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OÍR LA LUZ
Eloy Sánchez Rosillo.
Tusquets Editores.
Colección: Marginales, 251.
Fecha publicación: 2008
Págs. 154.
ISBN 978 8483830925.

Cito de la solapa de esta edición:

Nos hallamos sin duda ante uno de los libros capitales de su autor, el más amplio y variado, y acaso el más sereno -a la vez que intenso y hondo- de los escritos por Sánchez Rosillo hasta la fecha. En sus páginas encontramos la transparencia, la precisión antirretórica y otros elementos singulares e inconfundibles de la obra del poeta bajo una luz distinta y desde la perspectiva de una nueva manera de mirar las cosas del mundo. Algo de ello apuntaba ya con fuerza en La certeza, su libro anterior, pero en Oír la luz alcanza desarrollo completo y espléndida realización.

Estoy leyendo este poemario y me ha impactado por las mismas razones que aduce el autor de este comentario: su transparencia y su precisión antirretórica -dicho sea de paso, este concepto me ha sorprendido porque pone al lector al otro lado del espejo,

Sigo comentando,

Llegué cuando acababa de morir,
y era un misterio ver tan de cerca la muerte
en aquel cuerpo amado.
Aún conservaba
el calor de la vida, y puse yo mis labios
sobre su rostro inmóvil. Al besarla,
pude atisbar en ella y escuchar todavía
unas puertas cerrándose,
y un viento que de súbito arrasaba
la casa del amor y no sé qué despojos
de mi niñez remota.

Madre del 17 de agosto de 2005.

Cuando el dolor te venza y te derrumbe y des
con tus huesos en una noche ciega,
no pienses ante todo en escapar: indaga
en el hondo misterio que supone
que ese dolor exista, igual que existen
el pájaro y la flor, la hormiga o las estrellas.
Y escarba en sus escorias enigmáticas
con corazón dispuesto y manos que se entreguen
a buscar la verdad sin titubeos.
Escarba en tu dolor hasta llegar al fondo
de la tiniebla y del espanto. Allí
verás sin duda el rostro de la muerte.
Pero no desfallezcas. Si tu espíritu
no se rinde y prosigue, tal vez descubras luego,
bajo la tierra estéril de las devastaciones,
una escondida fuente. De ella brota
un agua fresca y vivía que es también una luz,
la más intensa luz, la luz más pura.

La escondida fuente del 2 de febrero de 2006.

El comedor de casa de mis padres,
de mi casa de niño (que es la más verdadera).
Tenía dos balcones que daban a una plaza.
El sol de la mañana entraba allí a raudales
y todo lo encendía.
Ahora, en mi corazón lo noto entrar.
Y enciende estas palabras.

El sol de la mañana del 5 de febrero de 2007.

¡Sencillo y nostálgico!,

Cuánta alegría siempre
en ciertos hechos que a destiempo ocurren,
porque sí, cuando nadie los espera o los sueña:
este día de mayo en mitad de febrero,
y, abriéndose camino en su luz prodigiosa,
la muchacha que pasa y me mira y sonríe,
dulce complicidad de un solo instante,
regalo que no dura, afirmación
rotunda y delicada de la vida.

Maravillas del 15 de febrero de 2006.

¡Espléndido sorprendente!,

El último poema de esta obra:

Y eso al cabo qué importa.
Tira de ti hacia arriba, sal de ti.
Alza los ojos, sin pensar en nada.
Ábrelos bien y mira
toda esta luz que viene del cielo como música.
Respírala con ganas, que hasta el fondo
de tu pulmón sombrío se abra paso.
Si la recibes sin temor y dejas
pasivamente que en tu ser se adentre,
se encenderá tu barro y te irás convirtiendo
tú mismo en luminosa criatura.
La luz de un solo instante, tan poderosa y dulce,
sabe saldar del todo cualquier cuenta
que un ser humano tenga con la vida,
y aún sobraría oro para aquellos
que incrédulos y tristes a mirar se acercaran.
Todo lo puede este fulgor dorado:
borra los daños de mayor alcance,
y hasta los más pequeños
(que son a veces los que más se obstinan).
¿No lo ves? Ya estás limpio. Ha sido fácil.
No hay en tu piel heridas ni turbias cicatrices.
Y eres alguien, al fin, inocente, invencible,
un hombre que está vivo como nunca
y del que brota sin esfuerzo un canto.

Un canto del 14 de septiembre de 2006.

Terminado.

Transcribo otra parte de la solapa de la edición y hago mías estas palabras:

El lamento elegíaco que impregnaba a menudo los poemas de etapas anteriores de Sánchez Rosillo desemboca ahora en una sabia y esperanzada reconciliación con el tiempo, en la que incluso es posible percibir en ocasiones atisbos de trascendencia. No nos vemos ya en el desasosiego o en la angustia del devenir (antes, ahora, después), sino en la rendida y emocionada aceptación del don de la vida como tiempo unitario e indivisible, del que es necesario dar testimonio con gratitud.

No tengo mucho más que añadir, sólo que me ha impactado esta trasparencia de aquello que es simple y sencillo y que necesita ser expresado de una manera diáfana, sin retorcimientos literarios y estilísticos. Eloy Sánchez Rosillo decide agradecer a la experiencia que ha tenido para comprender mejor los sentimientos del presente.

Por supuesto, a los amantes de la poesía, ¡os lo recomiendo!,

Me lo apunto, sin duda.

Y gracias por compartir esos poemas

sergio, escribió:Me lo apunto, sin duda.

Y gracias por compartir esos poemas

No creo que te defraude, sergio,

Además, estoy seguro que le podrás sacar más jugo,

Por recomendación de @Aben Razín , aquí estoy leyendo este poemario, que me maravilla por momentos
Gracias.

En mi nombre
Que la luz del verano y el jilguero
me defiendan a dúo
si levantan infundios contra mí.
Me conocen de siempre
y saben la verdad sobre mi vida
mejor que nadie. Estoy casi seguro
de que no han de negarse
a abogar por mi causa.
También yo en mis poemas muchas veces
hablé de ambos los mejor que supe.
Lo que ellos digan, vale.
Lo aceptaré sin más y por completo.
No añadiré palabra
ni moveré una coma.

No me digas que no es precioso, @lunallena que un jilguero y la luz del día sean defensores y baluartes de la vida del poeta, es decir, también de toda la Vida,

A mi ya solo el titulo de la obra me parece de una fuerza increible. "Oír la luz"

Creo que @lunallena está disfrutando con este poemaria, así que te invito a que lo hagas también,

Gracias, @Aben Razín

Te invito a que bucees en su poesía, @jose2v