Hasta luego... (Microrrelato)

[Berlín]

Te iba a llevar a París. Pero no puedo. Uno no se va a París con un sueño. Íbamos a callejear tomados de la mano y pensaba besarte en cada esquina. Lo prometo. Pensaba besarte en cada esquina. Pero no un beso de esos que nos venimos dando hasta ahora, que sólo contiene consonantes y vocales. No. Un beso de verdad. Con rabia. Un beso lleno de hambre.
Sí. Pensaba raptarte y retenerte en Montmartre. Para que te voy a engañar. Albergaba la retorcida intención de crear una cárcel de terciopelo con mi cuerpo y que tú nunca quisieras escapar. Que no te hiciera falta nada más que mi calor y mi fiebre. Que pudieras sobrevivir tan solo con lo que te diera mi cuerpo.
¿Pero sabes, sueño mío? Anoche cuando dejamos de enviarnos los acostumbrados besos llenos de consonantes y vocales y esos mil abrazos que no abrigan ni aprietan ni alivian, mi sueño se resquebrajó en mil pedazos. Entonces vi alejarse París. Y vi alejarse esa buhardilla medio oscura donde tú me subías la falda hasta la cintura y me acariciabas la espalda y me acercabas tanto a ti que se borraban las orillas de mi cuerpo y ya no sabíamos donde acababa uno y comenzaba el otro.
Sí. Se alejaron los pintores y la luz que declina y la manzana que pensaba compartir contigo a medias. Y las calles con olor a vainilla y pan recién hecho. Y se alejaron tus manos de mi cintura y todas esas esquinas donde pensaba besarte con hambre desesperada. ¿Pero sabes sueño mío? Cuando te ibas alejando, cuando aún nuestros dedos no se habían separado, justo en ese momento electrizante te dio tiempo a susurrarme algo: hasta luego.

[Tolomew Dewhust]

Si aún no has devuelto los billetes de avión, yo te acompaño a París.

Otra cosa: que con tu cuerpo hagas una prisión de terciopelo no es una idea retorcida, , más bien todo lo contrario...

Espléndido texto, como siempre. Y con ese final tan evocador...

[nosequé]

Los hasta luego son, eso. Nos volveremos a ver.

Pero creo que no, que cárceles, raptos (aunque seáis Europa y París) y lindes que se desdibujan no van con mis ganas de libertad.
Te espero en la plaza de Saint Michel, bajo la sombra de Notre Dame, te enseñaré a bailar tango; la música la regala un uruguayo lleno de notas y desamores.

Me ha gustado muchoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Excepto los terciopelos, prefiero los ciertos pelos y todo ello con moderación.

Berlín, preciosa carta lleno de mimo.

[RedSedna]

Me ha estremecido, por dentro y por fuera

[Nínive]

Ufff... Qué duro y qué triste y qué... ¿Qué hago yo contigo?

[lucia]

Vas a tener que empezar a buscar nuevas formas de describir los besos que das. Dan la impresión de que te repites mucho con ellos. A partir de la pregunta del sueño, muy buena la descripción de cómo se escapan las cosas que en él anidan.

[Berlín]

Si aún no has devuelto los billetes de avión, yo te acompaño a París.

Otra cosa: que con tu cuerpo hagas una prisión de terciopelo no es una idea retorcida, , más bien todo lo contrario...

Espléndido texto, como siempre. Y con ese final tan evocador...

¿Dos poetas en París? Uf. Que va, yo necesito que alguien me sujete la cuerda de la cometa, sino me voy volando jaja
¿Quien sujetaría la tuya? jaja

Un abrazo.

[Berlín]

nosequé, será un placer bailar un tango contigo allí a la sombra de Notre Dame, al ladito del Sena. Igual te piso, que a veces no sé cuantos pieses tengo.

Te quiero, guapa.

[Berlín]

Ufff... Qué duro y qué triste y qué... ¿Qué hago yo contigo?

No sé...¿besuquearme mucho?
Gracias arquera.

[Berlín]

Vas a tener que empezar a buscar nuevas formas de describir los besos que das. Dan la impresión de que te repites mucho con ellos. A partir de la pregunta del sueño, muy buena la descripción de cómo se escapan las cosas que en él anidan.

Me repito más que el ajo, jefa. Lo sé.

[Berlín]

Me ha estremecido, por dentro y por fuera

Gracias Red.

[Tolomew Dewhust]

¿Dos poetas en París? Uf. Que va, yo necesito que alguien me sujete la cuerda de la cometa, sino me voy volando jaja
¿Quien sujetaría la tuya? jaja
Un abrazo.

Dos poetas en París

Yo le propuse, del Sena, bebernos hasta las raíces. Ella, con su mano de sumisa bañada en miel y densa lana, me apretaba cada jícara de cordura y filigranas en que se habían convertido mis labios (cuando la vi, desnuda, y a mi vera…).

-¿Qué van a tomar los señores?

-Yo tomaré todo el grano que supuren tus pezones y cada una de las noches que amanezcan en tus mejillas. El barro de tu mirada, la pulsión de tu cintura galopando muy cerca de la mía y la hojarasca que consiga con mis dedos hacer prender en tu entrepierna. Me beberé cada una de las llaves que me enseñen tu destino y una voz desgarrada y sucia como son la tuya y la mía. La sombra de nuestra almohada, si es que sudamos a solas, y el líquido de tu saliva…

-¿Perdón…? Creo que de eso no tenemos, señora…

-Disculpe a mi compañera, bella dama, se ha dejado embriagar por la brisa de estas flores y la rosa vestimenta con que ha tenido usted a bien, pintar hoy esa mirada. Se ha enamorado de sus soles, de sus llagas, y creo que también ha mencionado algo de una almohada de nubes… Lo que ella va a tomar es un café de cieno y caña, si son sus manos, bella dama, la que ordeña a la misma vaca. Con azúcar de una abeja que no sepa dónde estamos y una cuchara de palo y siete alas que prenda cada beso de su enrevesado pelo, y se clave, de una vez por todas, en mi desamparada alma…

-Mmmm... Dos cafés con leche y sacarina…

-Sí, con eso también nos vale…

(Algo así sería... )

[Nínive]

Uff... Sacarina en el café... Eso no os lo perdono ni a los poetas...

[Berlín]

¿Dos poetas en París? Uf. Que va, yo necesito que alguien me sujete la cuerda de la cometa, sino me voy volando jaja
¿Quien sujetaría la tuya? jaja
Un abrazo.

Dos poetas en París

Yo le propuse, del Sena, bebernos hasta las raíces. Ella, con su mano de sumisa bañada en miel y densa lana, me apretaba cada jícara de cordura y filigranas en que se habían convertido mis labios (cuando la vi, desnuda, y a mi vera…).

-¿Qué van a tomar los señores?

-Yo tomaré todo el grano que supuren tus pezones y cada una de las noches que amanezcan en tus mejillas. El barro de tu mirada, la pulsión de tu cintura galopando muy cerca de la mía y la hojarasca que consiga con mis dedos hacer prender en tu entrepierna. Me beberé cada una de las llaves que me enseñen tu destino y una voz desgarrada y sucia como son la tuya y la mía. La sombra de nuestra almohada, si es que sudamos a solas, y el líquido de tu saliva…

-¿Perdón…? Creo que de eso no tenemos, señora…

-Disculpe a mi compañera, bella dama, se ha dejado embriagar por la brisa de estas flores y la rosa vestimenta con que ha tenido usted a bien, pintar hoy esa mirada. Se ha enamorado de sus soles, de sus llagas, y creo que también ha mencionado algo de una almohada de nubes… Lo que ella va a tomar es un café de cieno y caña, si son sus manos, bella dama, la que ordeña a la misma vaca. Con azúcar de una abeja que no sepa dónde estamos y una cuchara de palo y siete alas que prenda cada beso de su enrevesado pelo, y se clave, de una vez por todas, en mi desamparada alma…

-Mmmm... Dos cafés con leche y sacarina…

-Sí, con eso también nos vale…

(Algo así sería... )

Voy a estar un mes riéndome. Si no me veis por aquí en ese tiempo, no sufráis.

[Tolomew Dewhust]

Me puedes explicar (a ser posible en formato micro-relato), por qué, de las dos, eres tú quien tiene los ojos de gata, y tu gata los ojos de un buho.
Gracias.