Me está encantando, lo empecé anoche.
Me ha sorprendido que se su primera novela, porque hay que ver lo bien escrito que está. A diferencia de otras novelas suyas, esta me ha enganchado desde el primer momento. Hay que ver lo bien que maneja este señor los planos temporales en los que discurre la novela, en este caso cuatro: La guerra civil, la llegada a Magina de Minaya, el tiempo en que narra el narrador (que es desde donde comienza la novela) y como hilo conductor toda la historia familiar a lo largo del tiempo que va desvelándose a lo largo de la novela. Ahí es nada, cuatro planos temporales y manejados perfectamente, o por lo menos yo no me he perdido en ningún momento, sino que va repitiendo cosas hasta que de repente te va desvelando alguna cosa fundamenta.
Como tiene capítulos tan largos y todavía no he terminado el primero, es un poco difícil decir por donde voy, pero llevo un 28%, Doña Elvira le acaba de contar a Minaya una parte importante de la historia familiar.
Creo que poco a poco me voy haciendo una idea de las relaciones familiares (¿un poco endogámicas?) de la familia. Cuando acabe el primer capítulo intentaré poner un resumen de las relaciones de parentesco, a ver si me estoy aclarando bien.
Estoy sorprendido porque yo creía que las sagas familiares no me gustaban demasiado (con la excepción de "Cien años de soledad), pero este año llevo ya dos, contando con esta, que me han encantado.
Lía escribió:No tiene un unico narrador y eso también me confunde, porque igual creo que sigue hablando Inés y es Elvira la que sigue el hilo, en otro cuarto, en otro tiempo.
Yo creo que sí tiene un único narrador ¿no? lo que pasa que no es un narrador omnisciente (¿o sí?) sino personal, por ejemplo cuando dice frases como "Puedo ver a Minaya haciendo esto o aquello".
Mi hipótesis sobre el narrador:
Si tengo que creer que es uno de los personajes, creo que es el propio Minaya que se mira a sí mismo desde fuera. Su punto de vista es siempre el de Minaya, y nos va descubriendo las cosas conforme las descubre Minaya.
Pero también podría ser un narrador ajeno a la trama, como si fuese una especie de historiador o investigador de la vida de Minaya, al igual que Minaya intenta reconstruir la vida de Jacinto Solana. Algo parecido hizo Muños Molina en la novela "La noche de los tiempos", en la que el narrador era él mismo.
Dejo un fragmento que he subrayado porque, a parte de gustarme mucho la frase, creo que es de las pocas notas de humor o de sarcasmo que he visto en una novela de Muñoz Molina:
En 1884, el abuelo de Manuel, don Apolonio Santos, que había sido, dicen, en su juventud, dorador de retablos, y se había marchado de la ciudad sin despedirse de nadie después de ganar doscientos duros de plata en el Casino, volvió de Cuba cargado de una fortuna tan bárbara como los medios que durante veinte años había usado para conseguirla y se hizo construir la casa junto a un panteón neogótico en el cementerio de Mágina.
Me encanta ese doble sentido.