¡Qué obsesión con la muerte!
Un teatro completamente desnudo. Hasta mitad no vemos que son un hombre y una mujer que forman un matrimonio y están en su alcoba. No hay acotaciones, ni indicaciones de vestuario, ni de atrezzo, nada. En las últimas escenas por lo menos ya se indica algo, aunque sea que diga que camine y se pare.
El lenguaje es muy poético, me recuerda a veces a Lorca y a veces a los coros de los trágicos griegos, y no se entiende muchas veces qué quiere decir, hasta que ¡zas!
resulta que te presentan que la madre mata a sus hijos, aunque después el hombre confiesa a la chica que ha matado a su mujer y a sus hijos, y después se traviste y se ahorca. Y yo creo que ahí está el quid de parte de la cuestión, de la no asunción de su homosexualidad, puede que por eso desee hacer daño a la mujer y al mismo tiempo sustituirla para ser poseído por tantos hombres. Y la revelación final de la Diversidad de la que habla igual viene representado por el vestido que se pone para ahorcarse. |
En fin, muy extraña, totalmente diferente, que seguramente requiere explicación, análisis, relectura, porque en principio me llegan como ráfagas o destellos, a veces positivos a veces repulsivos, como la violencia en la última escena, casi insoportable, y la omnipresencia de la muerte como leit motiv.
No sé decir si me ha gustado o no, pero indiferente no me ha dejado
y seguramente le daré algunas vueltas.
A ver si lo lee alguien más y comenta.