Sueños estelares (Relato corto de ciencia ficción)

[Isma]

Sueños estelares


Hoy he soñado con el mar.

Las olas rompían en caracolas de espuma. Debía estar cerca de la orilla. La luz reflejada en el agua hacía brillar centenares de gotitas sobre mi torso desnudo. La arena se arremolinaba a mis pies. Estaba en calma y en perpetuo movimiento, rodeado de ozono y de sal. Quisiera poder ver ese gran azul, algún día.

Despierto a la hora prefijada. Las luces de emergencia iluminan de manera tenue el interior de la Juan Salvador Gaviota. Pienso en el sueño, deseando que sea real. Pero no es real. No puede serlo.

De camino a la membrana, me demoro un instante al pasar por el módulo dormitorio. Está dormida, en la helada estasis de la criogenia. Me fijo en la expresión de placidez de su rostro, estudiando con precisión quirúrgica sus rasgos, las arrugas minúsculas que dibujan diminutos senderos y valles orgánicos, el vello apenas perceptible, la gama de colores cálidos en sus pómulos.

Con esa imagen comienzo mi jornada. Atravieso la membrana del casco y salgo al vacío espacial, a la noche eterna. La vela del navío se extiende kilométrica en torno al módulo habitable. Camino a través de las nervaduras, los ejes interminables y las encrucijadas de los inmensos paneles que aprovechan la presión lumínica para impulsarnos a través del espacio. Aquí y allá corrijo las pequeñas imperfecciones que los detritos ocasionan, desgarros en la vela que parcheo aplicando el metal fundido con mis propias manos. Y durante todo este tiempo se sumerjo en mis recuerdos.

Estoy enamorado de la tripulante.

O al menos pienso estarlo. Es imposible que yo esté enamorado de verdad. Yo, que no necesito pulmones en el vacío del espacio. Yo, que anclo mis pies magnéticos a la vela. Yo, que puedo fundir metal con mis manos. Y sin embargo entretengo las horas, y a veces los días, con imágenes de ella. Estudio su cara desde cien perspectivas diferentes, incapaz de capturar cada una de sus expresiones. Rememoro las manos, los dedos largos y flexibles, pequeños y frágiles. La forma de su cuello. El tiempo que sus labios permanecen abiertos antes de cerrarlos. Y los matices de su voz, infinitos, inabarcables. Las rutinas de mantenimiento mueven mis manos sobre la vela estelar. Mientras tanto, pienso en ella.

Al terminar, levanto la mirada y por un breve instante me paralizo. En mi pecho de metal hay diminutas salpicaduras de aleación, que brillan con la luz de las estrellas cercanas. La vela plateada ondula y se agita al ritmo de un invisible viento estelar. Por un momento recuerdo el sueño del mar y me veo rodeado de agua, anclado en un mar infinito. ¿Pueden los seres artificiales sentir escalofríos?

Camino de la nave, encuentro la relación. El sueño del mar tiene su origen en la vela estelar. No es decepcionante: es pura lógica. Mi sueño no es más que un producto manufacturado, una imagen artificial. La demostración empírica de la distancia que me separa de un auténtico ser vivo. Ojalá algún día pudiera soñar algo nuevo. Ojalá algún día pudiera soñar como sueña ella.

Atravieso la membrana y penetro en la nave. El interior sigue en calma. Ella sigue dormida. Regreso a mi cubículo y me desconecto en silencio.


Hoy he soñado con mariposas de fuego.

Flotaban a mi alrededor, brillantes y carmesíes. En el sueño, yo extendía los brazos y ellas me lamían con delicadeza, arrullándome en su vuelo inconstante, como una lluvia suave de primavera hecha de alas y de antenas. La fragilidad de sus vidas efímeras latía en mi piel como un pulso. Era hermoso.

Al despertar, advierto de inmediato que no es el momento de hacerlo. Pero hay algo que va mal. La nave vibra y una luz inesperada se cuela por las escotillas. La primera directiva del protocolo de emergencia es evaluar la situación. Me dirijo al puente de mando y compruebo que la sección de ingeniería de la nave ha desaparecido junto con una porción considerable de la vela estelar. La causa más probable, el impacto con un cuerpo externo. Sobre los paneles se filtra, a intervalos regulares, la luz de un planeta hacia el que caemos.

La segunda directiva: despertar a la tripulante. Vuelvo al habitáculo y activo la secuencia de reanimación. Su cara resplandece, hermosa y terrible, bajo la luz intermitente. Pero completar el procedimiento llevará un tiempo del que no disponemos. Comienzo a escuchar un rugido sordo que crece y crece. La nave gime y chirría como si se tratara de un enorme animal herido.

He de ignorar la tercera directiva. Con la fuerza de diez hombres, arranco el lecho helado donde ella duerme el sueño de las estrellas y lo arrastro hacia la membrana de salida. El rugido es ahora atronador. No hay tiempo para salvar la nave, pero quizás lo haya para salvarla a ella.

Al cruzar la membrana, la cacofonía desaparece de golpe. El planeta gira a nuestro alrededor. El sarcófago y yo nos alejamos de la nave que comienza a desintegrarse en silencio. Miro a la tripulante a través del cristal, los rasgos que tanto he estudiado, su cara plácida aún dormida. Bailamos abrazados mientras a nuestro alrededor la atmósfera comienza a calentar el metal desnudo de mi cuerpo. Y una inspiración me sacude: tal vez ella está soñando que bailamos en estos precisos momentos.

Nuestro giro se estabiliza al crecer la fricción y el calor comienza a hacer mella en mí. No aguantaré la entrada en la atmósfera, pero puedo lograr que ella lo haga. Abrazo con fuerza la carcasa plateada, su capullo de metal. Y mientras la consciencia me abandona, las chispas comienzan a desprenderse de mi piel. Primero forman una cola rojiza que se aleja de nosotros como una estela de parpadeantes llamas. Y después nos tocan y nos rodean como una nube, ardientes y diminutas luciérnagas rojas, mariposas de fuego que nos acompañan en nuestra caída hacia el planeta que nos recibe.

[Tolomew Dewhust]

[Gavalia]

Es muy bello socio. Te leo esta historia en otro contexto y seguramente te diría que aburre hasta la muerte, pero no es así. El robot de mantenimiento me ha llegado al corazón. Sus palabras le hacen merecedor de esa humanidad que tanto anhela. Creo que es mejor ser como él, a ser como nosotros. Es casi más humano que un humano, aunque suene a paradoja.Quizá es que lo que yo prefiera es complicado de conseguir, pero no imposible, o eso espero.
Ismita, te superas cada día

[Gavalia]

[jilguero]

¡Qué cosas le pasan a uno!
Empecé la mañana muy, muy temprano, leyendo una historia preciosa sobre un hombre a quien le fascina una mujer y termina inmolándose, tirándose sobre su féretro para salvarla, o más bien salvar su honor. Ahora se me ocurre entrar en LFE (no suelo hacerlo) y me encuentro con tu historia que termina con una imagen parecida, con un robot abrazando la carcaza de metal de la mujer que cree amar para salvarla. Y me maravillo de cómo se puede plasmar una misma historia, en su esencia, claro está, de formas tan distintas.
Cualquier otro día, Isma, habría encontrado tu historia muy agradable, muy sugerente. Pero casualmente hoy, por contaste, me ha encantado leerla.

Lo que releí esta mañana fue Amok, de stefan Zweig, un relato largo magnifico, pero que no te recomiendo porque es demasiado "clásico" para lo que intuyo te gusta a ti leer. Pero tu relato, más modesto, menos magistral (es que el otro es muy, muy bueno), se va a quedar unido en mi memoria a ese otro. Un placer y una suerte haberte leído precisamente hoy.

Otro día lo releo para comentarlo con mayor objetividad. Hoy sé que lo valoraría de manera demasiado subjetiva.

PD: Maestro Gavalio, yo venía a leer tu Argenis Prímula pero se ha cruzado este otro relato en mi camino. Ya mañana que te quiero saborear con calma. .

Isma, acabo de escuchar una noticia en la tele sobre la crionización de una adolescente. ¿Es ella la musa del texto?

[Isma]

Gracias, Gava... sí, el concepto de lo que es humano y lo que no es algo que nos fascina a muchos. Aunque parezca que es la ciencia es desapasionada, existen múltiples teorías acerca de este tema. Alan Turing, por ejemplo, que es a quien se tiene por el primero que construyó un ordenador, diseñó el famoso test que lleva su nombre y que es una de las hipotéticas maneras de determinar si una máquina tiene inteligencia... El tema es largo, pero a mí me apasiona todo lo que tenga que ver con la consciencia.

Jilguero, gracias por pasarte, y casualidad la que comentas. No, no me basé en la adolescente congelada. En realidad escribí el relato para un taller hace ya algún tiempo. Apenas dos páginas, muy cortito para lo que me suele gustar. Me alegra que te haya gustado y que te haya evocado sensaciones agradables .

[Berlín]

Entro de puntillas para decirte que me acabo de enamorar perdida y locamente de este relato. Claro que has hecho un poco de trampa porque has comenzado con "hoy he soñado con el mar..." y de ahí ha sido un no poder ni querer parar.

Lo dicho, el truco está en saber contar una historia.

Si presentas esto en un concurso te doy el más uno, el más dos, los dieciseis puntos y te pongo un pisito si quieres.

Y ahora me desconecto en silencio.

[magali]

Me ha gustado muchísimo, Isma.
Me encanta que sea corto, tiene la longitud perfecta. Ya he leído que a ti te gustan más largos
Y me ha parecido una idea genial cómo has ido dejando entrever la dualidad del protagonista: su cuerpo artificial y su alma humana; porque no solo ama a la chica, sino que además la salvará de forma heroica.
Y la ternura con que lo has escrito me ha llegado totalmente

[lucia]

La historia está muy bien contada y es evocadora al estilo de 2001 o alguna de Niven, peeeeeeroooo. Si el robot lo que quiere es salvar a la tripulante a toda costa una vez comienza la secuencia de reanimación, ¿no hubiese tenido más posibilidades dentro de la nave que fuera? Porque hubiese tenido una capa protectora adicional para la reentrada para el improbable caso de que el sarcófago de estasis sobreviviese a todo con la tripulante viva.

Y sí, los sentimientos y las máquinas es un tema que da mucho juego. Aunque siempre me sorprende que la máquina tenga mente de hombre y se enamore de una mujer.

[Tolomew Dewhust]

Y sí, los sentimientos y las máquinas es un tema que da mucho juego. Aunque siempre me sorprende que la máquina tenga mente de hombre y se enamore de una mujer.

En este caso es más fácil de explicar porque parece que solo viaja a bordo una tripulante, es decir, que si fuera del género opuesto igualmente se hubiera sentido atraído (¿por qué no?) hacia él a base de contemplarlo como se nos narra que sucede en este caso con la chica:

... me demoro un instante al pasar por el módulo dormitorio. Está dormida, ... Me fijo en la expresión de placidez de su rostro, estudiando con precisión quirúrgica sus rasgos, las arrugas minúsculas que dibujan diminutos senderos y valles orgánicos, el vello apenas perceptible, la gama de colores cálidos en sus pómulos.
...
Y sin embargo entretengo las horas, y a veces los días, con imágenes de ella. Estudio su cara desde cien perspectivas diferentes, incapaz de capturar cada una de sus expresiones. Rememoro las manos, los dedos largos y flexibles, pequeños y frágiles. La forma de su cuello. El tiempo que sus labios permanecen abiertos antes de cerrarlos. Y los matices de su voz, infinitos, inabarcables...

Después de lo que acabo de rescatar... que es de chapó... la verdad es que el comentario de que está enamorado está un poquito de ná de más, porque es muy evidente que lo está y has sabido trasladárnoslo a nosotros sin decirlo (hasta que lo haces).

Yo he tenido en mente todo el tiempo el androide David de la película Prometheus...



... con quien el prota de este relato comparte ciertas semejanzas, pues parece haber sido creado con consciencia y el mismo ansia por comprender su naturaleza.

El relato me ha gustado mucho, es un mini-bombón navideño que pega en esta época del año (con la sensación, eso sí, de que en este caso la brevedad no es un punto a su favor, aunque, tal vez, sea una percepción completamente subjetiva debido a que estaba disfrutando tanto con tu redacción que hubiera seguido leyéndote un buen rato más).

Que nos hagas imaginar una nave espacial como una embarcación de vela: .



Enhorabuena por el texto y gracias por colgarlo aquí, .

Se escapó por ahí un "se" que debería ser un "me": Y durante todo este tiempo se sumerjo en mis recuerdos. Y, aunque te diría que alguna frasecilla corta la enlazaría con la siguiente al principio del texto, y que una coma tuya sería para mí dos puntos y seguido, , te vas a quedar con las ganas.

[Isma]

Muchas gracias por los comentarios

Berlín, me alegro de que te gustara. Un pelín exagerada tú, ¿no? No vayas y vengas en silencio.

Magali, estupendo que te gustara, cuánto entusiasmo .

Lucía, tienes razón: quedándose dentro de la nave tiene más probabilidades de supervivencia. Me dejo llevar por la imaginación y pienso que el robot puede cambiar de forma, pero eso no lo he contado en el relato y por tanto no es válido. Tal como está, dentro de la nave es más seguro. En cuanto al sexo del androide... pues también es verdad, ¿por qué debería ser masculino ?.

Tolo, muchísimas gracias por tu comentario. Siempre aprendo de lo que dices. Este texto es ligero y me flagelo mentalmente pensando en lo lejos que está de lo que me gustaría expresar. Me tengo que conformar con escribir así, por ahora y mientras no pueda dedicarle más tiempo. Y acallar la frustración de no poder hacerlo mejor.
Corrijo en el texto lo que comentas, tanto la sentencia del enamoramiento (que es verdad que sobra) como la corrección de águila que has detectado. Gracias.

[prófugo]

Vaya Isma...me ha gustado

Y mira que no soy nada fan de este tipo de historias de CI-Fi pura y dura, pero no solo que está muy bien escrito, sino que hay una porción de emotividad valiosa que me ha llegado y gustado.

Como siempre, un placer leerte

[Gisso]

No sé, Isma, el relato está muy bien contado, hermosamente contado, esa "consciencia" que coge el ¿robot? (bueno, que cada uno se lo imagine como quiera) durante el viaje sobre el amor hacia la tripulante me gusta, y sobre todo, sus sueños (ya vemos que no lo hace con ovejas eléctricas). Tiene ideas interesantes para viajes largos como las velas solares o criogenización, pero me falla el final, me plantea muchas dudas, ¿qué hace solo una única persona viajando en una nave? ¿cómo se estabiliza la cápsula, el robot tiene propulsores? Y espero que lleve algún sistema de frenado tras la reentrada, sino dejará un hermoso crater como la Schiaparelli...
Sí, sé que era para un taller y te centrabas en los sentimientos y consciencia de la IA del robot, pero ese final me ha llamado la atención...

Edito para decir que, aunque no quisiera, está obligado a salvar la vida de la humana a costa de la suya por la primera Ley de la Robótica, saltándose la 3ª al entrar en conflicto con la 1ª

[Gisso]

He leído los comentarios y me ha llamado la atención una cosa ¿por qué el androide tiene que ser masculino? Es más, ¿tiene importancia para enamorarte de alguien sin tener un género definido?

En esto voy a nombrar un anime (no sé si ya existirá en alguna película o algo) y es "Sidonia no kishi". Aparte de humanos clonados y cambiados genéticamente hasta el punto de alimentarse por fotosíntesis, algunos también son ¿asexuales/hermafroditas? pudiendo cambiar de sexo según necesidad. Son conocidos como el tercer género.

[Isma]

Gracias por los comentarios, Profu, Gisso .

Gisso, la nave quizás realice alguna actividad poética espacial. Recolección de materia oscura o exploración del espacio profundo. Quizás no necesite descender nunca a tierra, o quizás lo haga con un módulo específico de descenso, dejando el resto atrás. Es especulación, porque me interesaba el espacio intermedio, en el que el robot es el único que está despierto para tareas de mantenimiento...

He leído la serie que comentas, Sidonia no Kishi. Ese autor me encanta, y de hecho me enamoró con Blame!. Algún día escribiré un relato basado en las esferas de Dyson. Es un manga sencillamente impresionante.