CV5 - El capitán - Dulcineaa
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CV5 - El capitán - Dulcineaa
EL CAPITÁN
El viejo capitán (el rango sólo se atrevía a usarlo en su íntima soledad) se recostó en la hamaca andrajosa después de cargar su pipa con tabaco barato. A su lado sobre un banquito artesanal hecho por él mismo, descansaban un vaso y una agónica botella de cachaça.
Desde su lugar podía ver el cambiante atardecer que dibujaba un mar amoratado con olas suaves, coronadas de crestas púrpuras. Nerina seguramente estaría preparando el tugurio pequeñito, olor a fritanga que hacía las veces de bar- restaurante en el pobre caserío. Allí se podía comer y beber hasta la madrugada, atendido por la propia dueña que los años habían transformado en una mulata corpulenta, de largos cabellos ondulados que aún guardaban un cierto brillo rojizo entre las canas delatoras de una vida dura, aunque vivida a gusto, sin rencores ni arrepentimientos. De vez en cuando algún parroquiano o vecina escurridiza le solicitaba sus artes: la tirada de caracoles o la invocación a alguno de sus orixás protectores para conocer un futuro que -por un instante- podía disfrazarse de esperanza.
Ahora con la pipa encendida, las volutas de humo amarillento iban desfigurándole el horizonte que se abría como las fauces de una caverna tenebrosa todavía sin estrellas y que lo llevaba a recorrer el camino del único recuerdo clavado en su inconsciente, silencioso, expectante, atento al menor descuido para hacerlo caer en las marismas culpas irremediables, acalladas desde aquel tiempo en que su vida quedó inmóvil para siempre. Era inútil resistirse: ya estaban allí el bullicio y el tumulto del puerto de partida, ese mismo ámbito que lo había seducido desde niño con sus barcos desperezándose en cada arribo o partida; un mar más calmo que este, y de atardeceres sin incendios; con ese revoloteo de pájaros lanzados a pique sobre el agua infectada de peces azulados.
Entrecerró los ojos intentando que el recuerdo se detuviera allí: un chicuelo jugando con los barquitos hechos por su padre carpintero. Pero la evocación tomaba el ritmo de una película vertiginosa, en cámara ligera, que lo transportaba a ese otro amanecer remoto y anaranjado en que su barco (porque ahora él ya era el capitán con chaqueta y gorra bien calzadas) con el bostezo de la larga sirena se hacía a la mar, colmado de gente diversa, recogida desde puertos lejanos a la que se sumaban los lugareños con sus bultos y las lágrimas a medio secar, todos soñando con la América de la esperanza y el porvenir venturoso.
El viaje, en el recuerdo, era un hueco sin detalles, sin imágenes, como si no hubiera ocurrido: plano y oscuro. Tal vez había sido rutinario, lo cierto es que de pronto -como salidas de una pesadilla- los gritos y las figuras tomaban proporciones gigantescas: la caldera principal había estallado y el fuego, con lenguas ávidas, barría con todo. Y las órdenes y contraórdenes; y mire que desgracia capitán casi llegando; y hay que salvar a los que se pueda (muchos ardiendo se tiran por la borda); y sus hombres no dando abasto para remar con la crisis; y las aguas invadiendo cada rincón detrás de las llamas; y -sobre todo- el mandato: el capitán es el último en abandonar su barco, o se hunde con él; y…
Se abrió paso en medio del caos. Se vio corriendo con desesperación entre cuerpos bamboleantes, una maraña de brazos y alaridos que pretenden atraparlo. Y ahí uno de los botes salvavidas, solo, aislado, como llamándolo. Ahora no escucha nada más, ninguna voz pidiendo auxilio, nada que lo distraiga, enfocado en maniobrar la pequeña embarcación hasta dar con el mar que multiplica el incendio en medio de la noche brumosa. No ver los cuerpos ni a los otros, que bracean y claman en la oscuridad. Él solo, como aferrado a un hilo invisible, mientras rema sin rumbo, sin conciencia ni remordimientos hacia la vida, hacia el mañana, la pura ilusión del mañana.
La evocación – ya desmadrada- desdibuja el después: los días a la deriva, ya sin provisiones ni agua, pero asido siempre al hilo salvador. La pesadilla repitiéndose en el sueño inquieto del náufrago. Un golpe más y el bote deshecho en el arrecife de corales. Entonces -por un instante- la tentación de dejarse llevar, de no seguir peleándole al destino.
Pero al borde de la nada, por fin la calma, los brazos oscuros de Nerina en una playita de ningún mapa; los cabellos escandalosamente cobres rozándole la cara y sobre todo el alivio dulce y fresco del agua reanimándolo, volviéndolo a su existencia, a su esencia…
Después vendrían las historias mentidas, la de un pobre inmigrante salvado por la jovencita que asegura: “la Yemanyá me habló de él y también lo anunciaron los caracoles esa noche anterior”. Amor, vida nueva, un mañana. Sin pasado.
La cachaça se había terminado hacía rato, cuando el capitán (por última vez se reconocía como tal) abrió grandes los ojos y un destello le devolvió – con todo su horror y nitidez- el infierno de figuras y alaridos envueltos por el otro ruido, el de la sirena ahogada en sollozos, pidiendo ayuda. La pipa se estrelló en el piso de ladrillos y entonces dejó de respirar.
El viejo capitán (el rango sólo se atrevía a usarlo en su íntima soledad) se recostó en la hamaca andrajosa después de cargar su pipa con tabaco barato. A su lado sobre un banquito artesanal hecho por él mismo, descansaban un vaso y una agónica botella de cachaça.
Desde su lugar podía ver el cambiante atardecer que dibujaba un mar amoratado con olas suaves, coronadas de crestas púrpuras. Nerina seguramente estaría preparando el tugurio pequeñito, olor a fritanga que hacía las veces de bar- restaurante en el pobre caserío. Allí se podía comer y beber hasta la madrugada, atendido por la propia dueña que los años habían transformado en una mulata corpulenta, de largos cabellos ondulados que aún guardaban un cierto brillo rojizo entre las canas delatoras de una vida dura, aunque vivida a gusto, sin rencores ni arrepentimientos. De vez en cuando algún parroquiano o vecina escurridiza le solicitaba sus artes: la tirada de caracoles o la invocación a alguno de sus orixás protectores para conocer un futuro que -por un instante- podía disfrazarse de esperanza.
Ahora con la pipa encendida, las volutas de humo amarillento iban desfigurándole el horizonte que se abría como las fauces de una caverna tenebrosa todavía sin estrellas y que lo llevaba a recorrer el camino del único recuerdo clavado en su inconsciente, silencioso, expectante, atento al menor descuido para hacerlo caer en las marismas culpas irremediables, acalladas desde aquel tiempo en que su vida quedó inmóvil para siempre. Era inútil resistirse: ya estaban allí el bullicio y el tumulto del puerto de partida, ese mismo ámbito que lo había seducido desde niño con sus barcos desperezándose en cada arribo o partida; un mar más calmo que este, y de atardeceres sin incendios; con ese revoloteo de pájaros lanzados a pique sobre el agua infectada de peces azulados.
Entrecerró los ojos intentando que el recuerdo se detuviera allí: un chicuelo jugando con los barquitos hechos por su padre carpintero. Pero la evocación tomaba el ritmo de una película vertiginosa, en cámara ligera, que lo transportaba a ese otro amanecer remoto y anaranjado en que su barco (porque ahora él ya era el capitán con chaqueta y gorra bien calzadas) con el bostezo de la larga sirena se hacía a la mar, colmado de gente diversa, recogida desde puertos lejanos a la que se sumaban los lugareños con sus bultos y las lágrimas a medio secar, todos soñando con la América de la esperanza y el porvenir venturoso.
El viaje, en el recuerdo, era un hueco sin detalles, sin imágenes, como si no hubiera ocurrido: plano y oscuro. Tal vez había sido rutinario, lo cierto es que de pronto -como salidas de una pesadilla- los gritos y las figuras tomaban proporciones gigantescas: la caldera principal había estallado y el fuego, con lenguas ávidas, barría con todo. Y las órdenes y contraórdenes; y mire que desgracia capitán casi llegando; y hay que salvar a los que se pueda (muchos ardiendo se tiran por la borda); y sus hombres no dando abasto para remar con la crisis; y las aguas invadiendo cada rincón detrás de las llamas; y -sobre todo- el mandato: el capitán es el último en abandonar su barco, o se hunde con él; y…
Se abrió paso en medio del caos. Se vio corriendo con desesperación entre cuerpos bamboleantes, una maraña de brazos y alaridos que pretenden atraparlo. Y ahí uno de los botes salvavidas, solo, aislado, como llamándolo. Ahora no escucha nada más, ninguna voz pidiendo auxilio, nada que lo distraiga, enfocado en maniobrar la pequeña embarcación hasta dar con el mar que multiplica el incendio en medio de la noche brumosa. No ver los cuerpos ni a los otros, que bracean y claman en la oscuridad. Él solo, como aferrado a un hilo invisible, mientras rema sin rumbo, sin conciencia ni remordimientos hacia la vida, hacia el mañana, la pura ilusión del mañana.
La evocación – ya desmadrada- desdibuja el después: los días a la deriva, ya sin provisiones ni agua, pero asido siempre al hilo salvador. La pesadilla repitiéndose en el sueño inquieto del náufrago. Un golpe más y el bote deshecho en el arrecife de corales. Entonces -por un instante- la tentación de dejarse llevar, de no seguir peleándole al destino.
Pero al borde de la nada, por fin la calma, los brazos oscuros de Nerina en una playita de ningún mapa; los cabellos escandalosamente cobres rozándole la cara y sobre todo el alivio dulce y fresco del agua reanimándolo, volviéndolo a su existencia, a su esencia…
Después vendrían las historias mentidas, la de un pobre inmigrante salvado por la jovencita que asegura: “la Yemanyá me habló de él y también lo anunciaron los caracoles esa noche anterior”. Amor, vida nueva, un mañana. Sin pasado.
La cachaça se había terminado hacía rato, cuando el capitán (por última vez se reconocía como tal) abrió grandes los ojos y un destello le devolvió – con todo su horror y nitidez- el infierno de figuras y alaridos envueltos por el otro ruido, el de la sirena ahogada en sollozos, pidiendo ayuda. La pipa se estrelló en el piso de ladrillos y entonces dejó de respirar.
Re: CV5 - El capitán
Estimado autor:
Te has puesto en la piel de un viejo marinero -capitán- donde regresan a su mente esos malos recuerdos...esa pesadilla de perder a su barco..a su gente..y luego ser rescatado..al borde de la muerte...por una «chica» que luego la ve morir.
Es un relato melancólico...con ciertos matices de sentimentalismo y buena prosa. El final (su última oración) me la veía venir...el fín de su vida atormentada desde aquél día.
Me ha gustado más no encantado.
Enhorabuena, un abrazo
Enviado desde mi ALE-L21 mediante Tapatalk
Te has puesto en la piel de un viejo marinero -capitán- donde regresan a su mente esos malos recuerdos...esa pesadilla de perder a su barco..a su gente..y luego ser rescatado..al borde de la muerte...por una «chica» que luego la ve morir.
Es un relato melancólico...con ciertos matices de sentimentalismo y buena prosa. El final (su última oración) me la veía venir...el fín de su vida atormentada desde aquél día.
Me ha gustado más no encantado.
Enhorabuena, un abrazo
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Re: CV5 - El capitán
Me ha gustado mucho la historia, muy capitán del Costa Concordia, mirando por su culo en vez y ya luego si tal se preocupa por la tripulación. "Mujeres y niños primero!! Bueno, mejor bajo yo primero para segurarme que la mar está tranquila..." Muy bien escrito, con momentos brillantes. Aquel recuerdo ha perseguido al capitán hasta axfisiarlo...
Lo que sí me ha echado para atrás es que en gran parte del texto adjetivas cualquier sustantivo que asome la cabeza. Ejemplo:
A mi entender (o a mi gusto), mejor si no tuviese tantos adjetivos...El viejo capitán (el rango sólo se atrevía a usarlo en su íntima soledad (si es soledad, ya es íntima)) se recostó en la hamaca andrajosa después de cargar su pipa con tabaco barato. A su lado sobre un banquito artesanal hecho por él mismo (si pones "hecho por él mismo", ya implica que es "artesanal"), descansaban un vaso y una agónica botella de cachaça.
Desde su lugar podía ver el cambiante atardecer que dibujaba un mar amoratado con olas suaves, coronadas de crestas púrpuras.
Repito que me ha gustado!! La que has liado, capitán!!
Mucha suerte!!
Re: CV5 - El capitán
Relato correcto y absolutamente dentro de la temática. El hecho de que un capitán abandone a su barco en llamas de estanquéis no es de lo más original. Pero el giro que le das con la "indígena"adivina que lo recoge y reanima le añade algo diferente. Igual que su existencia posterior. Quizá que lo dejes morir tan tranquilo sin más, aunque tenga sus pesadillas y remordimientos, no sea del todo equilibrado al daño infringido.
Hay una cosa que no me ha convencido mucho. La aclaración que haces entre paréntesis (porque ahora él ya era el capitán...) creo que el lector lo puede entender solito.
No está nada mal, es de ágil lectura aunque no sea lo más origino al del mundo.
Suerte en el concurso y te mando un abrazo cachasozo
Hay una cosa que no me ha convencido mucho. La aclaración que haces entre paréntesis (porque ahora él ya era el capitán...) creo que el lector lo puede entender solito.
No está nada mal, es de ágil lectura aunque no sea lo más origino al del mundo.
Suerte en el concurso y te mando un abrazo cachasozo
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- Paraná
- No tengo vida social
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- Ubicación: Tucumán - Argentina
Re: CV5 - El capitán
Coincido con Zilum sobre el exceso en la adjetivación. Pero salvando eso, me ha parecido un muy buen relato, con algunas imágenes preciosas, como la del mar multiplicando el incendio, o el capitán enfocado sólo en su pellejo, en medio del caos... La historia de amor con la nativa le da un toque extra, y realista; uno se queda pensando que la justicia poética es sólo eso: poética; los grandes pecados no siempre reciben el martillo de los implacables dioses griegos.
¡Muy bueno, autor/a! Te deseo buena suerte
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- Mister_Sogad
- Tigretón
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- Registrado: 20 Dic 2009 10:04
- Ubicación: Perdido en mis pensamientos
Re: CV5 - El capitán
¿Sabes, autor/a? Me he dejado seducir por tu prosa, me gustan los términos que has usado, pero me he tropezado un poco con tu intento de describir lo que atormentaba al capitán y ahí he tenido un pequeño problema, hubiera preferido que me desgranaras con detalle la escena o escenas, que me arrastraras justo donde estaba el capitán y lo que vivía en plan inmersión, y que se dibujara en mi mente todo al más mínimo detalle, sin embargo has apostado por ser muy simple y en plan telegrama, lo que no me ha convencido demasiado, sin embargo, al acabar de leerte he pensado "¿y si la intención es remarcar el estado mental en que se sitúa el capitán al recrear lo que paso?", y eso me ha gustado, por lo que implica como elemento sicológico, otra cosa más que me suele seducir. Así que la pega que puedo poner es tambaleante y a la espera de una segunda lectura.
Suerte marítima autor/a.
Suerte marítima autor/a.
Re: CV5 - El capitán
Introspectivo, que me parece que va a ser el tema del concurso, más que el marítimo. Un capitán rescatado del mar por una mujer que lo acepta tal cual y lo redime de sus pecados, que no son sino los más terribles que puede tener un capitán: abandonar su propio barco en una emergencia. La irresponsabilidad. El capitán, sin embargo, ya se hundió en un mar de remordimientos, y de ahí nadie ha podido rescatarlo.
Me parece bien escrito, aunque un pelín lento por el estilo reflexivo, y quizás diría que tiene un exceso de adjetivos inicial. Un abrazo marinero
Me parece bien escrito, aunque un pelín lento por el estilo reflexivo, y quizás diría que tiene un exceso de adjetivos inicial. Un abrazo marinero
zilum escribió:Bueno, mejor bajo yo primero para segurarme que la mar está tranquila...
Re: CV5 - El capitán
La historia es interesante desde el punto de vista de un hombre amargado por los recuerdos. Demasiado introspectiva para mi gusto. El continuo tono lánguido del narrador hace muy lento el desarrollo y termina por aburrirme un poco. Creo que esta bien escrito pero me deja un sabor global negativo. Lo siento pero no me ha gustado mucho. Suerte plumilla.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
Re: CV5 - El capitán
Hoy estoy algo negativa, pero lo siento no me gustó, es más te pido perdón pero me aburrió un poco. De todas formas está bien narrado, aunque coincido sobre adjetivar cada cosa que nombras, salvo que sea necesario por supuesto.
Gracias por compartirlo y mucha suerte
Gracias por compartirlo y mucha suerte
- artemisa27
- Foroadicto
- Mensajes: 4170
- Registrado: 28 Dic 2016 16:01
- Ubicación: La Comarca
Re: CV5 - El capitán
Pues a mí me ha gustado mucho. Me encanta cómo has invertido esa máxima de "el capitán es el último en abandonar el barco".
Un relato con su parte de acción, pero con su hondura psicológica. Un suceso contemplado desde la distancia temporal, al final de la vida. Un relato de un anti-héroe, del... ¿remordimiento? Yo creo que sí. Por cierto, también me encanta cómo has sabido sacar jugo al juego temporal. Eso de contar un suceso, claramente traumático (si no, no sería lo último que recuerda el capitán), al final de la vida de este "intrépido" señor, es una idea muy buena. Y has sabido llevar, tanto la idea del relato como el juego temporal muy bien.
Original no es, lo debemos reconocer, pero bueno, has trabajado bien el relato.
También me gusta la prosa. Las oraciones largas, el párrafo en que narras el incendio, con palabras de personas intercaladas, como ese "capitán casi llegando"...
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Un relato con su parte de acción, pero con su hondura psicológica. Un suceso contemplado desde la distancia temporal, al final de la vida. Un relato de un anti-héroe, del... ¿remordimiento? Yo creo que sí. Por cierto, también me encanta cómo has sabido sacar jugo al juego temporal. Eso de contar un suceso, claramente traumático (si no, no sería lo último que recuerda el capitán), al final de la vida de este "intrépido" señor, es una idea muy buena. Y has sabido llevar, tanto la idea del relato como el juego temporal muy bien.
Original no es, lo debemos reconocer, pero bueno, has trabajado bien el relato.
También me gusta la prosa. Las oraciones largas, el párrafo en que narras el incendio, con palabras de personas intercaladas, como ese "capitán casi llegando"...
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Re: CV5 - El capitán
Un relato nostálgico bien escrito y con un fuerte sabor a mar. Me recuerda un poco al capitán Whalley de Joseph Konrad, salvando las distancias. Las imágenes que creas son buenas y nítidas, y las formas las adecuadas (salvo algún desliz como "infectado" en lugar de "infestado"). Un relato agradable sin más. No me ha llegado a la patata ni me ha emocionado especialmente pero lo he disfrutado en su justa medida. Mucha suerte autor/a
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Re: CV5 - El capitán
Me ha gustado esta historia de remordimientos y culpa, le he notado cierto aire a historia clásica que me ha parecido muy bueno
El final era bastante predicible, la otra opción hubiera sido que se le ofreciera la redención sacrificándose para salvar la vida a Nerina
El final era bastante predicible, la otra opción hubiera sido que se le ofreciera la redención sacrificándose para salvar la vida a Nerina
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
Re: CV5 - El capitán
Me gusta, me parece muy interesante el tema de los remordimientos. El capitán que abandona a su tripulación y luego empieza de cero, una nueva vida en un nuevo lugar. Pero no importa lo lejos que huya, no puede huir de sí mismo, de la culpa.
Salvando las distancias, me recordó a Lord Jim de Conrad, un libro genial que si no has leído te recomiendo encarecidamente. Evoqué a Jim huyendo de un sitio a otro sin poder huir de la vida, de su sentimiento de culpa, de un único acto de cobardía que empaña toda la existencia.
Por ponerte una pega, no me gusta cuando acotas frases entre paréntesis ni entre guiones. Los guiones yo los habría cambiado por comas. Y las explicaciones de los paréntesis me descolocan un poco y le restan algo de naturalidad al texto. Pero es una pega muy pequeña, sabes que me gustó
Gracias por adentrarnos en la mente de tu capitán
Salvando las distancias, me recordó a Lord Jim de Conrad, un libro genial que si no has leído te recomiendo encarecidamente. Evoqué a Jim huyendo de un sitio a otro sin poder huir de la vida, de su sentimiento de culpa, de un único acto de cobardía que empaña toda la existencia.
Por ponerte una pega, no me gusta cuando acotas frases entre paréntesis ni entre guiones. Los guiones yo los habría cambiado por comas. Y las explicaciones de los paréntesis me descolocan un poco y le restan algo de naturalidad al texto. Pero es una pega muy pequeña, sabes que me gustó
Gracias por adentrarnos en la mente de tu capitán
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Re: CV5 - El capitán
Anotación tras la primera lectura: «No lo entendí. Releer.»
Anotación tras la segunda lectura: «Bodrio. Releer.»
Tras la tercera lectura arrugué ambos papeles y me di cuenta de que estoy ante una obra muy lograda.
Empiezas con un cliffhanger: el capitán sólo usa su rango en íntima soledad. Sin darnos cuenta ya tenemos el motivo por el que seguir leyendo. Buscamos un desarrollo de la historia hacia delante pero lo que nos entregas es un recorrido por su pasado, y cuando menos nos lo esperamos se descubre el motivo por el que no usa dicho rango. Muy bien construido.
Leo comentarios sobre el exceso de adjetivación, y los comprendo. Yo mismo suelo cuestionarlo, pero me da la impresión de que aquí sí que vienen al caso. Los recuerdos del capitán son confusos y vienen a trompicones. De hecho creo que ésa era la intención en este pasaje:
También me han parecido adecuadas y sin excesos las descripciones contextuales: la pipa, la cachaça, Nerina y todo lo que ayuda a recrear el ambiente en el que el capitán vive sus últimas horas antes de que el recuerdo del ahogamiento de sus marineros se le aparezca como último destello de lucidez previo a su propia muerte.
En resumen, un capitán atormentado por, en un momento de debilidad, haber huido del barco incumpliendo así sus obligaciones como máxima autoridad de la nave. Sin embargo, no parece muy arrepentido de ello (de ahí sus continuas mentiras para ocultar su pasado), sólo atormentado.
Estás arriba en mi lista. Este relato se lo ha ganado.
Buena travesía, y si Nerina estaba cocinando para dos, dile que me mande lo sobrante en una fiambrera, que hoy no sé qué hacer de comer .
Anotación tras la segunda lectura: «Bodrio. Releer.»
Tras la tercera lectura arrugué ambos papeles y me di cuenta de que estoy ante una obra muy lograda.
Empiezas con un cliffhanger: el capitán sólo usa su rango en íntima soledad. Sin darnos cuenta ya tenemos el motivo por el que seguir leyendo. Buscamos un desarrollo de la historia hacia delante pero lo que nos entregas es un recorrido por su pasado, y cuando menos nos lo esperamos se descubre el motivo por el que no usa dicho rango. Muy bien construido.
Leo comentarios sobre el exceso de adjetivación, y los comprendo. Yo mismo suelo cuestionarlo, pero me da la impresión de que aquí sí que vienen al caso. Los recuerdos del capitán son confusos y vienen a trompicones. De hecho creo que ésa era la intención en este pasaje:
Esos dos párrafos me parecen (salvo que en una relectura descubra otro) los más logrados del concurso en cuanto a cómo quiere transmitir las sensaciones y cómo lo logra. Y, en el conjunto del relato, el exceso de adjetivación me ha creado una sensación general de confusión y desorientación que, paradójicamente, me han ayudado a comprender mejor qué siente el capitán.Sirena arribista que sólo se presta a seducir a capitanes de yates con incrustaciones de oro escribió:de pronto -como salidas de una pesadilla- los gritos y las figuras tomaban proporciones gigantescas: la caldera principal había estallado y el fuego, con lenguas ávidas, barría con todo. Y las órdenes y contraórdenes; y mire que desgracia capitán casi llegando; y hay que salvar a los que se pueda (muchos ardiendo se tiran por la borda); y sus hombres no dando abasto para remar con la crisis; y las aguas invadiendo cada rincón detrás de las llamas; y -sobre todo- el mandato: el capitán es el último en abandonar su barco, o se hunde con él; y…
Se abrió paso en medio del caos. Se vio corriendo con desesperación entre cuerpos bamboleantes, una maraña de brazos y alaridos que pretenden atraparlo. Y ahí uno de los botes salvavidas, solo, aislado, como llamándolo. Ahora no escucha nada más, ninguna voz pidiendo auxilio, nada que lo distraiga, enfocado en maniobrar la pequeña embarcación hasta dar con el mar que multiplica el incendio en medio de la noche brumosa. No ver los cuerpos ni a los otros, que bracean y claman en la oscuridad. Él solo, como aferrado a un hilo invisible, mientras rema sin rumbo, sin conciencia ni remordimientos hacia la vida, hacia el mañana, la pura ilusión del mañana.
También me han parecido adecuadas y sin excesos las descripciones contextuales: la pipa, la cachaça, Nerina y todo lo que ayuda a recrear el ambiente en el que el capitán vive sus últimas horas antes de que el recuerdo del ahogamiento de sus marineros se le aparezca como último destello de lucidez previo a su propia muerte.
En resumen, un capitán atormentado por, en un momento de debilidad, haber huido del barco incumpliendo así sus obligaciones como máxima autoridad de la nave. Sin embargo, no parece muy arrepentido de ello (de ahí sus continuas mentiras para ocultar su pasado), sólo atormentado.
Estás arriba en mi lista. Este relato se lo ha ganado.
Buena travesía, y si Nerina estaba cocinando para dos, dile que me mande lo sobrante en una fiambrera, que hoy no sé qué hacer de comer .
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- Onomatopeya
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 560
- Registrado: 16 Ene 2015 18:33
Re: CV5 - El capitán
Me parece una buena historia marinera, con buen tono y ambientación. Es un poco poética. Como pega, a veces me suena un poco redicha, pero es que yo soy más fan de los escritos sencillos pero buenos, algo muy dificil de encontrar. Creo que estará alto en mis puntuaciones, lo que no te diré es si ordenaré la tabla de más a menos o de menos a más
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