Me encanta que Ayrween haya elegido este cuento para leer, es uno de mis preferidos.
De este cuento me gusta todo, desde el principio hasta el final. Lo he vuelto a releer y creo que descubro cosas nuevas.
Me parece precioso cómo hace un planteamiento científico y empieza a divagar con él, para luego dar un giro y plantear el lado romántico.
azumi escribió:El cuento es muy tierno y muy bonito. La idea de
llegar con una barca y una escalera a la luna me ha encantado, así como la niña pequeña flotando llena de mejillones, lapas y camarones

Caroline escribió:La escalera, la leche, la niña colgando, me ha encantado la imagen de la formación de las pecas en la niña.
La escena de la niña en medio de la luna y la tierra también es una de mis escenas preferidas. Creo que no es el primer autor que habla del momento en que se cambia de la gravedad de una por la gravedad de otra, pero la forma en la que la describe Calvino es buenísima, es que puedes casi imaginarte los movimientos.
Y como dice Caroline, toda el cuento tiene un humor de fondo muy bueno.
Sinkim escribió:No sabía que este cuento había inspirado uno de los cortos de Pixar
Cuando vi el corto pensé lo mismo, pero no mencionan a Calvino en ningún sitio de los créditos, a pesar del tremendo parecido.
natura escribió:Supongo que habrá gente para la que roza lo cursi, pero a mi la idea de
una luna a la que se le exprime leche, de la que se sube y se baja haciendo cabriolas y con una niña a mitad de camino cubierta de toda clase de seres marinos, imaginarios o reales... me parece preciosa
Y todas las tramas amorosas
(del narrador con la señora Vhd Vhd, del propio capitán con su mujer, del primo sordo con la luna, de la señora Vhd Vhd con el sordo)
tiene tal delicadeza y sensibilidad que los "toques" puramente reales
–¡Agárrate! ¡Agárrate fuerte a nosotros!'–me gritaban, y yo en aquel braceo a veces terrninaba por aferrar un pecho de la señora Vhd Vhd, que los tenía redondos y macizos, y el contacto era bueno y seguro; ejercía una atracción igual o más fuerte que la de la Luna, sobre todo si en mi bajada de cabeza conseguía con el otro brazo ceñirle las caderas
no hacen si no reforzar esa poesía.
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