Pues yo como lo tengo en casa desde hace años, pues he continuado con él y le he dado un buen tirón.
Me ha llamado la atención el retrato que hace de la juventud de clase alta inglesa de la época, por un lado están los intelectuales de izquierda, para ellos reunirse en un local cutre con gente de clase baja para hablar de revoluciones y ayudas a España son lo último, en realidad pocos de ellos pasan de ahí, es como una moda más, se retrata lo ridículo que es para la mayoría.
Hay un párrafo que dice:
"Eran jóvenes intelectuales serios e izquierdistas, muchos eran comunistas consagrados a la idea de una sociedad sin clases, pero al mismo tiempo eran también de clase alta e ingleses y por eso, de modo casi inconsciente, buscaban a otros como ellos con los que mezclarse, mientras que los jóvenes de clase obrera estban solos, justo en el perímetro de ese círuclo encantado, oyendo con avidez, acercándose cuando se atrevían, con el paso prohibido por la invisible frontera del acento.
Otros de esta misma clase serían los Rupert, aristócratas o burgueses de clase alta que tienen 20 años y parece que sean viejas de 70 preocupadas por sus porcelanas y sus exquisiteces, dandies con el toque decadente y con clase pero sin la parte calavera que se les debe suponer.
El que ambos tipos son caras de una misma moneda lo muestra el hecho de que cuenten la misma anécdota de la boda de Daisy Parker en lugares tan diferentes como el local cutre después de una reunión por la guerra en España y por otro lado el té con la vieja aristócrata inglesa filonazi.
El encuentro entre Brian y Edward está muy conseguido. Es
el típico encuentro del aquí te pillo aquí te mato, pero ya se empiezan a reflejar los caracteres de ambos, Brian es el chico de clase alta instruido, que incluso para poder estar con Edward intenta no decir palabras que él puede no entender, el lenguaje es una barrera de clase muy importante, y Edward es un espíritu puro, no tiene que racionalizarlo todo, simplemente lo que piensa lo hace sin más. De hecho Brian se sorprende de su comportamiento sexual tan franco. Dice Brian "Ningún estudiante de colegio privado habría sido capaz de una exhibición sexual tan pura. Sin embargo, Edward no se turbó, su necesidad no estaba reprimida, era irreprimible.
Los homosexuales estaban tan acostumbrados a la clandestinidad que Brian duda de que le haya dicho su nombre verdadero ni que viva de verdad en Upney o que trabajara en el metro, puede ser perfectamente, y sigue existiendo hoy en día en muchas ocasiones, esa necesidad del anonimato al estar mal vista la homosexualidad o porque lleve una doble vida. |
En el capítulo tres vemos la historia paralela de Nigel, en realidad es totalmente parecida a la del escritor Isherwood, al que le pasó lo mismo que al personaje, se enamoró de un chico alemán y lo llevó por media Europa huyendo de la repatriación a Alemania. En ella vemos lo que hacen los nazis, págs. 57 y 58, y su opinión sobre los homsoexuales, donde incluso se habla de lo que se llama el pánico homosexual, es decir el que ante la sospecha de que alguien pueda saber de la homosexualidad de una persona lo que hace es tener unos comportamientos homófobos brutales, suelen ser los agresores en las escuelas, y en este caso algunos miembros de la jerarquía nazi.
Se ve el miedo que existe simplemente con echarle un vistazo a lo que ocurre en un tren, personas que deben quedarse, papeles que se piden y se miran con lupa para ver si todo está correcto porque la vida de las personas está en manos del estado.
Por si no la conocéis, en la pág. 61 se alude a la novela El pozo de la soledad de Radclyffe Hall, que fue una de las primeras novelas sino la primera en la que se trató el lesbianismo abiertamente, aunque claro sin final feliz por la moralidad de la época, de ahí que se hable de ella como una novela prohibida.
Al principio del capítulo 5 se habla de la percepción de la homosexualidad por los propios homosexuales, los que creen que es una fase pasajera que se casarán después y sentarán la cabeza porque no se reconocen en las "mariquitas" que ven, a los que desprecian, y que son además misóginos, pretendiendo la aprobación de los hombres heterosexuales con los que se identifican por ser igual de viriles que ellos, y que no consiguen porque estos los desprecian. Es una visión que tienen muchos homosexuales aún hoy en día, con lo que no sé si el autor habla desde la perspectiva de aquella época o la de esta.
En fin, una pena los que no podéis leer esta novela por lo pronto porque creo realmente que os gustaría.