Cuando hayamos muerto y caído en el olvido,
cuando ya no quede vestigio de lo que hemos sido,
si pudiéramos sopesar el tiempo empleado,
¿pensaríamos que nuestra vida hemos malgastado?
Entre el humo, el tumulto, el ruido de grandes ciudades,
vivimos expuestos a todos los vicios y maldades,
sintiéndonos solos en sus noches más oscuras,
tan frías, sin siquiera la luz de las estrellas o la luna.
Sin una mano amiga, una palabra de consuelo,
vivimos inmersos en un constante duelo,
por todo aquello que en el camino hemos perdido,
pieza a pieza de cuanto hemos sido y tenido.
Y pensamos en un laberinto con sus recovecos,
pues, como tal, nos perdemos en momentos huecos,
momentos vanos, carentes de sentido,
momentos que ya se han perdido.
Pero, ¡ay! cuando tengamos al fin que sopesar,
los frutos, buenos o malos, obtenidos al final,
cuando contemplemos lo perdido y lo ganado,
¿estaremos satisfechos con el resultado?
La vida se nos escapa, fugaz y rápida,
y al final sólo quedará un nombre en una lápida,
y el espíritu, libre ya de la cárcel terrenal,
¿estará apesadumbrado o descansará en paz?
Por ello intentemos en esta vida con afán,
la carga del Alma aligerar,
para que cuantos menos arrepentimientos tengamos,
al final del camino, más libres seamos.
Cuidemos por igual cuerpo, alma y mente,
pues al final todo emana de una misma fuente,
y así, cuidando bien del interior,
su reflejo se mostrará también en el exterior.
Así, pues, bailemos siempre a nuestro propio son,
ignorando a quienes quieran imponernos su propia canción,
pues seremos más felices siguiendo nuestro camino,
forjando, paso a paso, nuestro propio destino.
Y poco más al respecto tengo que decir,
ya que sólo me queda un consejo que añadir,
sólo una última reflexión,
para dar por concluida esta pequeña disertación.
Si buscáis el secreto de la auténtica felicidad,
está más en lo etéreo que en lo físico, en verdad,
no la busquéis en cosas que se marchitan cual flor,
sino en aquello que es constante y perdura como el sol.
Será nuestra coraza ante la adversidad,
nuestro cayado ante el largo caminar,
pues esa felicidad será la que ilumine nuestra vida,
haciendo que, incluso la noche más oscura, de paso al día.
Una pequeña disertación sobre la vida y la felicidad en forma de poema
Re: Una pequeña disertación sobre la vida y la felicidad en forma de poema
Soñar... ¡Donosa locura!
Blanca de los Ríos Nostench.
Erase una persona tan despistada que se quedó una semana en su casa encerrada pues sus llaves no encontraba.
Blanca de los Ríos Nostench.
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- Naomi
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- Registrado: 07 Sep 2005 23:02
- Ubicación: Entre la realidad y la ficción
Re: Una pequeña disertación sobre la vida y la felicidad en forma de poema
Gracias, me alegra que te guste
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Re: Una pequeña disertación sobre la vida y la felicidad en forma de poema
Y a mí que me produce felicidad mirar la flor, por más efímera que sea Claro que tengo una visión más positiva de lo que me rodea que lo que muestra el poema, que es bastante gris.
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