunque no recuerdo qué obra

Este cuento me ha traído recuerdos antiguos a la memoria: esa retrato de Matías y de la bodega, me ha evocado, salvando las distancias, a cosas de mi infancia: gente callada y sabia; mundos desaparecidos por la tecnología; costumbres ancestrales que ya no existen... Eso es lo que he recordado.

El escritor parece conocer muy bien el terreno que pisa. Su estilo y vocabulario está plenamente integrado con la historia y los personajes.

Me ha encantado el título tan significativo con el final de la historia. No podía tener otro final una figura como Matías: él no era un hombre corriente y tampoco puede serlo su muerte. Esa simbiosis entre vida y muerte me ha parecido perecta.

Con vuestros elogiosos comentarios de este escritor, creo que no me va a quedar más remedio de ponerme con él. Al menos, lo intentaré con aquellas ediciones que se encuentran en el catálogo de la biblioteca como un acercamiento,

Gracias,

Aben

Ya sabemos que cada cual busca y encuentra una cosa distinta en la lectura, pero creo que este autor no te defraudaría. Tiene el sabor de las cosas de siempre y pienso que eso podría gustarte.

magali escribió:Aben

Ya sabemos que cada cual busca y encuentra una cosa distinta en la lectura, pero creo que este autor no te defraudaría. Tiene el sabor de las cosas de siempre y pienso que eso podría gustarte.

Yo que soy de tierra de viñedos, gracias a Matías, he recordado cómo olía todo el pueblo durante la vendimia, el olor y el frescor al caminar entre las pilas de barricas y también la sensación tan mágica cuando me asomaba a una tinaja de fermentación y, mientras veía burbujear su superficie, escuchaba hablar a los adultos de la "madre" del vino.

magali escribió:Aben

Ya sabemos que cada cual busca y encuentra una cosa distinta en la lectura, pero creo que este autor no te defraudaría. Tiene el sabor de las cosas de siempre y pienso que eso podría gustarte.

Gracias por tu recomendación, magali

¡Lo voy a tener en cuenta!,

Al fin me pongo al día. Coincido en que es una idea original y me gusta, así como disfruté de la pasión que pone el autor en la descripción del entorno, sin embargo también a ratos me resultó pesada; me recordó cuando leí a Tolkien y me aburría con el exceso de detalle. Pero es algo personal, en general lo disfruté. Además, si bien no con los mismos términos ni a gran escala, de chica solía también participar en las vendimias y producción del vino, lo que de entrada me resulta fascinante.