A media Voz escribió:Poeta, novelista y ensayista polaco nacido en Lvov, hoy Ucrania, en 1945.
Su infancia transcurrió en Gliwice, Silesia, donde sus padres fueron repatriados poco después de su nacimiento. Estudió Psicología y Filosofía en la Universidad de Cracovia.
Fue miembro del grupo poético Ahora hasta 1975, y es uno de los poetas más brillantes de la llamada Generación de la Nueva Ola, junto a Kornhauser, Lipska, Krynicki y Baranczak.
Censurado por el régimen comunista de su país, emigró a Paris en 1982. Desde 1989 es profesor visitante asociado de la Universidad de Houston, alternando la docencia con la práctica literaria ejercida desde su residencia actual en Cracovia. Ha sido galardonado con los premios Prix de la Liberté 1987, GranPremio de Literatura de la Fundación Konrad Adenauer de Weimar 2002 y el Premio Horst Bienek de la Academia de Bellas Artes de Baviera en 2003. De su obra poética se destacan "Comunicado" 1972, "Carnicerías" 1975, "Oda a la mayoría" 1982, "Ir a Lvov" 1985, "Lienzo" 1990, "Tierra de fuego" 1994 y "Sed" 1999.
El estudio donde trabajo tienes seis
caras como un dado.
hay una mesa de madera de tercas
formas rústicas, un sillón
perezoso y una tetera con el labio
prominente de los hasburgo.
Desde la ventana veo árboles escuálidos,
finas nubes y niños de la guardería,
gritando, siempre contentos.
A veces, a lo lejos, brilla la luna de un coche
o, arriba, la cáscara palteada de un avión.
Es evidente que otros no pierden el tiempo
cuando yo trabajo, buscan aventuras
en la tierra y en los grandes espacios.
El estudio donde trabjo es una camera obscura.
Pero, ¿en qué consiste realmente mi trabajo?
En una larga espera inmóvil,
en remover folios, en una paciente meditación,
en la pasividad que no convencería
a un juez de ansiosa mirada.Lentamente
escribo, como si tuviera que vivir doscientos
años. Busco imágenes inexistentes,
y si existen están enrolladas y guardadas
como la ropa de verano durante el invierno,
cuando el frio corta los labios.
Sueño con lograr una concentración absoluta;
si la encontrase tal vez dejaría de respirar.
Quizá mejor que consiga tan poco.
aunque oigo silbar la primera nieve,
oigo la delicada melodía de la luz del día
y el amenazante gruñido de la gran ciudad.
Bebo de una fuente pequeña,
mi sed es mayor que el océano.