Poemas con cartas

Aquellas maravillosas cartas.

Moderador: natura

Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Imagen

Isla
lejos de ti es cerca del punto
más sensible
de la herida del tiempo:
lejos de ti mi cuerpo elástico
en un lecho de filos
que amenazan al viento
Lejos de ti la sed y el hambre
no se sacian
con halagos de frutas y chorros de agua:
lejos de ti es la soledad concreta
(los que viven en ti sólo conocen
la otra soledad:
esa que tiene siete letras)
isla
lejos de ti es dentro del pozo
vacío de los sueños
Lejos de ti mis manos corren
con avidez
por las carnes de un mundo de poema:
hasta el dolor
hasta el placer
se me desplazan
por un gemido abstracto al borde de la tierra
Isla
lejos de ti mi vida es la ironía
el garabato tierno de un escritor ausente:
una paja
en el ojo simbólico del cielo.




Carta a mi isla, de Juana Rosa Pita

1
ovejanegra
Me estoy empezando a viciar
Mensajes: 284
Registrado: 30 Ago 2009 23:05

Re: Poemas con cartas

Mensaje por ovejanegra »

Tremendo: encontrar una réplica que sea anterior a semejante súplica... Quizás la elocuencia de Hans Castorp cierta noche de Carnaval...? :P
1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

alfonsina.jpg
Carta lírica a otra mujer- Alfonsina Storni

Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce; ya ni sé, divina.
En vuestros ojos placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, alarga,
y luego se me muere y se concluye
así, como lo veis; en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
Tenéis un rumoroso colmenero.
Si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosas ahuecados
decidme si lloráis, humildemente.
Mirando las estrellas tan lejanas.
Y si en las manos tibias se os aduermen
palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda:
Vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí; vos, su criatura,
porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guardé silencioso, Dios lo sabe
por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora ¡sí!, acaso mía
mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
La sed divina, contenida entonces,
me pulió el alma. ¡Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
él se adormece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.
Acaso un niño rubio vendrá luego
a copiar en los ojos inocentes
los ojos vuestros y los de él
unidos en un espejo azul y cristalino.
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
¡Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que a tenerla cerca
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos
y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
vagando por afuera de la vida,
-como aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue humildemente a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento,
para besarlas, yo, como él las besa
y al recubrirlas, lenta, lentamente,
vaya pensando: aquí se aposentaron
¿Cuánto tiempo?, sus labios, ¿cuánto tiempo
en las divinas manos que son suyas?
¡Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con sus venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de hacer mío
un inefable, apasionado rastro.
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo
este dolor mortal en que me abismo,
esta inmovilidad del sentimiento
¡Que sólo salta, bruscamente, cuando
Nada es posible!
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

octavio_paz.jpg


"CARTA DE CREENCIA"

Las palabras son inciertas
y dicen cosas inciertas.
Pero digan esto o aquello,
nos dicen.
Amor es una palabra equívoca,
como todas.
No es palabra, es un accidente
no es la virtud
pero nace de aquello que es la perfección
una fiebre, una dolencia,
un combate, un frenesí, un estupor,
una quimera.
El deseo lo inventa,
lo avivan ayunos y laceraciones,
los celos lo espolean,
la costumbre lo mata.
Un don,una condena.
Furia, beatitud.
Es un nudo: vida y muerte.
Una llaga
que es rosa de resurrección.
Es una palabra:
al decirla, nos dice.
El amor comienza en el cuerpo
encarna en un cuerpo;
que al tocarlo se disipa.
Fatal espejo:
la imagen deseada se desvanece,
tú te ahogas en tus propios reflejos.
Festín de espectros.
Aparición: el instante tiene cuerpo y ojos,
me mira.
Al fin la vida tiene cara y nombre.
Amar: hacer de un alma un cuerpo,
hacer de un cuerpo un alma,
hacer un tú de una presencia.
Amar: abrir la puerta prohibida,
pasaje que nos lleva al otro lado del tiempo.
Instante: reverso de la muerte,
nuestra frágil eternidad.
Espejo de las mutaciones.
Amor, isla sin horas,
isla rodeada de tiempo,
claridad
sitiada de noche.
Caer : es regresar,
caer es subir.

Amar es tener ojos en las yemas,
palpar el nudo en que se anudan
quietud y movimiento.
El arte de amar : ¿es arte de morir?
AMAR : es morir y revivir y remorir:
es la vivacidad.
Te quiero
porque yo soy mortal
y tú lo eres.
El placer hiere,
la herida florece.
En el jardín de las caricias
La flor se volvió palabra.
La palabra arde en mi memoria.
Amor: reconciliación con el Gran todo
y con los otros,
los diminutos todos
innumerables.
Volver al día del comienzo.
Al día de hoy.

Yo escribo: hablo contigo:
hablo conmigo.
Con palabras de agua, llama, aire y tierra
inventamos el jardín de las miradas.
Miranda y Fernand se miran,
interminablemente, en los ojos
-hasta petrificarse.
Una manera de morir
como las otras.
En la altura
las constelaciones escriben siempre
la misma palabra;
nosotros,
aquí abajo, escribimos
nuestros nombres mortales.
La pareja
es pareja porque no tiene Edén.
Somos los expulsados del Jardín,
estamos condenados a inventarlo
y cultivar sus flores delirantes,
joyas vivas que cortamos
para adornar un cuello.

Estamos condenados
a dejar el Jardín:
delante de nosotros
está el mundo.
Coda
Tal vez amar es aprender
a caminar por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos
como el tilo y la encina de la fábula.
Aprender a mirar.
Tu mirada es sembradora.
Plantó un árbol.
Yo hablo
porque tú meces los follajes.
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

Imagen
W. H. Auden

"La carta"

Desde la vez en que llegamos
a un nuevo valle, con el ceño fruncido
por el sol y porque nos extraviamos,
ciertamente has permanecido en mí: hoy
Yo, agachado tras el corral de las ovejas, oí
pasar a lo alto un ave fugaz,
anunciando con su canto una tormenta, y entendí
que los años son redondos
y que el circuito exhausto del amor ha reempezado
y no tiene fin ni desvío alguno.
Todo lo visto ha de pasar, así como hemos visto
las golondrinas por las tejas, o el temblor preliminar
de la verde primavera, un camión
solitario que pasa, el último
racimo del otoño. Pero ahora,
interrumpiendo en el hogar,
en un pensar abierto a la noche de par en par,
llega tu carta, que habla como tú,
de muchas cosas, mas no de venir.

Ni suena cerca su voz ni aun se entumecen los dedos,
pues si el amor rara vez ha tenido
una injusta respuesta, es porque fue engañado.
Yo, madurado con las temporadas, estoy
distinto o con un amor distinto,
y ya ni interrogo demasiado el gesto,
la sonrisa de piedra de aquel dios campestre,
nunca tan reticente
y siempre temeroso de decir más de lo
que quiso dar a entender.
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Carta desde muy lejos

Ella me escribió una carta desde un pequeño
cuarto cerca al Sena.
dijo que iba a asistir a clases de
baile. Se levantaba, dijo
a las 5 en punto de la mañana
y escribía a máquina poemas
o pintaba
y cuando sentía deseos de llorar
tenía una banca especial
junto al río.

Su libro de Cantos
se iría
en la Caída.

No supe qué decirle
pero
le conté
que haría sacar cualquiera de los dientes dañados
y tener cuidado del amante
francés.

Puse su foto junto al radio
cerca del ventilador
y se movió
como algo
vivo.

Me senté y lo observé
hasta cuando ya había fumado
5 o 6
cigarrillos que quedaban.
Entonces me levanté
y me fui a la cama.

Charles Bukowski
1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

Juan Gelman

Alguien llora la carta
que va a escribir. Afuera
se desmembrana el día en sus agüeros.
Una luz que viene de
millones de ojos que se juntan
y el vapor de la furia inmaculado
cambian las fechas de la muerte.
El fuego interior cuece
viejas iras para
que alguien les ponga nombre.

"La carta"
1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

te escribo en una hojita de papel
caída del cuaderno del hijo
con una baca un burro
sumas restas
esta carta que no enviaré jamás
tiene delicias y tristezas
y cuando la leías
te ponías muy dulce
porque yo no escribía nada
pero cantaban los pájaros
azules de la izquierda
volaban a tu sombra y callaban
con los ojos abiertos
como memorias en la noche
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Qué maravilla!!! :oops:
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Imagen

Ya ves

nada es serio ni digno de que se tome en cuenta
nos hicimos jugando todo el mal necesario

ya ves, no es una carta esto,

nos dimos esa miel de la noche, los bares,
el placer boca abajo, los cigarrillos turbios
cuando en el cielo raso tiembla la luz del alba

ya ves,
y yo sigo pensando en ti,

no te escribo, de pronto miro el cielo, esa nube que pasa
y tú quizás allá en tu malecón mirarás una nube
y eso es mi carta, algo que corre indescifrable y lluvia.

Nos hicimos jugando todo el mal necesario,
el tiempo pone el resto, los oseznos
duermen junto a una ardilla deshojada.

Julio Cortazar, Papeles inesperados
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

1
Avatar de Usuario
Sunrise
Vivo aquí
Mensajes: 7475
Registrado: 09 Ene 2009 22:11

Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

Carta a Ada Elena

Ada Elena, esta noche vi al hombre que tú amas.
Tú estás allá perdida en la ciudad inmensa.
Entre los rascacielos va tu figura tensa
de silencio y amor; como una esfinge en llamas.

Esta noche lo he visto. Sus altos hombros recios
se inclinaban un poco; sus ojos altaneros
miraban tiernamente los seres pasajeros...
Tiernos sus ojos, hechos de todos los desprecios.

Y yo pensé un instante que acaso estaba triste...
Porqué el hueco en su hombro por tan corto tuviste;
porque fuera tan parca sobre ti su mirada,
un leve regocijo tocó mi alma angustiada.
Cuando de pronto, oh amiga, de sus labios que oíste
tanto y tan poco... ¡brotó alegre una gran carcajada!

Ada Elena, no sueñes, no esperes, no imagines.
Mira el amor, si pasa, cual zumbador sin tiento.
No seques, por claustrada, la flor de tus jardines.
No tases –oro puro- lo que se lanza al viento.

El amor es fugaz y es frágil y es pequeño.
Girasol del instinto, no mide si cambió
en mitad de la ruta de un sueño, hacia otro sueño...
El hombre que tú amas lo acata: tú y yo no.

Ada Elena: en las calles hay cien mil hombres ávidos.
Resplandecen las luces. El vino en oros pálidos,
O en rubíes encendidos, pinta de bello la vida.

“El amor es fugaz y es frágil y es pequeño”.
Ríe, bulle, enloquece... y cuando llegue el sueño,
Duerme con el olvido de la bestia rendida! "

Clara Leir
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Imagen
Carta de ototño

Hoy te escribo porque sé que estás sola
y oyes la radio en una habitación
sin vistas al mar y lees libros
que leíste hace tiempo.
Porque sientes
como si fuera a llegar la noche de inmediato,
la inquietud de una tarde de espera
en la aséptica sala de un dentista.
Hoy te escribo porque sé que estás sola

y se han roto tus sueños,
y tus mitos murieron,
y la tarde está fría y no hay nadie en la calle.

Y menuda miseria asumir los errores
y los golpes al aire, el olor del fracaso,
las arrugas del tiempo y los días perdidos.

Trazas en el espejo
con el lápiz de labios el mapa
trashumante de la vida y lo vuelves
a borrar por retomar de nuevo
el mismo camino que reiniciaste
mil veces. Con el lápiz de labios.

Quién conoce la senda que buscaste,
quién tiene
en la mano la llave que perdiste
muchacha de vaqueros y suéter.

El mar sigue rompiendo en la orilla,
en la misma orilla
por donde andabas descalza
y mirabas –pezones agraces
y alma incendiada-
al horizonte y la bruma.

Hoy te escribo un poema
que tal vez nunca leas,
que tal vez nunca llegue a tu cuarto de humo
donde suena la radio
esta tarde de otoño.



Juan José Vélez Otero
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41160
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Imagen

Amigo Blas de Otero:
Porque sé que tú existes,
y porque el mundo existe, y yo también existo,
porque tú y yo y el mundo nos estamos muriendo,
gastando nuestras vueltas como quien no hace nada,
quiero hablarte y hablarme, dejar hablar al mundo
de este dolor que insiste en todo lo que existe.

Vamos a ver, amigo, si esto puede aguantarse:
El semillero hirviente de un corazón podrido,
los mordiscos chiquitos de las larvas hambrientas,
los días cualesquiera que nos comen por dentro,
la carga de miseria, la experiencia —un residuo—,
las penas amasadas con lento polvo y llanto.

Nos estamos muriendo por los cuatro costados,
y también por el quinto de un Dios que no entendemos.
Los metales furiosos, los mohos del cansancio,
los ácidos borrachos de amarguras antiguas,
las corrupciones vivas, las penas materiales...
todo esto —tú sabes—, todo esto y lo otro.

Tú sabes. No perdonas. Estás ardiendo vivo.
La llama que nos duele quería ser un ala.
Tú sabes y tu verso pone el grito en el cielo.
Tú, tan serio, tan hombre, tan de Dios aun si pecas,
sabes también por dentro de una angustia rampante,
de poemas prosaicos, de un amor sublevado.

Nuestra pena es tan vieja que quizá no sea humana:
ese mugido triste del mar abandonado,
ese temblor insomne de un follaje indistinto,
las montañas convulsas, el éter luminoso,
un ave que se ha vuelto invisible en el viento,
viven, dicen y sufren en nuestra propia carne.

Con los cuatro elementos de la sangre, los huesos,
el alma transparente y el yo opaco en su centro,
soy el agua sin forma que cambiando se irisa,
la inercia de la tierra sin memoria que pesa,
el aire estupefacto que en sí mismo se pierde,
el corazón que insiste tartamudo afirmando.

Soy creciente. Me muero. Soy materia. Palpito.
Soy un dolor antiguo como el mundo que aún dura.
He asumido en mi cuerpo la pasión, el misterio,
la esperanza, el pecado, el recuerdo, el cansancio,
Soy la instancia que elevan hacia un Dios excelente
la materia y el fuego, los latidos arcaicos.

Debo salvarlo todo si he de salvarme entero.
Soy coral, soy muchacha, soy sombra y aire nuevo,
soy el tordo en la zarza, soy la luz en el trino,
soy fuego sin sustancia, soy espacio en el canto,
soy estrella, soy tigre, soy niño y soy diamante
que proclaman y exigen que me haga Dios con ellos.

¡Si fuera yo quien sufre! ¡Si fuera Blas de Otero!
¡Si sólo fuera un hombre pequeñito que muere
sabiendo lo que sabe, pesando lo que pesa!
Mas es el mundo entero quien se exalta en nosotros
y es una vieja historia lo que aquí desemboca.
Ser hombre no es ser hombre. Ser hombre es otra cosa.

Invoco a los amantes, los mártires, los locos
que salen de sí mismos buscándose más altos.
Invoco a los valientes, los héroes, los obreros,
los hombres trabajados que duramente aguantan
y día a día ganan su pan, mas piden vino.
Invoco a los dolidos. Invoco a los ardientes.

Invoco a los que asaltan, hiriéndose, gloriosos,
la justicia exclusiva y el orden calculado,
las rutinas mortales, el bienestar virtuoso,
la condición finita del hombre que en sí acaba,
la consecuencia estricta, los daños absolutos.
Invoco a los que sufren rompiéndose y amando.

Tú también, Blas de Otero, chocas con las fronteras,
con la crueldad del tiempo, con límites absurdos,
con tu ciudad, tus días y un caer gota a gota,
con ese mal tremendo que no te explica nadie.
Irónicos zumbidos de aviones que pasan
y muertos boca arriba que no, no perdonamos.

A veces me parece que no comprendo nada,
ni este asfalto que piso, ni ese anuncio que miro.
Lo real me resulta increíble y remoto.
Hablo aquí y estoy lejos. Soy yo, pero soy otro.
Sonámbulo transcurro sin memoria ni afecto,
desprendido y sin peso, por lúcido ya loco.

Detrás de cada cosa hay otra cosa que es la misma,
idéntica y distinta, real y a un tiempo extraña.
Detrás de cada hombre un espejo repite
los gestos consabidos, mas lejos ya, muy lejos.
Detrás de Blas de Otero, Blas de Otero me mira,
quizá me da la vuelta y viene por mi espalda.

Hace aún pocos días caminábamos juntos
en el frío, en el miedo, en la noche de enero
rasa con sus estrellas declaradas lucientes,
y era raro sentirnos diferentes, andando.
Si tu codo rozaba por azar mi costado,
un temblor me decía: «Ese es otro, un misterio.»

Hablábamos distantes, inútiles, correctos,
distantes y vacíos porque Dios se ocultaba,
distintos en un tiempo y un lugar personales,
en las pisadas huecas, en un mirar furtivo,
en esto con que afirmo: «Yo, tú, él, hoy, mañana»,
en esto que separa y es dolor sin remedio.

Tuvimos aún que andar, cruzar calles vacías,
desfilar ante casas quizá nunca habitadas,
saber que una escalera por sí misma no acaba,
traspasar una puerta —lo que es siempre asombroso—,
saludar a otro amigo también raro y humano,
esperar que dijeras —era un milagro—: Dios al fin escuchaba.

Todo el dolor del mundo le atraía a nosotros.
Las iras eran santas; el amor, atrevido;
los árboles, los rayos, la materia, las olas,
salían en el hombre de un penar sin conciencia,
de un seguir por milenios, sin historia, perdidos.
Como quien dice «sí», dije Dios sin pensarlo.

Y vi que era posible vivir, seguir cantando.
Y vi que el mismo abismo de miseria medía
como una boca hambrienta, qué grande es la esperanza.
Con los cuatro elementos, más y menos que hombre,
sentí que era posible salvar el mundo entero,
salvarme en él, salvarlo, ser divino hasta en cuerpo.

Por eso, amigo mío, te recuerdo, llorando;
te recuerdo, riendo; te recuerdo, borracho;
pensando que soy bueno, mordiéndome las uñas,
con este yo enconado que no quiero que exista,
con eso que en ti canta, con eso en que me extingo
y digo derramado: amigo Blas de Otero.

Gabriel Celaya
1
Avatar de Usuario
luisoroverde
Vivo aquí
Mensajes: 7529
Registrado: 19 Sep 2007 15:29
Ubicación: Argentina
Contactar:

Re: Poemas con cartas

Mensaje por luisoroverde »

de Ezra Pound....


Cuando yo todavía llevaba el pelo cortado sobre la frente
jugaba en el portal delantero, recogiendo flores.
Tú viniste con zancos de madera jugando a los caballos,
caminaste junto a mi asiento, jugando con ciruelas azules
y seguimos viviendo en el pueblo de Chokan:
dos niños, sin aversión ni sospecha.

Con catorce años me casé con vos, mi señor.
Nunca me reía porque era tímida.
Bajaba la cabeza y miraba a la pared.
Aunque me llamaran mil veces, nunca volvía la cabeza.

Con quince años dejé de fruncir el ceño,
deseaba que mi polvo se mezclara con el tuyo
para siempre y para siempre y para siempre.
¿Para qué seguir vigilando?

Te fuiste cuando yo tenía dieciséis años,
te fuiste a la lejana Ku-to-yen, junto al río de los remolinos,
y has estado fuera cinco meses.
Los monos hacen un ruido muy triste por ahí arriba.
Cuando te fuiste arrastrabas los pies.

En el portal ahora ha crecido el musgo, musgos distintos,
¡demasiado profundos para limpiarlos!
Los hojas caen pronto este otoño, por culpa del viento.
Las mariposas emparejadas ya amarillean en el agosto
sobre la hierba del jardín del oeste;
me duelen. Me hago vieja.

Si has de venir por los vados del río Kiang,
por favor, házmelo saber de antemano
y yo saldré a recibirte,
iré hasta Cho-fu-sa.
Responder