Caricatura en tres actos y una presentación, estrenada en el teatro Infanta Isabel el 2 de marzo de 1934
Entresacado del prólogo de Jardiel:
Como es posible que la vea representada dentro de pocas semanas -espero que sí pueda - le abro el hilo a otra estupenda comedia de Don Enrique, parodia del dramón efectista decimonónico, donde tienen cabida todos sus sitios comunes de ese género: pasiones desatadas y prohibidas, raptos de locura, el honor mancillado que clama venganza....Me inclino a pensar que la idea matriz de esta comedia debió de sembrar en el terreno adecuado su primer germen en 1931, cuando, como trabajo preparatorio para hacer "Margarita, Armando y su padre", releí "La Dama de las Camelias", que tenía casi olvidada, pues recuerdo que en esa segunda lectura hallé el drama de Dumas invadido por un vivero de motivos irresistiblemente cómicos (...)
Mucho más tarde recibí de la Fox el encargo de comentar una serie de películas cortas impresionadas en los años 1903 a 1908, trabajo que realicé en París en septiembre de 1933, y que, proyectado en España meses después con el título de "Celuloide rancio", constituyó un éxito sin otro precedente que los dibujos animados de Walt Disney. Este éxito me hizo reflexionar de nuevo acerca de cómo ciertos procedimientos dramáticos de ayer, ya en desuso, constituyen para los públicos de hoy, habituados a otros procedimientos dramáticos más sinceros, una fuente de regocijo...
Impuesto en la sensibilidad, características y costumbres de la época; aspirando su perfume y estudiada la manera de hacer de los dramaturgos de aquellos días (postrimerías de la época colonial española), el 15 de enero de 1934 me puse definitivamente a escribir y al acabar el segundo acto llevé a ambos a Tirso Escudero (empresario teatral que le había estrenado "El cadáver del señor García); pero contra lo que era de esperar y yo esperaba, la idea de la obra no le produjo gran efecto; le gustó sin extremos.
En cambio a Gregorio Martínez Sierra y a Eduardo Marquina, a quienes se la expliqué almorzando en el Palace, los llenó de entusiasmo, y de igual entusiasmo participó Arturo Serrano, empresario del teatro Infanta Isabel, en cuanto tuvo conocimiento de ella (...) Estos juicios (...) me animaron a continuar la obra al mismo tren que la había empezado, y el 30 de enero, echaba el telón sobre el tercer acto (...)
La lectura a la compañía reiteró el éxito de lecturas anteriores. Al salir, Martínez Sierra, que había asistido a ella, y se había dedicado a contrastar los efectos que iba produciendo, me advirtió:
-Sobran cosas y al tercer acto le falta brillantez (...)
Fuimos a su casa, nos encerramos en su despacho y eché abajo cuanto sobraba, a juicio de él (...) Respecto al tercer acto lo rehice entero mientras se iban ensayando los anteriores.
(...)Ensayada cuidadosamente, "Angelina o el honor de un brigadier" se estrenó en la noche del día 2 de marzo con éxito franco y creciente, que se inició ya en la primera docena de versos.
Me parece la de Jardiel una obra muy lograda. Sin duda el pico alto de hilaridad se produce en el segundo acto, en la impagable escena
del cementerio de la Almudena, con esa brillante idea de hacer que los personajes vayan apareciendo escalando la tapia... y en fin, toda la parte del duelo incluida la irrupción de las mujeres |
y la aparición de los padres del brigadier como "Comendadores" conciliadores es un acierto |
También la escena o contraescena del sofá
entre Germán y Angelina y la irrupción del Comendador Don Marcial pueden hacer recordar al drama de Zorrilla |
La duda destroza, ruda,
mis sentidos doloridos.
¡No hay peor cosa que la duda
para los cuatro sentidos!
(Deteniéndose de pronto)
¿Cuatro o cinco? Mi razón
duda ya con tanto ahínco,
que hasta duda en esta cuestión...
(Contando con los dedos)
Uno..., dos...,tres..., cuatro..., cinco...
¡Sí, sí! Cinco. Cinco son.
Cinco, y mis cinco sentidos
de Angelina están prendidos:
la vista para mirarla,
el gusto para besarla,
el olfato para olerla,
el oído para escucharla
y el tacto para tocarla
como toca una perla:
¡con el ansia de cogerla
y el miedo de espachurrarla!
Por otro lado, mientras la releía pensaba cómo se podría representar esta obra. Creo que tiene un juego escénico muy interesante y que el tono de los personajes debe de oscilar hacia lo exagerado en muchos momentos. El tonto tiene que parecer muy tonto, el cursi tiene que parecer muy cursi, el bruto tiene que parecer muy bruto... El marido deshonrado tiene que bramar, el seductor debe andar muy derecho y mirándose a los espejos y el avaro ha de ahorrar hasta su propia respiración. El brigadier ideal, por ejemplo, sería un actor alto, corpulento y con un vozarrón imponente
Bueno, ya digo que en esta obra, en un montaje dirigido por Pérez de la Fuente, está ahora de gira por España (por cierto, Eyre, va a Valladolid a principios de marzo ). Siempre es bueno poner de vez en cuando un Jardiel en la vida.
Si la veo ya contaré mi impresión . Pero para muestra la parte de la habanera:
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