Lo que me llamó la atención del cuento (coincido con cosimo en que -con relatos así- decir "me gustó" resulta extraño...) es lo descarnada que resulta la narración, sin ninguna emoción, sin posibilidad de empatizar con nadie (si acaso la pobre estudiante rubia... pero ni con ella). Es un relato que ni siquiera puedo considerar frío, es -me cuesta expresarlo-
ajeno, en el sentido de que muestra muy poca humanidad; el autor es sólo un espectador y nos convierte en observadores; no hay juicios morales, no hay opiniones por su parte, deja ahí la historia y -supongo- espera que nosotros, lectores, sí opinemos y juzguemos...
Me recordó a un libro que leí hace años de
Mohammed Chukri (escritor marroquí),
El pan desnudo, también de una gran dureza por su falta de conexión emocional, por su
esto es lo que hay, la vida es así. Y no hay más..., un libro que recomiendo por cierto. De hecho, busqué algún cuento suyo, pero entre que no me gustó mucho el que tengo, y que sería otro escritor marroquí, decidí no proponerlo, pero si alguien tiene ocasión, que lo lea
Y respecto a este cuento, me lleva a pensar en cómo muchas veces generalizamos nuestros juicios al todo por lo que hace una parte. Cuando las protestas en El Cairo hubo un par de violaciones (conocidas) a periodistas -una europea y otra americana, creo recordar- y escuché en varias ocasiones que
bueno, qué se puede esperar, los árabes son así, machistas y no respetan nada a las mujeres... Me preocupa que este cuento pueda reforzar esa idea en alguien... yo conozco musulmanes muy respetuosos (y españoles que pa'qué, que parece que cuando hablamos de "otros" nosotros somos unos santitos
)
En fin, que me está costando separar los cuentos de este MC de mi realidad, cosa que tampoco me preocupa... creo -de hecho- que la diversidad cultural es la realidad de todos, aunque a algunas personas les cueste más verlo o aceptarlo. Así que, vuelvo a irme del cuento
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(No obstante si hago trampas no lo diré) 
