Leeros me ha puesto la piel de gallina.
Muchos profesionales comparan la carrera de escritor con el estudio de unas oposiciones: mucho esfuerzo y probabilidades de éxito inciertas. Pero si escribir fuera "opcional" para nosotros, sería otro cantar...
Me consta que para muchos, para la mayoría, es más una necesidad que un hobby. Stephen King decía "escribir no es una opción" y otro autor llegó a la conclusión de que haría un sinfín de cosas diabólicas sino las pusiera en sus libros (no recuerdo su nombre, pero es uno de los grandes del género policiaco...)
Mi afán a la hora de crear historias es comunicar. Eso que habéis dicho más arriba de que se escuche vuestra voz, el afán de inmortalidad, jajajaja... supongo que es lo mismo dicho con otras palabras. Casi me siento orgullosa de formar parte de un grupo con inquietudes como las que se comparten en este foro. Me acuerdo de unas jornadas en las que se preguntó qué es lo que nos impulsa. Y hay quien dijo "la vanidad". Eso me sorprendió. ¿La vanidad? "Sí", me dijo otro escritor, "porque de algún modo pensamos que nuestra visión es mejor o al menos merece ser contada"
Llamádlo como queráis, yo creo que es algún tipo de pasión. Así que os animo a todos a seguir luchando.
Aunque es difícil. Yo no quiero dedicarme exclusivamente a ello, porque sé de escritores que trabajan muchísimo y ... en cierto modo con sus beneficios sólo malvivirían. Necesitan el apoyo de otro sueldo. Además, el escritor, como el creativo publicitario, o todo aquel que se dedique a una profesión artística, corre dos riesgos: uno, aborrecer el arte del que vive si se convierte en una obligación. Y dos: sufrir un bloqueo que de al traste con su carrera.
Es mejor tener dos trabajos: uno estable y aburrido. Otro, el que nos da vida: escribir.
Además, así en el primero podéis dedicaros a soñar/idear las historias para el segundo.
Lo digo en mi Taller pero lo repetiré aquí: un escritor de Lengua de Trapo me dijo en la Feria del Libro una vez:
escritor no es sólo es que publica, sino el que no puede vivir sin contar historias a través de sus textos. Es la definición que más me gustó del término, pues hay autores geniales que sólo publican una obra en su vida, otros que empiezan a los sesenta a publicar y otros que ¡no desean ser leídos! (conozco el caso de una mujer de increíble talento que no escribe más que para sus hijas).
De todos modos, si no profesionales, ¡siempre nos quedarán los premios no amañados! jajajaj.
Perdonad el rollo que os he soltado.
Besos,
Nelly.