CN4 - Porque hombre cobarde... Tolo Serenito Williams (2º)

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Lifen
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CN4 - Porque hombre cobarde... Tolo Serenito Williams (2º)

Mensaje por Lifen »

Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

…buscó Daniel quien le ayudara a llevar a puerto semejante empresa. Y encontró a uno, un curalotodo sabiondillo y medicastro que le preparó un bebedizo de tocino de espina con caldo de espuma y pimienta amarilla que él se tragó con mucho gusto. Ahora hablaréis el mismo idioma, le dijo sonriente el brujito mientras guardaba en su bolsa de cuero el montante de la guita y desaparecía de su vista con el chasquido de dos dedos.

Y se dirigió Daniel a la Gerencia de Urbanismo en cuya puerta crecía risueño un ejemplar de cerezo amarrado a una vara de acero semienterrada en una maceta. Y allí fue donde se le declaró de esa manera canalla, Y no ha de importarme nunca que tengas ramas en lugar de bracitos, para ablandarle el corazón a ese palo sinuoso que nacía envuelto en tierra.

Las personas que veían a Daniel hacían como si no lo hicieran, y seguían su marcha sin detenerse si pasaban a su lado, aunque llamaba y mucho la atención la forma tan distraída en que este se encontraba frente a la maceta… como absorto, todo ido, estático a los ojos de cualquier otro que no fuese un cerezo, porque el brebaje le permitía conocer el lenguaje de esa especie y no el de otra, y comunicarse con ella como si fuera un individuo más de la misma. Al mismo tiempo, y como viene sucediendo cada vez que dos cerezos interactúan, el resto del común de los mortales no participaba de ese intercambio de información, al contrario, se mostraba ajeno al cortejo que apenas sí comenzaba pero que ya estaba teniendo lugar entre el hombre y la joven promesa de árbol frutal.

Y fue el tiempo, para Daniel, un caracol que se arrastra… aunque él se moviera a timbrazos, como polichinela de hojalata que se oxida un tanto a cada poco mientras tiran de sus hilos. Y tardó diecinueve minutos en completar el primer parpadeo frente a su pretendido, que no era otro que esa ramita de cerezo, viva imagen del asombro mal disimulado. Pero Daniel perseveraba, y de vez en cuando miraba hacia arriba y veía caer en su lentitud los rayos de sol que salpicaban el rostro del arbolito, en particular, dos hoyuelos que el ejemplar tenía tirando a la parte alta del tronco y bien pudieran ser los mismísimos ojos del espécimen, y lo hacían parecer, a los suyos, la niña de agua bonita de Alex Alemany.

Cerró a las dos la gerencia y uno de sus empleados introdujo la maceta dentro de la oficina ante la mirada atónita del enamorado. E intentó Daniel llorar pero no supo, así que regresó a su casa. Allí recuperó su tono y le habló a su madre de la gesta, de cómo había reunido valor para decirle a quien quería que andaba loco por abrazarlo, por verle nacer los corimbos, por mimarle cada madrugada y verter sobre sus raíces un poquito de agua si el calor lo asfixiaba… Y su madre sonrió y él suspiró aliviado, porque, lo que dijeran los demás… pero, su madre…

Como una niña que le entrega nerviosa a su padre las notas el día antes de Papá Noel… como un soldado raso buscando la gloria… como un novio al que se le desabrochan las entrañas mientras aguarda el “sí, quiero”… como una mujer que se viste bonita para ir a la iglesia y allí le enciende diecinueve velas al santo para que su marido mejore…, inquieto, temeroso, exaltado y expectante se presentó a la mañana siguiente aquel incipiente cerezo frente a Daniel, vestido con dos hojitas verdes y poco nervudas que le brotaron esa misma mañana de solo pensar que quizá él estuviera esperándolo. Porque no pasaba todos los días que un hombre se le declarara a un palito ensartado en una maceta y sentía a partes iguales curiosidad y deseo. Y allí estaba Daniel, puntual a la cita de las ocho y media en la puerta de la gerencia con una cajita de tres bombones envuelta en papel de regalo y un brochazo de pintura que le ocupaba media cara.

Y a la mañana siguiente volvió Daniel para leerle un fragmento de Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar. Y a la otra acudió con dinero suficiente para invitarle a comer fuera. Y después le presentó a su madre, Mamá, tienes que conocerlo… Y Teresa acompañó a su hijo a la puerta de la Gerencia de Urbanismo donde pudo comprobar que efectivamente ese ejemplar de cerezo era digno de embelesamiento, e hicieron las presentaciones y quedaron en verse más a menudo, porque de la costumbre de tratarse había surgido el cariño y del cariño un amor profundo, y el hombre amaba al cerezo y el cerezo no comprendía vida más allá de escuchar a Daniel cada mañana silbándole melodías.

Daniel se pintaba la cara. Con el propósito de mimetizarse con el otro había comprado un estuche de acuarelas del que utilizaba únicamente el color tierra siena tostada y el ocre, con los que se embadurnaba por completo su rostro o se perfilaba pequeños corazones en dos dimensiones atravesados por una flechita en cada una de sus mejillas. También prescindió del calzado, necesitaba experimentar lo que suponía crecer envuelto en terrizo… estar, en cierto modo, conectado a la naturaleza. Siendo de asfalto la mayor parte de las avenidas que lo conducían de su casa hasta urbanismo, terminó por llevar a la espalda una mochila cargada de arena y chinas, que iba dejando escapar a su paso para que sus pies caminaran sobre ese reguero fingido durante el trayecto de vuelta.

Y una mañana de invierno le aguardaban tres cerezos en la puerta de la gerencia. Dos eran individuos magníficos, ya en la madurez de sus días, el otro, muy joven, pero aún más lindo. Y así fue como conoció a sus suegros, quienes dieron su beneplácito para que se siguieran tratando.

Eso hicieron.

Terminaba primavera cuando se llevaron de urbanismo a aquel cerezo. Se había dispuesto su acomodo en otro lugar más propicio donde pudiera seguir llenando el espacio de flores blancas, arracimadas y lilas, y regando la tierra con cerezas oscuras, muy dulces y huesudas. Cuando Daniel lo supo ya era tarde, porque el arbolito ya no estaba. Ocurrió justamente la mañana en que se había entretenido encargando a su librero un ejemplar de El jardín de los cerezos, con cuya lectura pretendía distraerse las noches de letargo que pasaba en casa aguardando la apertura del organismo público. Fue recibir la noticia y el dichoso libro se le escurrió de las manos. Un surco de tierra húmeda con forma de plato redondo ocupaba en el suelo el sitio que hasta entonces había ostentado el cerezo, y su corazón se le detuvo diecinueve segundos completos…

Reunió Daniel las fuerzas justas para regresar a la otra mañana y preguntar por el espécimen pero no supieron darle razón más allá de que lo imaginaban en la orilla del valle enraizándose en la tierra, dando cobijo y sombra a las criaturas que dentro de él anidaran. Tal vez, con las cuerdas de un columpio sujetas a su rama más gruesa.

Dejó de hablar con su madre. De hecho, pocas veces más la vería. Había olvidado Daniel el camino de vuelta a su casa y aunque por azar la encontrara no daba con los escalones para subir a su piso. Un día se entretuvo intentándolo y comprobó que faltaban al menos dos peldaños en la escalera. Saltó al principio… hasta que fueron tres los que no había. Y luego cuatro y, finalmente, no halló ni quinto ni sexto.

Y más loco que un velero de fantasmas que flota mal para los restos en una marea de truenos, una noche rompió los cristales del escaparate de un negocio de instrumentos musicales para derretir con dos mecheros las diecinueve teclas blancas de un piano de cola. Luego se pintó la cara con la mezcla resultante, que se solidificó en su rostro abrasándole de igual manera que si se hubiera rascado los ojos con una pulsera de erizos, y regresó a la puerta de urbanismo de donde juró no marcharse ya nunca hasta que se muriera de pena.

Compró un macetero enorme y se introdujo dentro para esperar la visita de la muerte, que tardaría en llegar más de lo que a él le hubiera gustado… Y pensando en su amado árbol, Daniel derramó una lágrima del color de una cereza dulce y oscura, y, los niños, que lo veían pasmado y pálido y con la indumentaria raída por el paso de las nubes, les pedían a sus padres monedas pequeñitas para dejarlas en el suelo, al lado de aquel a quien consideraban no un hombre compungido, sino un mimo que entretiene, al que nunca se le conoció pantomima alguna por más grueso que fuera el metal que arrojaran a su peana.

Yo no sé más de esta historia, el resto píntenlo ustedes.

En algunos mentideros llegué a escuchar que esto no era sino leyenda. Que Daniel había existido, sí, pero que no era otro que el hijo de Teresita, la boticaria del barrio. Un joven de diecinueve años que había nacido enamoradizo y músico que, una mañana que se dirigía en ciclomotor a la Gerencia de Urbanismo, chocó contra un cerezo y quedó para siempre en estado vegetativo. Aunque mi abuelo me dijo luego que no era cierta tal cosa. Que el hombre cerezo había existido, mitad madera, mitad persona…. que en la puerta de urbanismo había acumulado gran fortuna sin mover en años un músculo… que consumía los rayos de sol de manera diferente al resto y por eso su piel se había curtido hasta el punto de parecer madera… que en su rostro se seguían adivinando los restos de aquella sustancia blancuzca que había conseguido derritiendo las teclas pálidas de un piano de cola… que de sus lagrimales nacían cerezas oscuras y huesudas...

También me dijo mi abuelo Pedro que una noche cerrada, cuando él regresaba de trabajar en el horno, observó cómo una señora acompañada de un brujito de esos que llevan la guita en una bolsa de cuero, trasladaba en una carretilla de mano al mimo que se había hecho famoso en la puerta de urbanismo. Me dijo que sintió curiosidad y los siguió hasta la orilla del valle, donde vio cómo lo sembraban junto a un hermoso cerezo en cuyas ramas anidaban criaturas pequeñas. Y que los vio partir de la mano, al brujito y a la señora, y que entonces se acercó mi abuelo al mimo y que ya no era tal cosa, sino otro cerezo más.

Y yo he buscado a esa pareja de madera en la orilla de nuestro valle y juraría haber hallado, garabateado en el tronco de uno de ellos, un corazón y una flecha de color siena tostada. Si ustedes gustan, visítenlo, lo reconocerán enseguida, pues anudé en su rama más gruesa un viejo neumático con dos cuerdas para que la niña de agua bonita tenga por fin su columpio.
:101: La hora de los hipócritas, Petros Markaris


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Iliria
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Iliria »

Qué bonito, autor/a :D
Leyéndote se puede sentir ese amor puro que quema las entrañas y que pocos entienden salvo la persona que ama. Está muy bien narrado, y con mucho sentimiento.
Enhorabuena :60:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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jilguero
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por jilguero »

¡Qué historia tan bonita y tan original!
Mira, autor, relato muertecito, lo que se dice muertecito, no sé yo si será, pero cuando algo me gusta se me olvida todo lo demás. ¡Qué buen sabor de boca me ha dejado! Tanto que de momento prefiero no releerlo con ojos más criticos (he tenido la sensación de que me sobraba alguna cosilla aquí y allá). Ya volveré en otro momento
¡Qué suerte estoy teniendo! Me he dejado para el final, sin querer, relatos que me están encantando. :cunao:

Y fue el tiempo, para Daniel, un caracol que se arrastra... :60:
Última edición por jilguero el 25 Dic 2015 10:59, editado 1 vez en total.


¿Qué me está pasando? :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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Berlín
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Berlín »

Por dios! Si estoy por ponerme esta frase de firma:
...de cómo había reunido valor para decirle a quien quería que andaba loco por abrazarlo, por verle nacer los corimbos...
Me encanta, me encanta, me encanta.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Pedro Nieto
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Pedro Nieto »

Autor/a: Eres un jodido genio.

Tu relato es mayúsculo.
Y no tengo nada más que añadir.
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Ratpenat
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Ratpenat »

Este ganará. Seguro. Y sé por qué.

A mí no me ha entusiasmado, no porque no coincida en que es bueno, que creo que lo es, puede que hasta lo vote. Pero me ha aburrido un poco, no es mi tipo de relato. Eso es irrelevante, en todo caso.
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Estrella de mar
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Estrella de mar »

Tiene guasa que a estas alturas me enamore de un cerezo. :08:
Luci, deberías prohibir que se posteen historias tan tan tan tan bonitas. Una acaba moqueando encima del móvil. Daños y perjuicios, señora pluma. :lol:
Me pasaré más veces para embadurnarme de tierra siena tostada. :P

Gracias por llenarnos de letras muertas. :chino:
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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Estrella de mar
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Estrella de mar »

Se me ha olvidado decir que me ha tocado el corazoncito el guiño a Sepúlveda. :chino:
Creo que he encontrado a la niña de agua bonita. :lol: Es para estar babeando un mes. :P
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
Gisso
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Gisso »

:eusa_clap:

¡Que historia más bonita! Me encanta, es de esas que tal como vas leyendo te va llenando el corazoncito con sus frases, personajes y situaciones. Está narrado con una compleja sencillez que, en vez de leer, parece que sea la misma historia la que te susurre el cuento. Me gusta, por mí parte, que al final se convierta en cerezo. Preciosa y emotiva.
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Gavalia
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Gavalia »

Creo que te has equivocado de certamen, o que yo esperaba otra cosa. Como cuento me parece muy bueno, pero tengo mis dudas al respecto de que cumpla como relato muerto.
Muy bien escrito, pero hay detalles en cuanto al uso de símiles que no me cuadran del todo. Usas el término nube por ejemplo para significarnos el paso del tiempo, no sé, no me cuadra. Hay alguna más, pero eso no le quita calidad al trabajo porque escribes de lujo y es complicado encontrar errores con tan buena prosa. Se nota el amor que le has puesto al trabajo. Tengo dudas, creo que es normal tras la lectura de tu precioso cuento. Necesito algo más de sangre :twisted:
Buen trabajo
En paz descanses, amigo.
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Mister_Sogad
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Mister_Sogad »

Jod*r autor/a, primero quiero decirte que no tengo ni pajolera idea de literatura, que mis lecturas no son esquisitas y que ni siquiera yo sé decir con claridad qué es lo que me gusta y qué no, pero seguro que no tiene nada que ver con los ejemplares que aquí has vertido. Ay, pero en esas cosas de la vida que le llegan a uno sin darse cuenta he cazado el nombre de una novela a la que llevo tiempo acechando, sin decidirme o no a leerla porque... bueno, la novelita que digo es "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar", la llevo en mi cabeza como algo pendiente desde hace ya tiempo, a raíz de, como digo, cosas que pasan en al vida. Con lo poco que pueden gustarle a los adolescentes las lecturas obligadas del instituto siempre hay alguna que acaba por seducirte y sin saber cómo, o al menos eso creo, en mi caso fue "Un viejo que leía novelas de amor", cuyo autor es Luis Sepúlveda, y hete aquí que tú hablas de otra novela suya que, casualmente, es la única cuyo nombre me sé a parte de la que te digo que leí. No hace mucho decidí darme un homenaje y releer de nuevo "Un viejo que leía novelas de amor", y me volvió a gustar, y por eso se refrescó en mi mente el nombre de la otra novela que tú has entresacado en tu relato. Curioso.

Y segundo... me niego a ver esto como relato muerto, lo que no es bueno para el concurso, pero me ha encantado leer esta historia, y desde luego yo creo que la versión buena es la que acaba con los dos enamorados uno al lado del otro. La idea es original y está bien narrada, ¡y tiene magia demonios!, de esa que se te pega a la garganta y te hace tragar despacio, de esa que se engarfia al filo de los ojos y los hace escocer, de esa que se aferra al corazón y lo aprieta hora sí hora también; y eso es algo tan complicado que aquí me quedo, con la boca entreabierta y mirando al infinito, ya regresaré en mi segunda vuelta.
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Shigella
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Shigella »

Relato trabajadísimo, lo que es de agradecer, e historia original y bonita.
El estilo no me gusta. Lo encuentro demasiado barroco y meloso, pero por aquí gusta mucho ese estilo, así que supongo que es buena señal que a mí no me guste.
La historia, eso sí, no la veo como un relato muerto. La veo totalmente primaveral. De hecho este relato tiene madera de ganador del concurso de primavera.

Ya nos explicará el autor el significado del número 19, que aparece insistentemente a lo largo del relato.
1, 2... 1, 2... probando...
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kassiopea
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Ubicación: Aovillada en la Luna...

Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por kassiopea »

Gracias por la imagen de la niña de agua, Estrellita. Es preciosa. Tan preciosa, tierna y mágica como lo es el texto, tal vez el autor/a se inspirara con la imagen para escribirlo.
Gracias por esta historia, autor :beso:

Sobre el tema de si es un relato muerto o no, yo creo que sí. Lo que ocurre es que tal vez nos esperamos más en esta temática encontrarnos con seres sobrenaturales o mitológicos, demonios (interiores o no), zombies, cataclismos, etc. Y aquí nos encontramos con un señor que bebe los vientos por un cerezo, hasta tal punto que se mimetiza con él y acaba en un tiesto, convertido en hombre-cerezo... Es una relación extraña, antinatural. Oscura, sin duda. Y, sin embargo, también es una historia de amor maravillosa. Me has robado un trocito de mi negro corazón, autor :P
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Tolomew Dewhust
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Tolomew Dewhust »

mi tío Chano escribió:Niño, este es el tuyo, ¿no?
No, tito, al final no mandé nada.
mi tío Chano escribió:Pues tiene toda la pinta...
Ya, como el pingüino Marcelino, y ya viste. Venga, a la harina...
mi tío Chano escribió:Vaaaamos...
la niña gata escribió:Nenes, tengo un tatú nuevo en el muslo izquierdo... El caso es que ando elaborando un poemario pero ando cortita de rimas... venga, el primero que me busque una palabrita que case con "el niño de la cometa pide mucha teta" se gana un mp con fotito del tatú...
¡Coño! Menuda levantera tenemos hoy en Cái... (no rima, pero igual cuela). Venga, al lío...
Dos historias bien marinaditas, solo que hay que andarse con ojo para no hacerse la picha un lío. Tenemos una historia real, la de un chico de diecinueve años llamado Daniel (hijo de Teresita, la boticaria del barrio) que se nos dice que nació enamoradizo y músico, que un día coge la vespa, se dirige a Urbanismo suponemos a arreglar unos papeles y se la estampa contra un árbol. Consecuencia del accidente queda en estado vegetativo. Esta es la historia real.
Ahora se nos presenta a un tipo llamado Daniel que se enamora de un cerezo que crece en la puerta de Urbanismo. Y se nos dejan migajillas para que vayamos casando una historia con otra: no solo que se llama igual que el otro, también lo del número diecinueve, for example, que si tarda 19 seconds en parpadear en ese idioma de los cerezos, que 19 velitas a no sé quien, 19 teclas blancas de un piano... diría yo que es un método de acercarnos al intríngulis. Otra pistilla, ¿Daniel no era músico? Pues este otro, cuando se vuelve majareta, derrite las teclas de un piano y se embadurna la cara con el mejunje resultante (vale, esta va cogida con pinzas...).
El intríngulis: el chico está en coma y toda la historia del cerezo está ocurriendo en su cabeza. En realidad no hay historia de amor por ningún lado, hay un tipo en estado vegetativo (lo otro está ocurriendo en su cabeza, pues el cerebro sigue trabajando aún en ese estado). What´s the problem? Que la historia real apenas sí ocupa cuatro líneas En algunos mentideros llegué a escuchar que esto no era sino leyenda. Que Daniel había existido, sí, pero que no era otro que el hijo de Teresita, la boticaria del barrio. Un joven de diecinueve años que había nacido enamoradizo y músico que, una mañana que se dirigía en ciclomotor a la Gerencia de Urbanismo, chocó contra un cerezo y quedó para siempre en estado vegetativo. y la ficticia -que sí es romanticona- cuatro folios. Ojito con eso...
El caso es que vengo de leer a un tipo que amaestra cucarachas, un apocalípsis zombie, otro caníbal, el contagio de una enfermedad de poetas, un libro que chupa la sangre del que lo lee y a un tipo que caza almas oscuras... Todos me gustan. Todos me saben a relatos muertos... y también, ¿por qué no? a algo de ficción. Es más, en un concurso de relatos de ficción todos ellos pasarían el filtro. Este del cerezo, por contra, no casa tanto con la temática de ficción, y sí más con el temita cadavérico. De hecho, de momento, junto con el de la chica de -spoiler- (No respires), el que más: un tipo que choca contra un árbol, queda vegetal y sueña la paranoia del árbol... Chapó por ti, amigo/a, podrías tirar de hemeroteca y rescatar a frankenstein, a un fantasma o a un loco, pero preferiste andarte por las ramas...
Mucha limonada hay aquí.
Peguillas: la historia es bonita, no te recrees más en las palabras. Con doscientas menos cuentas lo mismo y mejor. El tono es tan bonito que te va meciendo y esperas que acabe bien, como acaba. Eso le resta factor sorpresa. Un tono más neutro y el golpe, la surprise, es mayor. Ejemplo bueno, cuando aparecen los suegros...
Más peguillas: pienso un poco como Shige, le quitas lo del coma y queda genial para primavera. Lo del coma parece que va un poco de refilón y con calzador para que case con la temática muerta.
Plus de ingenio: no le ponía cara a la estrella caletera y ahora sí. Un gallifante para ti.
Pues eso, más o menos de acuerdo con mi tío Chano.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Berlín
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Re: CN4 - Porque hombre cobarde no conquista a mujer bonita…

Mensaje por Berlín »

Oye, tito Chano, y si este relato que desborda poesía no es de tu sobrino el caletero salao, ni es de esta gata loca a la que de vez en cuando se le mete el mar en la cocina ¿de quién carajo es?

Tito chano responde, lucido él y con una copita de casalla en la mano: estoy pensando que tenemos más poetas en la sala, gata soberbia ¿quien ganó el concurso infantil con una poesia que nos dejó a todos patas arribas, con la espalda pegada al suelo como si fuéremos cucarachas de un relato muerto? ¿Y no tenemos, acaso, a una arquera que de vez en cuando nos revuelve las tripas con sus mares revueltos? Y alguien más habrá, digo yo, que al fin y al cabo de todos es sabido que esto de la poesía al final contagioso.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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