Fernando Ortiz

[Onírico]

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Fernando Ortiz (Sevilla, 1947) Poeta y ensayista.

Biografía
Cursó en Madrid estudios de Filosofía y Letras y Ciencias Políticas, diplomándose en la Escuela de Documentalistas.Colaboradorr habitual de revistas literarias españolas e internacionales y columnista de Prensa. Publicó su primera obra poética, Primera despedida, en 1978. A esta obra siguió Personae (1981), que cierran el primer ciclo en la obra de Ortiz, caracterizado por la profunda influencia de sus autores preferidos: Jaime Gil de Biedma, Valente, García Baena, Gil-Albert, y, especialmente, Luis Cernuda. A partir de la publicación de Vieja amiga (1984), inició una segunda etapa, en la que su poesía refleja una hondura de sentimiento y desolación que contrapone a la visión de su Sevilla natal y su Andalucía más profunda, libre de tópicos, y a su recurrente retorno a la adolescencia. A Vieja amiga siguieron Marzo (1986), Recado de escribir (1990) El verano (1992), "Moneditas", "Posdata". Su poesía completa está recogida en "Vieja amiga" (Córdoba, ED. Almuzara, 2008). Ha cultivado también el género ensayístico, publicando Introducción a la poesía andaluza contemporánea (1981) , "La Caja China" Valencia, Ed. Pre-Textos), "Verso y glosa" (Valencia, Ed. Pre-Textos) La estirpe de Bécquer" (2ª ed.,1985), Sevilla y los sevillanos (1992), Manual del veraneante perpetuo (1994) y Sevilla (Antología de prosas de Romero Murube (1994).También "Lírica andaluza contemporánea" (Córdoba, Almuzara, 2006). Es premio Nacional de poesía "Vicente Núñez" y de artículos periodísticos "José María Peman", entre otros galardones.

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Como titula Javier Salvago en un artículo publicado sobre él en Diario de Sevilla, el 16 de febrero de 2010: “Fernando Ortiz, el mejor poeta sordo de su calle”:
http://www.diariodesevilla.es/article/o ... calle.html


En la perfecta edad

El sabor del café, el cigarrillo,
el pausado paseo de la tarde,
el olor de la tierra cuando llueve,
la grata charla con algún amigo
y alguna rara página gozada
son tu amor a la vida, tus sentidos.
Ahondan las heridas con el tiempo
aunque oculte a su vez las cicatrices.
La juventud pasó, y eso que tienes
es lo que llaman madurez los necios.



Ausentes ojos

El hombre está hecho con la sustancia de los sueños. Shakespeare

El pasado. Sudor. ¿Todo se olvida? En sueños,
unos gastados ojos con fijeza te observan
como si desearan en sus ojos ausentes
apresar tantos años de miradas perdidas.

Ellos son la memoria de tu estirpe. ¿No escuchas?:
«Quien da amor, lo recibe. Quien sus horas malgasta,
como amarga resaca las horas lo devuelven
junto a la triste orilla sin saber quién ha sido.»

Si sombras son de un sueño, llegará al fin la noche
en que tú habrás de serlo para quienes te amaron.
Que esa sombra sea grata, pues bajo su penumbra
otros han de tejer la trama de sus vidas.