El rey de los imbéciles

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evaluna
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Mensaje por evaluna »

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¿Un poco pesada, tal vez?? :D :D

Creo que son juegos de escribanía no equipos, :? :? :? , aunque todos sabemos a lo que te refieres JANGEL, pero es que somos un poco malos :twisted: :twisted: , vamos los utensilios de escritura o como se denomine eso :D
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lucia
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Mensaje por lucia »

Todos los días son el día de los inocentes :lol: :lol:
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Corrijo sobre el texto publicado, Evaluna y Lucía. Ya lo había hecho mentalmente porque me parecía que no quedaba suficientemente claro. Gracias. :wink: Muy buena la ilustración, Evaluna. :lol:
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Tere
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Mensaje por Tere »

Lucía escribió:
JANGEL escribió:portaba mi equipo de escribanía portátil,

¿Léase el cuaderno que utilizaba en la casa? Porque no me lo imagino con una escribanía de verdad, y una resma de papel y la pluma :shock:


Jangel, te iba a comentar algo parecido... Al leer la palabra "portatil" pense en una laptop, pero anteriormente habia dicho que ya no la utilizaba sino para pasar los borradores. Aparte que al final dice: "debía seguir deslizando palabras sobre el papel hasta que.."
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Si lo releéis, ya lo he modificado. :wink:
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sedna
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Mensaje por sedna »

Espero que Jangel no nos mande a todas a "hacer pu*etas"...

Me parece que es un santo y ...menuda paciencia...Pero él sabe que lo hacemos con la mejor de las intenciones...al menos yo... :wink:


Otra cosa: facilito posibles portadas para tu libro Jangel. Tú decidirás cual te gusta más, incluso puedo buscar otras.... Ejemplos:

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Sashka
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Mensaje por Sashka »

Estoy empezando a preguntarme por el significado del título. ¿Quién es el rey de los imbéciles? ¿El prota?, ¿por qué? ¿es así como él se ve? ¿o más bien es así como él cree que le ven los demás? ¿es otro personaje que no ha salido aún? ¿es el título de la novela que está escribiendo en su precioso montículo? ¿Es una novela autobiográfica y por eso la llama de esa manera?.................. tengo ganas de saberlo.

Por cierto, yo no es que sea incondicional, por lo que alguien ha dicho. A mí o me gusta una cosa o no me gusta, en cuyo caso, no contesto. Osea, que soy muy sincera en mis halagos, Jangel. Y este relato me gusta. Y ya está. :D
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Tere
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Mensaje por Tere »

Claro que lo que te decimos es con buenas intenciones.. por mas que yo soy un cero a la izquierda en la escritura, espero poder aportar en algo si es que leo algo que no me termina de convencer...
He leido parte una historia de Ukio y me encanto como todos ustedes lo ayudaban a que su historia quede cada vez mejor.. :wink: :wink: :D


En cuanto al titulo, seguramente lo entenderemos despues.. y supongo que algo tendra que ver con el misterio de Monica..
Acaso el la mato?? jeje.. mmm no creo, parece un buen tipo :roll: :lol:
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Tere escribió:En cuanto al titulo, seguramente lo entenderemos despues..

En efecto, ya lo iréis descubriendo. Aunque reconozco que, al principio, ni yo mismo lo tenía muy claro. Es una de esas veces en que el título elegido marca un poco, como la misma historia que fluye, el curso de la historia. A más de uno esto le parecerá un sinsentido. ¿Escribes sin saber lo que escribes? Pues un poco sí.

Sedna, me ha gustado mucho la pintura de la casa. Sería una buena portada. ¿Pero podría usarla o puede tener derechos de autor?

Sashka, muchas gracias. ¡Aunque ahora cuando calles sabré que no te gusta! :lol: Celebro que os esté gustando, pero si no es así, no dudéis en decírmelo, pues también eso me ayudará a orientar la historia con toda probabilidad.

Seguimos explicando cosas. Os adelanto que este capítulo sí está basado en hechos reales. Desgraciadamente, lo estoy viviendo de cerca.

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6

Odiaba la Navidad porque me traía más recuerdos de Mónica. Era un sentimiento visceral contra el que no podía luchar. Cuando alguien me hablaba de la Navidad me ponía enfermo. Mi mente viajaba en el tiempo hasta el año en que contraje matrimonio con Mónica.

Una tarde, justo antes de Nochebuena, después de recoger la cocina, yo me recluí en el salón y, como hacía siempre inmediatamente tras cada comida, Mónica se fue al cuarto de baño, a limpiarse los dientes. Acababa de arrellanarme en el sofá y estaba a punto de encender la tele, cuando empecé a oír sus gritos.

Durante unos segundos, que parecieron congelarse, me quedé quieto y demudado, tratando de averiguar de dónde procedían aquellos alaridos de dolor, como si no me creyera que estaba ocurriendo en mi casa. Pero no, no era una vecina. Era su voz. La inconfundible voz de Mónica.

Corrí hacia el dormitorio y la encontré tendida en el suelo, moviéndose espasmódicamente e intentando reincorporarse sin éxito. Ya no gritaba, pero tampoco conseguía articular una palabra inteligible. Tampoco era capaz de ponerse de pie, porque no podía coordinar el movimiento de una de las piernas. Tenía paralizada toda la mitad izquierda de su cuerpo. Cuando me percaté de ello, me sentí aterrorizado. Y ella estaba mucho más asustada, sintiéndose impotente ante lo que le estaba ocurriendo y para lo que no teníamos explicación. Su rostro reflejaba el mismo pavor que debía imprimirse en mi cara. En ese momento, por mi falta de aplomo, no la estaba ayudando lo más mínimo.


Nos habíamos casado ese mismo año, en marzo. Mónica tenía veintiséis años, dos menos que yo, y era la chica más sana que había conocido jamás. Nunca la había visto afectada por el más leve resfriado. Cuando ingresó en Urgencias esa tarde, los médicos de guardia no acertaban a dar un diagnóstico para lo que estaba padeciendo. El primer especialista que la atendió, un tipo muy joven, se empeñó en seguir el procedimiento y hacerle un análisis de sangre. Preguntaba repetidamente:

-¿Qué ha tomado?

Estaba convencido de que se había dado un festín de alcohol, pastillas, algún tipo de droga o todo a la vez. Yo le agarré del brazo, furioso.

-¡Escúcheme, doctor! Le aseguro que no es nada que necesite un análisis de sangre.

Una hora más tarde, ante mi desesperación y con Mónica sola en alguna camilla, en alguna sala desangelada, un colega más maduro y con más años de carrera a sus espaldas, reconoció los síntomas con cierto escepticismo. Era el primer caso en el hospital de una persona de su edad con una trombosis cerebral.

Los médicos estudiaron aquel expediente clínico con inusual minuciosidad. La pusieron en observación, en un área del hospital a la que yo no podía acceder, y yo esperé noticias en una fría sala de espera. Compré unas revistas y algún periódico, pero no tenía serenidad para leer. Me limitaba a ver las fotografías y ojear los titulares. Aproveché esos instantes de desasosiego para avisar a los familiares que no nos esperasen para la cena, pero les pedí que, por favor, no se presentaran aún en el hospital, pues ya les iría informando. Quite gravedad al asunto, pero recibí igualmente el aliento de mis suegros y de mis padres, como si presintieran que había algo más que no les estaba confesando.

Dos días después, la turbación de los médicos aumentó cuando Mónica empezó a recuperarse a una velocidad insólita. Esto les resultaba tan llamativo como el hecho de que, con veintiséis años, hubiera sufrido aquel tipo de ataque que sólo sabían explicar mediante especulaciones. Sugerían que se debía a alguna dolencia cardiaca que no se había detectado hasta entonces, por ejemplo.

Aunque seguían sometiéndola a toda clase de pruebas, decidieron asignarle una habitación, para que yo pudiera hacerle compañía y la ayudara a reaccionar, ya que estaba respondiendo tan bien al tratamiento de choque. Durante aquellos días, yo vivía en el hospital y sólo iba a casa para asearme y cambiarme de ropa. Me tomé unas vacaciones, presenté la baja de Mónica en su oficina y me entregué absolutamente a ella.

Le estaban administrando, junto con el suero intravenoso, alguna sustancia que ayudaba a diluir la sangre, hasta que localizaran el trombo, supuestamente aún en circulación por sus finas arterias. Ese maldito trombo había dejado jodido algún sector de su frágil cerebro.

Al tercer día, Mónica ya era capaz de levantarse y caminar todo lo que le permitían los tubos insertados en su piel, y hablaba con cierta normalidad, pero aún no estaba completamente bien, como notaban los amigos y parientes que venían a verla. Por ejemplo, sabía perfectamente quién era yo, pero no se acordaba de mi nombre.

-¿No me recuerdas? –le preguntaba su madre, ocultando la angustia tras la máscara de una sonrisa.

-Sí, sé que te conozco –decía Mónica con convicción-, pero no puedo decir quién eres.

Esto le ocurría con muchas cosas. Conocía el concepto con exactitud, pero no encontraba la palabra correspondiente para decirlo y eso le hacía detenerse mientras hablaba y pedir ayuda. Me pedía alguna de las revistas que tenía en el sillón, pero me la devolvía gruñendo y enfadada.

-¡No entiendo nada! ¿Es que está todo en chino?

Desesperaba, tan exigente como era consigo misma, y se ponía nerviosa. Luego recobraba la calma y se apaciguaba escuchándome. Era como una niña que redescubría el mundo de las palabras. Y yo estaba atemorizado. Sabía que iba a ponerse bien, pero no tenía la seguridad de que fuera a ser un proceso largo y laborioso o, peor aún, si era susceptible de sufrir otra trombosis más adelante.

Afortunadamente, todo salió bien. Pero Mónica estuvo tres meses de baja, a cargo de un logopeda que fomentó su capacidad de aprendizaje para que recobrara todo lo que había perdido al ser dañada esa porción de su materia gris. Todo ese tiempo fue como volver a empezar… para ambos.
Última edición por JANGEL el 30 Dic 2005 22:33, editado 1 vez en total.
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lucia
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Mensaje por lucia »

Bastante angustioso.

JANGEL escribió:En ese momento temí que, con mi falta de aplomo, no la
estaba ayudando lo más mínimo.

Aquí me sobra el temí que. Queda rarísima la frase. Estás rememorando una situacón pasada en la que te quedaste bloqueado y, generalmente, se te queda la mente en blanco.
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Lucía escribió:Bastante angustioso.

JANGEL escribió:En ese momento temí que, con mi falta de aplomo, no la
estaba ayudando lo más mínimo.

Aquí me sobra el temí que. Queda rarísima la frase. Estás rememorando una situacón pasada en la que te quedaste bloqueado y, generalmente, se te queda la mente en blanco.

Cierto. Paso a corregir. Es angustioso pero real. Le está pasando a una prima hermana mía. Imagina cuando hace dos días fui a verla al hospital y contemplé sus dificultades para expresarse.
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Tere
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Mensaje por Tere »

que intriga, por favor sigue!!! :D :D
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Recuperaremos la historia el año que viene. Parece mucho, pero está a la vuelta de la esquina. :lol: Hoy salgo de viaje y no tengo tiempo de continuar, pero lo haré a mi regreso. Prometido. Muchas gracias por vuestro entusiasmo al leer el relato y por vuestra ayuda. Que comencéis felizmente el 2006. Aquí nos reencontraremos. :wink:
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sedna
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Mensaje por sedna »

JANGEL escribió:Sedna, me ha gustado mucho la pintura de la casa. Sería una buena portada. ¿Pero podría usarla o puede tener derechos de autor?


Se trata de un cuadro de Cezanne, y la verdad es que no estoy muy puesta en derechos de autor (aunque me parece interesante el tema...), pero te podría mirar algo...

No creo que existiera en principio ningún problema, si a lo que se ve por ahí nos remitimos...(me refiero a la cantidad de libros donde aparecen portadas conocidas con cuadros o fotos...), pero en fin, para mayor seguridad habría que informarse...

A mi también me está gustando tu historia...Esta vez has conseguido "ponerme los pelos de punta"...
Última edición por sedna el 04 Ene 2006 12:38, editado 1 vez en total.
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bblanco
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Mensaje por bblanco »

Me está gustando mucho tu historia, Jangel, ya tengo ganas de que vengas y la continúes! :lol: :lol:

Saludos,
Begoña
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