magali escribió:Es bueno saber que te gusta, guille.
Gustarme es poco, magali, poquísimo.
rosmar71 escribió:Al ser un libro corto, me he permitido el lujo de volver a leerlo, paladeando, saboreando cada una de sus frases, cada uno de sus párrafos, sin dejar a mi mente suelta por el mundo onírico. Y he visto la luz. Es una JOYA (con mayúsculas).
magali escribió:Yo no supe descifrarlo todo
A mí también me gustaría dominar todas y cada una de las referencias, relaciones y citas que incluye la obra, pero también es cierto que no es necesario conocerlas para disfrutar la novela. Incluso te diré que no es necesario entender cada frase y cada párrafo para captar y entender la fuerza del sentimiento que trasmite, para saborearlo. Ahí está esa parte siete que he leído cuatro, cinco, seis veces y que es difícil descifrar aunque te trasmite una potente sensación de desorientación, de delirio, que yo atribuyo al abandono por parte del ser amado (la parte siguiente es la de los celos).
En cualquier caso, la relectura, como le ocurrió a rosmar, siempre añade nuevos significados, abre nuevas puertas y, por ende, permite seguir disfrutando de él. Porque, realmente, es una JOYA.
rosmar71 escribió:Una sencilla historia de amor
No lo veo tan claro, rosmar. No creo que pueda hablarse de una historia sencilla. Incluso podría cuestionarse hasta si es una historia de amor... aunque “amor” es de esos términos tan elásticos que son capaces de abarcar cualquier cosa. Al fin y al cabo, los sentimientos son individuales y, por tanto, es imposible definirlos de forma estricta a nivel colectivo más allá de ciertos rasgos comunes. De ahí que sea un tema inagotable y que los escritores estén encantados con ello.
Yo hablaría más bien de pasión, de una pasión devastadora, tiránica, totalizadora, que domina por completo la vida de la autora y que antepone a todo, a la guerra y sus víctimas, a su propia familia, incluidos los hijos, a ella misma. Tanto es así que el surgimiento en ella de ese sentimiento lo equipara a un nacimiento a la verdadera vida. Un sentimiento que no es solo gozoso, como lo expresa en la tan ardiente parte tres,
"Todo lo inunda el agua del amor: de todo lo que ve el ojo, no hay nada que el agua del amor no cubra. No existe un solo ángulo en el mundo que el amor en mis ojos no pueda convertir en símbolo de amor. Incluso la precisa geometría de su mano, cuando la contemplo, me disuelve en agua, y la corriente del amor me arrastra… El amor me posee, y no tengo alternativa. Cuando el Ford traquetea hasta la puerta, con cinco minutos (cinco años) de retraso, y él cruza el césped bajo los pimenteros, permanezco de pie detrás de las cortinas de gasa, incapaz de moverme para ir a su encuentro, o de hablar: estoy convirtiéndome en líquido para invadir cada uno de sus orificios en cuanto abra la puerta. Tenaz como un pájaro recién nacido, todo boca con su único deseo, cierro los ojos y tiemblo, esperando el paraíso: va a tocarme.”
sino que también puede ser el trago más amargo y ahogar a la protagonista en un angustioso desconsuelo, como en el capítulo 8, el capítulo de los celos.
¡Realidad, realidad inalterable: con ella, está con ella: no está conmigo porque está en la cama con ella!
Y aun así, la vitalidad que transmite incluso esa posibilidad nefasta del amor es preferible a la indiferencia.
“Hiéreme, traicióname, pero dame una sola cosa, la certeza del amor” “los viejos se conforman con implorar una mirada de aquellos que han usurpado su lugar. ¿Son realmente lúcidos? O camina junto a ellos la naturaleza, sosteniendo sus brazos fofos y murmurando mentiras medicinales? Pues la memoria les abandona y sus ojos se hacen más vagos cuanta más perspectiva adquieren sobre el pasado que se aleja. ¿Quién puede decir que se ha ganado algo si es a ese precio?”
Smart (qué curiosamente significa escozor y hasta dolor) es una total y absoluta yonqui del sentimiento que huye de cualquier terapia de desintoxicación.
magali escribió: pero estuvo conmigo mucho, mucho tiempo antes de que pudiera leer otras cosas.
Te entiendo perfectamente. Después de esta devastación, se hace difícil imaginar una lectura que esté a la altura.