TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN, Lionel Shriver 2005.
Todos sabemos que tener hijos es como jugar a una loteria en la que no sabes
lo que te puede tocar. Al margen de que nazca sano, que ya es un punto a tener
en cuenta, esta tambien su mente, si un 2% de los niños son psicopatas
quiere decir que un 2% de los padres tienen uno por casa, al que cuidar y
dar un amor que no es reciproco, pues si los hijos "normales" somos un poco
"gatos" con nuestros padres, que no seran los hijos incapaces de sentir nada...
Este escritor nacido Margaret pero que cambio su nombre a Lionel, lo cual nos
indica por donde van los tiros de su personalidad, desde una cierta optica masculina
sin duda, pero con unos toques femeninos, nos habla de este problema que sufren
millones de padres, han traido al mundo un vastago que ellos mismos reconocen
como "malvado", apatico afectivamente, con una egocentricidad desmedida
que supera la primera infancia.
Ellos ven o son informados de como su hijo pega a otros niños y que el mismo
no atiende mas que a la fuerza. Muchos, la mayoria, opta por tapar la mirada
y esperar ansiosos a su mayoria de edad y abandono del hogar paterno,
se desentienden y sueltan un escorpion entre ovejas.
Entre otras cosas, Shriver nos analiza los motivos por los cuales una pareja "feliz"
que no ha tenido nunca necesidad de hijos, se la juega a una edad rayana a la
cuarentena a tener un bebe. La trampa de la naturaleza que hace que una mujer
pierda su fertilidad a esa edad es paradojicamente lo que mas impulsa a tener
niños hoy en dia a edades mas tardias.
Pero las personas que se han pasado media vida prolongando su adolescencia
sin ataduras familiares, se encuentran, de pronto, como cuando de pequeño te
regalaban un robot de juguete supersofisticado con un monton de botones
cuyo fin desconocias. Estamos lejos de aquellos padres, que lo eran a lo largo
de toda la historia, porque no existian los anticonceptivos, se casaban antes de
los 20 y para los 40 ya estaban para ser tirados a las gallinas y fallecian.
Esta demostrado que el numero de hijos esta relacionado de manera inversamente proporcional
al nivel cultural, edad y a la inteligencia, son quienes menos hijos deberian de tener los que mas tienen,
ya que en su ignorancia no se plantean nada, ni el presente ni mucho menos el futuro.
Esto es muy tipico de los paises del 3er mundo.
En el primer mundo (llamemoslo asi) se ha sublimado el sexo por la comida, existe mucha
gente que prefiere comerse una buena pata de cordero con unas patatitas que acostarse
con su pareja, el vacio que provoca rehusar al instinto sexual es rellenado con grasas y azucares.
El paroxismo de este fenomeno se vive en EEUU (donde si no...) con millones de personas
que se dedican a comer porque no ligan y a mas gordura menos posibilidades de ligar,
con lo cual caen en un bucle infernal autodestructivo de engordar hasta reventar.
Pero lo importante es que no tienen hijos.
Por otro lado, el primer mundo oriental, vease Japon y adlateres, ha caido en la trampa
contraria, dejar de comer y cuidarse tanto, que la libido, por falta de grasas, desaparece.
Muchas japonesas se conforman con ser admiradas como muñecas de miraynotoca,
y los hombres han acabado por odiarlas, asi que al ritmo de menos de un hijo por pareja
van hacia la extincion.
Y es que en esta vida hay cosas en las que no hay que reflexionar demasiado,
las coges y punto, porque si no caes en la inactividad, tener hijos es una de esas cosas,
pensarselo demasiado hara que no los tengas. El mundo pertenece a los inconscientes,
a los que se lian con una señora casada y la dejan embarazada, o con ese/a chic@ del insti
tan encantador@ a los 18 y tan odios@ a los 25.
A las parejas se las elige, mayormente, por su aspecto fisico, no por su inteligencia.
La belleza no necesita de explicaciones, la sabiduria si, luego los niños que nazcan
son seleccionados de padres bellos, en primer termino, la inteligencia y la bondad son descartables,
luego cada vez que nace un niño en la actualidad, podemos esperar bastante de su aspecto fisico,
pero que sea inteligente es algo que depende de un azar bastante mezquino.
Otro punto que trata este libro es de si los padres deberian ser castigados por los pecados
de sus hijos, es decir, hasta que punto un padre, por haber educado mal a su hijo, es responsable
de las tropelias de su retoño. Un padre racista que ha educado a su hijo en el odio a las demas
razas, deberia de ser castigado si un dia su hijo se sube a la torre de la iglesia episcopaliana
y se carga a 30 afroamericanos que paseaban por el campus de Alabama con una Uzzi?
Es un gran dilema, del mismo modo que al dueño de un perro se le pide responsabilidad civil
si este ataca a alguien, deberia un padre hacerse responsable de un hijo mal criado?. Un progenitor
con un historial de enfermedades mentales, violencia, alcohol... deberia ser apartado de sus hijos
a priori?. Y un padre con un bajo cociente intelectual, inferior a 80, pero que sea buena persona?
La paradoja es que los niños necesitan mas amor cuanto menos lo merecen.
Un libro interesantisimo sobre la cara mas amarga de la paternidad.