Cap.II El héroe del Nilo
Presentación del personaje Horatio Nelson (resulta curioso seguir las andanzas de este hombre años antes de la célebre batalla de Trafalgar).
Lo más significativo del capítulo es el mandato que la reina María Carolina a su dama de confianza Emma Lyonne, señora de Hamilton, con respecto a Nelson:
"(...) es preciso que ese hombre sea nuestro y para que ese hombre sea nuestro, es preciso que tú seas de él." |
Cap. III El pasado de Lady Hamilton
Aquí se nos relata cómo Emma Lyonne pasó de ser una niña pobre a una mujer ambiciosa dispuesta a valerse de sus encantos para ascender en la escala social. Sorprender ver la trayectoria vital de esta mujer cuando siendo adolescente se sentía atraída por el amor incondicional de
Romeo y Julieta y era capaz de moemorizar párrafos completos de la enamorada de Shakespeare.
Al igual que en los capítulos anteiores, Dumas nos regala pasajes de gran belleza literaria. extraigo uno en que se relata cómo Emma Lyonne conoce a su marido William Hamilton, arqueólogo antes de viajar a Nápoles en calidad de embajador inglés:
El viejo arqueólogo, enamorado hasta entonces tan sólo de los mármoles de Atenas y de las estatuas de la gran Grecia, vio por vez primera cómo la belleza viviente vencía a la fría y pálida de las diosas de Praxíteles y de Fidias.
Cap.IV La fiesta del miedo
Nelson es recibido con todos los honores por los reyes de Dos Sicilias y en seguida Emma Lyonne se apresura a cumplir el mandato de su señora coqueteando con el almirnate inglés en presencia incluso de su marido.
(Así es cómo se ventilaban entonce los asuntos de Estado.
Nada de cumbres aburridas y eternas como ahora
.)
Aparte del final del capítulo
en que el embajador republicano de Francia abandona Nápoles con la promesa de una próxima guerra después de ver la alianza con Inglaterra personificada en Nelson |
que constituye el momento más dramático de la obra por ahora, lo más interesante es el trato que recibía el rey Fernando IV por parte de la gente del pueblo llano y que sorprendió al almirante inglés:
Una cosa, sin embargo, le extrañaba un tanto en medio de la estrepitosa grandeza de su triunfo: era la familiaridad de los lazzaronni, quienes subían a los estribos del carruaje, al asiento delantero y al trasero, y que, sin que el cochero, los lacayos ni los batidores pareciesen inquietarse, tiraban de la coleta de la peluca del rey, o le sacudían la nariz llamándole compadre Narizotas, tuteándole y preguntándole qué día vendería su pescado en Mergellina o comería macaroni en San Carlos. Aquello estaba muy lejos de la majestad que exhibían los reyes de Inglaterra y del respeto y la veneración con que se les rodeaba; mas Fernando parecía tan satisfecho con las familiaridades, respondía tan alegremente con dicharachos y palabrotas del calibre de las que se le dirigían; asestaba tan vigorosos pescozones a quienes le tiraban demasiado rudamente de su coleta
¡Lástima que los Borbones de ahora no sean tan accesibles
!