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Editorial: Peisa Páginas: 264 Formato: Papel ISBN: 978-612-305-124-2 Primera edición: 1994 Segunda edición: julio 2018 Carátula: Renzo Rabanal / Peisa
Sinopsis:
La dos caras del deseo no solo es la historia de una mujer emprendedora, acorralada por sus temores; es también una visión descarnada de las acechanzas y desafíos que debe enfrentar quienquiera que elija el camino del exilio voluntario.
Al principio me costó un poco, porque la prota está demasiado consumida por una abulia que a ratos se remueve, gracias a su amiga Martha y a Eiko (que aún no decido qué rol cumple en la historia). Si era la intención lograr transmitir ese estado de ánimo, lo logra con creces al principio, aunque el uso de la tercera persona no ayuda mucho a impregnarse con Ada.
Voy por la página 110 y ya comenzó a tomar algunas acciones que me tienen intrigada respecto a la segunda parte.
Me gusta el uso del lenguaje, en general formal, pero con imágenes variadas, algunas escalofriantes, como pequeñas ventanas de densa realidad, otras ligeras, reflexivas. Al cierre de cada segmento nos deja lo que parecen pequeños bocados de intimidad.
.. la justa discriminación entre lo que es necesario, lo que no es necesario ni destructivo, y lo que es destructivo — Ursula K. Le Guin
Estoy llegando a la página 200, me cuesta todavía conectar con la prota, pero me está resultando más ameno leer. La presentación de personajes creo que ya finalizó y a ver si me sorprende al final.
Es una lectura para hacerla en pausas, tal como Ada se toma todo lo que le pasa, que no es poco, pero parece contarlo como si tal cosa. Me está dejando una sensación agradable.
.. la justa discriminación entre lo que es necesario, lo que no es necesario ni destructivo, y lo que es destructivo — Ursula K. Le Guin
Lo terminé hace un par de días. Si bien me dejó una sensación agradable, también me pareció que deja varios temas no resueltos que me llenan de preguntas.
Hacia el final
Ada comienza a actuar más siguiendo lo que quiere, pero no lo logro vislumbrar el rol de Franz, de Jean y de María Cristina en todo lo que nos cuenta. Hasta casi el final sigue pensando en Eiko, que parece una eterna pendiente del libro y que queda en nada.
Me gustó igual, sentí estar compartiendo historias con una amiga, eso fue agradable.
.. la justa discriminación entre lo que es necesario, lo que no es necesario ni destructivo, y lo que es destructivo — Ursula K. Le Guin
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