Empecé esta mañana y juro que me costó soltarla. Es que se lee como el agua, al menos esta primera parte (llevo leído hasta el
capítulo XIV) no me costó nada de nada. Estaba un poco asustada antes de agarrarla, por tanto comentario sobre lo densa que puede ser esta novela, ¿sigue así hasta el final, o cuando estamos en altamar cambia este estilo fluido por otro más lento?
También puede que autores como Conrad o fundamentalmente Proust (al que dejé por la mitad para ponerme con
Moby) me tengan acostumbrada a la lectura pausada y espesa, y por eso ésta no se me hace para nada pesada.
El primer capítulo,
Espejismos, es memorable, tiene párrafos que son para leer y releer. La relación que tiene con el mar es peculiar, e interesante. Dice cosas tan fuertes como que
esos viajes son, para mí, el sucedáneo de la pistola y la bala. O cuando describe cómo lo atrae y lo seduce lo enigmático, lo desconocido, el horror... Yo pensaba en E
l corazón de las tinieblas! A la vez, no pude evitar sentirme un poco identificada.
¿Qué me dicen de la relación entre Ismael y Queequeg (¡qué nombre!)?
Cuando describe que caminaban por la calle y la gente los miraba asombrada, o cuando se quedan conversando y fumando en la cama, o cuando sus piernas se enciman... Puede que sea mi cabeza que toma las cosas en cualquier sentido, pero yo no puedo evitar pensar en una relación homosexual. Convengamos también en que la novela fue publicada en 1851 y que estas cosas no podían decirse abiertamente, aunque para mí es todo como muy evidente. No sé. ¿Qué opinan? |
Tengo ganas de conocer al Capitán Ahab, esta noche me voy a poner otro ratito. Estoy de lo más enganchada.