
Caso Gisso "El Rey León a muerto"
Un “croac”- grito puso en alerta a los animales de la zona, los cuales se acercaron y comprobaron con estupor cómo cerca del Sapotito (el cual había proferido el chillido) se encontraba bastante muerto el pobre y viejo león Gisso. Una fuerte conmoción empezó a apoderarse de la selva: el Rey había muerto (acompañando a Presley y Jackson). ¿Pero había sido asesinado? Eso parecía... ¿o tal vez no?
Pero retrocedamos un poco en el tiempo...
El león Gisso había envejecido bastante rápido y ya empezaba a chochear, su ley empezaba a no ser muy respetada. Con lo cual, el resto de aspirantes en potencia, querían que abdicara para conseguir su puesto. El problema es que su única sucesora, era una leona que se preocupaba mas en dejarse presentables las garras que en llevar una selva por el buen camino. Entonces unos días antes de su muerte hubo una reunión de los animales más poderosos.
- Oh Gran Rey – Empezó a hablar la tigresa Zhura con cierto peloteo sarcástico – La selva se le está empezando a quedar muy grande, ¿no cree que es ya momento de jubilarse y disfrutar de los viajes del Inserso a la Selva de Benidorm? Pero... ya no hablo por mi misma en lo que voy a decir... ¿está seguro en dejar el trono en manos de la pija de su hija Giada Hilton?
- Ya, ya... – empezó a decir en defensa de su hija, Inmax, ya que la niña estaba ocupada limándose las garras – Mas que una tigresa, tendrías que haber nacido lagarta.
- Haya paz, haya paz – Empezó a decir el oso Ouhar, recién llegado a la selva – Tal vez Giada no sea digna sucesora, pero tampoco veo a Zhura para ser la nueva reina. Se le ve muy escuchimizada. Aquí se necesita mano dura y músculo. – Y dicho esto, empezó a hacer poses culturistas, pero la verdad es que se le veía un poco fofo.
- No me hagas reír – Trompeó Eliafanta – Si aquí es por dureza y fuerza, no hay nadie mejor que yo. Encima tengo la mejor memoria de todos.
- Jaja – Rió Pantirez – Estamos hablando de fuerza y no de grasa, y más si es de color rosa, que pareces una pelota con cuernos.
- Mira monina, que te doy una y te convierto en pastelito rosa y te meto en el envoltorio.
- ¿Tu y cuantas pelotas más?
Cuando el tema iba a ir mas allá de los saludos cordiales, el dragón Sinkim intento moderar el asunto – Tranquilas, tranquilas, no lleguemos a las trompas y las garras...
- ¡Ostia, una lagartija con alas! ¿De dónde ha salido este? Me parece que se ha equivocado de cuento... – empezó a decir Eliafanta
- ¡Oye! Un respeto o te bane...
Entonces una voz chillona, salió entre los representantes –No te metas con mi damisela, pero si alguien tiene porte de ser Rey, ese soy yo.
Todos se quedaron estupefactos, ya que había sido el pequeño Sapotito el que había hablado. Se sabía que estaba enamorado secretamente de Eliafanta, (pero ella decía que no daba la talla y que las relaciones interespecie no solían salir bien (siempre ponía de ejemplo al ornitorrinco), lo que ella no sabía es que se había comprado unos tacones del Ikeja que le hacían mucho más alto) y ahí se le había presentado la oportunidad: para hacerse el importante y defender a su amada. Pero la cosa no había salido del todo bien, ya que el Rey Gisso, hasta entonces callado, se empezó a descuajaringar de la risa y el resto de presentes lo acompañaron también. El pobre Sapotito se volvió a su charca avergonzado y perjurando...
Pero entonces El Rey rugió, deteniendo toda risa y cabreado empezó a decir – Ni osos de gominolas, tigretones, pumas de juguete, elefantas rosas o lagartos de fantasía (que no sé cómo ha llegado a este cuento) y menos, ranas...
- Soy un sapo... – Se escuchó a lo lejos.
- Grrrrrrrr.... Ni bolas de babas van a quitarme el puesto de Rey por el momento y si alguien lo quiere, que venga a decírmelo personalmente ¿Ya habéis acabado la discusión? Pues a mí me habéis dado hambre, así que si no queréis acabar como entrantes, mejor lo dejamos para otro momento. Lo que sí es seguro y ya lo dejo en acta, ¡es que a la niña pija la desheredo!
Giada que en ese momento, que le estaba ayudando su mami a ponerse unos bigudíes, le entró un tembleque y llorando, se fue corriendo. – Insensible –Le escupió a la cara Inmax y se fue detrás de la niña.
- Para una descendiente que tengo – Empezó a decir Gisso – Y me sale rana...
- Sapo, soy un sapo... – Se escuchó desde la charca.
- ¡Que no estoy hablando de ti! Groooaaarrrrr.... –Rugió Gisso – Bueno y con esto doy finalizada la reunión.
Y el Rey Gisso se fue moviendo la colita y persiguiendo mariposas mientras ronroneaba. Pero el resto de participantes no pensaban que la discusión había acabado. Todavía no...