Anna es una veinteañera hija de padre finés (que trabaja en Moscú) y madre estonia, con la que vive en Finlandia, donde intenta ocultar sus raíces estonias porque su madre piensa que le puede crear problemas. Esto le provoca a Anna cierta inseguridad, a ella en realidad le gusta Estonia y disfruta de los viajes para visitar a su abuela materna.
Anna comienza a sufrir trastornos alimentarios en la adolescencia: se desarrolló antes que sus compañeras y en su intento de perder unos kilos empieza a saltarse comidas, cayendo más tarde en la bulimia y en el abuso de medicamentos. Es consciente de lo que está haciendo, pero no acepta que la bulimia sea un problema, al contrario, la llama su Señor y Creador. Un detalle curioso es que Anna utiliza la tercera persona para referirse a sí misma cuando recuerda su infancia y adolescencia, además de sus viajes a Estonia (el mundo de Anna, del que no puede hablar en Finlandia), pero cuando empieza a sentirse más segura y contenta consigo misma pasa a la primera persona. Como si fueran dos Annas diferentes.
Parece ser que esta novela es en buena parte autobiográfica:
Sofi Oksanen también es hija de finlandés y estonia, y tuvo problemas alimenticios.
El relato de Anna se intercala con episodios de la vida de su madre, Katariina, y de su abuela, Sofia. Katariina conoce a su futuro marido (que siempre es nombrado en la novela como "el finlandés" o "papuchi"), se casa con él y se marcha a Finlandia tras la boda (y múltiple papeleo) en su deseo de huir de la Estonia soviética.
Al igual que me pasó con
Purga, la parte que me ha parecido más interesante es la que transcurre en Estonia durante los años 40-50, la época estalinista. Sofia, su marido y sus familiares tienen que vérselas con las autoridades y soportar la represión del régimen.
En mi opinión, esta novela no llega al nivel de
Purga, pero me ha gustado.