CP XI La mujer del pelo rojo - Mariomc

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP XI La mujer del pelo rojo - Mariomc

Mensaje por lucia »

La mujer del pelo rojo

Las puertas de autobús se cerraron con su sonido neumático y poco a poco el vehículo fue cogiendo velocidad por la céntrica avenida. Un primer semáforo le hizo detenerse y Juan levantó la vista del móvil para mirar por la ventanilla. Decenas de personas iban de acá para allá como partículas en un fluido pero eso le daba igual. Suspiró y volvió a centrarse en el móvil.
El semáforo se puso en verde y con un sonido algo bronco el autobús reanudó su marcha. Juan pasaba fotos sin prestar demasiada atención ni a las fotos ni a la persona sentada a su lado que trataba de sacar algo de su mochila y le estaba dando con el codo.
—Disculpe —dijo cuando por fin pareció encontrar lo que buscaba pero Juan no abrió la boca. Una simple mueca fue bastante para hacer saber a aquella persona que no tenía importancia.
—Es que nunca sé donde dejo las llaves —continuó— y me estaba volviendo loco.
Juan le miró y asintió como muestra de buenos modales pero lo último que quería era hablar con un desconocido de cosas sin trascendencia. Sus ojos tristes buscaron de nuevo la ventana con rapidez zanjando la posibilidad de que surgiera una conversación banal.
—Vaya día más bueno —insistió aquel hombre pero Juan siguió mirando por la ventana sin hacer ningún caso.
El sol del inicio de la primavera calentaba levemente su rostro y la sensación le pareció agradable. Cerró los ojos y se dejó llevar. No quería oír a aquel pesado que se había sentado a su lado.
El autobús se detuvo lentamente. Otro semáforo. Juan abrió los ojos y, como un rayo, en una imagen fugaz, la vio otra vez. La muchacha se perdía con paso veloz entre la multitud de la acera y subía la calle con prisa. Era ella, sin duda. Juan sólo pudo ver su característico pelo rojizo y rizado ondear a lo lejos, pero esa forma de andar era tan peculiar que no tuvo dudas.
—Es ella —susurró para sí nervioso.
—¿Qué dice amigo?
—No soy tu amigo, déjame salir —exigió Juan con cierta brusquedad.
—Tranquilo amigo.
—Que no soy tu amigo pesado.
Todos los pasajeros les miraban. Los más mayores con gestos de desaprobación y los más jóvenes con una sonrisa en los labios.
—Vaya modales —dijo el hombre levantándose y dejando salir a Juan que sin ningún miramiento casi lo arrolla—. ¡Ten cuidado!
Juan le lanzó una mirada de odio profundo. Sus ojos tristes y cansados se volvieron por un segundo amenazadores y temibles. El hombre dio un pequeño paso atrás a pesar de que era mucho más alto y fuerte que Juan.
—¡Abra las puertas! —gritó Juan al conductor mientras las aporreaba con el puño como si esa fuera la forma de abrirlas sin accionar le mecanismo.
—Espere a la próxima parada —respondió de forma mecánica el conductor.
—¿Es que no lo entiende? ¡Voy a perderla! ¡Abra las malditas puertas!
—Siéntese y deje de molestar, haga el favor —dijo el conductor algo más serio mientras arrancaba de nuevo.
Juan trato de acercarse a la zona delantera del autobús. La gente se apartaba no sin antes mostrar desagrado a su comportamiento.
—Se lo suplico, necesito bajar —rogó Juan una vez llegó a la altura del conductor que le miró, perdiendo un segundo la vista de la calle, y negó con indiferencia.
Juan dio un puñetazo al lugar donde la gente deja las monedas para pagar el billete, que es a la vez la portezuela que separa al conductor de los viajeros y esta, con un chasquido metálico, se abrió golpeándole las piernas. El conductor, como si con él no fuera la cosa, alargó el brazo y la volvió a cerrar mientras con la otra mano giraba levemente el volante tomando una curva. Juan, fruto de la inercia, dio un traspiés y desde el fondo del autobús se oyó una pequeña carcajada.
Juan bufó mientras tiraba de su cuerpo agarrando una barra amarilla que iba desde el suelo al techo.
—¿Qué más le da a usted? —insistió Juan que ya no veía a la muchacha por más que la buscaba a través de las enormes ventanas del autobús.
—Ahí delante está la parada y es donde pienso parar.
—Por favor… —suplicó Juan.
El conductor le indicó que se fuera hacia la puerta trasera con un gesto. Juan comprobó como todos los pasajeros le miraban y apretando los dientes para tragarse su propia vergüenza caminó en silencio hacia la puerta de atrás, en la que ya había varias personas esperando para bajar.
El autobús se detuvo y a Juan le pareció que las puertas se abrían más lentas que nunca. Empezó a empujar a las personas que estaban delante de él. Quería salir cuanto antes. Quería encontrarla. En su mente sólo se dibujaba ese pelo rojo y esa forma de andar. Era ella, sin duda.
—Ya está bien de hacer el imbécil —dijo un señor de bigote mientras empujaba a Juan hacia atrás.
Juan le cogió del brazo y tiró de él. El señor, algo mayor ya, se desequilibró dejando un hueco que Juan aprovechó para salir del autobús.
Empezó a correr calle abajo mientras oía como la gente del autobús le insultaba. Trató de orientarse mientras corría esquivando gente. La muchacha no podía andar muy lejos. Los viandantes le miraban un tanto extrañados pero con la indiferencia de aquellos que bastante tienen con sus vidas como para preocuparse por la de los demás.
A pesar de que Juan no era muy alto el desnivel de la calle le permitía ver a la gente mientras bajaba corriendo. Buscaba con ahínco esos rizos rojizos ondear al viento pero no los veía.
«¿Quizás haya ido por otra calle», pensó Juan y se detuvo.
De repente se percató de lo cansado que estaba y de que le costaba hasta respirar. Miró en todas direcciones tratando de recuperar el resuello y analizando todos los posibles caminos que la muchacha podría haber tomado desde el punto en el que la vio y según el sentido y dirección de su peculiar caminar.
La mente de Juan trataba de analizar todo a la mayor velocidad posible. Cuando una posibilidad le llevaba a un punto muerto se giraba en busca de otra ruta, de una alternativa. A medida que recuperaba el aliento se sentía más nervioso.
—La he perdido… —repetía lamentándose una y otra vez.
Empezó a caminar sin tener muy claro hacia dónde. Notaba como el corazón le palpitaba en el pecho. En sus oídos retumbaba cada latido y no le dejaba pensar con claridad.
—¿Se encuentra bien, joven?
Juan se sobresaltó al ver como una anciana se acercaba a él.
—Sí, sí, señora…
—No lo parece.
—No se preocupe, señora. Estoy bien —contestó de la forma más amable que pudo a la entrañable octogenaria.
La mujer siguió su camino. Juan la miró un instante, le recordó a alguien y su mente voló en busca de ese recuerdo. Y entonces, al fondo de la calle vio de nuevo el pelo rojizo salir de una tienda.
Juan abrió los ojos sorprendido y un torrente de ilusión y felicidad inundó las venas. Era ella. De nuevo. No había lugar a dudas.
—¡Espera! —gritó mientras echaba a correr para alcanzar a la muchacha.
La anciana se giró y vio como Juan corría hacia ella. Esperó pero cuando el muchacho estuvo a su altura este siguió corriendo calle abajo. La mujer hizo un pequeño mohín y continuó su lento caminar balbuceando alguna antigua letanía.
Juan corría y gritaba a la vez pero la muchacha no se daba por aludida. Seguía andando, ahora en sentido contrario a cuando Juan la descubrió desde el autobús.
—¡Soy yo! —gritó Juan repitiendo una y otra vez esa frase tan manida y tan carente de sentido porque uno sólo puede ser yo—. ¡Espera!
Juan iba cada vez más rápido pero tenía la sensación de que la distancia entre los dos no disminuía sino que aumentaba. Por más que trataba de llamar su atención la muchacha seguía caminando ensimismada, como si el mundo le fuera ajeno.
Juan aceleró y ahora sí la tenía al alcance de su mano. Jadeando por el esfuerzo la cogió del brazo para llamar su atención.
—Espera, soy yo —dijo Juan mientras la muchacha se giraba.
La mirada de desconcierto de la muchacha sorprendió a Juan y en su mente el pelo rojizo y rizado se tornó en un tono más vulgar, de un cobrizo sin ningún detalle y con menos rizos.
La muchacha se soltó bruscamente de la mano de Juan, que aún la tenía cogida por el brazo y dio un paso para a atrás. El desconcierto se transformó en pánico.
La muchacha ya no andaba como ella. Ya no tenía ese color de pelo característico, incluso era mucho más alta y su cuerpo nada tenía que ver.
—No puede ser —farfulló Juan.
La muchacha se iba alejando bajo la mirada pasiva de los viandantes.
—Soy yo, Juan… y tú eres mi…
La muchacha negó titubeante. No conocía de nada a aquel muchacho que la estaba acosando. Y nadie hacía nada. Juan se acercó.
—¡Socorro! -gritó la muchacha asustada.
Y Juan de repente recordó. El pelo rojo y rizado a su lado, el coche boca abajo y la sangre goteando ya inerte de la cabeza de su amada. Las lágrimas brotaron y la realidad que trataba de borrar de su mente volvía a florecer con sus espinas una vez más.
La muchacha echó a correr y Juan la observó mientras lloraba de nuevo la perdida de ella, la única. Mientras volvía a sentir ese dolor intenso en lo más hondo de su alma, ese dolor que trataba de evitar olvidando. Que trataba de evitar buscando a aquella que ya nunca jamás volvería a encontrar.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Ratpenat
Murciélago
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Ratpenat »

Ver al tío sortear tantos obstáculos me ha recordado a Super Mario.


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Como relato de humor me estaba gustando mucho. Muy de mi gusto, la verdad.

Pero el giro de tuerca al final me ha matado. :roll: Bastante, además...
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Shigella
Bacteria
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Shigella »

Vaya, qué bajón el final. Como relato no está mal. Pasa poca cosa en realidad, pero logra mantener el interés hasta el final, o al menos, yo tenía curiosidad por ver qué pasaba.

Yo más que de humor me estaba imaginando a un stalker que persigue mujeres random y me estaba dando un poco de yuyu. :lol:
1, 2... 1, 2... probando...
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ACLIAMANTA
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por ACLIAMANTA »

Es fácil de leer y eso me gusta. La idea no es la más original , la historia me pareció bien contada pero con ese ese título esperaba mucho más
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Landra
Me estoy empezando a viciar
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Landra »

Vaya vaya...

Solo tengo que leer el excel y mi predicción a cerca de este relato...

:mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
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Berlín
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Berlín »

Vaya, con ese título mi cabeza habia volado por los aires. Tienes a una mujer con el pelo de fuego que se pierde entre el gentío. Me parece, y tú lo sabes, que con esa idea podrías haber sacado algo más atractivo. ¿Que tal la mujer de ese cuadro que pintas una y otra vez? Esa mujer que te hace despertar por las mañanas cubierto de sudor y con la mirada enloquecida y deseoso por volver a tomar los pinceles. Casi la atrapas en una esquina, pero cuando estas muy cerca de ella lo piensas mejor, tragas saliva y decides que te quedas con la imagen que tienes de ella en tu cabeza. Y te vas, y la dejas irse sin mirar su cara. No quieres averiguar como es. Fíjate que sencillo.

En fin, con todo este rollo que te he soltado solo pretendo decirte que un buen relato no necesita un final tan drástico.
Sigue en ello, que veo buena materia en ti y seguro que en el siguiente me vas a dejar con la boca seca.

Un abrazo.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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blinder
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por blinder »

Hola autor/a.

Formalmente está bien, bien escrita y el ritmo va aumentando. El personaje está bien creado, creo yo, aunque me cae como una patada en los ... Pero no veo que sea una idea nada arriesgada. El final me gustó.

Suerte y gracias.
:batman:
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Ororo
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Ororo »

Bueno, tengo que decir que esperaba más de este relato. Después de tanta obsesión y persecución, el final me parece demasiado simple. Pero bueno, los momentos de tensión en el bus que sufre el protagonista están bien dibujados, pero ocupan prácticamente todo el relato y se me ha hecho largo leer todo el rato lo mismo. Quizá frases cortas y más contundentes podrían haber ayudado a ganar emoción sin dar la sensación de no avanzar.

Veo que faltan algunas tildes y la puntuación no me convence del todo, pero en general no está mal escrito. Se repite mucho el nombre del prota, eso sí, y este fragmento me sobra: "Juan dio un puñetazo al lugar donde la gente deja las monedas para pagar el billete, que es a la vez la portezuela que separa al conductor de los viajeros", me parece tan intencionadamente descriptiva que queda un poco fuera de lugar.

Vamos, una historia que se me queda corta aunque la tensión esté más o menos conseguida. Lo siento.
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Frigg
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Frigg »

Hola autor/a:

Me gusta tu estilo, cómo me vas contando las cosas manteniendo mi atención en todo momento. La lectura de tu historia es muy agradable, pero como te han dicho otros... esperaba más. Con tu talento puedes sacarle mucho más provecho a una historia, así que no dejes de escribir y exprimir todo lo que pase por tu cabeza.

Suerte!! :60: :60:
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zilum
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por zilum »

Hola!!

Por un lado me ha entretenido el relato, que llega a angustiar cuando Juan no consigue bajar del puñetero bus mientras su amada se distancia más y más. Por otro, de verdad que me he reído con alguna frase, sobre todo con algún diálogo como cuando dice: "Que no soy tu amigo, pesado".

Tal vez por falta de repaso o por lo que fuera, tienes que revisar lo de las comas y alguna que otra tilde desaparecida...

Respecto al final, me gustaba la idea del amor a primera vista y el giro final no me terminó de entusiasmar, aunque no está mal. Preveía dos posibles finales: 1) que se besaran y acabara a lo peli americana; 2) que al girarse la tipa pelirroja el pobre Juan descubriese unos rasgos varoniles y la "mujer" se presentase como "Manolo" :wink:
Bromas aparte, mucho mejor tu final que mis sugerencias :wink:

Lo importante es que me he entretenido, me ha intrigado y te animo a que sigas escribiendo!!
Suerte!! :60:
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Fernweh
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Fernweh »

:hola:
Tu relato me ha gustado, pero el final me ha descolocado un poco, ese cambio tan drástico no me lo esperaba y, la verdad, hubiera preferido que mantuviera el mismo tono desenfadado que iba llevando hasta el momento en que alcanza a la mujer.
No tengo nada más en contra, está bien escrito y lo he disfrutado. :60:
zilum escribió:2) que al girarse la tipa pelirroja el pobre Juan descubriese unos rasgos varoniles y la "mujer" se presentase como "Manolo"
:meparto: Ese final mola, poco original, quizá, pero mola.
«El futuro es más ligero que el pasado, y los sueños pesan menos que la experiencia porque la vida no vivida es más leve, tan leve.»
Marie Luise Kaschnitz
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ciro
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por ciro »

Aspecto formal: mejorable.
Argumento: no me gusta, lo siento. Me parece haberlo leído cientos de veces (seguro que no, pero es la sensación). Me parece mucho jamón para tan poco cocido.
La forma segura de ser infeliz es buscar permanentemente la felicidad
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Mister_Sogad
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Mister_Sogad »

Vaya autor/a tu relato me ha golpeado un poquito. A ver, me gusta, lo has escrito bien y me ha resultado de lo más sencillo visualizar cada momenhto en la mente, lo que para mí siempre es un plus. De hecho la escena en el autobús me ha parecido muy creíble y muy bien hecha. En cuanto al argumento, es simple, sencillo, y aunque en otras circunstancias tal vez eso supondría algún problema, en este caso, y gracias al trabajo que has invertido en crear las escenas y escenarios, me parece un acierto. A mi me gusta relatar cosas de este tipo y lo reconozco, me ha resultado agradable leer algo similar, pero, ya lo decía más arriba, me has golpeado un poquito, y eso, de nuevo, no es negativo (para mi animo quizá sí) al contrario, significa que has sabido transmitir lo que querías. Buen trabajo.

Volveré autor/a. :60:
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Isma
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Isma »

Me ha gustado mucho. Hay algo muy interesante, y es que consigues transmitirnos la sensación de vergüenza de Juan, el espectáculo que monta en el autobús. Parece una descripción anodina -un chico en el autobús pidiendo bajar- pero lo transformas en algo interesante y que transmite mucho más. Juan está enajenado, obsesionado tal vez, una persona de profundos contrastes. Capaz de sentir la indiferencia más absoluta a la pasión más extrema y violenta.

Hay un elemento al que no encuentro mucho sentido, y es la anciana con la que se cruza. ¿Para qué? El final me ha gustado. Explica perfectamente la angustia y la situación anterior. Una pena terrible: hay una tilde que falta en el momento más inoportuno
La muchacha echó a correr y Juan la observó mientras lloraba de nuevo la pérdida de ella, la única.
Quizás... quizás, pudiera acabar mejor sin las últimas frases. Quizás con el recuerdo de la muerte. El resto se deduce solo.

¡Suerte!
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Gavalia
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Re: CP XI La mujer del pelo rojo

Mensaje por Gavalia »

Tu trabajo argumentalmente hablando creo que es bastante simple, así que con respecto a si te entiendo queda claro que sí. La historia se repite por lo visto, lo digo por lo del amor a primera vista ya utilizado como argumento en otro trabajo al menos de los presentados. Sois unos románticos. Creo que debías haber aportado más información sobre la tal "amada", como era aparte de pelirroja, lo mucho que se amaban, algún pequeño detalle en este sentido para que empatizaramos algo más con la desazón del personaje y por ende con la historia. El relato tiene ritmo y es fácil de leer pero solo me gusta la parte del autobús porque sin duda ahí si se producen situaciones varias y en consecuencia emociones distintas; humor, presión, odio, ansiedad... y todas ellas me llegan con contundencia. Tu final me ha querido recordar a un relato que presente no hace mucho de cuyo nombre no quiero ni puedo acordarme jajaja basado en algo parecido. Dos realidades distintas en una misma cabeza buscando la sorpresa final. A mi no me funcionó, y creo que a ti tampoco. Sin embargo, el resultado de la valoración debe ser sobre el global de tu obra y no te puedo puntuar solo por partes.
Tu prosa es buena y los posibles fallos son de fácil resolución. Gracias por compartir plumilla.
2-3-2
Última edición por Gavalia el 24 Abr 2016 21:10, editado 1 vez en total.
En paz descanses, amigo.
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