Pecadores - Sean O'Faolain

[Sue_Storm]

PECADORES
Sean O'Faolain

En nuestro Miniclub abriremos el mes de abril, dedicados a los relatos en lengua inglesa, con Sean O'Faolain, seudónimo de John Francis Whelan (1900 - 1991), novelista, biógrafo y ensayista irlandés.

Nació en Cork y cursó estudios en las universidades de Dublín y de Harvard. Fue miembro activo de la lucha nacionalista irlandesa, aspecto que reflejó en muchos de sus relatos y en alguna novela.

En 1983, bajo el título Relatos completos, se publicaron noventa de sus relatos escritos entre 1932 y 1976, donde critica la censura de la iglesia irlandesa y las dificultades socioculturales del pueblo irlandés. En este contexto puede inscribirse el cuento que vamos a comentar a partir del próximo viernes 1 de abril, aquí, en este hilo

[jilguero]

[cosimo]

Aunque bastante clásico y conocido,no he
dejado de sonreir ante este duelo entre el
rigido cura confesor y su pícara y simplona feligresa.
!!Ay,los irlandeses!!

[Giada]

Mañana comento. Planto banderita

[happykent]

[jilguero]

Estoy con Cósimo, una situación en el fondo muy conocida pero que no deja de arrancarle a uno la sonrisa. Me ha gustado ver la impotencia del canónigo ante la situación y cómo se va a tomar viento fresco para serenarse. El diálogo lo he visto tal vez más reiterativo de lo necesario. Pero bueno, se lee bien y te hace sonreír.
Por cierto, Cósimo exclama "¡Ay los irlandeses!", pero teniendo en cuenta que son textos escritos antes de 1976 le diría que las cosas en España, o al menos en Andalucía, no creo yo que fueran muy distintas en esa época.

[happykent]

A mi también me ha gustado y no dejé de sonreír durante el diálogo Al canónigo le toca quedarse hasta muy tarde escuchando los pecados de los feligreses. Aun si les da su reprimenda a los que hace muchos años que no van a confesarse, como la joven del relato.

[Carmen Neke]

Pues a mí este relato me ha dejado sensaciones ambivalentes. Como estampa costumbrista estùa muy logrado, pero me parece que el autor ha querido meter demasiados elementos en un solo relato de manera que muchas situaciones clave apenas se mencionan o se aluden de pasada. El resultado parece más el esbozo de una novela que un cuento en sí.

Tenemos en primer lugar a la criada huérfana que fue sacada del orfanato de las mojas (donde era la primera de la clase y las monjas querían que fuera maestra) para entrar a servir en la casa de una señora tiránica y abusiva, que le deja tan poco tiempo libre que tiene que dejar de ir a confesión para poder salir de compras. Tenemos también al canónigo que parece querer vivir en su propio mundo eclesiástico sin enterarse demasiado de las miserias que sus feligreses se empeñan en contarle en confesión y con los que es tan severo que prefieren ir a confesarse con el otro sacerdote, que sí hace tiempo para ellos aunque eso le suponga quedarse a oscuras en la iglesia. El sacristán no dice nada pero parece tener una mala relación con el canónigo. Y todo eso en una sociedad que vemos a través de los ojos del canónigo que no quiere ver la realidad, por lo que apenas tenemos referentes para juzgarla. Estilísticamente el cuento está muy logrado, pero en él se dice mucho y demasiado poco al mismo tiempo para mi gusto.

[Giada]

A mí también me gustó y además no conocía de nada al autor así que un aliciente más

[Pipeline]

Estoy con Carmen, quizá demasiados elementos apenas esbozados para tratarse de un relato corto. A pesar de todo, me parece muy bien resuelto. El interrogatorio-confesión resulta de lo más divertido, especialmente todo el repertorio de muecas, bufidos y demás del canónigo. La criada es el contrapunto perfecto y su duelo con el padre confesor sostiene el relato, que se lee de corrido.
Me he quedado con ganas de más, un autor que no conocía. Empezamos bien este mes de abril.
Saludos.

[Arden]

Yo coincido esta vez punto por punto con Carmen. La historia podría dar más de sí, la rivalidad entre el canónigo ya mayor y harto de todo, no padre por Dios, que siempre hay clases y diferencias, y el joven cura, al que todos prefieren porque tiene la paciencia de escucharlos. Después el canónigo y su duelo con la joven feligresa para sacarle el máximo de pecados posible, cuando la pobre chica está tan asustada que sería incapaz de contarlos si los hubiera cometido, y la arpía de la dueña de la casa donde sirve, que lo que hace es chismorrear sobre ella, siendo mezquina y avara.

Un buen relato costumbrista, que te hace sonreír, aunque en mi caso menos de lo esperado.

[Dori25]

Este mes voy con retraso. Acabo de leer este, el canónigo con la cuenta de los aňos sin confesar me ha recordado a mi colegio que si te tirabas un mes sin confesar la profesora te llamaba a tutoria para hacer la cuenta de los pecados.

[elultimo]

[elultimo]

Leído. Una historia graciosa pero creo que con demasiadas pretensiones. Me gusta como está planteada, pero no tanto el tono crítico.