Gabo escribió:emiliomorote escribió:Centrándome en la novela, que leí hace unos siete años o así, recuerdo que le dieron el Planeta, y la verdad, visto como está el patio, eso ya debería avisar a la gente sobre la calidad de la obra. Porque llevado el argumento a sus últimas consecuencias, Torrente Ballester estaría a la misma altura, poco más o menos, de Boriz Izaguirre.
Si Michael Jordan es negro y es norteamericano, luego George Bush, que también es norteamericano, también es negro.
Como argumento provocador puedo reconocerle su mérito. Pero obviamente no se sostiene. Tendrás que justificar mejor tu tirria a Torrente, porque hasta ahora no has hecho ni un sólo análisis literario objetivo, que por otra parte tampoco tienes por qué hacer. Todos podemos tener nuestras fobias, pero justo es reconocer que no tienen por qué ser objetivas.
Escapa a mi capacidad hacer un "análisis literario objetivo" de un libro que leí hace muchos años, cuando yo ni siquiera era escritor, sólo me quedó la sensación de haber leído una novela de muy pocos octanos. Eso lo pensé entonces, y ahora que soy escritor y que conozco el oficio, me temo que mi juicio sería bastante desfavorable para esa novelita, que no vale nada de nada. Una historia, creo recordar, de un noble venido a menos, asentado en Portugal y vuelto a tierras gallegas poco después del triunfo de Franco; me acuerdo de una escena final con una especie de desfile de lo disidentes del pueblo, con paraguas porque llovía, y el alcalde o el jefe de la guardia civil que los paraba y obligaba a Filomeno a disolver la "manifestación"... Una tontá que recibió el "prestigioso (según algunos, en aquellos años) Premio Planeta, premio que, curiosamente, casi siempre es asignado a un autor de renombre. Claro que cien kilos no se los van a dar a un infeliz que vende mil novelas al año, a ver cómo los recuperan luego; pero no, hombre, no, Torrente Ballester es un genio, faltaría más, menudo pedazo de escritor. Si le dieron el Planeta fue por sus méritos, por los enormes méritos de "Filomeno a mi pesar"; vamos, que escribo yo esa novela y no vendo ni cincuenta ejemplares, incluidas mis tias y mi abuela.