Cuéntame un cuadro (Juego)
Re: Cuéntame un cuadro
Otro que me ha encantado, Rubisco Y ya podía ser grande la rotonda y recibir comida y tal de los conductores, porque sino mal iban a sobrevivir Ahora en serio, había una glorieta en la N-II que en verano tenía siempre algún tipo haciendo picnic. No me preguntes a qué hora iban o volvían, pero me los has recordado
Megan, esa es la Gran Vía de Madrid. Alguna vez en agosto se ve así de vacía, que fue cuando aprovechó Amenábar para rodar una de las escenas de su primera peli, pero lo normal es verla hasta arriba de coches.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: Cuéntame un cuadro
No lo sabía tocaya, supongo que pasé por ahí cuando estuve, pero no lo recuerdo.
Estoy con otras cosas del foro y tengo inspiración sólo para el relato, lo siento no me sale nada con esa foto, Rubi la hiciste muy difícil, a ver si la querida Paranilla se pone, es quien nos puede salvar
¿Dónde anda esa chica tucumana? No la vi tampoco en Bellas Artes y aquí no estamos para vacacionar con los 3 o 4 grados que tenemos, lo único que espero es que esté bien, lo demás no importa.
¡¡Paranilla!! Se te requiere en el foro persona tan linda y simpática
Estoy con otras cosas del foro y tengo inspiración sólo para el relato, lo siento no me sale nada con esa foto, Rubi la hiciste muy difícil, a ver si la querida Paranilla se pone, es quien nos puede salvar
¿Dónde anda esa chica tucumana? No la vi tampoco en Bellas Artes y aquí no estamos para vacacionar con los 3 o 4 grados que tenemos, lo único que espero es que esté bien, lo demás no importa.
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Re: Cuéntame un cuadro
Muchas gracias, Lucia . Lo cierto es que la idea me resultaba muy rocambolesca, pero me di cuenta de que era una imagen potente y decidí darle rienda suelta a la criatura.
Si algún viaje me lleva por esos lares trataré de estar pendiente .
lucia escribió:Ahora en serio, había una glorieta en la N-II que en verano tenía siempre algún tipo haciendo picnic. No me preguntes a qué hora iban o volvían, pero me los has recordado
Si algún viaje me lleva por esos lares trataré de estar pendiente .
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Re: Cuéntame un cuadro
Repito: Paranilla se te solicita por aquí
- Paraná
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Re: Cuéntame un cuadro
¡Acá estoy!
La esquela
Un papel en la calle se supone basura. Pero a la realidad le gusta burlar ciertas significaciones.
Se trataba de una simple esquela, deslizada con mano ansiosa por debajo de una vieja puerta. Cuando paró de llover, una brisa originada en el patio con diamelas se abrió camino hacia la calle, expulsándola de vuelta por la misma rendija que le había servido de entrada. Ya afuera, dio una amplia voltereta en el aire plumoso de la tarde y con garbo de acróbata se posó sobre la vereda. Un tipo de paraguas chorreante, la pisó sin miramientos.
Luego, una mano infantil, sucia de betún y pobreza, la levantó para plegarla hasta convertirla en un mágico bergantín, que zarpó rumbo a lo desconocido por la cuneta inundada. Pero cuando encalló en los escombros de la esquina, el navío fue olvidado sin tregua.
Un mendigo, que tambaleaba su borrachera mascullando sueños que parecían recuerdos –o acaso fuera al revés-, recibió desconcertado el trozo de pastel que alguna falsa caridad dejó en su mano mugrosa. No tenía hambre o no sabía que la tenía; pero acertó a ver, por azar, el barco de papel abandonado, y envolvió con él su valiosa posesión. A poco andar, en la esquina de una pequeña plaza, concertó un trueque inesperado: entregó el manjar a cambio de una botella de infame contenido. El pastel se abrió camino hacia otra boca desdentada, y el raído papel terminó en una bolita arrugada y grasienta. Un chico la miró, y seducido por la invencible sensación de un campeonato sin testigos, quiso convertirla instintivamente en balón.
A pocos metros, sentada en un banco obstinadamente azul, Ella lloriqueaba su desconsuelo de enamorada. Después de los primeros besos, robados la tarde anterior a la salida del cole, él no había dado señales de vida. El sorpresivo pelotazo de papel le dio en pleno flequillo, y volvió el rostro mordiendo una palabrota malhumorada que no alcanzó al goleador en fuga. Miró el proyectil y con la curiosidad de sus 14 años, lo desplegó. Vio en él su propio nombre escrito y el corazón le dio un respingo. Con las sienes martillando leyó: “Te espero en la placita a las cinco. Si no venís, voy a entender.”
Levantó la vista y, perpleja, vio que Él se acercaba sorteando los charcos remanentes. Entonces supo que eran las cinco.
La esquela
Un papel en la calle se supone basura. Pero a la realidad le gusta burlar ciertas significaciones.
Se trataba de una simple esquela, deslizada con mano ansiosa por debajo de una vieja puerta. Cuando paró de llover, una brisa originada en el patio con diamelas se abrió camino hacia la calle, expulsándola de vuelta por la misma rendija que le había servido de entrada. Ya afuera, dio una amplia voltereta en el aire plumoso de la tarde y con garbo de acróbata se posó sobre la vereda. Un tipo de paraguas chorreante, la pisó sin miramientos.
Luego, una mano infantil, sucia de betún y pobreza, la levantó para plegarla hasta convertirla en un mágico bergantín, que zarpó rumbo a lo desconocido por la cuneta inundada. Pero cuando encalló en los escombros de la esquina, el navío fue olvidado sin tregua.
Un mendigo, que tambaleaba su borrachera mascullando sueños que parecían recuerdos –o acaso fuera al revés-, recibió desconcertado el trozo de pastel que alguna falsa caridad dejó en su mano mugrosa. No tenía hambre o no sabía que la tenía; pero acertó a ver, por azar, el barco de papel abandonado, y envolvió con él su valiosa posesión. A poco andar, en la esquina de una pequeña plaza, concertó un trueque inesperado: entregó el manjar a cambio de una botella de infame contenido. El pastel se abrió camino hacia otra boca desdentada, y el raído papel terminó en una bolita arrugada y grasienta. Un chico la miró, y seducido por la invencible sensación de un campeonato sin testigos, quiso convertirla instintivamente en balón.
A pocos metros, sentada en un banco obstinadamente azul, Ella lloriqueaba su desconsuelo de enamorada. Después de los primeros besos, robados la tarde anterior a la salida del cole, él no había dado señales de vida. El sorpresivo pelotazo de papel le dio en pleno flequillo, y volvió el rostro mordiendo una palabrota malhumorada que no alcanzó al goleador en fuga. Miró el proyectil y con la curiosidad de sus 14 años, lo desplegó. Vio en él su propio nombre escrito y el corazón le dio un respingo. Con las sienes martillando leyó: “Te espero en la placita a las cinco. Si no venís, voy a entender.”
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- Paraná
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Re: Cuéntame un cuadro
¡Me toca poner imagen! Espero que a la peña le guste y no me dé collejas...
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Re: Cuéntame un cuadro
Paranita, no le veo relación con la imagen de la Gran Vía vacía Aunque me ha gustado la de vueltas que ha dado la esquelita, que incluso se transformó en pelota
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- Paraná
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Re: Cuéntame un cuadro
Jolines, Lu... Es que esa imagen urbana (no sabía que era la Gran Vía), me pedía a gritos una historia que se desarrollara entre calles, casas y plazas de ciudad. Y ahí salió ese papelito volando por el aire Había pensado en otra, pero esa te iba a gustar meeeenos, jefecita
Igual la voy a escribir, sólo para hacerte rabiar |
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- Edgardo Benitez
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Re: Cuéntame un cuadro
Paraná, me gusta tu historia, y la imagen no digamos...
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
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Re: Cuéntame un cuadro
Esta mañana amanecí en la calle con lo poco que poseo. Tal vez di mucha importancia a eso de las propiedades, de los nombres, y después de lo vivido, resultó ser un simple engaño. Ahora no creo en el matrimonio de una migrante como la única manera de sujetar un hombre por su estabilidad social y legal.
Sin él, sin sueños, solo con el duro amanecer de un invierno copioso y un momento de dudas, sentada en la estación del ferrocarril sobre mi valija de viaje, pienso, Brooklyn or Manhattan…
Sin él, sin sueños, solo con el duro amanecer de un invierno copioso y un momento de dudas, sentada en la estación del ferrocarril sobre mi valija de viaje, pienso, Brooklyn or Manhattan…
Última edición por Edgardo Benitez el 05 Jul 2017 20:40, editado 2 veces en total.
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
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Re: Cuéntame un cuadro
Quitando que está en la estación del ferrocarril y no en una carretera y que daba igual que fuese un matrimonio de una migrante o no si lo han roto, no está mal
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- Edgardo Benitez
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Re: Cuéntame un cuadro
Gracias, lucía, ya está en la estación del ferrocarril.
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Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
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Re: Cuéntame un cuadro
Pero qué belleza de cuento Paranilla
Me emocioné tanto que se me pararon los pelitos
Sos una genia, una genia
Gracias por compartir esas maravillas que salen de tu pluma de oro
Valió la pena esperar
Me lo voy a guardar porque me gustó tanto que no quiero perderlo
Me emocioné tanto que se me pararon los pelitos
Sos una genia, una genia
Gracias por compartir esas maravillas que salen de tu pluma de oro
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- Paraná
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Re: Cuéntame un cuadro
Gracias, Lu, Ed, Meg ¡El micro de Edgardo ta muy bueno! Drama de muchos/as en esos lares...
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- Mister_Sogad
- Tigretón
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Re: Cuéntame un cuadro
REFLEJOS
El agua de lluvia creaba una miríada de espejos a sus pies. Cada gota transformaba la visión ilusoria que recreaba con su imaginación y la hacía volar a los teatros de París, Nueva York o incluso la ansiada urbe londinense. Podía ver el Cantando bajo la lluvia que la había seducido de niña, pasando por su anhelado Cats, el alegre Mamma Mia o el colorido Rey León. En un arranque se levantó y empezó a cantar abriendo los brazos y girando, como en esas películas americanas donde cada escena tenía su canción perfecta. Sus tacones de charol chapoteaban al son de su melodía mientras su maletón de aspecto bohemio y el portasombreros de su abuela se transformaban en compañeros de baile. A lo lejos el pitido del tren quedó ahogado por un trueno, pero para ella formaron el inicio del primer acto de su nueva vida.
El agua de lluvia creaba una miríada de espejos a sus pies. Cada gota transformaba la visión ilusoria que recreaba con su imaginación y la hacía volar a los teatros de París, Nueva York o incluso la ansiada urbe londinense. Podía ver el Cantando bajo la lluvia que la había seducido de niña, pasando por su anhelado Cats, el alegre Mamma Mia o el colorido Rey León. En un arranque se levantó y empezó a cantar abriendo los brazos y girando, como en esas películas americanas donde cada escena tenía su canción perfecta. Sus tacones de charol chapoteaban al son de su melodía mientras su maletón de aspecto bohemio y el portasombreros de su abuela se transformaban en compañeros de baile. A lo lejos el pitido del tren quedó ahogado por un trueno, pero para ella formaron el inicio del primer acto de su nueva vida.