CM - Un puente sobre el Nevá - Ayrween

[Lifen]

Un puente sobre el Nevá

Krisztina ya está de vuelta en casa. Se recuesta en el sofá, el viejo sofá que tanto ha echado de menos. La sensación de alivio, de saber que su rutina volverá a ser la de antaño, que volverá a recuperar su libertad, se mezclan con una sensación indefinida. Nostalgia de una época peligrosa que no volvería a repetirse. Quizá la única de su vida en la que conoció la pasión, ese borboteo de la sangre que le hizo olvidar por unos meses su melancolía. Prefirió la tranquilidad y ahora la tiene. Podrá vivir sin sobresaltos el resto de su vida.
La sombra de una duda le hace arrugar la frente. No sabe si haberlo abandonado será la peor decisión de su vida. No, no, no. Él estará bien, mejor que con ella. No sería capaz de cuidar a un bebé, tenía bastante con sus perritas. Ellas no dejarían de quererla nunca por mala o frívola que fuera, sabían que siempre tendría una caricia para ellas. Que incluso aunque no la tuviera ellas la adorarían igual. Atrajo a la más pequeña, Blanka, que se aovilló en su regazo. Dorika se tumbó en la alfombra a su lado y la acariciaba con el hocico. La habían echado de menos esos meses.
—Querida, ¿estás bien?, ¿te hace falta algo? Te noto fatigada.
—Estoy bien, Imre. Solo quiero un poco de tranquilidad. —Su contestación había sido rápida y desabrida.
—Te dejaré descansar. —La besó levemente en la mejilla y cerró la puerta tras de sí.
Su relación con Imre era peculiar. Le quería, era muy bondadoso con ella, pero en ocasiones le exasperaba que fuera tan solícito. Se adormeció sobre el sofá. Y sus sueños le llevaron a momentos más intensos.

Cuando le conoció, János tenía treinta años y unos ojos azules que reflejaban toda la alegría de la vida. Aquel joven doctor poco mayor que ella solo le produjo fastidio cuando abrió los ojos y vio su semblante preocupado. Se había desvanecido cuando se preparaba para asistir a un baile. Recordaba cada detalle del vestido que llevaba aquel día, blanco con pequeñas flores malvas. Durante una semana volvió todos los días, pues no se había restablecido del todo. Cuando debería haber desaparecido de su vida, en aquel San Petersburgo veraniego, ella no dejó que lo hiciera. Se había enamorado. No era la primera vez, sí la más intensa, sin medir las consecuencias ni importarle el futuro. Solo hubiera querido que sus brazos la cobijaran para siempre, ella que nunca fue dada a alardes románticos. Su aventura fue intensa y breve y su amor sin esperanza, cualidades que bastaban para que nunca le olvidara.
Su marido era diplomático, destinado en aquella ciudad a la que viajó desde Budapest porque era su deber de buena esposa acompañar a su marido y de la que solo se marchó para evitarle la vergüenza de criar al hijo de otro. En aquel puente sobre el río Nevá, no recordaba su nombre, en el que fue fotografiada el mismo día que supo que estaba embarazada decidió que debería alejarse para poder volver a su hogar.
De las noches blancas de San Petersburgo a la eterna blancura de las montañas suizas. Un mundo níveo pero tan distinto que se hubiera dicho que ambas blancuras no tenían nada que ver. Allí, en aquella tristeza blanca, dio a luz a su primer y único hijo. Ojalá no tuviera más, no creía que su corazón soportara otra pérdida. Ella no sería una buena madre, no poseía la abnegación que había visto en otras madres jóvenes, ni sentía esa felicidad inmensa en cuanto veía a cualquier bebé. Aún así, cuando entregó a aquel bulto rojizo y berreante, un niño moreno y con ojos extrañamente profundos, supo que era la mayor renuncia de su vida.

En las montañas suizas conoció a Margit. Era húngara como ella, de familia mucho más humilde. Tenía algún contacto o pariente rico, del que no quería hablar, que le pagaba la estancia, nada asequible a las clases menos pudientes. Fue su única amiga durante la estancia en el sanatorio. Se suponía que Krisztina padecía de tisis y había venido a un sanatorio a recuperarse. Fue una suerte que su amante fuera médico. No debía recibir visitas dado lo contagioso de la enfermedad. En el sanatorio había un edificio de infecciosos y otro, en el que ellas residían, más pequeño y discreto, para mujeres de buenas familias, la mayoría solteras. Pretendían estar unos meses fuera de sus círculos familiares y sociales, dejar a sus retoños ilegítimos y volver como si nada hubiera sucedido con la excusa de una estancia en un internado, un viaje o una enfermedad.

Lukas solo tenía una fotografía de su verdadera madre. Estaba sentada en el pretil de un puente, con un perro en los brazos y otro a su lado. Se adornaba con un gorro pero no llevaba abrigo, pese a que debía ser invierno. Le llamaban la atención las manos grandes, parecidas a las suyas. En su rostro no veía mucha semejanza, quizá los ojos tristes. Le parecía que su mirada era melancólica y esperanzada a la vez. No sabía si debido a la ropa oscura le transmitía esa era la sensación. Él nació en la primavera de 1912 en Suiza y fue adoptado por un matrimonio mayor, que había deseado hijos durante más de diez años que no llegaron hasta que sus brazos le acogieron. Vivió en Zúrich la mayor parte de su vida y solo cuando su madre adoptiva murió en 1944, unos meses antes de terminar la devastadora guerra, su padre unos años antes, decidió buscar a la mujer que le dio la vida.
La búsqueda de su madre biológica no fue fácil. Empezó por el sanatorio, muy famoso en la época de entreguerras. Le había costado dos años, pero consiguió localizarla. Krisztina S., que fue esposa de un importante industrial y diplomático húngaro. Tras mucho buscarla, se encontró con la desilusión de que había muerto en 1936 de una enfermedad pulmonar, a la edad de cincuenta y dos años, ya viuda y sin descendencia conocida. Tampoco podría saber la identidad de su padre. Dado el secretismo de su llegada al mundo, no debía ser hijo de su marido.
Anna le convenció para que intentara demostrar su ascendencia y solicitara la herencia. Su madre había sido una mujer acaudalada. Ella no necesitaba más dinero pero su pequeño hijo y el que venía en camino se beneficiarían de ello.

Margit había dado a luz aquella noche. Un niño moreno, grande y de enormes manos. Si ella fuera como Krisztina, de la que apenas sabía nada, pero de la que se intuía que era rica, no le dejaría nunca. Sin él ella podría encontrar un empleo, él tendría un hogar y una oportunidad de vivir mejor que con ella. No les haría ningún bien morirse de hambre los dos.
Esa noche se decidió a realizar lo que había planeado y entró en el archivo. El hijo de su amiga había nacido apenas unas horas después que el suyo. No tenía por qué ser adoptado por una familia mejor, pero algo le decía que, en un futuro, ser hijo de ella quizá le pudiera beneficiar. Cambió las fichas de los niños. «Quizá sea lo único que pueda hacer por ti en la vida, hijo.»

[jilguero]

El relato nos cuenta una historia que a Jilguero se le ha antojado muy cinematográfica
Una historia convencional pero que, a tenor de la foto en que se inspira, no desentona en absoluto y, además, entretenida de leer. Tiene un cambio de tono, de tiempos verbales, en la primera parte que choca un poco.
En general, no está nada mal la historia que has montada , si bien el final es un pelín forzado (lo de que la madre imagine que le va a venir bien tener como madre biológica a la dama de la foto). Y Jilguero se ha hecho un lío con las manos grandes: parece haberlo heredado de su madre y resulta que no. Si está en un error, ya se lo aclararás…
Por cierto, días atrás, alguien llamó la atención sobre ese detalle en el hilo general ¿Su autora, quizás, o será alguien que se habrá aprovechado de la observación?

[Tolomew Dewhust]

Al principio me ha resultado algo confuso y lo he vuelto a leer, pero casi que igual... La historia la pillo, pero me resulta un pelín precipitada, seguro que por la limitación de los tres folios.

Por otro lado, me gusta como se entremezclan las historias y el giro final.

[prófugo]

Estimado(a) autor(a):

Me he emocionado leyendo tu criatura...como dice jilguero...parece una obra sacada del cine

La vida de Krisztina es dura y triste...y se deja ganar fácilemente por nuestros corazones...aunque sea no apruebe del todo que abandone a su hijo.

Muy bien escrito ( salvo el párrafo donde empieza a hablar de Lukas ...hay una parte sobre "...la ropa oscura..." que no la entendí bien del todo) pero en líneas generals todo bien descrito y desarrollado.

El final si me parece algo precipitado y quizás lo que menos me gusto de tu criatura...pero eso no quita que me ha encantado

Enhorabuena

[Isma]

Me he hecho un pequeño lío con los nombres, ayudado por la poca costumbre de leer nombres húngaros. Krisztina, Imre, János, Margit, Lukas, Anna. Y los dos perrinos: Blanka, Dorika. Para ser nombres que aparecen sólo una vez, hay demasiados, creo. Y opino lo mismo de los saltos en el tiempo. Son relatos muy cortos y para hacerlo hay que hilar muy fino:
1. Kris tras abandonar el niño
2. Kris antes del abandono, primero por San Petersburgo y luego por los alpes suizos
3. Lukas en Zurich, tiempo actual
4. Margit en los alpes suizos, simultáneo con 2

Vamos, no está mal, pero en una primera lectura se me ha hecho confuso por esos dos puntos que comento. La historia, por otro lado, es interesante. Cuántas cosas puede evocar una foto. En este caso, el autor ha visto en la mujer de la imagen a una madre dolorida por haber abandonado a su hijo, aunque luego, para endulzar un poco el tema, haya optado por un final esperanzador. O no; vete a saber dónde a acabado el auténtico hijo de esa mujer.

[Ayrween]

En este relato se pasean a los protagonistas por muchos países (¿tres?). Como dicen los compañeros, en el cine quedaría vistoso ver tanta ciudad europea, pero no sé si es demasiado para un relato de tres páginas. Hay demasiados personajes, aunque algunos tienen un papel pequeño y relevantes parece que solo hay tres. Además hay varios saltos en el tiempo de muchos años entre ellos. Pese a todo, creo que he entendido la historia y no me he liado mucho con tramas y personajes. Me queda la duda de qué pasó con el verdadero hijo de Krisztina, si murió en la infancia o es que su historia no es la que realmente importaba. El giro final y que el supuesto hijo no sea tal, pese a la coincidencia de las manos grandes, me ha gustado, creo que ha hecho la historia menos convencional. Sí me hubiera gustado ver un poco más de desarrollo de ciertos acontecimientos y personajes (Margit, János, de los que sabemos poco), supongo que la extensión mandaba. La historia es triste y melancólica pero me ha parecido interesante. Hay algún error de sintaxis y alguna frase muy larga pero en general se lee bien.
Gracias por compartir tu historia, autor

[iliada]

Un final incierto, no sabemos si en el caso de que Margit no hubiese cambiado la información del archivo, Lukas y Margit podían haberse conocido. Lo que si sabemos es que el cambio de las fichas de los niños lleva a Lukas a no encontrar a su madre.
Con diálogos prácticamente inexistentes, el relato está bien escrito y ha mantenido mi interés hasta el desenlace.

[Sinkim]

Me ha gustado el cuento aunque me parece que la historia que quieres contar es demasiado larga para condensarla en tres páginas, creo que hubieras necesitado algo más de espacio para extenderte un poco más

Me ha parecido un gran acierto el giro final de que todo el trabajo de Lukas no valga para nada porque su verdadera madre cambio las fichas El colmo hubiera sido que, durante la busqueda de su madre, Lukas se entrevistara con Margit para ver si ella sabía algo de su madre y conocer los sentimientos de Margit al tener delante a su hijo y no poder decirle nada para no acabar con sus posibilidades de heredar la fortuna de Krisztina

[Dori25]

Ohhh que bonito.
Me lo imagino en plan novela largar, de las que se llevan ahora, misterios familiares y el golpe final.
Muy amargo todo el tono del relato

[Ororo]

Me ha parecido un relato muy confuso. Juega en su contra la gran cantidad de personajes y la corta extensión del relato (según bases del concurso).
Creo que esta historia es para contar más despacio y por eso se me ha quedado muy corta.

Qué monos los detalles de las manos grandes , pero esa redacción hay que trabajarla más

[Ororo]

EN CUANTO A LA FOTO: aquí tenemos otra embarazada. Como bien dices en el texto, mirada melancólica y esperanzada a la vez. Muy enigmática esta mujer. Tiempos duros y soluciones drásticas. Madre mía, señora de los perros, cuántas desventuras estás viviendo.

[Estrella de mar]

Me ha gustado la historia, sobre todo la vuelta de tuerca del final. Pero en general no he podido conectar del todo porque la manera de narrarlo me ha parecido algo "embrollada". Pero igual es una apreciación personal.

Gracias por fotografiar palabras, compañer@.

[Escritoradesueños]

En primer lugar, muy buen relato autor. A mi no me ha resultado confuso ni nada. Me lo he leido de una tacada y me ha parecido bastante interesante.
La controversial Krisztina, mucho amor para sus mascotas y tanta frialdad para un bebé que sale de sus entrañas. Inexplicable, pero así es la vida y los humanos muchas veces.
Le da a sus mascotas las caricias que le niega a su hijo. Tan tierna con los animales y tan desnaturalizada como madre, casi no se puede entender...¿Ni siquiera un poco de sentimiento o preocupación por un bebé que engendró con alguien por el cual sintió intensos sentimientos (válgame la redundancia)? Es que podría haber engañado al marido y decirle que el bebé es suyo o que se yo...
Luego cuando creemos todos que Lukas es su hijo y que la señora ambigua de la foto ha fallecido...pues...queda como un vacío...Pero de repente, casi en el final, el autor le da un girazo de vértigo a la historia y nos sorprende con una vuelta de tuerca muy buena. Una madre sacrificada mirando por el futuro de su hijo en todos los aspectos. Woooow.
Y el final parece quedar cerrado pero queda muy abierto, haciéndonos pensar y preguntarnos: ¿Dónde está el verdadero hijo de esa mujer? ¿Qué ha sido de su vida? ¿Vive? ¿Qué ocurriría si Lukas se cruzase con su verdadera madre? ¿Prefiere conocer sus orígenes o la herencia de la señora de la fotografía?

Dicen que el amor más grande es el de una madre y en esta historia se da por hecho y se desmiente, con dos madres tan diferentes.

Fotografiada embarazada y de una criatura de la que los lectores jamás supimos nada. Esa es la pena.
Y de Lukas tampoco hemos conocido demasiado.
Podría salir de aquí una historia más larga y bastante interesante.
Felicidades autor.

[Gavalia]

Algo confuso socio. Se lee fácil pero me aburrió un poquito. Cuantas versiones para una misma fotografīa. La tuya me encanta... La verdad es que siempre fui fan de Marco creo que escribes con soltura pero maduras poco el texto pues me lío con los nombres (problema del menda) y los lugares, pues hay momentos en que no sé bien quién habla....tranquilo que me lo hago mirar.
Buen trabajo autor

1407

[barrikada]

Me ha gustado mucho la historia y he empatizado con la protagonista, que de eso se trata. La lectura se hace ágil, el escritor tiene buena mano, pero habría venido bien simplificar detalles superfluos y clarificar un poco los saltos de tiempo. Estoy un poco saturado, así que prometo leerla otra vez, porque me ha dejado con un gran regusto y superficialmente, no le veo muchos peros. Un placer!