CM - Conceptos matemáticos básicos - Tolomew

[Lifen]

Conceptos matemáticos básicos

Tras cada número, una letra,
y en su infinitesimal suma, tú…
mi poesía. (Anónimo, s. XIX)

En una habitación sin cerrojos anida un hombre. Y como dos rectas que se cortan perpendiculares atraídas por el alegre algoritmo de la socarrona gravedad, subyace en su horizontal la búsqueda de aquel eje de abscisas, de su contrario, de su igual… alrededor del cual establecer un perímetro esférico, despejar la incógnita que lo abduce; dejar de ser teorema imperfecto y arañar la candidez del axioma… Ese hombre respira, duerme, vive por y para ello. Y sueña en verde, magenta, amarillo…

En una habitación marchita de sueños nuestro hombre caduca en penumbra (porque algo ha cambiado). Ya no duerme, es posible que ni si quiera esté vivo… aun así, respira. Asida a sus manos la instantánea de una niña con sus dos peluches más queridos: Plumón y Chispita, en aquel puente, sobre aquel río… Apenas dos meses atrás habían sido tan felices… Mírenlo ahora, convertido en un ángulo obtuso. Y se resiente, se reclina buscando sin suerte una tangente mediante la cual decir basta. Habían sido ecuación de segundo grado que sin embargo se tornó incompleta, sin fórmula que la resuelva. ¿Se imaginan una circunferencia sin radio, un segmento inacabado, una fracción sin denominador? No hace falta imaginarlo, lo tienen delante.

Fue hace algo menos de dos meses que los colores que su alma imagina se atenuaron, y los imagina porque ya no los ve, pues ya ni come, ni vive, ni sueña. Y si abre los ojos no es más que para encontrar las medicinas que en parte mitigan la hipotenusa de su desazón (porque su corazón se desnudó en triángulo cuando la conoció a ella). Corre el año 1879, y enjugamos el rostro de Sir Alfred Bray Kempe.

Un sobre lacrado le hace las veces de felpudo. En su remite: London Mathematical Society. Al recibirlo decidió no abrirlo, ¿para qué?, su contenido le resultaba del todo indiferente (poco importa que las letras que en su interior aguardan fueran mil veces anheladas en otros días menos aciagos). Lo cierto es que la carta había llegado demasiado tarde a su habitación enjuta: porque en ella nadie ha vuelto a imaginar números primos, ni le dibujan en su pared la cara de un perrito, ni garabatean en su suelo un te quiero tanto…

Fue hace algo más de dos meses que los colores que su alma imagina los había imaginado antes ella y se los había enseñado a él, por eso Sir Alfred B. Kempe los había conocido. Por eso creyó haber resuelto aquel dichoso problema. –Me falta el azul, papá, ¿tienes azul, papá?–. Una infinita sucesión de espectros colorearon su juicio, y, como la proyección ortogonal de un punto sobre una recta, el azul se le mostró factor común en todas y cada una de sus probaturas. ¡Le faltaba el azul!, y con el azul entre los dientes Sir Alfred interpretó su proposición de resolución para el Teorema de los cuatro colores que 29 años atrás hiciera público el incipiente aritmético Francis Guthrie.

Un sobre lacrado le hace las veces de felpudo: la invitación para dar a conocer su proposición al mundo académico en una de las más prestigiosas sociedades de matemáticos del mundo había llegado tan tarde… demasiado. Porque arribó cuando ella no le sumaba arrumacos (porque no estaba), más bien le restaba primaveras, estaciones, detenía sus mareas. ¿A quién podría importarle que con cuatro colores se dibujaran las regiones adyacentes de cualquier mapa sin que los iguales se besaran? Ni si quiera a él, que durante tantos años se había privado de su compañía (la de su niña) para moldear enunciados... Al igual que la fragua donde se hace herrero un aprendiz no sucumbe al envite de Las siete fantasías de Johannes Brahms, tampoco el corazón de Sir Alfred lograba ahora saciarse con la mera observación y el razonamiento deductivo…

–¿Acaso no es ciencia la proporción, no era empírico que ella me sobreviviera? ¿Dónde se encuentran las dos razones en igualdad? ¿No quiebra su partida nuestro equilibrio?–. Su amigo no quiso contestarle. Percy J. Heawood se limitó a llorar junto al hombro de aquel que acababa de enterrar a una hija. En los asuntos del perder, ahí la razón, la ciencia, la medicina (su labor)… aun no habían asomado, ni nunca antes nadie las había visto aparecer.

–Percy, somos amigos… dime, ¿había binomio más completo que el nuestro?–. No, no lo había, aun así… ella se fue: su hija, el ser que auguró indivisible se marchó para siempre. Y como una hormiga que recoge las migajas con las que saciar su hambre a finales de otoño, de igual modo Sir Alfred consume decimales, restos incompletos de recuerdos que ya no tiene, porque los ha borrado. Sí, los borró todos, todos menos ese (su querida fotografía) que aun le sacude en la infinita madrugada en que se ha convertido su vida; donde ya no duerme, tampoco respira, casi se diría que no vive… tan solo descompone las expresiones algebraicas que su maltrecho corazón se empeña en mostrarle.

Ahora descansa, Sir Alfred, descansa; duerme, respira. Cierra los ojos y vuelve a ver a tu hija antes de que un irracional tumor te la arrebate. A tu única hija: tu alma, tu vida, la misa donde ansiabas comulgar las tardes de todos los domingos… Y con su marcha: tu ciencia se ha vuelto imperfecta, tu corazón más pequeño… A medida que recorrías el sendero con tu diestra vacía (porque ella no te la sostiene) soltaste el lastre de los números, se te derramaron progresiones y pentágonos que casi yacen inertes ahora que tú no los rimas.

Ahora Sir Alfred descansa, y rinde por fin su bandera en mil novecientos veintidós. Los conceptos matemáticos básicos acarician sus sienes como arrullo de juventud aletargada, ignorando que una vez fue hombre de ciencias. Y con su último hálito de vida aprieta con fuerza la mano que abriga el retrato de lo que más ha querido. La ve en el mismo marco que su fotografía le enseña, pero… está tan distinta: su niña ha crecido, es casi una mujercita… y su mera presencia realza la belleza de aquella estampa. El puente, el río que fluye sin prisa; el día es más bello porque ella lo viste. Plumón y Chispita también han venido, cobraron vida para acompañarla durante todos estos años que se amaron sin tenerse, sin tocarse, sin hallarse...

–¿Puedo besar a la novia?
–Claro papá… mi ausencia apenas fue un suspiro; pero no abrazarte… mi eterno desconsuelo.
–Lo sé, chiquita, lo sé, por eso deja a tu padre volver a llamarte su novia primera (y a nuestra unión, perpetua). Porque a tu lado mi corazón no halló números, solo estrellas. Mi vida, mi cielo, mi ángel… mis letras.

[barrikada]

Como buen matemático que soy, voy a vigilar bien este texto. Pillo sitio.

[barrikada]

He dado una leída un poco superficial, porque el relato tiene tantos matices que hace falta leerlo con mucha pausa. Sobre su relación con la fotografía, creo que está cogido un poco por los pelos, pero bueno, es pasable. Creo que la redacción es algo tosca, por el hecho de estar repleta de matices, aún as no hay vislumbro ningún detalle cojo. Intuyo, sólo intuyo, que el autor debe tener una base científica sólida, puesto que no ha habido ningún patinazo en esas metáforas matemáticas (aunque sean muy libres de interpretar) y los datos bibliográficas me parecen correctos. Como he visto en otro relato que he leído, se vislumbra un tanto de locura en el personaje protagonista, con el trance medicinal.

Hay un recurso que no me gusta y es el de los paréntesis, pero bueno, es cuestión de gustos. Es mi primera vez que leo relatos de los concursos, así que no sé si es algo habitual, pero pienso que el autor ha colado algún detalle de dialecto latino para despistar, puesto que se nota bastante que es castellano.

Debo darle una nueva lectura, aún así, me ha parecido un tanto original la temática y su ambientación matemática. Hay mucho nivel en este concurso.

PD: El título me parece super acertado, porque todos los contenidos matemáticos que hay son bastante simples, incluso el teorema de los cuatro colores (no así su demostración, que no me parece nada trivial)

[Ratpenat]

He perdido el sentido crítico tras el primer párrafo. Te releo y te digo luego.

[jilguero]

¡Qué preciosidad, autor!
En la primera parrafada, a Jilguero le surgieron dudas de si le iba a gustar o no, pues, con tantos conceptos matemáticos enumerados en ristra, su mente volaba hacia su significado, tratando de ver su conexión con la historia y se empezó a "irritar". Pero luego, se ha dejado llevar por las palabras, por su musicalidad, por su significado más profundo, y le ha encantado tu relato.
¿La ambientación cuadra con la fotografía? Cuadra de manera tan general que podría haber cuadrado con cualquier otra. Pero ha sido tanto el placer de leerte que de ese detalle casi que se va a olvidar.
¡Enhorabuena, autor, qué buen relato has presentado!

[iliada]

Poesía con términos matemáticos para describir los estados de ánimo, un hombre que se convierte en ángulo obtuso cuando muere su hija, con la que formaba una ecuación de segundo grado, un binomio perfecto.
He tenido que leerlo varias veces para apreciarlo y entenderlo, y seguro que todavía me queda algo por descubrir.
La fotografía no aparece como la conocemos hasta la muerte de Sir Alfred en la que la niña se hace mujer y los peluches Plumón y Chispita cobran vida dentro de la foto.

Llevada por la curiosidad, he descubierto que Sir Alfred Bray Kempe es un personaje real que enunció, tal como cuenta el relato el teorema de los cuatro colores, y que Percy J. Heawood también existió y corrigió la demostración del teorema.

[Gavalia]

Me supera, soy incapaz de decir nada que no sea absurdo, así que me callo. Eso si, agradecerte el trabajo y si acaso comentar que estás para que te encierren
Tengo que darle otra oportunidad, pero para eso debo prepararme primero. Soy de letras jajajaja

[Ratpenat]

Uy, aún no te he dicho lo que quería, autor/a. Bueno, espera un poco más

[Tolomew Dewhust]

Bueno, me quedan poquitos por comentar y te encuentro a ti, admirado autor.

Comenzaré comentando que intuyo la autoría, y luego diré el motivo.

Creo que nos regalas literatura en mayúsculas, caviar para paladares selectos, en fin, una obra de arte. Lo cierto es que me ha costado captar el mensaje, asirme al hilo argumental por esta manía que tenéislos genios de enredar al lector, en tu caso, mezclando poesía y matemáticas.

La fotografía no aparece como la conocemos hasta la muerte de Sir Alfred en la que la niña se hace mujer y los peluches Plumón y Chispita cobran vida dentro de la foto.

Si no es por Joy no encuentro la relación con el concurso, pero eso no quita para que me quite el sombrero y entres de lleno en el podium de mis favoritos (me ha gustado casi casi tanto como el mío).

Lo de la autoría: Lifen recibió mi relato hará unas tres semanas, le gustó tanto que hasta ha empapelado su habitación con párrafos del mismo. El tuyo tuvo que recibirlo a última hora, si no fuera así no entendería esa obsesión por mi humilde criatura (a la que por cierto le estáis dando mucha caña).

[Escritoradesueños]

Un texto demasiado complejo y para quienes no somos de números solo nos toca intuir o liarnos.
Lo siento, pero hay autores o lectores que tienen la manía de decir que lo más dificil es lo mejor y es porque les ha sido dificil de entender o aún ni lo entienden al completo.
Además le he encontrado fallos, cito:

Ese hombre respira, duerme, vive por y para ello. Y sueña en verde, magenta, amarillo…

En una habitación marchita de sueños nuestro hombre caduca en penumbra (porque algo ha cambiado). Ya no duerme, es posible que ni si quiera esté vivo… aun así, respira.

Entonces ¿Duerme o no duerme? Y si no duerme ¿Cómo sueña con los colores?

Esto y algún errorcillo más he podido encontrar...Porque por lo demás y ahí va la parte buena, me ha dejado con la boca abierta porque tengo que reconocer que es un relato dificil de construir y de gran nivel.
Así que autor, has creado algo complejo que puede llegar a fascinar o a aburrir. Es un relato de doble filo.

[jilguero]

Bueno, me quedan poquitos por comentar y te encuentro a ti, admirado autor.

Comenzaré comentando que intuyo la autoría, y luego diré el motivo.

Creo que nos regalas literatura en mayúsculas, caviar para paladares selectos, en fin, una obra de arte. Lo cierto es que me ha costado captar el mensaje, asirme al hilo argumental por esta manía que tenéislos genios de enredar al lector, en tu caso, mezclando poesía y matemáticas.

La fotografía no aparece como la conocemos hasta la muerte de Sir Alfred en la que la niña se hace mujer y los peluches Plumón y Chispita cobran vida dentro de la foto.

Si no es por Joy no encuentro la relación con el concurso, pero eso no quita para que me quite el sombrero y entres de lleno en el podium de mis favoritos (me ha gustado casi casi tanto como el mío).

Lo de la autoría: Lifen recibió mi relato hará unas tres semanas, le gustó tanto que hasta ha empapelado su habitación con párrafos del mismo. El tuyo tuvo que recibirlo a última hora, si no fuera así no entendería esa obsesión por mi humilde criatura (a la que por cierto le estáis dando mucha caña).

Como le dijiste a Jilguero que esta vez el tuyo le gustaría ha pensado que pudiera ser este. Estaras ?

[prófugo]

Estimado(a) autor(a):

Me has dejado anonadado!! he estudiado durante años ingeniería eléctrica...por lo que algo de matemáticas tuve que morder...y crèeme que me he sentido perdido ante semejante oceano intelectual que destila por los cuatro costados tu criatura.

Es un trabajo soberbio...tienes una imaginación y unos conocimientos envidiables...pero reconozco que no lo pude disfrutar a plenitud. Sin duda, hará falta una nueva relectura más pausada y con la mente más fresca.

Te mando un saludo neperiano

[iliada]

.
Además le he encontrado fallos, cito:

Ese hombre respira, duerme, vive por y para ello. Y sueña en verde, magenta, amarillo…

En una habitación marchita de sueños nuestro hombre caduca en penumbra (porque algo ha cambiado). Ya no duerme, es posible que ni si quiera esté vivo… aun así, respira.

Entonces ¿Duerme o no duerme? Y si no duerme ¿Cómo sueña con los colores?

Escritoradesueños, el relato va pasando por distintas etapas en la vida del protagonista. En la primera que citas, al inicio del relato el hombre vive dedicado a las matemáticas y duerme y sueña en colores porque nada turba su sueño.

En el segundo párrafo ha perdido a su hija y el hombre ya no tiene fuerzas ni para dormir, ni para soñar, ni para nada que no sea pensar en su hija muerta dos meses antes.

[Escritoradesueños]

Es verdad. he vuelto a releer y me he saltado lo que estaba entre paréntesis. Eso de que (algo ha cambiado).
Ahora ya entendí eso.
Gracias Joy.
Y por el relato, felicidades autor. Porque tiene nivel y estás llenito de conocimientos como para crear este "artefacto" complicado que es para pensar y deducir mucho, parándote bien en cada párrafo. Aunque como dije, ese también es el arma de doble filo.

[Gisso]

Querido autor/a, me ha parecido encomiable que en tu relato hayas querido mezclar las matemáticas y las letras con un toque de histórica. Este relato, aunque me ha parecido hermoso, me supera un poco. Prometo darle una nueva oportunidad, cuando tenga la mente más despejada y disfrutar con su lectura. O mejor, esperar a que Kassiopea se pase por aquí . Hoy tengo la mente embotada. Volveré...