Hola Megan... Puedo pedirte que no seas tan dura con vos misma? Todos hacemos intentos hasta que un día... como se suele decir: El poema sucede. Y te va a suceder tantas veces...
En que me baso para augurarte esa suerte de felicidad que es componer poemas?... En tu propio comentario: "... la poesía te debe mecer con la dulzura que desprende..."
Es un comentario que encierra un perfume poético, y además, estás dando una regla de la que sacaré provecho en muchas ocasiones.
Tal vez, cuando no te sentís presionada a escribir poesía... ésta te brota con naturalidad. Es comprensible. A todos nos asalta el temor de cometer errores, incluso a los más grandes, como a tu compatriota Jules Laforgue, que aunque se presentaba como un poeta salvaje, a su muerte, se descubrió que era probablemente el poeta que más correcciones hacía en su obra, especialmente uno de los más famosos, del que no recuerdo su título... El decía que lo había escrito de un tirón en una noche de tormenta, pero entre sus papeles se descubrió la inmensa cantidad (varios cientos) de correcciones que había realizado. O sea, póstumamente se descubrió la impostura, valga el juego de palabras.
Si te hace falta gente que sí, sepa de poesía, me abstendré... pero si aceptás el punto de vista de alguien que sólo la ama, me armaré de valor.
Suelen repiquetear entre los grupos de poesía muchos decálogos, o listas bienintencionadas, para que sirvan como las estrellas para los antiguos marinos, pero no siempre convergen en las mismas ideas, sólo se parecen. A veces, poco.
Una que recuerdo, es que lo que se puede decir en prosa es mejor dejarlo ahí. Por lo general es útil, pero... algunos poetas que sienten que la potencia de sus imágenes, de sus metáforas o lo que sea... le dan suficiente valor al poema se la suelen saltar.
Es que a la poesía, como al amor, le encanta saltarse las reglas.
Fuerza y adelante!