CV2-I.N.R.I.F. - Barrikada

[Lifen]

I.N.R.I.F.

Era una maravilla de la especie humana, un prodigio de la naturaleza, un crisol de bondades físicas y psicológicas, pero todas del revés. De la misma forma que encontrar a una persona que roce la perfección en todas sus facetas es un hito extraordinario y bello, el aunar todas las taras y calamidades habidas y por haber también resulta primoroso y poético.

Quizá influyó en su carácter temeroso el haber disfrutado de los veranos recluido en un oscuro aposento que el hombre del saco rondaba cada noche, quizá. Pudiera ser que sus inseguridades se fortalecieran por las burlas de compañeros y profesores del colegio, pudiera ser. Tal vez su salvaje fragancia corporal se viera afectada por los baños en turbios abrevaderos para ganado, tal vez. Es posible que su cojera, tartamudez, estrabismo, alopecia prematura y joroba; sus alergias, intolerancias y afecciones fueran un cruel regalo de Dios; pero el no haber recibido el más mínimo interés por aliviarlos, sin duda, convirtió a Bartolo en una maravilla monstruosa. Es posible.

De pequeño, sus padres se esforzaron por buscarle un buen porvenir tratando de encasquetarlo al primer postor. Cada mañana lo dejaban en la entrada del pueblo con un cartel colgado al cuello que rezaba: me cambian por un tractor con arado. Más tarde redujeron sus pretensiones a una hornilla, un marrano, un transistor y un San Pancracio, hasta llegar a ofrecer sus propios huertos por ver feliz a su hijo lo más lejos posible. A pesar de que el chico no suponía un gran gasto –se alimentaba a base de restos de pienso y vestía con retales de sacos de patatas–, la familia estaba empeñada en albergar un burro en la cuadra que hacía las veces de cuchitril para Bartolo.

Cuando el circo llegó al pueblo, el matrimonio vio la gran oportunidad para su hijo. Sobornaron a la mujer barbuda y ésta les dejó pasar a la zona de las bestias. Metieron a Bartolo en la jaula de los tigres hambrientos, pero nada más contemplarlo, éstos se aferraron a las rejas tratando de alejarse del monstruo.

La siguiente tentativa fue la de dar a Bartolo una vida al servicio de Dios en un monasterio de clausura. Concluido el período de prueba, los monjes decidieron rechazarlo debido a su carácter agitador. Al parecer, la mayoría de imágenes se habían dado a la fuga, dejando así desérticas las obras de arte religiosas. Hasta cuatro Cristos se habían descolgado de sus respectivos maderos al olfatear al muchacho.

Tras la negativa del gremio de vagabundos y al ser la esclavitud una práctica controvertida, los padres de Bartolo, desesperados y abatidos, se dieron por vencidos. De esta forma, optaron por aceptarlo y quererlo tal y como era, con sus virtudes y defectos, aunque careciese de las primeras. Después de veinte años, volvieron a abrazarlo y a sentir la caricia de su piel escamosa. En ese momento, la madre sintió un gran alivio. El juanete que la martirizaba durante décadas había desaparecido. El padre gritaba de emoción, sus almorranas se habían volatilizado y notaba una agradable brisa recorrer su ano. Anonadados por el prodigio, pidieron a Bartolo que abrazara al gato, el cual era afónico y no tenía movilidad en sus dos patas traseras. Inesperadamente, el felino entonó una alegre canción mientras bailaba animado un twist levantado sobre sus dos patas traseras.

El rumor de los poderes de Bartolo se extendió por la región y el viejo cortijo de la familia empezó a recibir centenares de visitas que buscaban desesperados un milagro. Todo el mundo se lanzaba a los brazos del engendro, dejando atrás sus enfermedades y penurias. Desde reumas hasta hernias, pasando por incontinencias urinarias, infertilidades o fracturas óseas encontraban su cura. También había hueco para sanar fobias variopintas, olor de pies, calvicies galopantes, el mal de amores e incluso la pereza crónica.

En unos días se formaron colas kilométricas para visitar al chico. En vista del éxito, la familia decidió dar al asunto un tinte lucrativo. Los visitantes inundaban con billetes y joyas el cepillo, compraban enloquecidos estampas con la imagen divina del monstruo, además de camisetas, lapiceros, ceniceros, encendedores, tazas, libretas, llaveros y otros trastos inútiles. El modesto cortijo dio paso a un opulento palacio y los padres de Bartolo tomaron el gusto por ampliar horizontes. Entretanto, el muchacho trabajaba a destajo, aunque por las noches se permitía ciertas licencias, como la de engullir barras y barras de mortadela o la de redimir a rameras de su equivocado camino.

Tras un año de viaje, los padres de Bartolo regresaron a su hogar para recabar un poco más de presupuesto y, secundariamente, comprobar que el negocio –y por ende su hijo– continuara bien. Al llegar encontraron a la gente alterada y enfurecida, tampoco había rastro de Bartolo. Una procesión compuesta por cientos de personas ataviadas con batas blancas discurría hacia el monte. Los padres de Bartolo corrieron hacia la cima entre insultos y zarandeos. En la cima, un par de prostitutas lloraban al lado de la cruz de la que colgaba el cuerpo de Bartolo. En lo alto relucía una placa que rezaba: I.N.R.I.F.: Imbécil, Nunca Retes a la Industria Farmacéutica. Los padres de Bartolo exigieron hablar con el responsable. Un tipo, vestido de traje y armado con cabás, se presentó. A continuación de una tensa negociación, firmaron el acuerdo, bajaron de la cruz a Bartolo y una ambulancia lo trasladó urgentemente a un hospital.

Unos meses más tarde, Bartolo regresó a casa radiante: dentadura nueva, implante de pelo, cirugías estéticas y plásticas varías, rinoplastia, aumento de pene y pecho… Por contra, su divinidad se había secado. Reestablecido y alegre, con el dinero que sus padres no habían dilapidado aún, montó un negocio familiar honrado, algo con lo que verdaderamente pasar inadvertido: especulación y blanqueo de capitales. Y así, Bartolo se convirtió en uno más, y junto con sus padres fueron por siempre felices.

[Tolomew Dewhust]

Este relato lo he escrito yo, .

No me ha quedado mal, aunque, leyéndolo sosegadamente, descubro que tal vez los giros son demasiado bruscos.

Al principio se me ha hecho algo repetitivo, leer una y otra vez que BarTolo ( ) es una monstruosidad: no es que lo vendan sus padres, es que lo regalan con huerto incluido, es que las bestias del circo huían despavoridas a su llegada, ni los cristos aguantaban en la madera de la peste que soltaba... Todo muy redundante, y, en un relato breve, como estos de mil palabras, en los que hay que hilar fino, ahora pienso que debiera haber sesgado el primer tercio del relato y aprovecharlo de otro modo en beneficio del discurrir de la historia (luego se precipita demasiado).

El giro a su beatificación, es decir, cuando convierto a este pobre diablo en profeta en su tierra (nunca mejor escrito), está bien desarrollado, pero chirría demasiado el segundo giro, cuando aparece colgado en la cruz por culpa de la industria farmacéutica. Ahí me pasé de rosca.

Roza el esperpento, y eso no es malo, es lo que yo buscaba, pero, hilado más fino, menos abrupto, habría quedado (sólo tal vez), algo más redondo, dejaría una sensación más dulce, de que todo ha encajado a la perfección, de que te he llevado al huerto con una historia inverosímil.

Si os ha gustado, de nada .

[elultimo]

[Ayrween]

Me ha gustado mucho. En la primera parte se ceba tanto en las desgracias de Bartolo que en parte me daba pena, pero también me ha llevado a la risa. Es como darle la vuelta al cuento tradicional, empieza siendo un pobrecito niño al que nadie quiere y termina siendo aceptado (dedicándose a la especulación y blanqueo de capitales ) y todos son felices. Como dice Tolo, los giros son un poco bruscos pero no había demasiado espacio para extenderse, a mí sí me han parecido creíbles. Lo de la beatificación está bien pero lo de la industria farmaceútica me ha parecido buenísimo. Me ha encantado la mala baba que destila. Enhorabuena, autor.

[Shigella]

Éste es uno de mis favoritos

Me ha gustado más el principio que el final, aunque concretamente lo de la industria Farmacéutica me ha hecho mucha gracia

Esto es lo que me apetece ahora como lectura veraniega, y eso también le da puntos. Mira que yo no paro de pedir un concurso de Humor y nadie me hace caso. Pero ya me saldré con la mía, ya... No os libraréis.

[Ayrween]

Seguro que lo de la industria farmacéutica te ha llegado, Shigella. Estoy contigo en que me gustaría que hubiera un concurso de humor, es un género difícil, pero nos lo pasaríamos muy bien.

[Shigella]

Si es que soy muy facilona

[Isma]

Jeje . Está muy bien escrito, y no me refiero sólo a corrección ortográfica. El segundo párrafo es un dechado de imaginación e ingenio.

El autor se habrá quedado a gusto escribiéndolo. Se nota. Pero a mí me transmite poco. El humor, o impresiona o no termina de llegar del todo. Eso creo yo.

[Ratpenat]

Está muy bien. Pero el final no es muy coherente con el principio. Me ha matado un poco el relato. De todas maneras es un bon treball.

[Verditia]

Qué manera de cebarse con el pobre Bartolo.

Me he reído mucho, aunque me han parecido demasiadas vejaciones para una sola persona y al final me sabía un poco mal el maltrato al que estaba sometido el animalillo.

Lo de su divinidad me ha parecido muy original, aunque lo de la crucifixión me ha parecido demasiado exagerado. Eso sí, las siglas I.N.R.I.F lo han arreglado .

El final algo precipitado. Que perdiera la divinidad por los implantes y arreglos bien, pero que acabara especulando y blanqueando mo lo veo muy coherente, aunque diabólicamente divertido.

Me lo tomo como un corto de los Monty Phyton, sin buscarle un doble sentido y disfrutando de su lectura.

[barrikada]

Este relato no lo he escrito yo, .

Arriesgado relato, con sensaciones muy diversas. Por un lado, me he reído mucho con ciertos pasajes, sobre todo de la primera parte (la escena del gato, aunque incalificable, es genial), aunque la crítica, ácida y clara, se podría haber perfilado mejor y con tanto desfase, no sé si queda algo desvirtuada. También la presentación de Bartolo y sus denominaciones como engendro, monstruo es un tanto cruel, y no sé si puede dañar alguna sensibilidad.

El relato se lee bastante bien, creo que no he visto ningún fallo reseñable. Le daré otro repaso, para ver por cuál de las dos sensaciones se decanta mi parecer.

[jilguero]

La idea me ha parecido bastante original (solo me ha recordado un poco a La vida de Brian al final) y el personaje de lo más intenso. Una prosa correcta y un buen desarrollo. Me he ido imaginando sin ningún problema todas las peripecias de Bartolo. Pese a todo ello no está entre mis favoritos por dos razones: las gracias son tan exageradas que resultan un pelín esperpénticas, posiblemente ha sido buscado por el autor pero yo prefiero algo más contenido; y el final, que lo veo demasiado moderno, demasiado efectista. Es un humor a lo Monty Python, el cual tiene fieles seguidores, pero no es mi caso.
Conclusión, tu relato tiene muchas ingredientes positivos y los negativos que le veo te diría que no son negativos, sino más bien una cuestión de gustos.

[Lifen]

A mi me ha resultado muy divertido. Me ha parecido que faltaban algunas comas pero como nadie más lo ha dicho, igual es cosa mía y de mi respiración que anda alterada, que se yo. El caso es que a mi me faltaban comas

En cuanto al relato está muy bien escrito y destila mala leche por todas sus líneas y eso se agradece siempre. El final algo apresurado, quizá tenga razón Tolo y el autor hubiera tenido que meter más al final. Aunque sin tocar nada del principio, toda esa exageración al hablar del pobre muchacho es necesaria para meternos bien en la historia. Y como el concurso requería una limitación de palabras...

[Gavalia]

No sé muy bien que decir del presente trabajo. Tiene puntos, referencias e inconcordancias de orden lógico cara al lector que quizás presentados de otro modo hubieran funcionado mucho mejor. El trato denigrante para con Bartolo excede de lo creíble, pues me parece que la sociedad que describes es de un corte bastante normal, nada fuera de lo común parece, pero que deja de ser normal cuando actúan como actúan en relación a Bartolo. Los padres me parecen desnaturalizados por no decir cabronazos, que lo son y... Bueno pues eso que no me acabó de enganchar del todo a pesar de los puntos cómicos que has implementado. Suerte

773

[Dori25]

Ay que divertido!!!
A mi me ha gustado mucho, tiene ese giro final adeás en el que la industria de la salud se lo quiere cargar (Shige?????)
Y el pobre niño al que nadie quiere me daba mucha pena.