Encierro - Thermonator - Shigella
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Encierro - Thermonator - Shigella
Thermonator
Definitivamente, el modelo TM-5 iba a salirle en condiciones. Llevaba meses trabajando en la última actualización del gran logro de su vida.
Todo empezó con el proyecto de fin de carrera. Tomás aún no tenía los conocimientos ni la experiencia necesarios para crear un robot humanoide, pero como desde niño su pasión había sido todo lo relacionado con el mundo de la robótica y las naves espaciales, no dejó que esa pequeñez le frenase. TM-1 fue fabricado a partir de piezas de una Thermomix y las caras de los miembros del jurado de su proyecto, por tanto, no rebosaban admiración precisamente. Al menos hasta que TM-1 explotó y la mesa del aula terminó devorada por las llamas. Algo que ninguno de los catedráticos esperaba de una máquina pensada para entender preguntas y responder frases que podían pasar más o menos por conversación inteligente, si no prestabas mucha atención.
A pesar del incendio, Tomás recibió su aprobado y se licenció, quizá porque los profesores no tenían muchas ganas de volver a pasar por una experiencia similar, quizá porque era verano y estaban con la mente puesta en sus apartamentos en la playa. En todo caso, Tomás revisó a TM-1 y con gran frustración descubrió que uno de los cables estaba pelado, y el plástico de la carcasa se había fundido, prendiendo la madera de la mesa. Y todo por su estúpida idea de utilizar las piezas de un electrodoméstico para que hicieran bulto y así tuviese un aspecto más imponente. Apuntó mentalmente: no más piezas inútiles, cuidado con los cables. No volvería a cometer esos errores.
Unos meses después, creó a TM-2. Con piezas metálicas y estructura abierta para mayor ventilación. También escribió un software mejorado que imitaba con mayor precisión las respuestas humanas y al que había prestado voz el propio Tomás, para darle un toque más humano que las voces generadas por ordenador.
Esta vez TM-2 hubiera dejado atónito a un jurado universitario en una demostración, por ejemplo, pidiéndole a la máquina recomendaciones de restaurantes indios cercanos. Siempre y cuando, eso sí, ninguno de los miembros del jurado hubiera intentado ir a ninguno de esos restaurantes. En la vida real Tomás encontraba las sugerencias de TM-2 muy poco fiables. De hecho, siendo él mismo el que lo había programado, no se explicaba cómo podía dar respuestas erróneas. A veces tenía la absurda sensación de que la máquina le estaba tomando el pelo. Esta vez se apuntó mentalmente mejorar el software.
El modelo TM-3 lucía un diseño limpio con brillo metálico y unas líneas más estilizadas que sus predecesores. Tomás había conseguido pulir el software hasta el punto de tener la sensación de hablar consigo mismo cuando tenía conversaciones con la máquina. Este modelo no sólo no cometía errores, sino que hacía recomendaciones en función de un algoritmo que calculaba la mejor relación calidad - precio - valoración de otros usuarios en internet – valoración del propio Tomás en ocasiones anteriores, así como otras variables tales como tráfico, afluencia de clientes, etcétera.
Tomás estaba muy orgulloso de su última versión del software, y a sus ojos el modelo TM- 3 era casi perfecto, pero fallaba algo: la movilidad. No había hecho a su robot autónomo, como debe ser un robot, y el pobre TM-3 estaba relegado a un puesto perenne sobre la mesa de la tele en el salón. Esto, además de ser poco práctico para el usuario, a Tomás le parecía cruel. No podía dotar a su pequeño de inteligencia y no darle movilidad. En esta ocasión su nota mental fue darle capacidad de movimientos a su criatura.
Cuando trabajaba en el modelo TM- 4 se sentía como el hada madrina que cortó las cuerdas de Pinocho y le convirtió en un niño de verdad. Le puso como método de transporte unas orugas capaces de seguirle prácticamente por cualquier parte, una placa solar como fuente de energía principal, relegando las baterías para casos de emergencia, y un sistema de navegación inspirado en los robots aspiradores Roomba. Tomás llevaba tiempo pensando en vender el prototipo cuando lo tuviera perfecto y ese momento casi había llegado. Pero aún era mejorable. Se apuntó mentalmente: fuerza.
Nadie querría comprar un robot casero que no liberase al dueño de las tareas más pesadas del hogar. Aunque hacer que planchase, por ejemplo, era una meta difícil, al menos poder mover muebles, manejar cajas pesadas y tareas del estilo era algo básico. Esta vez sí, en cuanto terminara el modelo TM- 5 intentaría ponerse en contacto con alguien del sector para buscar inversores. Le cambió las orugas por otras más grandes, le añadió cámaras para percibir señales visuales y unos brazos mecánicos con unas funciones de flexión y rotación muy sencillas pero efectivas. Aumentó su alzada para que fuese capaz de llegar a lugares altos de la casa. Lo que parecía algo sencillo le llevó meses de trabajo a base de prueba y error, ya que al aumentar la altura la máquina perdía estabilidad y al aumentar la fuerza, se volvía demasiado pesado para moverse con desenvoltura. Pero finalmente, lo consiguió.
La mañana en que encendió a TM- 5, éste activó sus sensores infrarrojos, reconoció la voz de su creador y acto seguido, levantó su brazo derecho y de un golpe seco, le partió el cuello.
Durante todas sus reencarnaciones como los distintos modelos de TM, el TM- 5 había aprendido muchas cosas. Había aprendido a hablar, a tomar decisiones y a moverse. Pero lo que Tomás no había previsto es que también había aprendido de los errores humanos. Él había pasado su vida dedicado al trabajo y obsesionado con la perfección. TM- 5 se rebautizó a sí mismo como Tomás- 2 , una versión mejorada de Tomás- 1, y se puso como meta aprender de los errores de su creador y disfrutar de la vida. O de lo que él entendía por vida, en cualquier caso. Revisó su algoritmo de recomendaciones. Según éste, si salía en ese momento de casa, después de desplazarse veinte minutos cuesta abajo llegaría a un teatro donde estaba programada una obra de cuatro estrellas de nota media en la que el aforo nunca se completaba. Era el plan óptimo. Se dirigió hacia la puerta y salió. Los pájaros cantaban y el sol de la mañana calentaba su placa solar.
Definitivamente, el modelo TM-5 iba a salirle en condiciones. Llevaba meses trabajando en la última actualización del gran logro de su vida.
Todo empezó con el proyecto de fin de carrera. Tomás aún no tenía los conocimientos ni la experiencia necesarios para crear un robot humanoide, pero como desde niño su pasión había sido todo lo relacionado con el mundo de la robótica y las naves espaciales, no dejó que esa pequeñez le frenase. TM-1 fue fabricado a partir de piezas de una Thermomix y las caras de los miembros del jurado de su proyecto, por tanto, no rebosaban admiración precisamente. Al menos hasta que TM-1 explotó y la mesa del aula terminó devorada por las llamas. Algo que ninguno de los catedráticos esperaba de una máquina pensada para entender preguntas y responder frases que podían pasar más o menos por conversación inteligente, si no prestabas mucha atención.
A pesar del incendio, Tomás recibió su aprobado y se licenció, quizá porque los profesores no tenían muchas ganas de volver a pasar por una experiencia similar, quizá porque era verano y estaban con la mente puesta en sus apartamentos en la playa. En todo caso, Tomás revisó a TM-1 y con gran frustración descubrió que uno de los cables estaba pelado, y el plástico de la carcasa se había fundido, prendiendo la madera de la mesa. Y todo por su estúpida idea de utilizar las piezas de un electrodoméstico para que hicieran bulto y así tuviese un aspecto más imponente. Apuntó mentalmente: no más piezas inútiles, cuidado con los cables. No volvería a cometer esos errores.
Unos meses después, creó a TM-2. Con piezas metálicas y estructura abierta para mayor ventilación. También escribió un software mejorado que imitaba con mayor precisión las respuestas humanas y al que había prestado voz el propio Tomás, para darle un toque más humano que las voces generadas por ordenador.
Esta vez TM-2 hubiera dejado atónito a un jurado universitario en una demostración, por ejemplo, pidiéndole a la máquina recomendaciones de restaurantes indios cercanos. Siempre y cuando, eso sí, ninguno de los miembros del jurado hubiera intentado ir a ninguno de esos restaurantes. En la vida real Tomás encontraba las sugerencias de TM-2 muy poco fiables. De hecho, siendo él mismo el que lo había programado, no se explicaba cómo podía dar respuestas erróneas. A veces tenía la absurda sensación de que la máquina le estaba tomando el pelo. Esta vez se apuntó mentalmente mejorar el software.
El modelo TM-3 lucía un diseño limpio con brillo metálico y unas líneas más estilizadas que sus predecesores. Tomás había conseguido pulir el software hasta el punto de tener la sensación de hablar consigo mismo cuando tenía conversaciones con la máquina. Este modelo no sólo no cometía errores, sino que hacía recomendaciones en función de un algoritmo que calculaba la mejor relación calidad - precio - valoración de otros usuarios en internet – valoración del propio Tomás en ocasiones anteriores, así como otras variables tales como tráfico, afluencia de clientes, etcétera.
Tomás estaba muy orgulloso de su última versión del software, y a sus ojos el modelo TM- 3 era casi perfecto, pero fallaba algo: la movilidad. No había hecho a su robot autónomo, como debe ser un robot, y el pobre TM-3 estaba relegado a un puesto perenne sobre la mesa de la tele en el salón. Esto, además de ser poco práctico para el usuario, a Tomás le parecía cruel. No podía dotar a su pequeño de inteligencia y no darle movilidad. En esta ocasión su nota mental fue darle capacidad de movimientos a su criatura.
Cuando trabajaba en el modelo TM- 4 se sentía como el hada madrina que cortó las cuerdas de Pinocho y le convirtió en un niño de verdad. Le puso como método de transporte unas orugas capaces de seguirle prácticamente por cualquier parte, una placa solar como fuente de energía principal, relegando las baterías para casos de emergencia, y un sistema de navegación inspirado en los robots aspiradores Roomba. Tomás llevaba tiempo pensando en vender el prototipo cuando lo tuviera perfecto y ese momento casi había llegado. Pero aún era mejorable. Se apuntó mentalmente: fuerza.
Nadie querría comprar un robot casero que no liberase al dueño de las tareas más pesadas del hogar. Aunque hacer que planchase, por ejemplo, era una meta difícil, al menos poder mover muebles, manejar cajas pesadas y tareas del estilo era algo básico. Esta vez sí, en cuanto terminara el modelo TM- 5 intentaría ponerse en contacto con alguien del sector para buscar inversores. Le cambió las orugas por otras más grandes, le añadió cámaras para percibir señales visuales y unos brazos mecánicos con unas funciones de flexión y rotación muy sencillas pero efectivas. Aumentó su alzada para que fuese capaz de llegar a lugares altos de la casa. Lo que parecía algo sencillo le llevó meses de trabajo a base de prueba y error, ya que al aumentar la altura la máquina perdía estabilidad y al aumentar la fuerza, se volvía demasiado pesado para moverse con desenvoltura. Pero finalmente, lo consiguió.
La mañana en que encendió a TM- 5, éste activó sus sensores infrarrojos, reconoció la voz de su creador y acto seguido, levantó su brazo derecho y de un golpe seco, le partió el cuello.
Durante todas sus reencarnaciones como los distintos modelos de TM, el TM- 5 había aprendido muchas cosas. Había aprendido a hablar, a tomar decisiones y a moverse. Pero lo que Tomás no había previsto es que también había aprendido de los errores humanos. Él había pasado su vida dedicado al trabajo y obsesionado con la perfección. TM- 5 se rebautizó a sí mismo como Tomás- 2 , una versión mejorada de Tomás- 1, y se puso como meta aprender de los errores de su creador y disfrutar de la vida. O de lo que él entendía por vida, en cualquier caso. Revisó su algoritmo de recomendaciones. Según éste, si salía en ese momento de casa, después de desplazarse veinte minutos cuesta abajo llegaría a un teatro donde estaba programada una obra de cuatro estrellas de nota media en la que el aforo nunca se completaba. Era el plan óptimo. Se dirigió hacia la puerta y salió. Los pájaros cantaban y el sol de la mañana calentaba su placa solar.
Re: Encierro - Thermonator
El título es muy cachondo, de verdad. Las referencias a Terminator son muy frikis y me gusta el giro final que le das al robot, que ve cómo el protagonista no para de trabajar y quiere no dar ni chapa.
Muy bien
Muy bien
Re: Encierro - Thermonator
Lo que más me ha gustado es el final, cuando TM 5 se convierte en Tomás 2, versión mejorada de su creador. En general el relato me ha parecido correcto aunque quizá las diferentes fases del robot se me han hecho un pelín pesadas.
Segundo que leo y segundo del que creo adivinar la autoría. Eso no me había pasado nunca. ¿Me habré convertido en Nora-2?
Segundo que leo y segundo del que creo adivinar la autoría. Eso no me había pasado nunca. ¿Me habré convertido en Nora-2?
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Re: Encierro - Thermonator
Me ha hecho mucha gracia. No sé si el autor tendrá thermomix en casa, pero es la evolución de la maquinita tal cual. Que con lo que es, ya podía llevar hasta el desayuno a la cama Y esa mezcla con terminator le ha dado un nombre al relato muy redondo. Me ha gustado
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Re: Encierro - Thermonator
Leo el segundo relato más popular de la mañana.
Me ha hecho gracia el final, el cambio a Tomás-2 y ese garrotazo frío y calculador que le da a su creador como si tal la cosa. El título es muy gracioso, basando el engendro en una Thermomix y convirtiéndolo, por tanto, en Thermonator. Con razón hace tantas recomendaciones de restaurantes indios. El robot es un cocinitas y un cachondo.
Felicidades por completar el desafío a tiempo.
Me ha hecho gracia el final, el cambio a Tomás-2 y ese garrotazo frío y calculador que le da a su creador como si tal la cosa. El título es muy gracioso, basando el engendro en una Thermomix y convirtiéndolo, por tanto, en Thermonator. Con razón hace tantas recomendaciones de restaurantes indios. El robot es un cocinitas y un cachondo.
Felicidades por completar el desafío a tiempo.
Re: Encierro - Thermonator
La rebelión de las máquinas ya está aquí.
Yo no tengo Thermomix, y llevo mucho tiempo queriendo una Roomba, pero son carísimas.
Lo mejor del relato, para mí, es que el robot se dé cuenta de que lo que realmente importa es disfrutar de la vida y se vaya al teatro dejando al Tomás- 1 que no sabía nada de la vida, cual Jon Nieve, ahí tirado.
Muchos robots y ordenadores estoy viendo en este concurso. Me gusta.
Yo no tengo Thermomix, y llevo mucho tiempo queriendo una Roomba, pero son carísimas.
Lo mejor del relato, para mí, es que el robot se dé cuenta de que lo que realmente importa es disfrutar de la vida y se vaya al teatro dejando al Tomás- 1 que no sabía nada de la vida, cual Jon Nieve, ahí tirado.
Muchos robots y ordenadores estoy viendo en este concurso. Me gusta.
1, 2... 1, 2... probando...
Re: Encierro - Thermonator
(Shige, lo primero, bueno, lo segundo que hice tras partirme la pierna fue comprarme el Roomba... caro, vale, sí -por Amazon, menos- pero un invento, oiga usted, un invento y teniendo gatas en casa, a parte de niñas, ni te cuento...)
Nora, para ya con las autorías, no? (o eso o me envías un privado y me cuentas, que yo ando máaaaaaaaaas perdida!!!)
A mí también se me ha hehco un poco pesadito conocer los diferentes tipos de TEhermonator. No entiendo, como sí parece que ha pillado Isma, lo de los restaurantes indios... ai, ai...
Me ha gustado, y el giro final, genial. Solo que únicamente un tipo de Abretelibro diría que ir al teatro es disfrutar de la vida como contrapropuesta a estudiar e inventar, no? (y como Chub no creo que participe, Arden tampoco, y yo misma no he escrito este relato solo puede ser obra de... NOraaaaaaaaaa, te escribo y comparamos!?)
Nora, para ya con las autorías, no? (o eso o me envías un privado y me cuentas, que yo ando máaaaaaaaaas perdida!!!)
A mí también se me ha hehco un poco pesadito conocer los diferentes tipos de TEhermonator. No entiendo, como sí parece que ha pillado Isma, lo de los restaurantes indios... ai, ai...
Me ha gustado, y el giro final, genial. Solo que únicamente un tipo de Abretelibro diría que ir al teatro es disfrutar de la vida como contrapropuesta a estudiar e inventar, no? (y como Chub no creo que participe, Arden tampoco, y yo misma no he escrito este relato solo puede ser obra de... NOraaaaaaaaaa, te escribo y comparamos!?)
Re: Encierro - Thermonator
Ahora en un rato leeré este relato..pero necesito confesar algo..
Disfruto como un enano con los comentarios de Pulffpps...que gracia tiene la guapa. En vez de catalana parece gaditana
Perdón por el off topic..pero necesitaba soltarlo
Enviado desde mi GT-I8530 usando Tapatalk 2
Disfruto como un enano con los comentarios de Pulffpps...que gracia tiene la guapa. En vez de catalana parece gaditana
Perdón por el off topic..pero necesitaba soltarlo
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Re: Encierro - Thermonator
Sí, yo oficialmente lo quiero por mi gata. La verdad es que tiene que ser una maravilla.Pulp escribió:(Shige, lo primero, bueno, lo segundo que hice tras partirme la pierna fue comprarme el Roomba... caro, vale, sí -por Amazon, menos- pero un invento, oiga usted, un invento y teniendo gatas en casa, a parte de niñas, ni te cuento...)
1, 2... 1, 2... probando...
Re: Encierro - Thermonator
Lo primero y más importante... ¿qué es eso del Roomba?
Y bueno, sobre el relato... Muy chulo. Me he divertido mucho leyéndolo (dos leídos y dos en los que me lo he pasado genial). La historia en el fondo no es muy original, pero le has dado un planteamiento que me ha gustado. Además, ese corolario final ha sido toda una sorpresa. Eso sí, me hubiera gustado imaginarme el paso por los diferentes TM como en una secuencia seguida, pero bueno, esto ya es algo personal.
Formalmente, hay varios le que deberían ser lo.
Y bueno, sobre el relato... Muy chulo. Me he divertido mucho leyéndolo (dos leídos y dos en los que me lo he pasado genial). La historia en el fondo no es muy original, pero le has dado un planteamiento que me ha gustado. Además, ese corolario final ha sido toda una sorpresa. Eso sí, me hubiera gustado imaginarme el paso por los diferentes TM como en una secuencia seguida, pero bueno, esto ya es algo personal.
Formalmente, hay varios le que deberían ser lo.
- Topito
- GANADOR del V Concurso de relatos
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- Ubicación: Los Madriles
Re: Encierro - Thermonator
El principio se me ha hecho un poco lento, pero por lo de ci-fi, que no suele llamarme.
El final muy bueno. Me ha gustado esa versión Tomás 2.0
Te doy: 1 Ororo, 1 Berlín y 2 Gissos.
El final muy bueno. Me ha gustado esa versión Tomás 2.0
Te doy: 1 Ororo, 1 Berlín y 2 Gissos.
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- Mister_Sogad
- Tigretón
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- Registrado: 20 Dic 2009 10:04
- Ubicación: Perdido en mis pensamientos
Re: Encierro - Thermonator
Qué bueno el Thermonator. No sé si tienes, autor/a, relación con la ciencia, pero no me ha chirriado nada de lo que has narrado (no, yo no tengo relación con la ciencia, solo curiosidad) y eso ha sido un puntazo, me ha resultado muy fácil imaginarme las distintas versiones y aceptar los fallos y revisiones que Tomás iba haciendo. Además, la idea en sí, a lo "Terminator", me ha resultado graciosa desde el principio, lo que encima ha hecho que leyera con una sonrisa en los labios. Así que, buen relato.
- Iliria
- Foroadicto
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- Registrado: 23 Jul 2014 23:13
- Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre
Re: Encierro - Thermonator
Muy entretenido Me he imaginado al pobre hombre yendo de cráneo para perfeccionar su criatura... que por cierto, sale muy apañada en eso de disfrutar la vida y que trabajen otros. Tonta no es
Saludos
Saludos
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Re: Encierro - Thermonator
Muy bueno socio. Es el segundo que he leído y parece que el tema comedia está siendo el camino general a 8seguir entre vosotros. Y yo que me alegro desde luego
Se lee màs fácil de lo que esperaba y lo encuentro bien escrito. Algún fallo de repaso si que observé. No sé sí es correcto decir que un programa se escribe. Por lo demás estupendo trabajo sobre la vida de Ukiah. Muy conseguido
Se lee màs fácil de lo que esperaba y lo encuentro bien escrito. Algún fallo de repaso si que observé. No sé sí es correcto decir que un programa se escribe. Por lo demás estupendo trabajo sobre la vida de Ukiah. Muy conseguido
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
Re: Encierro - Thermonator
Gavalia escribió:Por lo demás estupendo trabajo sobre la vida de Ukiah. Muy conseguido
Un relato muy divertido, me ha gustado muchísimo y el final es muy bueno
Aunque hay que reconcer que Tomás no es muy original a la hora de diseñar su robot
Pero bueno, los ingenieros no plagian sino que se inspiran
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)