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Título original: The Snow Leopard
Traducido por:José Luis López Muñoz
Editorial: Siruela
Año edición: 2015
Año publicación: 1978
ISBN: 978-84-16396-05-4
Páginas: 368
Sinopsis:
n otoño de 1973 el escritor Peter Matthiessen y el zoólogo George Schaller emprendieron una expedición a la Montaña de Cristal, en la meseta del Tíbet, para estudiar los hábitos de un animal no muy conocido: el bharal o cordero azul himalayo. Pero su auténtica esperanza era poder ver al más hermoso y raro de los grandes felinos: el leopardo de las nieves.
Para Matthiessen, adentrarse en la tierra de Dolpo significará mucho más que una expedición naturalista o una aventura: despojarse de las ventajas y las ataduras de la civilización, convivir con hombres y paisajes en su más elemental belleza, adentrarse en él mismo por las vías que le proporcionan el budismo o el zen.
Lo leí hace unos pocos años y me gustó mucho. Igual tiene algún tramo que puede hacerse algo pesado, pero es un libro muy bien escrito y honesto además de un acercamiento fenomenal a la región de Dolpo en el Himalaya. El autor habla de las diferentes etnias y costumbres, la naturaleza y la fauna, de sus vivencias en la zona, que es bellísima pero también muy dura... tiene además un cierto ambiente setentero que me gusta mucho.
Yo estoy con él y he llegado casualmente a través de un documental llamado On meditationhttps://vimeo.com/61416382 en el que uno de los protagonistas es el propio Matthiessen. En él explica su relación personal con la meditación de la que fue un activo practicante hasta su muerte. Yo no había leído nada suyo pero a partir de ahí me generó interés creo que más el personaje que su obra y uno de sus libros de crónicas pensé que me podía acercar mejor.
Debo llevar un cuarto aproximadamente y me está gustando a pesar de que puede ser un poco espeso a ratos. Su prosa es riquísima y es una crónica de un viaje a pie, con sherpas y porteadores en octubre del 73 junto al zoólogo George Shaller por el Tibet. Allí nos cuenta por un lado las particularidades de la naturaleza y de las gentes que se va encontrando por el camino y por otro su vivencia personal y el rico viaje interior que esa aventura provocó en él, viajero empedernido. Creo que es un libro bastante espiritual y rescata la crónica de viaje a la antigua usanza... de una época en la que no había casi turismo y todo era mucho más genuino.
Terminado. Me reitero en que Matthiessen es un escritor magnífico y es un gran libro, si bien se me ha hecho pesado en algunos tramos pues es demasiado preciso con la flora y fauna, gentes, costumbres y paisajes del Tibet. También es muy detallista respecto al budismo, hinduismo o la contemplación... conceptos por otra parte a mi se me escapan pues soy un pseudo-ignorante del tema. Me han gustado eso sí, a pesar de ser breves, algunas reflexiones que hace sobre su vida, su relación personal con la meditación, la relación con alguno de sus hijos, Alex, de corta edad en el 73 o la muerte de su mujer Diane de cáncer unos años antes. Aunque para Schaller fue un viaje de índole zoológico y botánico para el autor fue más un viaje de re descubrimiento interior.
Como muestra un pasaje:
"Crezco en estas montañas como el musgo. Estoy hechizado. Los cegadores picos nevados y el aire sonoro, el ruido de la Tierra y los cielos en silencio, las aves sepultureras, los animales míticos, los estandartes, los grandes cuernos y las antiguas piedras labradas, los tártaros toscamente tallados, con sus trenzas y sus botas de fabricación casera, el hielo plateado en el Río Negro, el Kang, la Montaña de Cristal. También estoy enamorado de los milagros corrientes: el murmullo de mis amigos al llegar la noche, los fuegos de enebro humeante en hornos de barro, los alimentos toscos e insípidos, las privaciones y la sencillez, la satisfacción de no hacer más que una cosa en cada momento: cuando cojo la taza azul de estaño, eso es todo lo que hago. No hemos tenido noticias de lo que pasa en el mundo desde finales de septiembre, seguiremos sin tenerlas hasta diciembre y, poco a poco, la mente se me ha ido aclarando y el viento y el sol me pasan por la cabeza como si fuese una campana. Aunque aquí hablamos poco, nunca estoy solo; he vuelto a mí mismo"