CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno - Zilum

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno - Zilum

Mensaje por lucia »

«…no quería ser ya el más grande, el más fuerte o el más inteligente. Todo eso lo había superado. Deseaba ser querido como era, bueno o malo, hermoso o feo, listo o tonto, con todos sus defectos... O precisamente por ellos.» // Michael Ende, «La historia interminable» (1979).


RANCOJO Y EL CASTILLO DEL NO RETORNO

El cielo amenazaba tormenta en aquel mediodía otoñal en la plaza central de Coredo. Como todos los sábados desde hacía tres meses, se estaba celebrando una convocatoria que se presagiaba sin voluntarios pese a que la recompensa a la que aspirarían no podía ser más tentadora: erigirse como rey de Torwen. Sin embargo, el hecho de que el último y más ambicioso de los intentos por liberar el castillo de Torwen hubiera fracasado amedrentaba al más valiente. Del ejército formado por doscientos setenta soldados, comandado por el general Ludo Capister, no se volvió a tener noticias, simplemente desapareció.
El castillo de Torwen custodiaba el paso a través del estrecho de Salos, única vía por tierra hacia los yacimientos del norte, ricos en obsilita. Este mineral mágico era la clave de la prosperidad que rebosaba el impero de Coredo, una prosperidad que peligraba desde hacía dos años y medio a causa de una maldición, un hechizo o quién sabe. La única certeza era que todo el que se adentraba en aquel castillo jamás regresaba.
Aquella mañana Ranco el ebanista, renombrado despectivamente como Rancojo para burlarse así de su pierna izquierda, más corta que la derecha, caminó con su particular balanceo hacia la plaza central. El espigado cuarentón de rostro también desproporcionado, con una ceja que ocultaba su ojo derecho y nariz aguileña que se desviaba hacia el mismo lado, había dejado sus labores de carpintería tras un impulso que no luchó por atajar. Ignorando mofas e insultos, se plantó en medio de la plaza con la mirada clavada en el consejero real, que pregonaba la concesión del señorío del castillo de Torwen y sus tierras para aquel que lograse liberarlo. Tras rematar la proclama, sonaron las trompetas que dieron paso a un silencio que por primera vez en tres meses se quebró.
—Iré yo —anunció Ranco con apatía.
Las carcajadas de la muchedumbre resonaron casi por encima de las protocolarias trompetas. Ranco subió a la tarima de madera y, para cuando se volvió, la afluencia de gente casi se había duplicado, en su mayoría luciendo aquella maliciosa sonrisa que al ebanista le resultaba tan familiar. Sin embargo, por mucho que se burlaran nadie le podría negar aquel derecho, si bien tampoco habría persona alguna que le implorase que no se aventurara en aquel reto imposible. Y es que Coredo no era el mejor lugar para la gente como Ranco. Los que nacían con deformidades o deficiencias eran sacrificados y a los que habían superado la criba se les marginaba y vilipendiaba. Pese a ello, no todo eran malas personas en Coredo. Por supuesto los había que sentían lástima por aquellos repudiados, no obstante, las buenas gentes no podían arriesgarse a entablar amistad con esos seres malditos por los dioses. Su reputación estaba en juego. Tan solo los niños parecieron mostrar disgusto al comprender que Rancojo se marcharía para siempre, pues con ello se quedarían sin sus apreciadas figuritas de guerreros de madera que tallaba con maestría.
—¡Hágase el silencio! —Una mujer subió a la tarima, saludando con una reverencia al consejero real y al propio Ranco. Era una joven rubicunda que lucía un elegante jubón de terciopelo—. Me complace anunciarles la presencia del futuro rey de Torwen. ¡Cazador de las Arpías de Sulán, el guerrero que derrotó a los tres Magos Rojos, el capitán que lideró al escuadrón de Torsiana en la batalla de Aostra y el asesino del Dragón de Tásloc! —Las miradas, ahora de admiración y esperanza, se habían desviado hacia la joven que, con su armónica entonación, presentó—. ¡Sir Germano «Sangre de Dragón»!
A lomos de un poderoso corcel avanzó el caballero, con el sol reverberando en su coraza plateada, casi cegando a los presentes que lo contemplaban como si fuese un enviado de los dioses. Así fue como sir Germano, el que en su día se bañó en la sangre del Dragón de Tásloc, acabó a la vera de Rancojo, sumándose al desafío que los aguardaba en el interior del castillo de Torwen, el castillo del no retorno. El caballero, que a pesar de sus numerosas hazañas apenas superaba la cuarentena, estrechó la curtida mano del ebanista como si se tratase de un igual.

Despuntaba el día cuando partieron rumbo al castillo, con la pequeña expedición compuesta por sir Germano a lomos de una yegua parda, protegido por su impecable armadura de acero y el mandoble «Hielo Abrasador» a la espalda, y Ranco a pie, con ropas raídas y su cuchillo preferido, con el que tallaba la madera, a la cintura. Las doncellas despidieron a Sangre de Dragón con especial fervor, mientras que Rancojo agradeció para sus adentros ser invisible en su adiós. Miró hacia atrás y entonces se percató de que no dejaba nada más que su taller. Hacía un mes que había fallecido la única persona que le importaba, la pequeña Sele, abandonada siendo un bebé a orillas de un río. Ranco la rescató y la cuidó durante siete años hasta que una enfermedad segó lo que sus padres no se atrevieron a consumar. Aunque Sele nunca había logrado articular más que balbuceos, para el ebanista su sonrisa era lo más hermoso que jamás había contemplado.
Pero cuando parecía que Ranco se marcharía oculto bajo la alargada sombra de Sangre de Dragón, uno de los campesinos inició las burlas que muchos siguieron. Sin embargo, por una vez un cómplice le tendió una mano capaz de acallar las mofas de los pusilánimes. El ebanista, sorprendido, dudó si el guerrero la retiraría en el último momento, no obstante, accedió y sir Germano compartió su montura.
—Me resulta indignante que se juzgue a las personas por su aspecto —comentó. Ranco se mantuvo en silencio—. Si no es indiscreción, ¿quién evitó tu muerte?
—Mi abuela engañó a mis padres —respondió en un apocado murmullo—. Les dijo que ella se encargaría de sacrificarme.
—Veo que mintió y que has sobrevivido, pero también he observado el desprecio con el que tu pueblo se ha dirigido a ti a pesar de que vas a arriesgar la vida por liberar el paso a través del estrecho de Salos. ¿De verdad te merece la pena?
—Si lo consigo, esos infelices vivirán frustrados el resto de sus vidas sabiendo que Rancojo les salvó el culo.
Sir Germano soltó una sonora risotada mientras que el ebanista, contagiado, rió soplando por la nariz sin que su semblante se inmutara.
Apenas se detuvieron a lo largo del viaje a través de un camino invadido por la floresta. Recorrieron lugares que Ranco jamás había visitado, como el valle de Briganta, el puente sobre el caudaloso río Ela y, durante la mayor parte del trayecto, el Bosque Azul, poblado por los árboles tenures, cuyo follaje pigmentado daba nombre a este paraje donde las nubes nunca se imponían ante aquel cielo eterno que, incluso en la actual estación otoñal, tan solo los relámpagos conseguían teñir de celeste.
Al anochecer acamparon en las proximidades del castillo del no retorno y sir Germano prendió una hoguera. El guerrero insistió en que lo más idóneo sería asaltar el castillo aquella misma madrugada, ante lo que el ebanista accedió con indiferencia. Así pues, puso a asar un par de piezas de conejo que llevaba en las alforjas de la yegua, Camila, mientras Ranco daba forma a un pequeño trozo de madera.
—¿No tienes más armas que ese cuchillo? —preguntó el guerrero con incredulidad—. Te cederé una daga, si me lo permites.
—Con esto me basta —rechazó sin apartar la mirada de su creación.
—Es evidente que eres un hombre parco en palabras. —El ebanista alzó su ceja izquierda—. A pesar de ello, quisiera pedirte un favor. Verás, tengo mis manías, rituales, supersticiones… llámalo como quieras. Antes de una batalla o de afrontar un cometido peligroso acostumbro a compartir un secreto, algo que nunca haya contado a nadie. —Ahora arqueó la ceja—. No me mires así, yo te confío un secreto y tú haces lo mismo conmigo. Es sencillo.
Al carpintero le pareció una idea estúpida, pero asintió con desdén.
—¡Estupendo, pues comenzaré yo! —Ranco se limitó a escuchar sin dejar de tallar—. Sé que me precede la fama de héroe y en verdad he encarado la vida regido por el ideal de ayudar a los más desfavorecidos y, de paso, forjar mi leyenda, pero en esta ocasión hay algo más. ¡Faldas! Concretamente las reales faldas de una princesa. —Esto atrajo la atención del ebanista, pues le agradaban las historias románticas, en especial las que acababan mal. Sir Germano sonrió complacido—. Amo a la princesa de Anlar, Serena, y por fortuna mi amor es correspondido. Todo sería perfecto si no fuera por un pequeño detalle: no poseo ningún título nobiliario. Sí, soy un reconocido héroe, puedo acreditar todas mis hazañas, soy «sir», ¿y qué? Eso no basta para pedir la mano de Serena. El rey de Anlar no aceptaría como marido de su hija a un mercenario hijo de campesinos. En cambio, si consigo liberar el castillo de Torwen pasaré a ser el señor de estas tierras, alguien digno de reclamar su mano.
—Debe ser hermosa —rompió por fin su silencio Ranco.
—La más hermosa, como toda mujer a ojos de su enamorado. Y ese es mi secreto, eres la primera persona a la que se lo confieso. Después de romper la maldición de este castillo me retiraré, no más aventuras temerarias. Mis únicas preocupaciones serán satisfacer a mi amada, criar hijos y mantener el orden en Torwen. —El rostro del guerrero palideció—. Con esto no pretendo subestimarte. Lo lograremos entre los dos y nos repartiremos…
—No me has ofendido —interrumpió con aspereza.
Sir Germano suspiró aliviado y se apresuró a cederle una de las dos piezas de conejo, asada en su punto. El ebanista se percató de que la mirada del guerrero revelaba ansia por escuchar su secreto. Dudando si más que complacerlo lo decepcionaría, se dispuso a contarle su confidencia cuando Sangre de Dragón se le adelantó.
—¿Te has enamorado en alguna ocasión?
Aquella pregunta incomodó a Ranco y sir Germano no tardó en darse cuenta y tratar de disculparse por el descortés atrevimiento, pero el ebanista respondió.
—En una ocasión, pero en mi caso tuve que lidiar con alguien más temible que un rey: un herrero. —En contra de lo que Ranco esperaba, el guerrero no rió—. Se encargó de que su hija no acabase con Rancojo, muy acertado por su parte. Lo peor de todo es que los amores imposibles te acompañan el resto de tu vida. —Sir Germano asintió con complicidad. Ranco bebió un trago de su pellejo de agua dando por concluido su escaso historial amoroso—. ¿Quieres oír mi secreto?
—¡Estoy deseando escucharlo!
—No se me da mal trabajar la madera. En mi tiempo libre tallo figuras de guerreros para los niños y niñas de Coredo y, gracias a eso, me he ganado su aprecio, al menos por un tiempo. Todos los guerreros y guerreras que tallo descansan su pierna izquierda sobre una piedra. —Realizó una breve pausa durante la que se acarició la barbilla—. Pensándolo mejor, si sales airoso de ésta, te agradecería que desvelases mi secreto.
—¿Pero cuál es el secreto?
—Diles a los padres que midan las piernas de las figuras.
Las miradas de los dos hombres se cruzaron y sir Germano abrió los ojos de par en par justo antes de romper a reír a carcajadas. Ranco sonrió, malicioso.
—¡Les has fabricado guerreros «Rancojo»!
Después de cenar, el guerrero propuso turnarse a dormir media hora, lo cual sorprendió al ebanista, perplejidad que aumentó cuando, en apenas unos segundos, escuchó los ronquidos de sir Germano. En ese momento comprendió que aquel hombre en verdad no temía a nada ni a nadie. Tras el breve descanso se prepararon para partir. El guerrero acarició el pescuezo de Camila y se despidió susurrándole instrucciones que la yegua pareció entender. Fue entonces cuando por fin se adentraron en Torwen, recorriendo en silencio sus calles desiertas con las viviendas engullidas por la naturaleza, bajo una bruma que a cada paso se hacía más densa. Los dos hombres, con Sangre de Dragón antorcha en mano, caminaron hasta que un susurro estremeció al ebanista: «Rancojo».
—¿Has oído eso? —preguntó alterado.
—Sí, no sé de dónde ha venido, pero alguien ha pronunciado mi nombre —respondió sir Germano incrementando el desconcierto de Ranco.
—Fue mi… mi nombre lo que escuché —concretó, provocando que el guerrero se detuviera.
—Aquí hay brujería de por medio, Ranco. —Lo miró sin mirarlo, meditabundo, hasta que regresó frente al ebanista—. Vuelve con Camila y espérame allí.
—¡No! —rechazó—. ¡No he llegado hasta aquí para echarme atrás ahora!
La determinación demostrada por Ranco zanjó la cuestión. Sir Germano simplemente asintió y retomaron el camino, de nuevo en silencio. Aquel susurro se repitió, pero en esta ocasión optó por ignorarlo. Las miradas de los dos hombres se cruzaron una vez más cuando descubrieron que el puente levadizo estaba bajado y las puertas del castillo, presidido por dos enormes torreones, abiertas de par en par. El guerrero sacó un pequeño saquito de un bolsillo, lo abrió y esparció unas sales rosadas por sus hombros y por los de Ranco.
—Nos protegerá de la magia… tal vez…
Aquellas palabras no reconfortaron a Ranco, que pese a ello fue el primero en avanzar con su particular balanceo hacia el interior del castillo del no retorno. Nada más cruzar aquel umbral, sintió un drástico descenso de las temperaturas, como si miles de agujas se clavasen por todo su cuerpo. El vaho de su respirar apenas mitigaba el frío en las manos. El patio del castillo estaba vacío hasta donde alcanzaban sus ojos, pues la penumbra se adueñaba de cada esquina. Tras una puerta cerrada los esperaría la sala del trono y hacia allí se dirigieron. Sin embargo, apenas dieron un par de pasos y de nuevo aquella voz dentro de su cabeza.
—Será mejor que nos presentemos. —En esta ocasión retumbó grave y poderosa. Ranco se echó los dedos a las sienes—. No seré descortés. Vosotros primero.
De la oscuridad surgieron puntos rojos que, acercándose lentamente, se descubrieron como ojos llameantes. El ebanista volvió a quedarse sin habla al reconocer los rostros ajados de siete hombres armados con espadas. Cuatro de ellos habían sido soldados de Coredo, mientras que los otros tres eran campesinos. Tenían algo en común: sus semblantes revelaban terror. Eran como las ánimas de las historias que contaba Yada «La Contrabandista» en torno a una hoguera, solo que pronto comprobó que aquellos cuerpos, vivos y muertos a la vez, se movían con destreza y con una furia propia de un depredador. Ranco echó la mano al mango de su cuchillo de tallar y lo blandió instintivamente sin percatarse de lo ridículo e inofensivo que resultaba ante rivales que portaban espadas. Dumon, otrora soldado de no muy grato recuerdo para el ebanista, acometió contra él, ofensiva ante la que Ranco respondió cerrando los ojos y frunciendo el ceño. No fue el acero lo que recibió, sino un golpe en un costado que lo derribó, para a continuación sentir cómo alguien se abalanzaba sobre él. El ebanista forcejeó con el enemigo agarrándole las muñecas, tardando unos segundos en darse cuenta de que estaba luchando contra el cuerpo decapitado de Dumon. Aliviado, lo apartó hacia un lado quitándoselo de encima.
Golpes de espada contra espada reclamaron su atención en el centro de la sala. Apenas pudo vislumbrar sombras, pues la antorcha que asía sir Germano reposaba en el suelo de piedra, pero sí distinguió que una de ellas combatía contra otras seis empuñando a Hielo Abrasador. Sin duda se trataba de Sangre de Dragón, el mismo que le acababa de salvar la vida y que ahora hacía frente con maestría al enemigo de ojos llameantes. El guerrero contrarrestaba la voracidad de sus rivales con una depurada técnica y certeros mandobles, acabando uno a uno con sus oponentes.
—¿Estás bien? —preguntó sir Germano, jadeante.
—La sangre que mancha mis ropas creo que no es mía —respondió Ranco, sintiéndose en aquel momento más un estorbo que un aliado.
El guerrero lo ayudó a levantarse y a continuación recuperó la antorcha. Sin dejar margen para la duda, avanzaron hasta la puerta que conducía a la sala del trono y, antes de que pudieran empujarla, ésta se abrió lentamente sin que hubiese nadie justo al otro lado. La amplia estancia que se les presentó estaba iluminada por las velas de incontables candelabros, todos diferentes. Ranco reparó en los extraños grabados grisáceos del suelo, que parpadeaban en un resplandeciente plateado. Entre los candelabros se abría un pasillo hasta el trono, donde una figura reposaba con las manos apretando los reposabrazos.
—Me ha impresionado tu demostración, sir Germano —retumbó la voz dentro del cráneo del ebanista.
—¡Aún no he terminado, brujo, he venido a matarte! —replicó el guerrero.
—Has demostrado tu valor, pero, ¿es más fuerte que tus miedos? —dijo el brujo entre carcajadas—. Veamos…
El ebanista se giró hacia su compañero, que de pronto tenía problemas para sostener su mandoble e incluso la antorcha, que dejó caer. La punta de la espada golpeó en el suelo y las poderosas piernas de sir Germano comenzaron a temblar. Finalmente, soltó el arma y retrocedió un par de pasos con expresión despavorida.
—¿Qué te ocurre? —inquirió Ranco, con la frente empapada en sudor.
—Mis brazos… he perdido mi fuerza… ¡soy débil! —lamentó Sangre de Dragón, que cayó de rodillas—. ¿Qué me ha hecho ese maldito brujo?
—¡No has perdido los músculos, sir Germano! ¡Sigues siendo el recio guerrero que derrotó a esos siete hombres! —aseguró con vehemencia señalando hacia atrás.
—Soy débil… soy débil… ¿es que no ves mis brazos?
Las carcajadas del brujo rugieron como truenos ante las que Ranco respondió bramando y volviendo la mirada hacia el trono.
—¿Qué le has hecho? ¡Enfréntate a él sin tretas si tienes agallas!
—El que no tiene agallas es él, Rancojo. —Una vez más volvió a nombrarlo empleando su mote. El brujo estaba dentro de su mente—. He expuesto a sir Germano ante sus miedos y es evidente que no es tan valiente como él creía, pero tranquilo, se convertirá en un sumiso servidor libre de toda preocupación.
El ebanista resopló, sujetó el mango del cuchillo con rabia y se encaminó hacia el trono. Apenas había comenzado su avance cuando escuchó todos y cada uno de los insultos que le habían dedicado a lo largo de su vida: rancojo, monstruo, renco, aberración… pero aquello no detuvo su avance; se vio solo en su taller, junto al cuerpo sin vida de la pequeña Sele, no obstante, apretó los dientes y continuó; luego se manifestaron las imágenes de los niños a los que había obsequiado con sus guerreros de madera y cómo el afecto ganado se iba transformando en burla y repulsa, pero siguió adelante; y por último surgió la imagen de su padre aborreciendo el cuerpo deforme de su hijo recién nacido y, tras aquella visión, el ebanista sonrió con su coraje reforzado. Y así fue como Rancojo llegó hasta el trono, deteniéndose frente a un anciano decrépito, sin cabellos, vestido con una holgada túnica y con los labios cosidos. El brujo lo miró con incredulidad.
—¿Cómo es posible? —le preguntó telepáticamente—. ¡El hechizo hizo efecto sobre ti! ¿Acaso eres más fuerte que tus miedos… o tal vez no…? —El semblante del brujo se tornó horrorizado. Ranco alzó el cuchillo de tallar madera—. ¡No has venido aquí a matarme! ¡Has venido a morir! No temes a tus miedos porque ya nada te importa. —El ebanista volvió la vista atrás al escuchar el sonido de multitud de pisadas: cientos de pares de puntos rojos descendían por las escaleras desde la planta superior. Cuando regresó la mirada al brujo, su rostro estaba completamente desfigurado en una mueca de terror—. ¡Yo te ayudaré a vengarte de todos los que…!
El brujo no pudo terminar su oferta, pues el cuchillo de Ranco cortó su garganta y, con ello, los hilos del pánico con los que manejaba a sus títeres, todos ellos presas del conjuro que encerraba el castillo del no retorno. Sin embargo, un par de ojos llameantes se desvanecieron justo en el momento en el que el ebanista era atravesado por la espalda. Sir Germano soltó a Hielo Abrasador sin entender lo que había ocurrido, sostuvo el cuerpo de Ranco y lo tendió en el suelo.
—¿Cómo he podido hacerte esto, amigo mío? —Las lágrimas descendían por las mejillas de Sangre de Dragón mientras se afanaba en taponar la hendidura frontal. El ebanista sonrió débilmente. Nunca nadie lo había llamado amigo, nunca nadie había derramado una lágrima por él—. ¡Necesitamos ayuda! ¡Rápido!
Ranco estrechó la mano de sir Germano.
—Rancojo tiene una última voluntad. —Tuvo que hacer una breve pausa a causa de un ataque de tos. El guerrero lo miraba de tal forma que el ebanista tuvo la certeza de que cumpliría con su petición—. Te atribuirás la liberación del castillo y reinarás con tu princesa. —Sir Germano hizo ademán de rebatir, pero bastó con contemplar los ojos humedecidos de Ranco y su sonrisa para que guardara silencio. En un último esfuerzo, el ebanista deslizó la mano derecha hasta el bolsillo del pantalón y de ahí sacó una pieza de madera que le entregó—. Reina para todos… incluso para los que su único delito haya sido nacer.
La voz de Ranco se apagó para siempre mientras sir Germano observaba la última obra del ebanista, una pequeña yegua. A su espalda se escucharon los murmullos desconcertados de las gentes que habían recuperado su voluntad y que se acercaban al guerrero para agradecerle la proeza que asumiría como suya.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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prófugo
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por prófugo »

Estomado (a) autor(a):

Me ha gustado mucho tu relato..ha sido el primero y me ha dejado muy buenas sensaciones.

Me ha emocionado Rancojo y Sir Germano.

Por un momento llegué a asociar a Rancojo con el sublime enano Tyron Laninster de Juego de tronos :cunao:

Esta bien ambientado..desprende mucha fantasía y tiene ese toque emotivo que tanto me gusta y me llega al alma.

El final me ha gustado aunque me dio algo de tristeza..pero es a mi entender la mejor forma de terminar tu historia.

Germano no sólo es el típico héroe valiente..fuerte y que vuelve loco a las mujeres..sino un tío de buen corazón y respetuoso.

Lo que se van a perder de ahora en adelante los niños en ese pueblo sin tener quien les talle figuritas.

Un abrazo...Enhorabuena :-)


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Última edición por prófugo el 17 Oct 2016 20:59, editado 1 vez en total.
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Escritoradesueños
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Escritoradesueños »

Woooow :ola:
Ole con ole autor, un ramo de flores con mis respetos para ti. :honores:
¡Definitivamente me ha atrapado al máximo la historia de Rancojo! De los cuatro que llevo leidos, este se lleva la palma.
Que bien narrada la obra. ¡Qué personaje tan grande el de Ranco! Singular, tierno aunque antisocial y borde con todas las razones del mundo. Encerrado en sí mismo y en su pequeño taller. Tan feo por fuera como hermoso por dentro. Con una generosidad sin límites.
Me sorprendió mucho Sir Sangre de Dragón. En todo momento se portó a la altura con Ranco, como todo un caballero, mirándolo de igual a igual y aunque deseaba en el mundo ayudar a los desamparados, esta amistad fue más allá.
Me gusta mucho el episodio de la pequeña niña, que sufre el mismo destino que él y a la cual recoge y cría, pero se le muere siendo una pequeña de siete años. ¡Pobre Rancojo!
Si algo me chirrió mucho, sobre todo para la época en la cual está situada la obra, fue cuando Rancojo dijo;
—Si lo consigo, esos infelices vivirán frustrados el resto de sus vidas sabiendo que Rancojo les salvó el culo.
Eso de salvarles el culo, a mí me parece una expresión muy moderna y para nada acorde con la época.
Por lo demás y pese al triste final, en el cual hubiese preferido que Rancojo se alzase con la victoria y por una vez en su vida disfrutara de las mieles del éxito, es una bonita historia. Pobre hombre, solo nació para sufrir, ser burla de todos y salvar un castillo y a todo su pueblo anónimamente, porque ante todos, el salvador será Sir Sangre de Dragón :(
Esta historia me ha fascinado, me ha llevado por sus caminos hacia el castillo, he podido ver los límpidos bosques azules y esos miles de puntitos rojos. También al mago calvo de la boca cosida, oooorrrgggg. :noooo: (casi me imagino a Rappel con una de sus túnicas, sus cuatro pelos y la boca cosida xDDD)
¿Qué excelente pluma se esconderá tras este relatazo?
Autor, has conseguido transmitirme y sentir junto a Rancojo su aventura, en la cual no tenía nada que perder y si tenía todo por ganar. :60: :60: :60:
¡Viva Ranco! ¡Y sobre todo reviva en los soldaditos que creó a punta de su especial navaja para tantos niños! Soldados que son todos Rancojos y su alma vivirá en esos juguetes que los niños tanto disfrutan, igual que cuando crecen aborrecen a aquel hombre que en su día les crease aquel juguete y ahora se burlan de él sin piedad. :superenfado:
Hoy iba pensando en el bus, camino del instituto donde estudio mi ciclo formativo ¿Por qué la mayoría de los seres humanos se apiña para hacer o contemplar maldades? ¿Para ver como cuelgan a alguien o lo decapitan? ¿Para burlarse o abuchear a alguien? ¿El ser humano es tan repugnante por naturaleza? Y entonces me pregunto ¿Y porqué yo no soy así ni me gusta ir con ese tipo de gente? Porque ese tipo de gente existe hoy en día, los estoy viendo con mis ojos y no han evolucionado ni una mijita.
Bueno, no me enrollo más. Autor, te has ganado mi corazón con Rancojo y su valentía. :60: :60: Vas a tener puntos míos, seguro :lista: :lista: y me estoy arriesgando mucho porque solo llevo cuatro relatos y pueden quedar muchas maravillas. :roll:
A nivel técnico, genial. Una narración correcta, impoluta, atrapante, atrayente. :wink:
Si en algo le tengo que deslucir es que no es demasiado original, ya que han salido muchas historias del hombre desgraciado de una manera u otra que al final se implica en una aventura para ser héroe. Por ejemplo, el Jorobado de Notre Dame (que también tallaba figuritas).
Me fascinó el comienzo, con esa frase de Michael Ende, La historia interminable.
Un gran relato para este concurso. Pluma bella, enhorabuena. :60: :60: :60: :luxhello: :luxhello: :luxhello:
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por prófugo »

Totalmente de acuerdo contigo, Escritora :-)

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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Escritoradesueños »

prófugo escribió:Totalmente de acuerdo contigo, Escritora :-)

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:wink: :wink: Genial mi meloncito. A ver si más gente lee este bonito relato. :D
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Frigg »

Si es que creo que sé quién eres, y eso ya hace que mire el relato con cierta ternura.
Pero si te pregunto que si es tuyo, seguro que me haces la cobra :cunao: :cunao:
Lo que más me ha gustado es el humor de Rancojo, lo que lo hace un personaje aún más entrañable y querido. Yo, que trabajo con personas con discapacidad, se que el humor es algo que nace en ellos como mecanismo de defensa, para enfrentarse de la mejor manera posible, al daño que la gente "con discapacidad emocional y mental" hace gratuitamente por motivos que desconozco y me asquean.
Quizás por eso no me guste el giro final, ya que Sir Germano no deja de ser el prototipo de muchas historias: joven guapo y valiente que hace hazañas para conseguir el amor de la princesa. Yo hubiera querido un héroe cojo hasta el final de los tiempos, compartiendo mil hazañas más con su compañero. Pero es tu historia, no la mía, y no por eso le quita mérito a tu desparpajo escribiendo.
Las figuras cojas que talla el ebanista me han parecido una idea genial, intentado enseñar subliminalmente que el valor no tiene nada que ver con las cualidades físicas, que los niños no tienen ninguna maldad y que somos los adultos los que también vamos moldeando a esas pequeñas figuritas humanas con la educación y el ejemplo.

En fin, que me pongo metafísica... Tu historia es muy buena, aunque siendo sincera completamente, me parece algo típica. Me ha faltado una chispita más para terminar de arrebatarme el corazón...

(Pero sabes que opino que eres un/a crack)
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por prófugo »

Rancojo es un poco el Claudio que antes de ser Emperador tuvo que lidiar con su madre, con su abuela Livia...con su tíoTiberio y con su loco sobrino Caligula..entre otros.

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Landra
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Landra »

Buen tipo Rancojo, mala ciudad para nacer y peor ciudadanos con quien convivir. Me faltó chicha en el relato, además, al final, como siempre el guapo se lleva a la chica, el reino, a los ciudadanos y el verdadero héroe al hoyo... un sacrificio inútil por su parte. Pobre Rancojo, cierto es que gracias a su sacrificio… o muerte desafortunada, todo irá mejor en su ciudad.

Como intento de escritor de fantasía que soy, quiero que sepas que entiendo perfectamente que significa “el sacrificio” como algo épico, como algo que tiene que perdurar siempre en los relatos, pero echo de menos que Rancojo se hubiera vengado de sus estúpidos vecinos, que los gobernara con dureza y ayudara al necesitado. También hubiera sido un gran compañero de Germano, viviendo aventuras por aquí y por allá. Como digo, entiendo la ternura y el sacrificio que envuelve la vida de Rancojo y su muerte, pero necesito algo más…

El mago, cojonudo, cualquier mago/nigromante/oscuro es bienvenido en un relato de fantasía de esta índole.

Mucha suerte Autor!
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Achocthulhu
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Achocthulhu »

Muy buenas autor, autora, tu relato me ha llegado, Rancojo el personaje esta lleno de bondad, coraje, compañerismo, eso le hace ser un personaje querido por el lector, hace incluso que tengas envidia de esas virtudes. Creo que todos llevamos un Rancojo dentro de nosotros, pero el mundo donde estamos no nos deja sacar esa parte nuestra y autentica, perdona que me estoy saliendo del comentario de tu magnífico relato.
Me gusta el buen rollo de los dos personajes a pesar de sus diferencias, has creado una historia sencilla, pero llena de matices que hacen que tú relato sea grande. Me encanta con la fluidez y sencillez que escribes, eso hace que la lectura sea mucho mas agradable. Y el ambiente que has creado durante todo el relato, ha hecho la historia mucho mas creible. Por cierto, yo creo que Rancojo y Seikurd habrian hecho buenas migas. :cunao: :cunao: Un saludo y suerte en las votaciones.
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zilum
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por zilum »

:hola:

Bueno, bueno, grande Ranco, con su "jo" incluido, porque forma parte de él. Esta historia me ha emocionado y sacado sonrisas. Rancojo dijo basta y por eso se apuntó a una misión suicida, pero lo que no se esperaba era encontrarse a un héroe estilo Hércules que lo tratase como aún igual, serán sus orígenes o que el tío siempre fue fiel a sus valores, pero sir Germano me cayó bien desde el primer momento, con sus fáciles risotadas incluidas. Pero el supuesto héroe sucumbe a sus miedos y fracasa... y es Ranco el verdadero héroe gracias a todo el calvario por el que pasó en su vida.

Lo que más me gusta del relato es que es verdad que hay amistades que se fraguan en apenas unas horas... no son necesarias semanas, años... y sabes que esas van a ser para siempre. El/la aurtor/a ha logrado transmitirme eso, que sir Germano y Ranco se hicieron amigos de verdad en apenas un día. Así lo sintió Ranco con su sacrificio, con esa sonrisa final, seguro de que el sangre de dragón iba a cumplir su promesa y feliz porque por fin alguien había derramado una lágrima por él.

La lectura me ha resultado fluida, sin demasiados alardes, pero transportándome al Coredo de Ranco... Puede que no sea la historia más original, pero me deja la sensación de que no me olvidaré de Rancojo en mucho tiempo.

Me ha gustado mucho, autor, enhorabuena y mucha suerte!!
:60: :60: :60:

P.D. Grande Michael Ende!! :marie_bow:
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Sinkim
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Sinkim »

Una historia muy buena, me ha gustado desde el principio hasta su dramático final :D He de reconocer que no me esperaba que al final Rancojo muriera, me ha sorprendido pero no me ha desagradado :D Ese tipo de personajes con complejos o con discapacidades suelen dar mucho juego y bien llevados, como en este caso, hacen grande una historia :lol:

Coincido en que has conseguido transmitir muy bien la amistad entre los dos personajes tan dispares y, aún más difícil, has logrado que un personaje tan perfecto y ejemplar como Germano no caiga mal :cunao: :cunao:

¡Felicidades, autor! :eusa_clap:
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:101:
Gabi
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Gabi »

Impresionante!!! Felicitaciones autor por esta obra maestra :D
Escribís como los dioses, la historia es preciosa, los personajes son entrañables.
También me chirrió lo de tomar por culo, pero no importa a cambio de lo que disfruté esta lectura :128: :128: :128:
Gracias, hasta el momento tu relato es mi favorito :60: :60:
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jilguero
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por jilguero »

Segundo que leo y quiero felicitarte autor por tu trabajo.

Creo que en lo formal nada puedo aportarte porque está muy bien escrito, bien estructurado, con personajes muy bien trazados y con una ambientación estupenda. Es decir, pegas objetivas a tu trabajo no tengo ninguna relevante.

Lo que más me ha gustado, con diferencia, el detalle de esas figuritas cojas. Y es lo que más me ha gustado porque ha sido para mi un soplo de originalidad. Digo esto porque tu relato es lo que yo he entendido de toda la vida por relato de Fantasía hasta que Sinkim nos puso aquel enlace que me hizo entender que en Fantasía había muchos más registros. Y ya sabes, autor, (o si no te lo digo yo ahora) que no soy no lectora de Fantasía porque estas historias, de héroes y princesas a conquistar en su formato épico, de niña me las tragaba más o menos, pero de adulta me cuesta un montón leerlas. Aunque este texto formalmente está mejor que el otro relato que he leído hasta ahora, vuelvo a tener la misma sensación de entrar en un mundo de buenos y malos, de valientes y de cobardes, que yo asocio a lectura juvenil. Yo creo que ahí radica mi problema con la Fantasía clásica y, obviamente, a tenor del éxito que tiene esta Literatura, es una limitación mía.

Aprovecho para comentar que, dado que ya sabía que me podía pasar esto (buenos trabajos que a mi no me entusiasman), me he obligado a mi misma a esta vez a la hora de valorar los relatos, otorgaré un 70% de mi puntuación a la calidad literaria, con independencia de que la historia me haya gustado más o menos, y dejar solo un 30% para mis gustos personales respecto a la historia. Dicho esto, acabo de empezar la lectura pero quiero que sepas, autor, que en ese 70% de valoración más "objetiva" vas a estar altísimo. En la parte de gustos personales, dependerá de lo que me encuentre, de si domina la Fantasía épica o de si hay autores que me muestran perspectivas que me resulten más originales.

En cualquier caso, ¡enhorabuena por tu buen hacer pues de eso no tengo ninguna duda. :60:


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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Nínive »

Buenas... :hola:

Pues lamento ser la nota discordante, y como soy la única, no me hagas mucho caso, autor.

Historia
El meollo de la historia es sencillo, pero efectivo. El personaje que no quiere nadie es realmente el salvador de todos. La historia de un viaje en el que el protagonista encuentra su razón de ser por el camino.
Es coherente en su desarrollo. El mundo está bien ambientado, no se dan demasiados detalles, pero sí los suficientes como para hacernos una idea somera y el resto queda a nuestra imaginación.
¿Por qué está sitiada la ciudad por el nigromante? ¿Qué fin tiene todo eso? ¿Qué mueve al malo a hacer maldades?
Lo que no me gusta tanto es la sencillez con la que se describe ese mundo y sus criaturas. No parece haber dobleces, ni capas. No sé explicarme bien. Es como con los personajes, todo es como un lienzo en el que solo existe una gamas de colores. Digamos que es una historia típica de la fantasía clásica, que no es que esté mal, es que yo me he cansado de leer historias parecidas.

Personajes
Lo mejor han sido esos puntitos de humos de Rancojo, que no sé por qué no has aprovechado más. Más mala leche le habría sentado fenomenal al relato. Menos sacrificio y más humor negro.
Y es de lo que adolece el resto. El salvador muy mono y muy valiente y encima buena persona. El prota se muere salvando al mundo y encima ayuda al héroe. :no: Volvemos a los estereotipos de esta literatura que son tan difíciles de salvar.
Me hubiera gustado más profundizar en el deseo de morir de Rancojo, por ejemplo, o definir al héroe de otra manera que no sea tan perfecta.

Narración

El ritmo es pulcro, demasiado, para mi gusto. Me ha faltado algo de pasión. No he sentido los motivos de los personajes para hacer lo que hacen. Transcurre todo por la vereda marcada, pero podía salirse un poquito para que el autor se desmelenase.
Técnicamente, nada que objetar. Quizá que la historia transcurra de forma lineal y eso influya en lo anterior, pero no me hagas mucho caso.

Relato correcto de fantasía clásica. Es un buen relato, pero no me he removido lo que estaba buscando.

Un... :60:
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Gisso
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Re: CF 2 - Rancojo y el castillo del no retorno

Mensaje por Gisso »

Me ha parecido buena historia, bien llevada y entretenida. Hoy en día pocos heroes son atípicos y Rancojo tampoco llega a ser el caso, igual que el resto de la historia que tiene los elementos justos de fantasía algo clásica siendo el malo maloso viviendo en un castillo, todo por el amor de una princesa... Veo un par de problemillas y es que podrías haber aprovechado más la mala leche de Ranco o demostrar un poco más que el caballero no es tan valiente como quiere aparentar (¿o por eso le pide ayuda a Ranco, para no estar solo?), tal vez en vez de caer dormido enseguida, demostrar cierta inseguridad o que se inquieta en sueños. Ese giro final no me convence. El de Rancojo me gusta bastante más, pero me falla esa estocada final, ¿por qué no se interpuso antes de matar al mago si era una marioneta? No sé, son cosillas que en lo personal no me convencen. Eso no quita que sea una buena historia :D
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