Su nombre era el de todas las mujeres - Luis A. de Cuenca
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Su nombre era el de todas las mujeres - Luis A. de Cuenca
El amor, laurel olímpico de la poesía luisalbertiana. Amantísimo lector, retenido por tu curiosidad ante esta solapa, debes saber que Su nombre era el de todas las mujeres y otros poemas de amor y desamor es y no es una antología amorosa. La verdad de la mentira de la simple dicotomía amatoria del título sólo resume dos caras de una moneda más compleja -extraña e imposible-, poseedora de mil y una caras que siempre reflejan la sorpresa culta de su sombra antes de caer de canto. Más de mil amores tras la estela de la regla XXVI del De amore, de Andrés el Capellán: Amor nil posset amori denegare («El amor no puede negar nada al amor»). Y una clarísima pasión estética escrita sin límites ni laberintos, una galaxia enamorada de poemas como estrellas. «Esto es amor, quien lo probó lo sabe.»
Fuente
Se vino enredado entre las enaguas cuando entre a la biblioteca
La felicidad es un sillita al sol
Re: Su nombre era el de todas las mujeres - Luis A. de Cuenc
Nocturno
Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.
¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Que invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?
Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.
La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.
Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.
¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Que invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?
Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.
La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.
La felicidad es un sillita al sol
Re: Su nombre era el de todas las mujeres - Luis A. de Cuenc
Dedicatoria
La tierra estaba seca.
No había ríos ni fuentes.
Y brotó de tus ojos
el agua, toda el agua.
La tierra estaba seca.
No había ríos ni fuentes.
Y brotó de tus ojos
el agua, toda el agua.
La felicidad es un sillita al sol
Re: Su nombre era el de todas las mujeres - Luis A. de Cuenc
Es un amor de palabras, es una delicadeza para el alma.
Viajar a Marte
o al cuarto de la plancha
pero contigo.
Viajar a Marte
o al cuarto de la plancha
pero contigo.
La felicidad es un sillita al sol