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Autor: Wenceslao Fernández Flórez
Título: El hombre que compró un automóvil
Año: 1932
Plaza: Madrid
Editorial: Editorial Pueyo
Páginas: 253pp+1h.
Dimensiones: 19 x 12,7cms

Cuando Fernández Flórez escribió esta novela, la civilización del automóvil estaba en su fase idílica, y aún se desconocían voces como embotellamiento o atasco. Por eso sorprende tanto la inquietante profecía del mundo que se avecinaba, un mundo poblado de «seres mecánicos que se mezclan en nuestra vida, coexisten con nosotros, nos entorpecen o nos ayudan y hasta nos matan». Si en el cuerpo de la novela predominan la ironía, la caricatura, la hipérbole y el sarcasmo, capaces de excitar la hilaridad del lector, el Colofón se tiñe de tonos sombríos e incluso trágicos, y la ironía se diluye en amargura ante la visión caótica y absurda de un mundo insospechablemente cercano.

Fuente: contraportada Ed. Anaya

¿Alguien quiere echarse una sonrisillas leyendo esta obra del autor de El bosque animado?

Estoy releyendo el inicio y aún me sorprende la habilidad de Garcés para procurarse un nuevo automóvil a diario.

Hombre, por fin tiene un hilo este libro . Gracias, Ezmo .

Es absolutamente genial, lo que me pude reír . Todavía me acuerdo de la escena en que el protagonista,

todavía sin coche, se queda atrapado en una isleta en medio de una rotonda, y no puede salir. Y a la de un rato descubre que no es el único náufrago, que hay otro prisionero . Y recuerdo a los dos atentos al recorrido de una colilla por entre las ruedas de los coches, esperando a que llegue a donde están ellos

Te sigo .

Murke escribió:Hombre, por fin tiene un hilo este libro . Gracias, Ezmo .

De nada. He decidido releerlo al relance de un episodio de Mi diolatrado hijo Sisí de Delibes.

Además del inicio que señala Murke, también son inolvidables

la descripción de las estrecheces del apartamento y los fantasmas que en él habitan, el rudimentario sistema de calefacción central del edificio, la historia de la lectora sentada al pie de la carretera, la irreductible persistencia de los agentes comerciales a la hora de que el protagonista se decida a comprar un automóvil...

Y todo ello narrado con gracejo y un estilo implecable que hacen de esta lectura una delicia.

Wenceslao hace gala de toda su ironía, de su capacidad para el esperpento y de su maestría narrativa para regalarnos momentos inolvidables:

la forma de subsistencia de Mouriz, el desternillante viaje en tren, la necesidad de improvisar insultos conduciendo un automóvil, el accidente urbanístico y la posterior arenga del gobernador civil...

Estoy disfrutando, pues, de esta relectura. Había olvidado lo que es sonreír leyendo un libro.

Estoy leyendolo y me estoy divirtiendo mucho, mas de lo que esperaba. Es un humor negro, absurdo y un poco surrealista que es muy de mi gusto. Llevo cuatro capítulos y ya hay un montón de momentos impagables

- La aventura en la "isla" - Las estrecheces del apartamento - El portero partidario de las cucarachas - El que atropelló a un colegio entero - La chica que se queda sin piernas y teme quedar deshonrada por llegar tarde a su casa

Ay, mi Wences, cómo me gusta este hombre

Algún día tengo que releerlo, este libro es una delicia

Lo peor que tiene el libro es que se acaba muy rápido. Muy divertido, me he reído mucho. Además tengo que reconocer que me he sentido un poco identificado con el protagonista. Yo también soy del club de los sincoche. También siento algo de esa presión social por las nuevas tecnologías. A veces me he sentido como un paria por tener un móvil de mas de 5 años, que no tiene guasap ni nada y porque me importe un bledo que así sea

Distinto es el relato independiente que cierra la novela. Me ha sorprendido por sus toques de fantasía y ciencia ficción. Mucho antes que Herbie el Volkswagen, antes que los relatos de coches asesinos de Stephen King y el coche fantástico de Michael Knight, antes que todos ellos está este relato de automóviles que cobran vida y se van por su propia cuenta. Muy curioso.

Pues ya me lo he terminado y la verdad es que se lee muy rápido, lo cual a lo mejor ha sido un error.

Como dice Grimaud, creo que el libro es perfectamente aplicable hoy en día a otras muchas facetas en las que el consumismo nos empuja.

Decía que a lo mejor ha sido un error leerlo tan rápido porque más que una novela debería habérmelo planteando como una colección de relatos con un protagonista común. Al final el humor un poco esperpéntico e hiperbólico me ha terminado saturado un poco, y en el último capítulo me estaba costando mantener la atención en el desenlace.
(y eso que tiene toques de ciencia ficción).

Pero es un buen libro, con un humor bastante asequible.