Este texto ha sido concebido como poema a dos voces, con pausas intermedias para separar una y otra o leído por dos personas diferentes. El metro es hexadecasílabo para tratar de imitar algunos ritmos de la Grecia antigua. Dicho esto, el tema proviene asimismo de la Grecia antigua, concretamente del canto XXIV de la Ilíada, en el que Príamo pide el cuerpo de Héctor. Aquiles ha elegido la guerra por encima de la familia a estas alturas. En este supuesto me pregunté: "¿Cómo hablaría Príamo si lo hiciera en verso en esta situación? ¿Cómo respondería Aquiles? Y este es el resultado. Espero que lo disfrutéis.
POEMA III. EL LAMENTO DE PRÍAMO
Poema a dos voces
PRÍAMO
Oh, noble hombre de espada afilada, dejadme aceptar
Que sus manos hoy quedan tranquilas y su mirar fijo,
Que sus labios enmudecen, pues como ya se predijo
Él ha caído y cae la ciudad, dejadle descansar.
AQUILES
La ciudad me sabe amarga por la sangre de un amigo,
Que como Héctor, nunca caminará por campos de trigo,
Si pretendéis llevarlo a casa para poderlo honrar,
Muere lo justo, Patroclo duerme mas no en su hogar.
PRÍAMO
Se hace férreo el latido en el pecho, coraza y abrigo
Del que siguiendo vivo, muere por dentro en su lamento,
Os entiendo, por eso os pido que entendáis lo que siento,
Y os ruego, no como rey, sino como padre y mendigo.
AQUILES
Férreo y casi helado queda el corazón, y el sentimiento
Adormecido de lo que casi fue se deshace en el viento
Para hacer del invierno algo perpetuo. Rey, os entiendo.
Ya que os bajáis del trono, yo del Olimpo desciendo.
PRÍAMO
Mírale ahí tumbado, permite que se le pueda honrar,
Fue Héctor valiente, nunca al combatir le vi huyendo,
Fue hijo y padre, amante y esposo. Aún lo sigue siendo.
Él ha caído y caigo yo a tus pies. Dejadle descansar.
AQUILES
Llevadlo, si la mitad de fuerza que él tuvo tenéis,
Llevadlo, si la mitad de valor que él tuvo movéis,
Pues este hombre a mis pies fue escudo dónde yo fui espada,
Él fue amante, hijo, padre y esposo donde yo fui nada.
Poema a dos voces
PRÍAMO
Oh, noble hombre de espada afilada, dejadme aceptar
Que sus manos hoy quedan tranquilas y su mirar fijo,
Que sus labios enmudecen, pues como ya se predijo
Él ha caído y cae la ciudad, dejadle descansar.
AQUILES
La ciudad me sabe amarga por la sangre de un amigo,
Que como Héctor, nunca caminará por campos de trigo,
Si pretendéis llevarlo a casa para poderlo honrar,
Muere lo justo, Patroclo duerme mas no en su hogar.
PRÍAMO
Se hace férreo el latido en el pecho, coraza y abrigo
Del que siguiendo vivo, muere por dentro en su lamento,
Os entiendo, por eso os pido que entendáis lo que siento,
Y os ruego, no como rey, sino como padre y mendigo.
AQUILES
Férreo y casi helado queda el corazón, y el sentimiento
Adormecido de lo que casi fue se deshace en el viento
Para hacer del invierno algo perpetuo. Rey, os entiendo.
Ya que os bajáis del trono, yo del Olimpo desciendo.
PRÍAMO
Mírale ahí tumbado, permite que se le pueda honrar,
Fue Héctor valiente, nunca al combatir le vi huyendo,
Fue hijo y padre, amante y esposo. Aún lo sigue siendo.
Él ha caído y caigo yo a tus pies. Dejadle descansar.
AQUILES
Llevadlo, si la mitad de fuerza que él tuvo tenéis,
Llevadlo, si la mitad de valor que él tuvo movéis,
Pues este hombre a mis pies fue escudo dónde yo fui espada,
Él fue amante, hijo, padre y esposo donde yo fui nada.