Cuéntame un cuadro (Juego)
- Spicata
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 909
- Registrado: 31 Oct 2009 15:41
- Ubicación: Donde las estrellas se cruzan con el viento
Re: Cuéntame un cuadro
Venga, que me animo...
Observó como un nuevo coche se acercaba desde la lejanía, el quinto ese día, el enésimo ese mes. Ninguno paraba, ni siquiera eran capaces de reducir la velocidad ante su presencia. Decidió cambiar de estrategia, se plantó en medio de la carretera y se puso a correr hacia él, era el último recurso que le quedaba. Pararía, no le quedaba otra. Conforme se acercaba se percató de que no disminuía la velocidad, era un animal embravecido directo hacia ella. Corrió más rápido hacia el coche y cuando estuvo a pocos metros se paró en seco. Iba a ser atropellada. Sintió que los pies ahora no le respondían, se protegió el pecho con sus brazos, cerró los ojos y sintió cómo una onda pasaba por encima de ella. Abrió los ojos con miedo, sus brazos permanecían intactos, sus piernas seguían sosteniéndola, todo parecía correcto. Una sonrisa se asomó en sus labios y miró al frente, esperando ver el coche parado junto a ella. No vio nada, extrañada miró hacia atrás y observó como el automóvil se desaparecía por la lejanía.
-¿Pero cómo...?
-Te lo dije - una voz emergió de los arbustos - nadie te puede ver, estás muerta.
Observó como un nuevo coche se acercaba desde la lejanía, el quinto ese día, el enésimo ese mes. Ninguno paraba, ni siquiera eran capaces de reducir la velocidad ante su presencia. Decidió cambiar de estrategia, se plantó en medio de la carretera y se puso a correr hacia él, era el último recurso que le quedaba. Pararía, no le quedaba otra. Conforme se acercaba se percató de que no disminuía la velocidad, era un animal embravecido directo hacia ella. Corrió más rápido hacia el coche y cuando estuvo a pocos metros se paró en seco. Iba a ser atropellada. Sintió que los pies ahora no le respondían, se protegió el pecho con sus brazos, cerró los ojos y sintió cómo una onda pasaba por encima de ella. Abrió los ojos con miedo, sus brazos permanecían intactos, sus piernas seguían sosteniéndola, todo parecía correcto. Una sonrisa se asomó en sus labios y miró al frente, esperando ver el coche parado junto a ella. No vio nada, extrañada miró hacia atrás y observó como el automóvil se desaparecía por la lejanía.
-¿Pero cómo...?
-Te lo dije - una voz emergió de los arbustos - nadie te puede ver, estás muerta.
1
Re: Cuéntame un cuadro
Muy buen micro Spicata, es de los que me encantan
Por favor, te toca poner una pintura, gracias.
Por favor, te toca poner una pintura, gracias.
- Mister_Sogad
- Tigretón
- Mensajes: 3601
- Registrado: 20 Dic 2009 10:04
- Ubicación: Perdido en mis pensamientos
Re: Cuéntame un cuadro
Trataré de escribir algo para la imagen que ponga Spicata. A pesar del relato del concurso de terror tengo unas telarañas en mi espíritu "escribidor" de alucine.
Re: Cuéntame un cuadro
Vamos a avisarle a Spicata que tiene un trabajito para hacer aquí tigresito, siempre es un placer leerte
Re: Cuéntame un cuadro
Felices.
Se les veía felices. Eran felices. Detestablemente felices.
No eran capaces de mantener su amor en la discreción, no. Tenían que sacarlo a pasear con descaro, con la desvergüenza de quien se empeña en exhibir sus más íntimos sentimientos.
No comprendo que se castigue a quien exhibe sus partes pudorosas, que al fin y al cabo es una firma más con la que la naturaleza nos rubricó a todos, y que se permita, incluso se aliente, la repudiable ostentación de un sentimiento egoísta, posesivo y encadenante como es el amor.
Nunca había concebido esa hipócrita naturalización del sometimiento del ser humano a sus semejantes mediante un estúpido sentimiento de dependencia que, al final, siempre degenera hasta volverse enfermizo. Pero lo que no podía soportar de ninguna de las maneras era que esa necedad digna de incultos y débiles se instalara en mi casa.
En mi propia casa.
Protesté con todas mis fuerzas intentando que depusieran su actitud, pero resultó del todo infructuoso. Hasta acabaron pensando que era yo quien tenía el problema.
Así que decidí ponerle fin.
Posé para ese estúpido cuadro en el que la casa rebosaba de artificiosa felicidad; era mi última concesión antes de cobrar mi venganza. A la noche, cuando creían que dormía, me subí a su cama y, con mis dientes y garras, seccioné sin piedad la yugular de mis amos. Como no supieron estarse callados, acudió el servicio en su ayuda y tuve que huir, pero por suerte pude acarrear el cuadro conmigo.
Ahora vivo en soledad; me acompaña sólo la pintura que inmortaliza el último rastro de amor entre ellos. Cuando lo miro y lo analizo vuelvo a reafirmarme en que hice bien. Son muchos los que juzgan mi conducta; seguramente porque les resulta más fácil humillarse mediante el sometimiento afectuoso. Algún día se hará justicia y mi labor será un ejemplo para el mundo.
Se les veía felices. Eran felices. Detestablemente felices.
No eran capaces de mantener su amor en la discreción, no. Tenían que sacarlo a pasear con descaro, con la desvergüenza de quien se empeña en exhibir sus más íntimos sentimientos.
No comprendo que se castigue a quien exhibe sus partes pudorosas, que al fin y al cabo es una firma más con la que la naturaleza nos rubricó a todos, y que se permita, incluso se aliente, la repudiable ostentación de un sentimiento egoísta, posesivo y encadenante como es el amor.
Nunca había concebido esa hipócrita naturalización del sometimiento del ser humano a sus semejantes mediante un estúpido sentimiento de dependencia que, al final, siempre degenera hasta volverse enfermizo. Pero lo que no podía soportar de ninguna de las maneras era que esa necedad digna de incultos y débiles se instalara en mi casa.
En mi propia casa.
Protesté con todas mis fuerzas intentando que depusieran su actitud, pero resultó del todo infructuoso. Hasta acabaron pensando que era yo quien tenía el problema.
Así que decidí ponerle fin.
Posé para ese estúpido cuadro en el que la casa rebosaba de artificiosa felicidad; era mi última concesión antes de cobrar mi venganza. A la noche, cuando creían que dormía, me subí a su cama y, con mis dientes y garras, seccioné sin piedad la yugular de mis amos. Como no supieron estarse callados, acudió el servicio en su ayuda y tuve que huir, pero por suerte pude acarrear el cuadro conmigo.
Ahora vivo en soledad; me acompaña sólo la pintura que inmortaliza el último rastro de amor entre ellos. Cuando lo miro y lo analizo vuelvo a reafirmarme en que hice bien. Son muchos los que juzgan mi conducta; seguramente porque les resulta más fácil humillarse mediante el sometimiento afectuoso. Algún día se hará justicia y mi labor será un ejemplo para el mundo.
69
Re: Cuéntame un cuadro
Rubi, ¿dientes y garras el perrito chiquito de medio kilo?
Está genial y ese sentido del humor que tenes me encanta, muy bueno realmente, ¡felicitaciones loquillo!
Está genial y ese sentido del humor que tenes me encanta, muy bueno realmente, ¡felicitaciones loquillo!
Re: Cuéntame un cuadro
Tú fíate de los perros pequeños .Megan escribió:Rubi, ¿dientes y garras el perrito chiquito de medio kilo?
Está genial y ese sentido del humor que tenes me encanta, muy bueno realmente, ¡felicitaciones loquillo!
Lo mejor de todo es que la idea me vino de un solo vistazo .
69
- Spicata
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 909
- Registrado: 31 Oct 2009 15:41
- Ubicación: Donde las estrellas se cruzan con el viento
Re: Cuéntame un cuadro
¡Menuda imaginación tienes! Yo tengo una perrita pequeña y es un amor, oye. ¿Quién iba a imaginar semejante fechoría de tan pequeño cánido?
Prometo en mi próximo hueco libre escribir algo, porque llevo unos días...
Prometo en mi próximo hueco libre escribir algo, porque llevo unos días...
1
Re: Cuéntame un cuadro
Eso quiere que creas .Spicata escribió:Yo tengo una perrita pequeña y es un amor, oye.
69
- Mister_Sogad
- Tigretón
- Mensajes: 3601
- Registrado: 20 Dic 2009 10:04
- Ubicación: Perdido en mis pensamientos
Re: Cuéntame un cuadro
RETRATADOS
La cogió de la mano con delicadeza y trató de parecer importante. Se sentía extraño pero en cierto modo aquello era como debía ser. Había sacado su mejor ropaje, el que había pertenecido a su padre en tiempos mucho más venturosos. Ella llevaba puesto un costoso vestido de una prima segunda, ya le devolverían el favor en otra ocasión. Se habían decantado por el dormitorio porque era el único lugar de la casa que tenía toques elegantes, todo procedente del ajuar que su suegro les había entregado como dote, harían ya siete años.
El retratista los había observado con una sonrisa mientras se colocaban bien la ropa el uno al otro el primer día, lo que por alguna razón le pareció una falta de respeto, pero no se podía permitir buscar a otro. Afortunadamente los días siguientes el hombre había sido muy profesional y tan solo se había sobrepasado al convencerles de incluir una mascota en el retrato. No se podía decir que aquello fuera exactamente una discusión, pues en cuanto la idea caló en su esposa se puso de parte del pintor, pero sí que lo había alterado lo suficiente como para transigir con rapidez en el resto de libertades "artísticas" que ahora quedaban inmortalizadas en el cuadro. El resultado era una escena que le resultaba de lo más extraña, ahí estaban él y su esposa, plasmados sus rasgos con una exactitud que le parecía inaudita; del dormitorio reconocía el techo, las paredes, el suelo y la ventana. Lo demás no sabía de dónde había salido, a excepción del perro aquel, que estaba seguro que era igual al de la madre del señor conde, aunque de color más oscuro.
Su esposa estaba convencida de que le había gustado mucho el cuadro, al fin y al cabo día tras día se pasaba al menos una hora contemplándolo. Pero lo que hacía era pensar cómo darle sentido a tan tremendo gasto. Si al menos no llevara el sombrero...
La cogió de la mano con delicadeza y trató de parecer importante. Se sentía extraño pero en cierto modo aquello era como debía ser. Había sacado su mejor ropaje, el que había pertenecido a su padre en tiempos mucho más venturosos. Ella llevaba puesto un costoso vestido de una prima segunda, ya le devolverían el favor en otra ocasión. Se habían decantado por el dormitorio porque era el único lugar de la casa que tenía toques elegantes, todo procedente del ajuar que su suegro les había entregado como dote, harían ya siete años.
El retratista los había observado con una sonrisa mientras se colocaban bien la ropa el uno al otro el primer día, lo que por alguna razón le pareció una falta de respeto, pero no se podía permitir buscar a otro. Afortunadamente los días siguientes el hombre había sido muy profesional y tan solo se había sobrepasado al convencerles de incluir una mascota en el retrato. No se podía decir que aquello fuera exactamente una discusión, pues en cuanto la idea caló en su esposa se puso de parte del pintor, pero sí que lo había alterado lo suficiente como para transigir con rapidez en el resto de libertades "artísticas" que ahora quedaban inmortalizadas en el cuadro. El resultado era una escena que le resultaba de lo más extraña, ahí estaban él y su esposa, plasmados sus rasgos con una exactitud que le parecía inaudita; del dormitorio reconocía el techo, las paredes, el suelo y la ventana. Lo demás no sabía de dónde había salido, a excepción del perro aquel, que estaba seguro que era igual al de la madre del señor conde, aunque de color más oscuro.
Su esposa estaba convencida de que le había gustado mucho el cuadro, al fin y al cabo día tras día se pasaba al menos una hora contemplándolo. Pero lo que hacía era pensar cómo darle sentido a tan tremendo gasto. Si al menos no llevara el sombrero...
Re: Cuéntame un cuadro
Estoy con la tanda de la mujer en la carretera: un tanto macabro el de Megan, acorde con el espíritu del concurso y muy gracioso el giro del de Konchyp para contrarrestar el de Megan El de Spicata junta ambas dos
Luego me pongo con los Arnolfini
Luego me pongo con los Arnolfini
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
Re: Cuéntame un cuadro
Leídos y, Rubi, el tuyo no me ha convencido. Los golpes de efecto hay que darlos sin que desde el principio se vea que lo quieres dar.
El del tigre sí, aunque solo sea porque retrata perectamente el careto que le ha puesto Van Eyck al marido
El del tigre sí, aunque solo sea porque retrata perectamente el careto que le ha puesto Van Eyck al marido
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
Re: Cuéntame un cuadro
Muy bueno tigresito y gracias por mover el hilo
Jefa, si te gustó me alegro mucho, esa es la idea
(viste que buenita que estoy )
Jefa, si te gustó me alegro mucho, esa es la idea
(viste que buenita que estoy )