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Viajes con Charley. En busca de América. - John Steinbeck
Querido:
Gracias por su amable e interesante carta. No sería un actor si no me diese cuenta del halago sincero que entraña su trabajo. Buena suerte y que Dios le bendiga.
John Gielgud.
Al leer libros descubro cartas
Moderador: natura
Re: Al leer libros descubro cartas
Amor mío, esta es mi última carta…
-decía-. De prisa, todavía estas palabras, porque sé que esta noche ya no te podré decir nada; junto a ti mis labios no sabrán hallar más que besos. Pronto, mientras todavía puedo hablar, escucha:
Las once es demasiado pronto; mejor es medianoche. Sabes que me muero de impaciencia y que la espera me extenúa, pero es preciso que toda la casa duerma para que yo me despierte a ti. Sí, las doce; antes, no. Llega a mi encuentro hasta la puerta de la cocina (siguiendo el muro del huerto, que está en sombra, y luego hay bojes), espérame allí y no delante de la verja, no es que me dé miedo atravesar sola el jardín, sino porque la bolsa en que llevaré unos pocos vestidos será muy pesada y no tendré fuerzas para llevarla mucho tiempo.
En efecto, mejor es que el coche se quede al final de la callejuela, donde fácilmente lo hallaremos. Es más prudente por los perros de la granja, que podrían ladrar y dar alarma.
No, querido, tú sabes que no había medio de vernos más y concertar todo esto de viva voz. Tú sabes que aquí vivo presa y que los viejos ni a mí me dejan salir ni a ti entrar. ¡Ah!, de qué cárcel me escapo…Sí, me cuidaré de coger zapatos de repuesto, que me pondré tan pronto como estemos en el coche, porque la yerba de la parte baja del jardín está calada.
¿Cómo puedes preguntarme todavía si estoy decidida y dispuesta? Pero, amor mío, ¡si haces meses que me preparo y que estoy preparada! ¡Años hace que vivo en espera de este instante! ¿Y si no voy a echar de menos nada? Es que no has comprendido que me horrorizan todos cuantos se ligan a mí, y todos cuantos me ligan a esto. ¿Es, en verdad, la dulce y la medrosa Isa la que habla? Mi amigo, mi amante, qué has hecho de mí, amor mío?...
Me ahogo aquí; pienso en todo ese allende que se entreabre…Tengo sed…
Iba a olvidárseme decirte que no ha sido posible sacar los zafiros del estuche, porque mi tía no ha vuelto a dejar las llaves en su habitación; ninguna de las que he probado abría el cajón… No me riñas; tengo la pulsera de mamá, la cadena es muy bonita. En cuanto al dinero…, haré lo que pueda; pero sin embargo, harás bien en procurártelo asimismo por tu parte.
Tuya con todas mis oraciones. Hasta muy pronto, tu
Isa
Este, 22 de octubre, día en que cumplo veintidós años y víspera de mi fuga
Isabel, de André Gide
-decía-. De prisa, todavía estas palabras, porque sé que esta noche ya no te podré decir nada; junto a ti mis labios no sabrán hallar más que besos. Pronto, mientras todavía puedo hablar, escucha:
Las once es demasiado pronto; mejor es medianoche. Sabes que me muero de impaciencia y que la espera me extenúa, pero es preciso que toda la casa duerma para que yo me despierte a ti. Sí, las doce; antes, no. Llega a mi encuentro hasta la puerta de la cocina (siguiendo el muro del huerto, que está en sombra, y luego hay bojes), espérame allí y no delante de la verja, no es que me dé miedo atravesar sola el jardín, sino porque la bolsa en que llevaré unos pocos vestidos será muy pesada y no tendré fuerzas para llevarla mucho tiempo.
En efecto, mejor es que el coche se quede al final de la callejuela, donde fácilmente lo hallaremos. Es más prudente por los perros de la granja, que podrían ladrar y dar alarma.
No, querido, tú sabes que no había medio de vernos más y concertar todo esto de viva voz. Tú sabes que aquí vivo presa y que los viejos ni a mí me dejan salir ni a ti entrar. ¡Ah!, de qué cárcel me escapo…Sí, me cuidaré de coger zapatos de repuesto, que me pondré tan pronto como estemos en el coche, porque la yerba de la parte baja del jardín está calada.
¿Cómo puedes preguntarme todavía si estoy decidida y dispuesta? Pero, amor mío, ¡si haces meses que me preparo y que estoy preparada! ¡Años hace que vivo en espera de este instante! ¿Y si no voy a echar de menos nada? Es que no has comprendido que me horrorizan todos cuantos se ligan a mí, y todos cuantos me ligan a esto. ¿Es, en verdad, la dulce y la medrosa Isa la que habla? Mi amigo, mi amante, qué has hecho de mí, amor mío?...
Me ahogo aquí; pienso en todo ese allende que se entreabre…Tengo sed…
Iba a olvidárseme decirte que no ha sido posible sacar los zafiros del estuche, porque mi tía no ha vuelto a dejar las llaves en su habitación; ninguna de las que he probado abría el cajón… No me riñas; tengo la pulsera de mamá, la cadena es muy bonita. En cuanto al dinero…, haré lo que pueda; pero sin embargo, harás bien en procurártelo asimismo por tu parte.
Tuya con todas mis oraciones. Hasta muy pronto, tu
Isa
Este, 22 de octubre, día en que cumplo veintidós años y víspera de mi fuga
Isabel, de André Gide
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Re: Al leer libros descubro cartas
El pecado del mundo - Maxence van der Meersch
Señora:
Le está prohibido a la inclusa dar informe alguno sobre los pupilos que tiene a su cargo. Únicamente la persona que confió al niño a nuestra custodia puede obtener informes sobre aquel niño.
Le rogamos nos indique con qué nombre y en qué fecha se presentó usted...
Señora:
Le está prohibido a la inclusa dar informe alguno sobre los pupilos que tiene a su cargo. Únicamente la persona que confió al niño a nuestra custodia puede obtener informes sobre aquel niño.
Le rogamos nos indique con qué nombre y en qué fecha se presentó usted...
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laniñadelasopafria
- No tengo vida social
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- Registrado: 24 Abr 2009 18:15
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Re: Al leer libros descubro cartas
Precioso hilo 
¿Se pueden considerar también los fragmentos de diario que aparecen en algunas novelas?
¿Se pueden considerar también los fragmentos de diario que aparecen en algunas novelas?
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Re: Al leer libros descubro cartas
Pues no tengo ni idea. Envíale un mp a Madison a ver que te dice 
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Re: Al leer libros descubro cartas
Yo creo que sí, pero siempre y cuando no sea tan solo una reflexión, no se si me explico...laniñadelasopafria escribió:Precioso hilo
¿Se pueden considerar también los fragmentos de diario que aparecen en algunas novelas?
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Re: Al leer libros descubro cartas
Querida Mrs. Keith:
Le prometí una vez que sería infeliz, pero dudo que me creyera; al menos, no lo parecía
De cualquier modo, estoy seguro de que deseaba que ocurriera todo lo contrario.
Me han dicho que se ha hecho católica romana. Quizá ha estado rezándole por mí a San Pedro. Ésa es la única forma que tengo de explicar el cambio para bien que he experimentado. Como sabe, hace dos años adopté una niña sin hogar. Un día de éstos se convertirá en una mujer encantadora. He hecho todo lo que estaba en mi mano para que así fuera. Quizá, dentro de unos años, estará lo suficientemente agradecida como para no rechazarme como hizo usted. Rece por mí más que nunca. He empezado desde el principio; será culpa mía si no tengo una mujer perfecta.
Guarda y tutela, de Henry James
Le prometí una vez que sería infeliz, pero dudo que me creyera; al menos, no lo parecía
De cualquier modo, estoy seguro de que deseaba que ocurriera todo lo contrario.
Me han dicho que se ha hecho católica romana. Quizá ha estado rezándole por mí a San Pedro. Ésa es la única forma que tengo de explicar el cambio para bien que he experimentado. Como sabe, hace dos años adopté una niña sin hogar. Un día de éstos se convertirá en una mujer encantadora. He hecho todo lo que estaba en mi mano para que así fuera. Quizá, dentro de unos años, estará lo suficientemente agradecida como para no rechazarme como hizo usted. Rece por mí más que nunca. He empezado desde el principio; será culpa mía si no tengo una mujer perfecta.
Guarda y tutela, de Henry James
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Re: Al leer libros descubro cartas
Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti. ¿Cuántas veces invité a tu padre a que viniera a vivir aquí nuevamente, diciéndole que yo lo necesitaba? Lo hice hasta con engaños.
Le ofrecí nombrarlo administrador, con tal de volverte a ver. ¿Y qué me contestó? “No hay respuesta-me decía siempre el mandadero-. El señor don Bartolomé rompe sus cartas cuando yo se las entrego”. Pero por el muchacho supe que te habías casado y pronto me enteré que te habías quedado viuda y le hacías otra vez compañía a tu padre.
El mandadero iba y venía y siempre regresaba diciéndome: No los encuentro, don Pedro. Me dicen que salieron de Mascota. Y unos me dicen que para acá y otros que para allá.
Y yo: No repares en gastos, búscalos. Ni que se los haya tragado la tierra.
Hasta que un día vino y me dijo: He repasado toda la sierra indagando el rincón donde se esconde don Bartolomé San Juan, hasta que he dado con él, allá, perdido en un agujero de los montes, viviendo en una covacha hecha de troncos, en el mero lugar donde están las minas abandonadas de la Andrómeda.
Ya para entonces soplaban vientos raros. Se decía que había gente levantada en armas. Nos llegaban rumores. Eso fue lo que aventó a tu padre por aquí. No por él, según me dijo en su carta, sino por tu seguridad, quería traerte a algún lugar viviente.
Sentí que se abría el cielo. Tuve ánimos de correr hacia ti. De rodearte de alegría. De llorar. Y lloré, Susana, cuando supe que al fin regresarías.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo
Le ofrecí nombrarlo administrador, con tal de volverte a ver. ¿Y qué me contestó? “No hay respuesta-me decía siempre el mandadero-. El señor don Bartolomé rompe sus cartas cuando yo se las entrego”. Pero por el muchacho supe que te habías casado y pronto me enteré que te habías quedado viuda y le hacías otra vez compañía a tu padre.
El mandadero iba y venía y siempre regresaba diciéndome: No los encuentro, don Pedro. Me dicen que salieron de Mascota. Y unos me dicen que para acá y otros que para allá.
Y yo: No repares en gastos, búscalos. Ni que se los haya tragado la tierra.
Hasta que un día vino y me dijo: He repasado toda la sierra indagando el rincón donde se esconde don Bartolomé San Juan, hasta que he dado con él, allá, perdido en un agujero de los montes, viviendo en una covacha hecha de troncos, en el mero lugar donde están las minas abandonadas de la Andrómeda.
Ya para entonces soplaban vientos raros. Se decía que había gente levantada en armas. Nos llegaban rumores. Eso fue lo que aventó a tu padre por aquí. No por él, según me dijo en su carta, sino por tu seguridad, quería traerte a algún lugar viviente.
Sentí que se abría el cielo. Tuve ánimos de correr hacia ti. De rodearte de alegría. De llorar. Y lloré, Susana, cuando supe que al fin regresarías.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo
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Re: Al leer libros descubro cartas
La prueba (Trilogía Claus y Lucas) - Agota Kristof
Su marido era inocente, le matamos por error. Matamos a muchas personas inocentes por error, pero ahora todo vuelve al orden, pedimos perdón y prometemos que no se producirán nunca más errores semejantes.
Su marido era inocente, le matamos por error. Matamos a muchas personas inocentes por error, pero ahora todo vuelve al orden, pedimos perdón y prometemos que no se producirán nunca más errores semejantes.
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Re: Al leer libros descubro cartas
"Como sin duda sabrá usted, los derechos editoriales del escritor Yehoshúa Singer, el hermano mayor del premio Nobel Isaac Bashevis Singer, vencen en 2014. Nuestra empresa editora tiene la intención de emprender la publicación antológica de las obras en yidish de este autor desconocido para los lectores italianos. Nos gustaría, por lo tanto, proponerle que se encargue de seleccionar entre la vasta producción de sus cuentos, los que a su juicio resulten más interesantes. El encargo abarca la traducción y la edición de las obras escogidas. Sabemos que es usted un apasionado lector de literatura yidish. Estamos al corriente de su traducción del último capítulo de la novela Di Familie Mushkat, de Isaac Bashevis Singer. En caso de que aceptara nuestra propuesta, le enviaremos las fotocopias en yidish de los cuentos de Israel Yehoshúa Singer..."
El crimen del soldado, de Erri de Luca
El crimen del soldado, de Erri de Luca
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Re: Al leer libros descubro cartas
PINE LODGE
RUTLAND, VERMONT 05701
Martes
Cariño:
He llegado a Vermont después de haberte esperado toda la noche del viernes en Kennedy. Mi avión llegó puntual y fui a la zona de la TWA a esperar el tuyo, que también llegó a su hora. Al principio pensé que te habían retenido los de inmigración por la carta que había escrito tu hermano, pero me dijeron que no habías llegado a embarcar. No me lo podía creer.Les enseñé tu maleta, que estaba donde la recogida de equipajes sin que nadie se la llevara. Entonces llegué a la conclusión de que te había entrado el pánico y de que habías cambiado de idea en el último minuto. ¿Fue lo que te pasó? ¿Por qué? Aunque me empiezo a plantear una cosa. ¿Lo tenías pensado así desde el principio? ¿Diste el billete y facturaste la maleta para que yo no sospechara nada? Empiezo a pensar que pasó algo así. Recuerdo que tú no moviste un dedo para venir hasta que yo te empujé a ello.
Y en eso me equivoqué. Ya te he dicho en otra ocasión que cada uno hace lo que tiene que hacer.Yo no quería obligarte a venir. Si has decidido volver con tu marido, buena suerte, no te lo puedo impedir.Ni siquiera sé dónde vives. Supongo que podría llamar a tu marido, pero creo que ya me he puesto bastante en ridículo.
En todo caso aquí estoy, trabajando en el hotel. Te mando esto a casa de Peg; espero que ella te lo reenvíe.
Si cambias de idea llámame a cobro revertido, te sacaré otro billete, te ayudaré con lo del visado e iré a buscarte al aeropuerto. Si no, si todo lo que me dijiste era mentira, si para ti lo nuestro solo ha sido una aventurilla y todo ha terminado, pes qué se le va a hacer. Pero quiero que sepas una cosa: que yo todo lo dije en serio, y lo digo en serio.
Te quiero.
Tom.
La mujer del médico
RUTLAND, VERMONT 05701
Martes
Cariño:
He llegado a Vermont después de haberte esperado toda la noche del viernes en Kennedy. Mi avión llegó puntual y fui a la zona de la TWA a esperar el tuyo, que también llegó a su hora. Al principio pensé que te habían retenido los de inmigración por la carta que había escrito tu hermano, pero me dijeron que no habías llegado a embarcar. No me lo podía creer.Les enseñé tu maleta, que estaba donde la recogida de equipajes sin que nadie se la llevara. Entonces llegué a la conclusión de que te había entrado el pánico y de que habías cambiado de idea en el último minuto. ¿Fue lo que te pasó? ¿Por qué? Aunque me empiezo a plantear una cosa. ¿Lo tenías pensado así desde el principio? ¿Diste el billete y facturaste la maleta para que yo no sospechara nada? Empiezo a pensar que pasó algo así. Recuerdo que tú no moviste un dedo para venir hasta que yo te empujé a ello.
Y en eso me equivoqué. Ya te he dicho en otra ocasión que cada uno hace lo que tiene que hacer.Yo no quería obligarte a venir. Si has decidido volver con tu marido, buena suerte, no te lo puedo impedir.Ni siquiera sé dónde vives. Supongo que podría llamar a tu marido, pero creo que ya me he puesto bastante en ridículo.
En todo caso aquí estoy, trabajando en el hotel. Te mando esto a casa de Peg; espero que ella te lo reenvíe.
Si cambias de idea llámame a cobro revertido, te sacaré otro billete, te ayudaré con lo del visado e iré a buscarte al aeropuerto. Si no, si todo lo que me dijiste era mentira, si para ti lo nuestro solo ha sido una aventurilla y todo ha terminado, pes qué se le va a hacer. Pero quiero que sepas una cosa: que yo todo lo dije en serio, y lo digo en serio.
Te quiero.
Tom.
La mujer del médico
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Re: Al leer libros descubro cartas
De ratones y hombres - John Steinbeck
Señor director:
Leo su revista desde hace dos años y creo que es lo mejor que publica. Me gustan los cuentos de Peter Rand. Creo que es muy bueno. Sírvase publicar otros como "Jinete Enmascarado". Yo no escribo muchas cartas pero lo hago ahora sólo para decirle que su revista bien vale el dinero que cuesta.
Señor director:
Leo su revista desde hace dos años y creo que es lo mejor que publica. Me gustan los cuentos de Peter Rand. Creo que es muy bueno. Sírvase publicar otros como "Jinete Enmascarado". Yo no escribo muchas cartas pero lo hago ahora sólo para decirle que su revista bien vale el dinero que cuesta.
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Re: Al leer libros descubro cartas
Persépolis 1- Marjane Satrapi
Mi querido Hossein, te echo mucho de menos. Hace tres días que no te veo en la ventana. Le hablo mucho de ti a mi hermana.
Mi querido Hossein, te echo mucho de menos. Hace tres días que no te veo en la ventana. Le hablo mucho de ti a mi hermana.
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Re: Al leer libros descubro cartas
Gran Hotel Babylon - Arnold Bennet
Querido papá.
Estaré fuera uno o dos días para cobrar una deuda. Si no regreso en tres días pregunta por mí en Ostende. Hasta entonces no hagas nada. Tu sagaz hija, Nella.
P D: No pierdas de vista a Rocco.
Querido papá.
Estaré fuera uno o dos días para cobrar una deuda. Si no regreso en tres días pregunta por mí en Ostende. Hasta entonces no hagas nada. Tu sagaz hija, Nella.
P D: No pierdas de vista a Rocco.
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Re: Al leer libros descubro cartas
El desierto de los tártaros - Dino Buzzati
Querida mamá.
He llegado agotado después de dos días de camino y, al llegar, he sabido que si quería podría regresar a la ciudad. La Fortaleza es melancolía, no hay pueblos cercanos, no hay ninguna diversión y ninguna alegría.
Querida mamá.
He llegado anteayer tras un viaje espléndido. La Fortaleza es grandiosa... Los oficiales me han acogido cariñosamente. Incluso el comandante, ayudante del coronel, ha sido muy amable y me ha dejado en entera libertad de regresar a la ciudad si quería. Pero yo...
Pero yo he creído conveniente para mí y para mi carrera quedarme algún tiempo aquí arriba..., además, la compañía es muy simpática, el servicio fácil y nada fatigoso.
En un conjunto estoy muy contento y me encuentro muy bien.
Querida mamá.
He llegado agotado después de dos días de camino y, al llegar, he sabido que si quería podría regresar a la ciudad. La Fortaleza es melancolía, no hay pueblos cercanos, no hay ninguna diversión y ninguna alegría.
Querida mamá.
He llegado anteayer tras un viaje espléndido. La Fortaleza es grandiosa... Los oficiales me han acogido cariñosamente. Incluso el comandante, ayudante del coronel, ha sido muy amable y me ha dejado en entera libertad de regresar a la ciudad si quería. Pero yo...
Pero yo he creído conveniente para mí y para mi carrera quedarme algún tiempo aquí arriba..., además, la compañía es muy simpática, el servicio fácil y nada fatigoso.
En un conjunto estoy muy contento y me encuentro muy bien.
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