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¿Quién no ha leído a Lope de Vega y Calderón entre otros muchos autores? Buñuel, Almodóvar, Fellini, ¿qué sería de una buena película sin un buen guión?
Una tarde, Kafka me visitó y atravesó impensadamente una pieza donde estaba recostado mi padre. Este se despertó y Kafka murmuró al pasar:
— Le ruego, considéreme un sueño.
Max Brod. Rec. 2024
Yo lo tengo en préstamo, por lo que no puedo planificar mucho ni a largo plazo. Si lo devuelvo igual no lo vuelvo a ver en un tiempo.
Leeré la primera en breve porque tengo curiosidad. Las demás iré viendo.
Una tarde, Kafka me visitó y atravesó impensadamente una pieza donde estaba recostado mi padre. Este se despertó y Kafka murmuró al pasar:
— Le ruego, considéreme un sueño.
Max Brod. Rec. 2024
De hecho, la obra original se llama Frankenstein o el moderno Prometeo, porque así como Prometeo es considerado el patrón, el benefactor de los hombres, por violar las leyes divinas y entregar el fuego a los hombres, Víctor Frankenstein pretende violar otra de esas leyes, la de la mortalidad de los seres humanos.
Bajo tierra seca de César Pérez Gellida. La campana de cristal de Sylvia Plath
En ella se muestra cómo la sociedad juzga a alguien por su aspecto, tiene un aspecto monstruoso pero en realidad no lo es, y esto entronca con la tradición de la cultura europea de la cara es el espejo del alma, y por lo tanto en las obras literarias los buenos y virtuosos eran agraciados y los malos y viciosos eran feos o maltrechos, no hay más que ver al Ricardo III de Shakespeare, y de ahí también El retrato de Dorian Gray de Wilde, o el que haya dos almas que son las dos caras, el bien y el mal dentro de la misma persona, como en El Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson, y aquí al final parece que se vislumbra algo de eso, al fin y al cabo el Dr. Frankenstein es capaz de dejar morir a Justine simplemente para que no se sepa lo que él ha hecho. También se ve en la intervención del ciego, como no lo ve, no lo juzga, sin embargo, a pesar de que ha trabajado para ellos, la hija y el yerno lo atacan por el hecho de su aspecto.
La crueldad máxima es dar a la vida a otra persona, y así también satisfacer su ansia de llevar a cabo el experimento de nuevo, para matarla y así acabar con la criatura, lo que supone otra crueldad más.
En fin, una visión de la lucha del bien y del mal, pero donde todo es muy ambiguo y no sabemos realmente quién encarna qué, y más bien nos movemos en zonas grises en todo momento.
Bajo tierra seca de César Pérez Gellida. La campana de cristal de Sylvia Plath