Cigarras

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dualidad101217
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Cigarras

Mensaje por dualidad101217 »

Las cigarras de febrero, las que siguen cantando
para que alguien haga una fábula o una historia
para que, como sea, se repare en su ritmo expresado
preso de una estación, pero libre de alguna intención.

Es grave, como la enfermedad del cura del pueblo
como el viaje inesperado de la partera del barrio
como el pestañeo de la corriente un lunes de mañana
como lo que nació adentro y no se pudo decir a nadie.

El mal, y el bien, la interpretación audaz
el padre que pone la diestra sobre el hombro del hijo
y el hijo que con su corazón acepta la fraternidad
el universo y el sol en el último instante del horizonte del verano.

Versión Original:

Por el canto de las cigarras que no fueron condenadas
por el mismo compromiso que aleja el tedio e impone el dolor
alguien será de alguien, y pudiendo o no tratarse de nosotros
de nosotros tratará la historia de un afán de vino y agua.

Ya en la altura, o en la prevista imprecisión de los relojes
el clavel ensangrentado por una rosa cruel y cierta
dará con la muerte que no llega y termina huyendo
por falta de tiempo y de un argumento perfecto.

Postulada la vuelta de las noches, y aceptado el remolino emocional
se expone y recrudece el antiguo aliento de las batallas del polvo
abriendo los surcos por donde transitará el río de sudor
de quien en la guerra encuentra oficio, y en la lucha distracción.

La tienda de campaña, la contraseña, la espera y el sueño
todo para el encuentro de los amantes con el amor
augurios, vaticinios, literatura exacta de una voluntad incomprensible
aleteando sobre los gestos, que son acciones, que no las consideran.

Golpeteo, tablas duras y el grito de la belleza
que inaugura el camino entre la maleza, desgajando
y en su avance que sigue la ruta del sol
mira hacia la distancia circular sin titubeo.

Así es el espejeo, sentir la bofetada, presenciar cosas
como la suciedad en la boca que nos habla
como la mala mezcla de colores del alma de enfrente
y el resentimiento que crece dentro de aquel que tenemos al lado.

Enseñanza aprendida por fuerza, limitación brutal que hiede
impuesta a corta edad, por aquellos que aquí respiraron por más años
que pudiendo haber conocido, se limitaron, intentando limitarnos
al respeto, antes que al valor, al fraude, antes que al arrojo.

No hay juicio en ninguna descripción, pero las palabras, solas
de golpe o de a poco levantan ya su propia sentencia
escapando del error por no buscar ya ni lo exacto ni lo inefable
ni siquiera lo justo, sino el soplo, el aliento, el susurro divino.

Sé que hay un guerrero dentro tuyo, otros también lo saben
pero también hay un niño, no rebelde, que fija la dualidad
como la mujer, que siendo una, y con los mismos labios
distingue el beso que es para el amante, del que es para el hijo.

Puede que no sea la voz del que lo ha imaginado todo
y que sólo se trate del reflejo del costoso esfuerzo
que volcaron los más antiguos en el alto intento
desprendiéndose de sí para fundirse en una luz.

Las cigarras de febrero, las que siguen cantando
para que alguien haga una fábula o una historia
para que, como sea, se repare en su ritmo expresado
preso de una estación, pero libre de alguna intención.

Es grave, como la enfermedad del cura del pueblo
como el viaje inesperado de la partera del barrio
como el pestañeo de la corriente un lunes de mañana
como lo que nació adentro y no se pudo decir a nadie.

Dentro del cansancio, dentro del límite, donde claramente
se dibuja el cariño, y el aire se tiñe de sonidos fraternos
los ojos se resisten al sueño, por un instante no mencionado
en el que es posible arroparse por el día transcurrido
y abrigarse por la noche, que tantas cosas entiende.

Marchar, porque ni a paladas podrán acabar con el corazón
porque el que capta el canto todavía no está muy cerca
por que la historia y el fin persisten en su importancia
tratando de no olvidar los detalles, que al final, no importarán.

El mal, y el bien, la interpretación audaz
y el padre que pone la diestra sobre el hombro del hijo
y el hijo que con su corazón acepta la fraternidad
y el universo y el sol en el último instante del horizonte del verano.
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