Vamos por los ensayos. Trataré de citar los más amenos o instructivos, dentro de lo que yo conozco, claro.
1914. El año de la catástrofe de Max Hastings es uno de los más amenos.
Otros interesantes son: 1914-1918. La historia de la Primera Guerra Mundial de David Stevenson, La gran guerra de John H. Morrow Jr., 1914. De la paz a la guerra de Margaret MacMillan o La primera guerra mundial de Martin Gilbert. Para un acercamiento ameno tenemos a Juan Eslava Galán y su La Primera Guerra Mundial contada para escépticos. Estos son los, digamos, ensayos generales, que abarcan toda la guerra.
Luego hay estudios sobre batallas en particular como: La batalla de Verdún de Geroges Blond, La batalla del Somme del mismo Martin Gilbert, Gallípoli de Alan Moorehead, Jutlandia: 31 de mayo de 1916: La batalla naval más grande de la Historia de Sergio Valzania.
También alguna biografía sobre algunos de los importantes personajes como Carlos de Habsburgo: el último emperador de Michel Douglas Rouille, Nicolas II de Dominic Lieven o Bismarck de Pedro Voltes (que aunque es preguerra nos acerca mucho a la mentalidad prusiana que dominó la guerra).
Luego existen otros libros escritos en clave de memorias: Emden: Las azañas del famoso crucero alemán en los mares de Oriente de Hellmuth Von Mucke ,Memorias de mi vida del Mariscal Von Hinderburg o Memorias de un oficial de infantería de Siegfried Sassoon. Las memorias de un artista las podemos ver en Estallidos y bombardeos de Wyndham Lewis. El pintor es antibelicista, pero muy burlón.
En el bando ruso una medio novelada Nicolás II de Marc Ferro, El último zar de Edward Radzinsky sobre la influencia de Rasputín en los primeros compases de la guerra. De la época límite entre la participación de Rusia en el conflicto y la revolución rusa hay muchas novelas, pero más centradas en esta última por lo que citaremos solo de pasada la novela de Carmen Posadas El testigo invisible como una de las últimas representantes de esa consecuencia de la IGM que fue la Revolución rusa.
Algunos cuentos algo atípicos sobre Guillermo II de Alemania podemos leerlos en El kaiser y el prisionero de Leonid Andreiev.
Unas memorias en las que se ensalza la guerra son las del soldado Ernst Jünger en Tempestades de acero. Todo lo contrario son las novelas: Sin novedad en el frente de Erich Maria Remarque (antibelicista), Johnny cogió su fusil de Dalton Trumbo, también totalmente antibelicista, Parte de guerra de Edlef Köpen que parte del entusiasmo al antibelicismo, o la magnífica Las aventuras del buen soldado Svejk de Jaroslav Hasek (totalmente satírica). Otra obra humorística es Los silencios del coronel Bramble de André Maurois. Con toques similares Emilio Lussu describe la incompetencia de los mandos italianos en Un año en el antiplano o Viaje al fin de la noche de Louis Ferdinand Céline que mezcla la sátira y la amargura. Capitan Conan de Roger Vercel también tiene un tono amargo entre dos oficiales tras finalizar la guerra.
Más memorias de la guerra son las de Adrien Bertrand en su antibelicista La llamada de la tierra. Gaspar: los soldados de la guerra la escribe René Benjamin gravemente herido en el hospital. La llama en el puño de Henry Malherbe también son memorias de primera mano o Civilización de Georges Duhamel. Las cruces de madera de Roland Dorgelès son apuntes desde la trinchera de otro soldado herido.
Adiós a las armas de Hemingway tiene tintes autobiográficos sobre un amor en la Italia de la guerra.
En las memorias de otro gran escritor, Robert Graves, Adiós a todo esto, también se refleja bien este conflicto.
Otro que retrata su participación en el gran conflicto T.H. Lawrence en Los siete pilares de la sabiduría. Otro tanto hace Lajos Zilahy en la novela El desertor, donde narra muchas de sus experiencias personales. También había soldados que esperaban a los que iban al frente como Jean Giono en su biografía El gran rebaño. También con inspiración autobiográfica La muerte del héroe de Richard Aldington.
La terrible guerra de trincheras se refleja muy bien en El miedo de Gabriel Chevallier o El día del desfile de Ford Madox Ford. De primera mano también la narra tantas penurias Henri Barbusse en El fuego. Amor y poesía entre trincheras relata Un día me esperaba a mi mismo de Miguel Ángel Ortiz Albero.
También tuvieron su importancia las mujeres, generalmente enfermeras que escribieron sus experiencias con soldados o propias, desde la retaguardia. El regreso del soldado de Rebecca West describe un soldado con amnesia o Testamento de juventud de Vera Brittain que empieza en el entusiasmo y acaba en la decepción más profunda, como la mayoría de las novelas de la IGM.
La marcha Radetzky de Joseph Roth es ya un clásico del derrumbe del imperio austro-húngaro. En esta decadencia austro-hungara previa a la guerra se sitúa Los conspiradores de Michael André Bernstein, con los judíos y el antisemitismo por medio. Incidiendo en el fin del imperio austro-húngaro Alexander Lernet- Holenia escribió El estandarte, con una historia de amor por medio. En la vertiente española tenemos Los cuatro jinetes de la apocalipsis de Blasco Ibañez que narra las vicisitudes de dos familias francesas enfrentadas en bandos opuestos.
14 de Jean Echenoz retrata el periplo por los países en guerra de 4 jóvenes franceses. La mano cortada de Blaise Cendrars narra las aventuras de un joven antialemán que acaba en el bando ruso y mutilado.
Aunque muchas veces olvidada en 1916 hubo una rebelión irlandesa en 1916 y la refleja Liam O'Flaherty en su novela Insurrección.
La primera novela de la trilogía de las guerras del best-sellero Ken Follett abarca esta IGM. de título La caída de los gigantes.
Sobre azañas marinas tenemos la serie del alférez de navío Nicholas Everard escrita por Alexander Fullerton que tiene, creo, tres publicadas en español: Bautismo de fuego, 60 minutos en el infierno y Misión en el Cuerno de Oro. Aventuras en submarinos y torpederos a gogó. Sobre el ya mencionado Emden está la novela de Juan Manuel González Fuego sobre las olas.
Si queremos aventuras en el aire tenemos Escuadrilla azor de Derek Robinson.
Y, finalmente, si queremos intriga y crímenes tenemos a Anne Perry con su serie: Las tumbas del mañana, Las trincheras del odio, El peso del cielo, Ángeles en las tinieblas o No dormiremos. También en clave detectivesca, Almas grises de Philippe Claudel.
Si alguna más os ha marcado, no dudéis en citarla.
