Consejos de los foreros/as escritores
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Sashka escribió:3. Creo que debemos hacer caso a lo que nos dice nuestro instinto en algunas ocasiones.
De rollazo nada. Es una verdad como un camión. La historia, a veces, es la que te conduce. Eso es lo que hace posible que luego el libro sea más importante que el autor. Así debe ser, pues la gente tiene que leer los libros por ellos mismos, no por quienes los escriben. Lo que no quita que tengamos autores favoritos y persigamos sus obras porque nos gusta su estilo.
jot escribió:Eso sí, tienes que creer mucho en ti mismo y estar preparado a recibir negativas, pese a que tu obra sea buena.
Así es, Jot. Si tú mismo no crees en tu obra, no llegará a ningún sitio. No puedes cejar, tienes que perseverar. Además, si tu obra es buena o no, lo descubrirás pronto en el camino, a través de los comentarios de los lectores, de las observaciones de los críticos, del caso que te hacen...
Última edición por JANGEL el 23 Nov 2005 09:20, editado 2 veces en total.
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- Lector voraz
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JANGEL escribió:jot escribió:Eso sí, tienes que creer mucho en ti mismo y estar preparado a recibir negativas, pese a que tu obra sea buena.
Así es, Jot. Si tú mismo no crees en tu obra, no llegará a ningún sitio. No puedes cejar, tienes que perseverar. Además, si tu obra es buena o no, lo descubrirás pronto en el camino, a través de los comentarios de los lectores, de las observaciones de los críticos, del caso que te hacen...
Sí, porque tú puedes creer mucho en tu obra y pensar que es la repera, pero ser una mierda y no darte cuenta. Hay que saber escuchar las opiniones de los demás y encajar las críticas para aprender siempre.
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Por casualidad he leído esto hoy en el libro “El loro de Flaubert” de Barnes. Pienso que viene a cuento en este tema. Y aprovecho para decir que me está gustando mucho.
“A mí también se me ocurrió una vez que podía escribir libros. Disponía de las ideas; incluso tomé notas. Pero era médico, casado y con hijos. No se puede hacer bien más que una sola cosa: Flaubert lo sabía. Lo que yo hacía bien era ser médico. Mi esposa..., murió. Mis hijos están ahora desperdigados; escriben cada vez que les impulsa la mala conciencia. Viven su propia vida, naturalmente. “¡La vida! ¡La vida! ¡Erecciones!””
“A mí también se me ocurrió una vez que podía escribir libros. Disponía de las ideas; incluso tomé notas. Pero era médico, casado y con hijos. No se puede hacer bien más que una sola cosa: Flaubert lo sabía. Lo que yo hacía bien era ser médico. Mi esposa..., murió. Mis hijos están ahora desperdigados; escriben cada vez que les impulsa la mala conciencia. Viven su propia vida, naturalmente. “¡La vida! ¡La vida! ¡Erecciones!””