Guapo
- Irene_Adler
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- Registrado: 13 Ene 2006 20:19
- Ubicación: Ciudad de las bajas pasiones
Guapo
Guapo
Él era guapo hasta decir basta. Cuando lo tuvo enfrente pudo constatar dos cosas: su locuacidad y su belleza. Lo miraba sin cansarse, mientras él hablaba, los ojos verdes más hermosos que jamás había visto, el destello relampagueante y vivo en sus pupilas que, pese a estar teñidas por la pátina que confiere la ingesta excesiva de alcohol, no perdían ni un ápice de su belleza. Quizá su conversación no fuera del todo interesante, ni su voz especialmente cadenciosa o envolvente, pero era tan, tan guapo, que podía perdonarle aquellas pequeñas imperfecciones. Porque él era guapo. No atractivo, ni resultón, ni llamativo; era guapo, guapo a rabiar, guapo hasta el tuétano, guapo de catálogo. Su belleza dañaba, dolía, se clavaba en algún lugar de su cuerpo de la misma forma que podía clavársele un cuchillo, una aguja, una uña, una traicionera hoja de papel. Lo miraba porque no podía hacer otra cosa, porque su belleza obligaba a ello, como un paisaje bonito o un cuadro. Lo hubiera querido para sí, llevárselo para siempre, guardarlo en una caja donde poder rescatarlo de vez en cuando sólo para contemplarlo. Porque temía olvidarse de él, olvidar su rostro perfecto, sus ojos hermosos, su belleza punzante, asfixiante, dolorosa. Pensó que lo amaba porque era bello, porque uno ama las cosas bellas en cuanto las ve y no espera un tiempo prudencial para decir que un cuadro le gusta, o que la puesta de sol que está contemplando es la más bella que ha visto jamás. Uno ve algo así y se enamora al instante, lo desea tanto que adquiere una reproducción del cuadro en la tienda del museo o fotografía codiciosamente la puesta de sol. Para tenerlo, para llevárselo, para contemplarlo siempre.
Él era guapo hasta decir…
- ¡Basta!
Los ojos de él se clavaron en los de ella, súbitamente. Sintió que la observaba quizá por primera vez, que la descubría parapetada tras el miedo que la belleza ajena, de la que él, su legítimo dueño, parecía ser tan inconsciente, provocaba en el gesto contrito y apesadumbrado de ella. Tal vez se había excedido con su imperativo tajante, nada cortés, pero él sonrió con su boca perfecta, permitiéndole ver una hilera no menos perfecta de dientes blancos y parejos, mientras acataba su orden y detenía el gesto de llenar su copa, que quedó llena, o vacía, según se mire, hasta la mitad.
Él era guapo hasta decir basta. Cuando lo tuvo enfrente pudo constatar dos cosas: su locuacidad y su belleza. Lo miraba sin cansarse, mientras él hablaba, los ojos verdes más hermosos que jamás había visto, el destello relampagueante y vivo en sus pupilas que, pese a estar teñidas por la pátina que confiere la ingesta excesiva de alcohol, no perdían ni un ápice de su belleza. Quizá su conversación no fuera del todo interesante, ni su voz especialmente cadenciosa o envolvente, pero era tan, tan guapo, que podía perdonarle aquellas pequeñas imperfecciones. Porque él era guapo. No atractivo, ni resultón, ni llamativo; era guapo, guapo a rabiar, guapo hasta el tuétano, guapo de catálogo. Su belleza dañaba, dolía, se clavaba en algún lugar de su cuerpo de la misma forma que podía clavársele un cuchillo, una aguja, una uña, una traicionera hoja de papel. Lo miraba porque no podía hacer otra cosa, porque su belleza obligaba a ello, como un paisaje bonito o un cuadro. Lo hubiera querido para sí, llevárselo para siempre, guardarlo en una caja donde poder rescatarlo de vez en cuando sólo para contemplarlo. Porque temía olvidarse de él, olvidar su rostro perfecto, sus ojos hermosos, su belleza punzante, asfixiante, dolorosa. Pensó que lo amaba porque era bello, porque uno ama las cosas bellas en cuanto las ve y no espera un tiempo prudencial para decir que un cuadro le gusta, o que la puesta de sol que está contemplando es la más bella que ha visto jamás. Uno ve algo así y se enamora al instante, lo desea tanto que adquiere una reproducción del cuadro en la tienda del museo o fotografía codiciosamente la puesta de sol. Para tenerlo, para llevárselo, para contemplarlo siempre.
Él era guapo hasta decir…
- ¡Basta!
Los ojos de él se clavaron en los de ella, súbitamente. Sintió que la observaba quizá por primera vez, que la descubría parapetada tras el miedo que la belleza ajena, de la que él, su legítimo dueño, parecía ser tan inconsciente, provocaba en el gesto contrito y apesadumbrado de ella. Tal vez se había excedido con su imperativo tajante, nada cortés, pero él sonrió con su boca perfecta, permitiéndole ver una hilera no menos perfecta de dientes blancos y parejos, mientras acataba su orden y detenía el gesto de llenar su copa, que quedó llena, o vacía, según se mire, hasta la mitad.
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Re: Guapo
Muy bueno.
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
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Re: Guapo
Y yo que he conocido a un tipo así.... de esos que te da igual lo que te estén diciendo que tú sigues pensando "pero qué ojazos verdes tienes!!!!".
Me ha gustado mucho, Irene.
eso si, soso era como una mata de habas |
- Supermicio
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Re: Guapo
Pos sí que es chulo, sí. Y la frase final hace pensar: ¿qué es el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Conformarse con contemplar al guapo?
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- Irene_Adler
- La Adler
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Re: Guapo
Gracias a todos, chicos.
A veces, estos relatos que una escribe sin muchas pretensiones son los que salen más redondos.
Por cierto, Mil, no escribo más porque soy muy vaga y la disciplina que supone el escribir no va mucho conmigo. Pero intentaré prodigarme más.
A veces, estos relatos que una escribe sin muchas pretensiones son los que salen más redondos.
Por cierto, Mil, no escribo más porque soy muy vaga y la disciplina que supone el escribir no va mucho conmigo. Pero intentaré prodigarme más.
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- El Ekilibrio
- No puedo evitarlo
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Re: Guapo
¿Quién es tu negro, guapa?...
Felicítalo de mi parte y no lo desgastes mucho... bueno, literariamente sí... no me líes, collons!!!
Felicítalo de mi parte y no lo desgastes mucho... bueno, literariamente sí... no me líes, collons!!!
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- Irene_Adler
- La Adler
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Re: Guapo
Eki, con lo del negro creía que ibas por otro sitio... Doctor, ¡estoy enferma!
Gracias de nuevo a todos.
Gracias de nuevo a todos.
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- Nelly
- GANADOR del I Concurso de relatos
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Re: Guapo
Dos cosas:
1) es buenísimo.
2) Irene, tía, escribe!!!
No me jopas, si sabes hacerlo así... es que es genial Es genial , ¡enhorabuena!
El comentario de Arena también me ha hecho reír mucho.
1) es buenísimo.
2) Irene, tía, escribe!!!
No me jopas, si sabes hacerlo así... es que es genial Es genial , ¡enhorabuena!
El comentario de Arena también me ha hecho reír mucho.
- Irene_Adler
- La Adler
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Re: Guapo
Basta que me sonrojo,si lo se no te mando mi foto,y eso que era la del carnes.Irene_Adler escribió:Guapo
era guapo, guapo a rabiar, guapo hasta el tuétano, guapo de catálogo. .
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