Poemas con cartas

Aquellas maravillosas cartas.

Moderador: natura

gota

Re: Poemas con cartas

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CARTA

Por la presente sabrás que no mejoro
y que nunca se vio desde la niebla
la soledad tan encendida; agrios
los días pasan y no entiendo
las palabras que mi tristeza dicta.
Extraña alquimia la de mi sentimiento.
Extraño mago el que pacta con la muerte
y la vida, el mar y el equilibrio.
Mira mis manos: parpadean y son aire
y tierra y fuego. Dibujan tu imagen
en la noche más honda y la esconden
en el silencio. Tú no conoces el desierto
que me acoge y me oprime contra el cielo.
Tú no conoces la ceniza y la duda
que el azar enterró en los libros que aprendo
para alcanzarte.
Estos días
no existe luz que no te contenga
ni llenes con luz negra.
Otro destino no tengo
que velar tu cuerpo entre las sombras.

Xuan Bello
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madison
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

MADRE MÍA QUE ESTÁS EN UNA CARTA


II


Trato de hallar aquella luz
que apenas
canta en el vientre necesario
donde nací a la vida,
pero pareces sólo un eco
que brota de la tierra cuando llueve.


Registro los anones, las vidrieras,
el delantal que no olvidó tu música
y nada encuentro sino un miedo
a que te vuelvas de ceniza. ...


...Me estabas invitando a tanta nieve
sin saberlo.
¿Qué hubiera hecho sin el sol,
mamá juiciosa entre frituras,
cocinando siempre?
Si a mí esas uvas no me dicen hija
y en cambio quedo lela entre las palmas;
me da suerte la aurora
con su repunte de sinsontes...


Mamá,
vuelve con el terral, entra en el tiempo,
aprovecha el milagro de la tarde:
te cogerá la mano zurcidora
aquel olor a piña,
has de encontrar en tu zaguán la areca
que se secó de echarle lágrimas.


Mamá,
no pelearemos,
me pondré los vestidos de la infancia
que tú quieras.
Aún respeto
el lugar en donde reposabas los cubiertos,
el almanaque del sesenta y cinco
que en la pared del cuarto hace una mueca de ternura.


No sé cómo decirte
que el comején ya terminó tu cama
y que el espejo, de no verte nunca,
se ha puesto ciego y no le asusta ni el relámpago.


Mamá,
los balancines
de aquella linda mecedora tuya
le han dicho sí a la muerte.
Pero yo te he cuidado esas agujas con que hacías
enredos de colores,
el perfume que alzaste en las cazuelas
y aquel dedal de plata
donde cabían los sueños de tu esposo.
Ay, no te digo viuda
porque papá está aquí guardado entre los libros.
¡Que broma tan radiante cuando salga!


Ahora sigo siendo libre,
y como siempre pobre, enferma,
atolondrada.


Mamá,
te compraré otro piano.
Si cuando llegues falta el queso,
la almendra falta,
te haré algún caldo fabuloso
con el amor y con su cáscara.
Y nos iremos a encontrar sorpresas,
te enseñaré unos eucaliptos inmortales,
el pueblo que aromó su peripecia;
y tú,
devuelta al tomeguín,
te harás un solo nudo con mi tierra
como una madre que abrazó a otra madre.

CARILDA OLIVER LABRA.
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madison
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Amigo Blas de Otero: Porque sé que tú existes,
y porque el mundo existe, y yo también existo,
porque tú y yo y el mundo nos estamos muriendo,
gastando nuestras vueltas como quien no hace nada,
quiero hablarte y hablarme, dejar hablar al mundo
de este dolor que insiste en todo lo que existe.

Vamos a ver, amigo, si esto puede aguantarse:
El semillero hirviente de un corazón podrido,
los mordiscos chiquitos de las larvas hambrientas,
los días cualesquiera que nos comen por dentro,
la carga de miseria, la experiencia —un residuo—,
las penas amasadas con lento polvo y llanto.

Nos estamos muriendo por los cuatro costados,
y también por el quinto de un Dios que no entendemos.
Los metales furiosos, los mohos del cansancio,
los ácidos borrachos de amarguras antiguas,
las corrupciones vivas, las penas materiales...
todo esto —tú sabes—, todo esto y lo otro.

Tú sabes. No perdonas. Estás ardiendo vivo.
La llama que nos duele quería ser un ala.
Tú sabes y tu verso pone el grito en el cielo.
Tú, tan serio, tan hombre, tan de Dios aun si pecas,
sabes también por dentro de una angustia rampante,
de poemas prosaicos, de un amor sublevado.

Nuestra pena es tan vieja que quizá no sea humana:
ese mugido triste del mar abandonado,
ese temblor insomne de un follaje indistinto,
las montañas convulsas, el éter luminoso,
un ave que se ha vuelto invisible en el viento,
viven, dicen y sufren en nuestra propia carne.

Con los cuatro elementos de la sangre, los huesos,
el alma transparente y el yo opaco en su centro,
soy el agua sin forma que cambiando se irisa,
la inercia de la tierra sin memoria que pesa,
el aire estupefacto que en sí mismo se pierde,
el corazón que insiste tartamudo afirmando.

Soy creciente. Me muero. Soy materia. Palpito.
Soy un dolor antiguo como el mundo que aún dura.
He asumido en mi cuerpo la pasión, el misterio,
la esperanza, el pecado, el recuerdo, el cansancio,
Soy la instancia que elevan hacia un Dios excelente
la materia y el fuego, los latidos arcaicos.

Debo salvarlo todo si he de salvarme entero.
Soy coral, soy muchacha, soy sombra y aire nuevo,
soy el tordo en la zarza, soy la luz en el trino,
soy fuego sin sustancia, soy espacio en el canto,
soy estrella, soy tigre, soy niño y soy diamante
que proclaman y exigen que me haga Dios con ellos.

¡Si fuera yo quien sufre! ¡Si fuera Blas de Otero!
¡Si sólo fuera un hombre pequeñito que muere
sabiendo lo que sabe, pesando lo que pesa!
Mas es el mundo entero quien se exalta en nosotros
y es una vieja historia lo que aquí desemboca.
Ser hombre no es ser hombre. Ser hombre es otra cosa.

Invoco a los amantes, los mártires, los locos
que salen de sí mismos buscándose más altos.
Invoco a los valientes, los héroes, los obreros,
los hombres trabajados que duramente aguantan
y día a día ganan su pan, mas piden vino.
Invoco a los dolidos. Invoco a los ardientes.

Invoco a los que asaltan, hiriéndose, gloriosos,
la justicia exclusiva y el orden calculado,
las rutinas mortales, el bienestar virtuoso,
la condición finita del hombre que en sí acaba,
la consecuencia estricta, los daños absolutos.
Invoco a los que sufren rompiéndose y amando.

Tú también, Blas de Otero, chocas con las fronteras,
con la crueldad del tiempo, con límites absurdos,
con tu ciudad, tus días y un caer gota a gota,
con ese mal tremendo que no te explica nadie.
Irónicos zumbidos de aviones que pasan
y muertos boca arriba que no, no perdonamos.

A veces me parece que no comprendo nada,
ni este asfalto que piso, ni ese anuncio que miro.
Lo real me resulta increíble y remoto.
Hablo aquí y estoy lejos. Soy yo, pero soy otro.
Sonámbulo transcurro sin memoria ni afecto,
desprendido y sin peso, por lúcido ya loco.

Detrás de cada cosa hay otra cosa que es la misma,
idéntica y distinta, real y a un tiempo extraña.
Detrás de cada hombre un espejo repite
los gestos consabidos, mas lejos ya, muy lejos.
Detrás de Blas de Otero, Blas de Otero me mira,
quizá me da la vuelta y viene por mi espalda.

Hace aún pocos días caminábamos juntos
en el frío, en el miedo, en la noche de enero
rasa con sus estrellas declaradas lucientes,
y era raro sentirnos diferentes, andando.
Si tu codo rozaba por azar mi costado,
un temblor me decía: «Ese es otro, un misterio.»

Hablábamos distantes, inútiles, correctos,
distantes y vacíos porque Dios se ocultaba,
distintos en un tiempo y un lugar personales,
en las pisadas huecas, en un mirar furtivo,
en esto con que afirmo: «Yo, tú, él, hoy, mañana»,
en esto que separa y es dolor sin remedio.

Tuvimos aún que andar, cruzar calles vacías,
desfilar ante casas quizá nunca habitadas,
saber que una escalera por sí misma no acaba,
traspasar una puerta -lo que es siempre asombroso-,
saludar a otro amigo también raro y humano,
esperar que dijeras -era un milagro-: Dios al fin escuchaba.

Todo el dolor del mundo le atraía a nosotros.
Las iras eran santas; el amor, atrevido;
los árboles, los rayos, la materia, las olas,
salían en el hombre de un penar sin conciencia,
de un seguir por milenios, sin historia, perdidos.
Como quien dice «sí», dije Dios sin pensarlo.

Y vi que era posible vivir, seguir cantando.
Y vi que el mismo abismo de miseria medía
como una boca hambrienta, qué grande es la esperanza.
Con los cuatro elementos, más y menos que hombre,
sentí que era posible salvar el mundo entero,
salvarme en él, salvarlo, ser divino hasta en cuerpo.

Por eso, amigo mío, te recuerdo, llorando;
te recuerdo, riendo; te recuerdo, borracho;
pensando que soy bueno, mordiéndome las uñas,
con este yo enconado que no quiero que exista,
con eso que en ti canta, con eso en que me extingo
y digo derramado: amigo Blas de Otero.


Gabriel Celaya.
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madison
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

las cartas de las que hablo son azules y son lacradas
se guardan en casilleros con llaves de hielo
y no les llega la humana inmisericordia
estas cartas íntimas, son prohibidas
están censuradas vedadas
a la vista poderosa del cuervo crítico
que devora todo aquello que no es blanco
– y solo porque él es tan… tan negro -
y la lluvia ácida de su orín
no borra las letras de oro de éstas cartas
nunca más
– dijo el cuervo, nunca más -

y tu nombre en ellas esta a resguardo
de la belleza tonta, recurrente
del que escribe sobre las olas del mar
de la gaviota idiota
de la belleza histérica de la mariposa kitsch
de la palmera centroamericana
del ?oh! pez dorado! pez dorado…!?
las fotos de la niñez…

tu nombre
mi gran amor último amor
solo lo digo con honor aquí, en los márgenes

tu nombre
no esta imbuido por la inmoral luz del sol
la patria de este tipo de bellezas obscenas
tiene una bandera que uso
para limpiar heces calientes
los vómitos ambarinos de la embriaguez

las horas insoportables
en las que simplemente no estás
y escribo las cartas…

Y escribo las cartas.


Las Cartas De Las Que Hablo... de Héctor Urruspuru
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madison
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

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Escritos al dorso de dos cartas postales

Una sirena llora
La salida de un barco
Sobre el agua que borra.

Yo sufro la ausencia
Y el espacio duro;
La pena es un muro.

La ruta es una trampa:
Ni trenes, ni navío;
El viaje está vacío.

Reflejo, que tu lanza
Traspase la distancia
Y pegue con dulzor.

(La miel de las heridas
Embalsama el amor).

1934

Versión de Silvia Barón-Supervielle
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Imagen
Carta

Amada, en las palabras que te escribo
quisiera que encontraras el color
de este pálido cielo pensativo
que estoy mirando, al recordar tu amor.

Que sintieras que ya julio se acerca
-el oro está naciendo de la mies-,
y escucharas zumbar ]a mosca terca
que oigo volar en el calor del mes...

Y pensaras: "¡Qué año tan ardiente!",
"¡Cuánto sol en las bardas!"... y, quizás,
que un suspiro cerrara blandamente
tus ojos... nada más... ¿Para que más?

Jaime Torres Bodet
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

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Otro romanticismo

Te escribo nuevamente desde una tarde helada
de esas en que nos puede el sentimiento
y la obsesión -ese pingajo de la soledad-
te derriba, te ocupa, sienta plaza en tu cuerpo
y, lo más peligroso, te alumbra, te interroga.

Y ves que los renglones se estrechan,
las letras se amontonan
y comprendes el hueco imposible,
el espacio que nunca compartimos
y este bello recurso de contarte la vida
poblando de historia y de sueños
las hojas tibias del dolor
que tanto me recuerdan tus muslos o tu espalda.
Por ellos navegué durante tanto tiempo,
en ellos aprendí tantas cosas extrañas,
tanto golpe de mar,
que parece imposible olvidarte así, de pronto,
como quien tira la luz por la ventana,
como quien se despuebla de golpe de esperanza.

¿Quién puede responder sin ningún truco
a las preguntas viejas, enquistadas,
hechas parte de ti?

¿Quién cruzará de un salto las aguas del olvido
sin sentir cómo quema en la carne la sorpresa de un día,
las sábanas de un día, los cuerpos ofreciéndose,
las ojeras del gozo al amanecer?

¿No volverá el amor ,
aquel juego con náufragos y cofres,
a sorprendernos con su mano abierta,
a dejar en la playa de un hombro
como alga de plata que reposa
la saliva brillante del deseo?

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Por eso he de decirte -aunque sea por escrito-
f que está la casa abierta para ti,
que te esperan los libros, el té, mi soledad,
las dudas de las tardes de domingo,
la pequeña verdad
que no se tiene en pie sin tus palabras.

No es posible saber cuando todo enmudece
y la vida se ha vuelto una sórdida esquina
si nos falló el presentimiento
o será que el mercado nos fue tragando
con sus comadres y su algarabía,
que no supimos vernos ni hablarnos
entre anuncios de sopas luminosas,
promesas y altavoces
pregonando los últimos saldos
de la felicidad.

Será que llevaremos inevitablemente
un lenguaje podrido que amarga el paladar
y te pone a escupir en mitad de la urgencia
cuando toda la historia apenas si consiste
en decirnos que sí, que nos amamos.

Y los golpes, tan fuertes, las aguas del olvido,
tan hondas... Yo no sé!

Hay cosas en la vida
que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama.

Y cartas que se escriben
cuando la prisa clava su aguijón
y te deja colgando del alero
y te da por pensar
que es posible que no nos conociéramos
aunque fuimos viviendo el mismo frío,
la misma explotación,
el mismo compromiso de seguir adelante
a pesar del dolor.


Javier Egea
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

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Escribir la luz

El día, como una carta abierta
se despliega con su temblor de signos.
El mundo es un lenguaje
que la mirada escucha.
Las nubes son palabras
que el viento deletrea.
En renglones, las sombras
dibujan el silencio.
Hay una soledad acompañada
una suave certeza en cada sílaba
una herida de luz en cada cifra.
El hombre ha comprendido
el corazón del árbol.

En el bosque secreto que me habita
amanecen los pájaros.

Carmen Villoro
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Sunrise
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

Nadie te manda cartas ahora. Debajo del faro
en el atardecer. Los labios partidos por el viento
Hacia el Este hacen la revolución. Un gato duerme
entre tus brazos. A veces eres inmensamente feliz.
En la sala de lecturas del Infierno En el club
de aficionados a la ciencia-ficción
En los patios escarchados En los dormitorios de tránsito
En los caminos de hielo. Cuando ya todo parece más claro
Y cada instante es mejor y menos importante
Con un cigarrillo en la boca y con miedo. A veces
los ojos verdes. Y 26 años...

Roberto Bolaño
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madison
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

A quien corresponda

Un servidor,
Joan Manuel Serrat,
casado, mayor de edad,
vecino de Camprodón, Girona,
hijo de Ángeles y de Josep,
de profesión cantautor,
natural de Barcelona,
según obra en el Registro Civil,
hoy, lunes 20 de Abril de 1981,
con las fuerzas de que dispone,
atentamente

EXPONE (dos puntos)

Que las manzanas no huelen,
que nadie conoce al vecino,
que a los viejos se les aparta
después de habernos servido bien.

Que el mar está agonizando,
que no hay quien confíe en su hermano,
que la tierra cayó en manos
de unos locos con carnet.

Que el mundo es de peaje y experimental,
que todo es desechable y provisional.

Que no nos salen las cuentas,
que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde,
donde nunca pasa nada.

Por eso
y muchas deficiencias más
que en un anexo se especifican,
sin que sirva de precedente,
respetuosamente

SUPLICA

Se sirva tomar medidas
y llamar al orden a esos chapuceros
que lo dejan todo perdido
en nombre del personal.

Pero hágalo urgentemente
para que no sean necesarios
más héroes ni más milagros
pa' adecentar el local.

No hay otro tiempo que el que no ha "tocao",
acláreles quién manda y quién es el "mandao".

Y si no estuviera en su mano
poner coto a tales desmanes,
mándeles copiar cien veces
que "Esas cosas no se hacen".

Gracia que espera merecer
del recto proceder
de quien no suele llamarse a engaño,
a quien Dios guarde muchos años.

AMÉN.
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

La mujer del mercader del río: Una Carta de Ezra Pound

Cuando yo todavía llevaba el pelo cortado sobre la frente
jugaba en el portal delantero, recogiendo flores.
Tú viniste con zancos de madera jugando a los caballos,
caminaste junto a mi asiento, jugando con ciruelas azules
y seguimos viviendo en el pueblo de Chokan:
dos niños, sin aversión ni sospecha.

Con catorce años me casé con vos, mi señor.
Nunca me reía porque era tímida.
Bajaba la cabeza y miraba a la pared.
Aunque me llamaran mil veces, nunca volvía la cabeza.

Con quince años dejé de fruncir el ceño,
deseaba que mi polvo se mezclara con el tuyo
para siempre y para siempre y para siempre.
¿Para qué seguir vigilando?

Te fuiste cuando yo tenía dieciseis años,
te fuiste a la lejana Ku-to-yen, junto al río de los remolinos,
y has estado fuera cinco meses.
Los monos hacen un ruido muy triste por ahí arriba.
Cuando te fuiste arrastrabas los pies.
En el portal ahora ha crecido el musgo, musgos
distintos,
¡demasiado profundos para limpiarlos!
Los hojas caen pronto este otoño, por culpa del viento.
Las mariposas emparejadas ya amarillean en el agosto
sobre la hierba del jardín del oeste;
me duelen. Me hago vieja.
Si has de venir por los vados del río Kiang,
por favor, házmelo saber de antemano
y yo saldré a recibirte,
iré hasta Cho-fu-sa.
Por Rihaku

Versión de Javier Calvo
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por Sunrise »

Carta a Mariana

¿Qué película te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
a quien hacerle estas preguntas.

Me escribes desde una ciudad que odias
a las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
mientras tú oías Bach y pensabas volar.

No creí que iba a recordarte
ni creí que te acordarías de mí.
¿ Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.

Es cierto que haremos el amor
y lo haremos como me gusta a mí:
todo un día de persianas cerradas
hasta que tu cuerpo reemplace al sol.

Acuérdate que mi signo es Cáncer,
pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
para inventar nuevas supersticiones.

Me escribes que tendremos una casa
aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
y yo con los amigos tomo demasiado.

Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
y estás con quién sabe qué malas compañías,
mientras aquí hay tan pocas personas
a quien hacerles estas simples preguntas:

«¿Qué canción te gustaría oír,
qué película te gustaría ver?
¿ y con quién te gustaría que soñáramos
después de las nueva y media de la noche?».

Jorge Teillier
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

Recibir una carta cuando se espera la llegada de una mujer

una carta de mujer

de mujer nacida de poema

abrir la carta como quien despega un deseo

leer la carta como se recita un universo

besar la carta como se busca el color de un poema

plegar la carta en la cartera como se prohija una rima

quemar el sobre de la carta como se viaja al interior de África

archivar la carta con otras cartas como a la enferma con otras enfermas

acordarse de la carta cuando se duda de la selva

olvidarse de la carta como cuando se nos muere una época

y de otra mujer olvidada nos nace el salvador poema”.

Gerardo Diego.- Recibir una carta
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

DESDE QUE

Desde que
decidí no responder
nunca más
a una carta tuya
ninguna otra carta he
podido nunca
abrir siquiera

Dejo que vengan
que me caigan en torno
que yazcan ahí a mis pies
boca abajo y sin respuesta
calladas
como yo como ahora mi
vida

Giorgio Bassani
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Re: Poemas con cartas

Mensaje por madison »

La carta

Mirabas siempre hacia adelante
como si allí estuviese el mar. Creabas
de esta manera un movimiento de olas
ajeno y mítico en alguna playa.
Nos unía la fuerza peligrosa
que da al amor la soledad.
Aún hace temblar entre mis dedos,
de forma imperceptible este papel.
Camino abandonado entre tú y yo,
cubierto por las cartas, hojas muertas.
Pero sé que el camino persiste.
Si abandono la mano sobre el pequeño fajo,
la siento descansar sobre tu espalda.
Solías escuchar hacia adelante
como si allí estuviese el mar, ya transformado
en una voz cansada, ronca y cálida.
Poco nos une aún: sólo el temblor
de este papel tan fino entre los dedos.

Joan Margarit
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