Los niños buenos - Ana María Matute

[Sue_Storm]

LOS NIÑOS BUENOS
Ana María Matute

Segundo relato del mes, que comentaremos a partir del viernes día 14 (¡cómo vuela el tiempo!) aquí, en este hilo

[Monse]

Que ganas...

[Sue_Storm]

Que ganas...

¿Sí? ¡Qué bien! Bienvenida, Monse

[Arden]

El constipado que tengo ha hecho que pueda leer el relato un sábado, lo cual es casi un milagro

Me ha gustado mucho, más que el anterior, no solo por el lenguaje, sino porque ya se intuye la voz que la autora ha empleado en muchos de sus libros, como Paraíso inhabitado. La narración se desarrolla en boca de una niña de siete años, aunque evidentemente el lenguaje es mucho más rico.

¿Qué piensa un niño de 7 años? Es un misterio, yo mismo recuerdo anécdotas de mi infancia que se pueden parecer a las extravagancias de la niña del cuento. Recuerdo una vez que siendo el mes de agosto y veraneando en un chalet a las afueras de mi pueblo en una montaña, bajé al pueblo a pie y llevando llaves me fui a casa, y pensé ¿para qué volver ahora? Me quedo viendo una película esta noche, hay comida, dejo la luz abierta en el balcón, el vecino del chalet trabaja enfrente y verá la luz y que estoy leyendo aquí irá y les dirá a mis padres que me ha visto y ellos ya pensarán que me quedo a dormir aquí. Mi padre apareció como a las las 10'30 de la noche asustado y enfadado, me habían estado buscando por todas partes, se había hecho de noche y yo sin aparecer, y no atendió en absoluto a mis explicaciones sobre el vecino echándole la culpa de todo por no haberles avisado...

Pues aquí me encuentro con algo así, la mente de una niña a la que los adultos no entienden, ni ella a ellos, que vive en su fantasía, y que, obviamente, no es una niña buena, si por buena entendemos una niña obediente y que no da problemas.

Me ha encantado la escena de

la verruga de la superiora, ella hecha un mar de lágrimas porque quería una igual, lo cual sería entendido por la superiora como una burla, y por eso la niña es malísima

. Y de los personajes, yo destacaría el del pobre abuelo, que es el más rico del pueblo pero al que todo el mundo le toma el pelo, que quiere ser temido y no lo es, quiere ser querido y tampoco, y al final te das cuenta de que simplemente es un hombre solo que quiere algo de compañía y que se le quiera, siendo la escena final con el hijo realmente triste porque el pobre hombre no sabe por qué le da su hijo ese trato, que aparentemente es de respeto con el beso en la mano, dos veces, pero que en realidad es todo apariencia. El resto de los personajes, especialmente el del maestro me parecen patéticos, y reflejan la España de pobreza y miseria de la posguerra, de ahí el dicho de "pasas más hambre que un maestro de escuela".

Me gusta el humor que desprenden algunos pasajes, como el de la verruga o el del tendero que se abre una ventana al bar para pedir directamente, y también destacaría el lenguaje: "la casa era enorme, desconsideradamente grande,..." como si el tamaño de la casa fuera una impertinencia o desconsideración de ella con sus habitantes, las descripción del abuelo, de la casa, del entorno, de la vida en el pueblo, todo visto a través de los ojos de una niña imaginativa y diferente.

En fin, me ha gustado, a ver qué os parece.

[jilguero]

Yo me lo leí la pasada semana, a continuación del otro, y también me pasó como a Arden, que me gustó más y me pareció más original en su enfoque y más interesante lo que me contaba. Me gusta cómo escribe esta mujer y la sensibilidad con que mira la vida. En este caso, al relatarnos el mundo visto desde los ojos de una niña, juega con la ventaja de despertar en nosotros recuerdos de nuestra propia infancia y eso te acaba poniendo de parte del prota. Por cierto, también me pareció muy original la escena de la verruga envidiada.
La verdad es que de esta mujer he leído muy poco y, viendo cómo escribe, me digo que quizás merecería que le dedique más tiempo a leer su obra.

[primopons]

A mí también me ha gustado mucho. Bastante más que el anterior. Me ha parecido un relato delicioso. La belleza y la riqueza del lenguaje siguen siendo bazas fundamentales, pero además la historia que cuenta me ha interesado. A pesar de que adivinamos que aquí el propósito fundamental de Matute es hablar de la infancia, rescatar recuerdos..., ha tenido el -para mí- buen gusto de dotar al relato de una cierta línea argumental en torno a la pérdida de la inocencia de una niña.

Me gusta también el arranque con esa parrafada reflexiva de sentencioso remate: "No existen niños buenos ni malos: se es niño y nada más". Estoy de acuerdo con Jilguero en que evocar la infancia puede ser un ardid que garantiza a la escritora tener al lector de su parte. Pero, sin embargo, no coincido en que esto sea el mundo visto por los ojos de una niña. Creo que el relato trata de cómo se recuerda y evoca la infancia desde la edad adulta. Una de las cosas que me gusta mucho del relato es la ambigüedad de los personajes principales: la niña y el abuelo, y esa ambigüedad, esa riqueza de matices es propia de la mirada adulta. Un niño tiende a ser maniqueo (el abuelito es un ogro o ¡cuánto quiero a mi abuelito!). Creo que lo que se nos cuenta son las conclusiones retrospectivas de la niña cuando se hizo mayor.

Y éste es un tema sobre el que me gusta reflexionar: ¿cuánto adulteramos nuestra infancia al evocarla? La infancia tiene cosas inigualables: todo nuevo por descubrir, la ausencia de responsabilidades, la fuerza de las ilusiones..., pero ser niño también es ser gobernado por otros, falta de libertad, muchos ratos de aburrimiento, los miedos, los remordimientos...

[jilguero]

Estoy de acuerdo con Jilguero en que evocar la infancia puede ser un ardid que garantiza a la escritora tener al lector de su parte. Pero, sin embargo, no coincido en que esto sea el mundo visto por los ojos de una niña. Creo que el relato trata de cómo se recuerda y evoca la infancia desde la edad adulta. Una de las cosas que me gusta mucho del relato es la ambigüedad de los personajes principales: la niña y el abuelo, y esa ambigüedad, esa riqueza de matices es propia de la mirada adulta. Un niño tiende a ser maniqueo (el abuelito es un ogro o ¡cuánto quiero a mi abuelito!). Creo que lo que se nos cuenta son las conclusiones retrospectivas de la niña cuando se hizo mayor.

Y éste es un tema sobre el que me gusta reflexionar: ¿cuánto adulteramos nuestra infancia al evocarla? La infancia tiene cosas inigualables: todo nuevo por descubrir, la ausencia de responsabilidades, la fuerza de las ilusiones..., pero ser niño también es ser gobernado por otros, falta de libertad, muchos ratos de aburrimiento, los miedos, los remordimientos...

Totalmente de acuerdo contigo, Primo, a eso me refería yo, a que narrar algo sobre la infancia visto desde la perspectiva de un adulto, que es lo que hacemos los lectores con la propia infancia, le aseguraba meternos a muchos en el bolsillo. Quizás no me expresé bien.
A mi me llamó especialmente la atención una escena, por cierto de gran actualidad, en la que el anciano le mendiga al hijo un poco de su tiempo, que este le niega, y entonces la mano desatendida la baja hacia la cabeza del perro, aferrándose a esta otra compañía, y el perro recibe el gesto con un gruñido. También me agrada la reflexión que se hace la narradora sobre lo feliz que podría haber sido entre aquella gente de no haber sido por su rebeldía, porque se lo habían impuesto. De hecho nos dice que deseaba marcharse pero que no echaba de menos su casa, ni a sus hermanos. Recuerdo una frase de Papini que decía en esencia “No me gusta el lugar de donde vengo, ni me gusta el lugar a donde voy, y sin embargo miro con impaciencia como el conductor cambia la rueda del coche.”
Por cierto, me leí anoche otro relato recogido en “El tiempo” (he conseguido encontrarlo en la biblio y me lo estoy leyendo entero con mucho gusto), titulado “Un amigo” que me parece de una crueldad tremenda, no por la mirada de la escritora sino por la historia que narra.

[Arden]

Pues como tengo el libro entero lo leeré también, gracias por la recomendación.

Si os gusta como narra la autora desde la perspectiva de un adulto recordando como era de niña os recomiendo encarecidamente que os leáis "Paraíso inhabitado".

[jilguero]

Pues como tengo el libro entero lo leeré también, gracias por la recomendación.

Si os gusta como narra la autora desde la perspectiva de un adulto recordando como era de niña os recomiendo encarecidamente que os leáis "Paraíso inhabitado".

Lo tendré en cuenta, Arden. Sí, me está gustando la sensibilidad de esta mujer y la forma de narrar, por lo que creo es buena idea leer algo más de ella fuera del miniclub. Es más, de momento esta escritora va camino de encontrarse entre las candidatas al premio naranja de fin de año, si no se estropea mi opinión en los próximos relatos, claro.

[Gorezsu]

Vaya, parece que también esta vez coincidimos, pues también a mí me ha gustado más.
Destaca nuevamente en este relato, más que la historia, cómo la cuenta, el lenguaje que utiliza, la caracterización de los personajes, la ambientación de posguerra tan lograda, tanto que siendo un relato anecdótico, con cierto humor, a mí me entristecía. Ese maestro tan mal pagado, que sobrevive en aquella España de pobreza como puede, pero al mismo tiempo tan servil, tan poco digno, me resulta triste y desagradable a un tiempo. También me apena el abuelo, tan solo a pesar de tanto como tiene, sobre todo en la escena final, que es cuando te das cuenta de cuánto necesita el afecto de los demás, o al menos del hijo. Así que las travesuras de la niña, que podían hacernos sonreír, lo que consiguen en cierta medida, nos están mostrando las carencias y las miserias de unos personajes que resultan por ello patéticos. Me ha gustado más que el anterior, porque la narración, sin carecer de cierto lirismo, tiene mejor ritmo, es menos morosa. Y es además más cotidiana, más creíble.
Como ya os dije, fui un lector habitual de la Ana Mª Matute de los primeros tiempos, de su relatos y de sus novelas, que en general me gustaron. Me cansó Los hijos muertos, porque era muy extensa y reiterativa. Me encantaron Primera Memoria y Fiesta al Noroeste. En cambio, la autora actual me dice mucho menos, con sus cuentos fantásticos y con sus novelas de países imaginados e historias de princesas y malvados. Me refiero por ejemplo a Olvidado Rey Gudú, que dejé al poco de empezarlo, o incluso La Torre Vigía, cuando, para mí, empezó su decadencia como autora que admiraba. En cambio el título que cita Arden no lo he leído (creo). ¿Es una novela o un relato? Trataré de encontrarlo.

[Arden]

Novela, muy en el estilo de este relato.

Y sin embargo a mí Olvidado Rey Gudú me pareció una "casi" obra maestra, y digo "casi" porque me pareció que aún siendo para mí fascinante no quedó redonda del todo, como si le faltara algo, aún así, una gran obra.

[primopons]

Me ha gustado más que el anterior, porque la narración, sin carecer de cierto lirismo, tiene mejor ritmo, es menos morosa. Y es además más cotidiana, más creíble.

Muy de acuerdo contigo en esta valoración, Gorezsu.

En cambio, la autora actual me dice mucho menos, con sus cuentos fantásticos y con sus novelas de países imaginados e historias de princesas y malvados...

No he leído de esta autora nada más que Primera memoria, que me gustó pero probablemente menos que a ti. Pero, en cualquier caso, reconozco que me agrada este comentario tuyo porque la mayoría de los buenos lectores que conozco me consideran siempre un bicho raro cuando les digo que a mí no me gusta lo fantástico, ni duendes, ni hadas, ni señores del anillo... Y siempre es agradable ver que no se es el único.

[jilguero]

Me ha gustado más que el anterior, porque la narración, sin carecer de cierto lirismo, tiene mejor ritmo, es menos morosa. Y es además más cotidiana, más creíble.

Muy de acuerdo contigo en esta valoración, Gorezsu.

En cambio, la autora actual me dice mucho menos, con sus cuentos fantásticos y con sus novelas de países imaginados e historias de princesas y malvados...

No he leído de esta autora nada más que Primera memoria, que me gustó pero probablemente menos que a ti. Pero, en cualquier caso, reconozco que me agrada este comentario tuyo porque la mayoría de los buenos lectores que conozco me consideran siempre un bicho raro cuando les digo que a mí no me gusta lo fantástico, ni duendes, ni hadas, ni señores del anillo... Y siempre es agradable ver que no se es el único.

Ya sabes que me uno a la causa, aunque cuando la fantasía es moderada, como en la la memorable Caperucita del año pasado, lo digiero bien.

[Meiga77]

Tarde, pero ya estoy aquí. Me ha gustado un montón este relato, también más que el anterior, como a vosotros. La historia contada desde la perspectiva de la niña protagonista, aunque también creo que lo narra desde la edad adulta, contándonos sus recuerdos de aquellos meses.

Todo comienza a raíz de una anécdota sin importancia, de un malentendido por parte de la superiora del colegio: el incidente de la verruga. La niña se ha peleado con su compañera de pupitre, y es llevada al despacho de la superiora, donde primero es reprendida, pero después consolada porque no puede parar de llorar. Y el motivo de su desdicha no es la "regañina", sino que siente envidia por no tener ella una verruga semejante (pues la ve como algo que la haríadistinta al resto). Sin embargo, al ser preguntada por el motivo de su disgusto, ella responde con sinceridad, y, lógicamente, la directora se lo toma como un insulto y una tomadura de pelo.

Aquí ya podemos ver cómo somos de diferentes los adultos y los niños: por eso muchas veces es muy difícil que comprendamos el comportamiento y los sentimientos de un niño, tan ilógicos desde nuestro punto de vista.

La niña es castigada por este comportamiento a pasar una temporada con el abuelo, que vive solo en el pueblo, en una casa de la montaña. Aquí tampoco es feliz, porque su estancia es impuesta (aunque ella misma reconoce que podría haberlo sido perfectamente: la libertad, el contacto con la naturaleza, el poder correr por el campo, el estar lejos de sus hermanos, que no la hacían ni caso...). La convivencia con el abuelo es "rara" (no se comprenden el uno al otro, ella tenía una idea preconcebida de él y, sin embargo, no sólo no lo teme sino que ve cómo el resto del pueblo se burla de él, y ella también termina perdiéndole el respeto).

Y según avanza la historia, la niña se va comportando cada vez peor: miente, roba, se aprovecha del maestro para librarse del abuelo... Y al final consigue volver a su casa, convertida a los ojos de los demás en "una niña buena", cuando en realidad ha perdido la inocencia y vuelve peor de lo que se fue.

Me parece muy triste la última escena, con el pobre abuelo sin comprender nada (es ajeno a todo lo sucedido, nadie le cuenta nada), y quedándose solo de nuevo... Hace lo posible por convencer al hijo, sin éxito.

Por último, coincido con vosotros en que el ambiente está muy bien retratado (la España rural de la posguerra, la pobreza,...) así como los personajes (la niña, el maestro, el abuelo, la gente del pueblo). Recomendable al 100 %

[Melinoe]

También me ha gustado. Me atrapó desde que inició, porque también me intriga cómo experimentan el mundo los niños.
En principio la niña no entiende aún cómo funcionan ciertas convenciones sociales, qué se considera correcto en qué circunstancias, lo que para ella fue la exteriorización de un ferviente deseo (tener la verruga), socialmente es interpretado como una grosería, una burla, porque ¿quién va a querer un verruga, algo considerado por todos como un defecto físico, como signo de fealdad?. Y es después de recibir la etiqueta de niña mala, estando en el pueblo, que se comporta realmente como tal y es consciente de que su proceder merece dicha etiqueta. La niña aprende a manipular intencionalmente las situaciones para conseguir lo que quiere: irse de ahí. Miente como ella sola y hasta llega a robar. Lo curioso es que ahí, sí se le considera niña buena, porque al fin y al cabo para ser bueno o malo sólo es necesario que tu comportamiento sea interpretado como tal.

Y éste es un tema sobre el que me gusta reflexionar: ¿cuánto adulteramos nuestra infancia al evocarla? La infancia tiene cosas inigualables: todo nuevo por descubrir, la ausencia de responsabilidades, la fuerza de las ilusiones..., pero ser niño también es ser gobernado por otros, falta de libertad, muchos ratos de aburrimiento, los miedos, los remordimientos...

A mí también, porque reconstruímos nuestra memoria en forma de narraciones, y claro, esos recuerdos nunca van a ser puros, uno cambia mucho con el paso del tiempo, en diferentes momentos de la vida eres alguien diferente, y así mismo varía la forma en que organizas tus experiencias, las interpretas de modo distinto, le das más importancia a unos detalles u otros, etc. A eso se le suma que muchos recuerdos de la infancia son implantados, por ejemplo yo "recuerdo" el día en que nací, y los primeros días de mi vida, porque hablaba mucho con mi madre de esos eventos y ella me los relataba con minuciosidad, así que los recreé con tanto detalle y las imágenes eran tan fuertes que por mucho tiempo creí que en realidad recordaba todo eso.