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La ruina no avisaHiperión escribió:Los poemas de "España toda" están estructurados como un diálogo íntimo entre la autora y la propia "España". En ocasiones es absurdo, dulce, irónico, firme, difícil, pero siempre salpicado de frescura y una gran dosis de humor.
"España toda" es una clara denuncia sobre la corrupción de un país que ha ensuciado el nombre de patria, es un intento de vapulear a los políticos sin corazón que nos gobiernan.
"España toda" es una charla distendida entre dos viejas amigas que no se entienden pero se aman, la ordenación del territorio sentimental que todos llevamos dentro.
Es la herida, la sangre, la conformidad, un golpe y un cigarrillo fumado a medias, un bar de barrio al anochecer, una puta y su chulo, una paloma y su cazador, el Horla llamando a las puertas del alma, algo a lo que el lector no podrá resistirse.
(España).
Cualquier trimestre,
mientras la flor de Alejandría
se queda embarazada de una tarántula
y el mundo africano
gira en la cintura del hambre,
a ti,
(España)
se te empezarán a caer los montes,
empezarás a secarte de arriba a abajo,
no habrá grúa
ni satélite
que te saque de la depresión.
La ruina no avisa
(España).
Todos tus vestidos se harán estrechos
(no más pactos con Francia /
no más lamentos de Portugal /
de Alemania habrá que olvidarse /
también de participar en Eurovisión).
Entonces te dará pena caminar tan sola,
porque cuando llega la ruina,
toda la familia
hace las maletas
y se marcha lejos
(la familia aquí son tus habitantes,
los inmigrantes de los 40
de los 50`5
de los 2038).
Todos ellos harán cola en la boca de un tren y partirán
arrojando a tu vientre clinex y mujeres estériles.
Ya nadie te llamará madre,
ni te escribirá cartas de amor,
mucho menos canciones,
porque Serrat estará muerto
bajo la piedra mediterránea de un maniquí.
La ruina no avisa
(España).
Será como esperar en lo oscuro
el desahucio de tu hogar,
rodeada de cajas
(de ríos,
de cordilleras,
de monumentos catedraliceos,
de pueblos con sus fiestas
y sus fuegos de artificio).
Puede que sea Dios el que venga a decirte:
Caput.
Dios mismo vestido de astronauta
o de político
o de carnicero
(quién sabe).
La ruina llega sin avisar,
se estanca en la sangre del sueño,
quema los ojos del futuro,
pellizca los harapos del alma
hasta que no queda más que un mal sonido,
algo similar al eco de una cucaracha
reptando por el aire.